"La energía ni
se crea ni se destruye, sólo se transforma."
(Antoine Lavoisier)
La gemoterapia es una terapia alternativa que consiste
en la curación mediante el uso de cristales y gemas, situados en puntos estratégicos del cuerpo, los cuales aportan su propia energía interna para una sanación holística del ser humano.
La
energía tiene diversas acepciones y definiciones, relacionadas con la idea de
la existencia de una capacidad para obrar, transformar o poner algo en
movimiento. En física, se define como la capacidad para realizar un trabajo. En
tecnología, se refiere a un recurso natural se refiere a un recurso natural
para extraerla, transformarla y darle un uso determinado.
Científicos
de todos los tiempos se han dedicado a investigar cómo funcional la energía en
el Universo. Diferentes antiguas filosofías y técnicas orientales consideran
que el Universo repercute en los distintos niveles de energía que desprendemos
todos los seres, tanto vivos como inertes. Según Einstein materia y energía son
dos formas de una misma realidad, por lo que a partir de la energía se producen
partículas de materia y viceversa, a partir de la materia se obtiene energía.
Por ejemplo, la energía térmica producida en la combustión de un trozo de
carbón, se produce electricidad y ésta, a su vez, la podemos convertir de nuevo
en energía térmica en una estufa que, al calentar el aire, se habrá escapado
como radiación electromagnética. De aquí podemos deducir que todo es energía
o, por decirlo de otro modo, tiene su componente energético.
La
energía es la fuerza o fuente vital de la naturaleza y de la sociedad. Al mirar
a nuestro alrededor observamos cómo las plantas crecen, los animales se
trasladan, como las máquinas y herramientas realizan las más variadas tareas.
Todas estas actividades tienen en común que precisan del concurso de la
energía. La energía es una propiedad asociada a los objetos y sustancias y se
manifiesta en las transformaciones que ocurren en la naturaleza, en los cambios
físicos, por ejemplo, al elevar un objeto, transformarlo, deformarlo o
calentarlo. La energía está presente también en los cambios químicos, como al quemar
un trozo de madera o en la descomposición del aguan mediante la corriente
eléctrica, cuando nos alimentamos estamos aportando a nuestro organismos los
nutrientes para la generación de la energía que nos permite llevar a la
práctica toda nuestra actividad física y mental.
Todo
es energía, sin ella no podríamos respirar, componer nuestros pensamientos y
emociones en nuestro cerebro a través de los neurotransmisores; se concentra en
cualquier cuerpo físico, ya sea en un vaso, un río, una planta, un animal o un
ser humano. Toda la realidad visible e invisible que nos rodea no es más que
una red de cúmulos energéticos conectados entre sí. Como decía Lavoisier, la energía es
indestructible, sólo adquiere formas diversas.
Aceptando como
válidas todas estas premisas, se comprende que los minerales, los cristales
naturales y las gemas, también contengan su propio cúmulo energético que
también puede ser transformado empleándolo en otro tipo de usos y que pueden
beneficiarnos, de aquí se podría decir que surge la "Gemoterapia".
Consiste en la
utilización de las extraordinarias propiedades energéticas de cristales y gemas
a efectos terapéuticos y curativos, ya que sus campos magnéticos emiten
vibraciones que posibilitan el equilibrio del cuerpo y de la mente y puede ser
aplicada tanto física como psíquicamente de manera positiva. En términos
científicos, las gemas y cristales magnetizan a sus pares dentro del organismo,
lo que produce una sensación de relajación y vitalidad. Los cristales poseen
una vibración acorde a la de la tierra, por lo cual la sensación de relajación
puede ser atribuida a una conexión vibratoria con ella.
La potencia
energética de los cristales es conocida desde la Edad de Piedra, cuando los
pueblos primitivos aprendieron a aprovechar la energía y magia de las piedras,
a base de su elección para dar potencia mística, primero a los templos, y luego
a la humanidad. En los templos de la antigüedad, lo material y lo espiritual
tenía que estar equilibrado, sobre todo cuando se hablaba de piedras, que
tenían una máxima importancia. Se basaban en que la piedra en bruto es
andrógina y que al tallarla se le separaban sus propiedades. Llegados a este
punto se edificaba buscando una armonía cósmica, que determinaba no sólo la
piedra que debía usarse, sino también la cantera y, yendo más allá, el rito
específico para extraer dicha piedra, así como el momento específico. Los
egipcios, orientaban hacia el norte el polo positivo de las piedras exteriores
y de los bloques del granito rojo (color de Thot, al que luego se le llamó
Mercurio).
Los astrólogos y
magos árabes de la Edad Media, decían que los cristales tienen forma cristalina
debido a que el alma del mundo es femenina, e insistían en que no son las
montañas las que producen las piedras, sino las piedras las que hacen las
montañas. Decían que aunque su formación parecía un proceso caótico, en
realidad todo estaba estratégica y geométricamente pensado por la doncella y la
madre tierra. Conocían la influencia de carácter mineral que tenía el signo de
Virgo sobre ellas, signo zodiacal que corresponde a la naturaleza de nuestro
planeta. Esta teoría de la feminidad de las piedras se apoyaba también en el
echo que, la corteza lunar, estaba “fabricada” de piedras. Hay que resaltar que
la Luna es un elemento femenino con muchísima fuerza, sobre todo concentrada en
la maternidad, el amor y la espiritualidad y que influye directamente sobre las
aguas, rocas y fuegos terrestres. También han sido utilizados por los antiguos
sacerdotes druidas y los monjes tibetanos desde tiempo inmemoriales.
Igualmente, desde la
antigüedad se han empleado como ornamento (muchas veces como elemento
protector), en altares, ropajes de sacerdotes y coronas reales. En la
actualidad se mantiene este uso estético, pero también está resurgiendo la
técnica de sanación con cristales y son abundantes los practicantes de terapias
alternativas que las emplean,
establecimientos que tienen a la venta una gran variedad de cristales y
gemas, así como innumerables personas que recurren a ellas para beneficiar su
salud física y emocional, tanto como para realizar rituales y utilizarlos como
amuletos protectores y sanadores.
La
energía de los cristales es una fuerza natural que aún no ha sido totalmente
asimilada por la mente humana actual. La mayoría de la gente, confunde la
palabra "cristal" con el vidrio o con una variedad más
refinada y costosa o de mayor calidad que el vidrio, asociándolas con piedras
preciosas que se engarzan cuidadosamente en piezas de joyería y como un
elemento decorativo, caro, bello e inútil. Con el paso del tiempo hemos
aprendido a aceptar la energía eléctrica y las numerosas pruebas acumuladas a
través de los años han terminado por demostrar la existencia de los campos
magnéticos. La energía de las piedras se asociaría a la energía espiritual que
no puede ser medida por los medios científicos que tenemos actualmente a
nuestro alcance y que por tanto no se ha podido confirmar su fiabilidad, sin
embargo, como seguimos siendo escépticos y reacios a aceptar todo aquello que
es intangible, que no podemos ver o tocar, no termina de reconocerse su
existencia y validez, lo cual no niega su existencia, porque, si no ¿cómo
admitimos que el pensamiento desarrolla energía en su funcionamiento si no
podemos verla ni medirla directamente?
La desconfianza y el
escepticismo que suscita este tema, así como cuantos se relacionan con la
energía vital y espiritual, obedece a que su difusión generalmente magnifica y
distorsiona la realidad, derivando hacia el campo de lo intangible, la
superstición, el misterio, la leyenda y el esoterismo. Los charlatanes, los
ocultistas, los adivinadores y videntes, los adeptos a las curas milagrosas
hablan de los mismos cristales que se utilizan en los microscopios y en los
telescopios, pero, mientras unos poseen propiedades demostrables y concretas,
otros se pierden en el nebuloso campo de la magia, donde todo es posible
siempre que nuestras capacidades intelectuales y emocionales nos permitan
creerlo y aceptarlo.
El
hecho de que la energía produzca vibraciones puede ser demostrado y comprobado,
y nada tiene que ver con el esoterismo o la magia, aunque haya quienes la
utilicen inapropiadamente para tales fines. Por ejemplo, el cuarzo transparente,
por su capacidad de vibrar y resonar, se hace imprescindible en instrumentos de
comunicación como el sonar, calibradores de presión, guías de sistemas,
ordenadores, relojes, etc.
En el caso del reloj
de cuarzo, su funcionamiento básico consiste en la vibración del cristal un
cierto número de veces por segundo. Un pequeño instrumento colocado en su
mecanismo permite contar la cantidad de vibraciones que emite el cristal y,
llegado a un cierto número, hace avanzar el indicador de un segundo. Cuando
esto sucede sesenta veces, el indicador de minutos avanza; y así sucesivamente.
La ciencia ha
progresado lo suficiente como para que la energía equilibrada y armonizada de
los minerales pueda ser registrada; se han creado aparatos de medición que
comprimen láminas de cristal, cada una de las cuales se halla conectada a un
sistema de modificación de la estructura de sus átomos, la cual puede ser
registrada y medida.
Los cristales tienen
un poder curativo holístico, es decir, operan a todos los niveles del ser:
físico, mental, emocional y espiritual. El poder de los cristales constituye
una fuerza serena y armónica que puede hacer mucho bien en favor de la vida
física y psíquica del ser humano si se hace con convencimiento y constancia, si
se tiene la suficiente disposición como para aprovecharlo. Puede ayudar a
armonizar la vida afectiva y emocional, a conquistar los sueños y establecer
mejores relaciones con uno mismo y con los demás. Y no se trata de dogmas de fe
indemostrables, ni de misterios ocultos sin resolver: hay una fuerza real,
equilibrada y benéfica, que aguada para ser utilizada y cuyo conocimiento y
dominio se halla apenas en sus comienzos. Es previsible que, en la vida futura,
la energía del cristal será una parte insustituible de la supervivencia del
planeta.
Las moléculas,
átomos o iones que constituyen las piedras no pueden moverse libremente de
forma caótica, como sucede en los gases y en los líquidos, sino que tienden a
establecer un equilibrio vibrando alrededor de posiciones fijas, distribuidas
ordenadamente en las tres dimensiones del espacio. El impulso del cristal, por
lo tanto puede armonizar aquello hacia lo que irradia sus vibraciones,
realineando las energías sutiles y disolviendo la alteración llegando a su
causa raíz. De aquí su beneficioso poder.
Los cristales han
estado vinculados con ciertos órganos y partes del cuerpo durante miles de
años. Muchas de las conexiones proceden de la astrología tradicional, tanto
oriental como occidental. La medicina tradicional china y el ayurveda indio,
ambos con más de cinco mil años de antigüedad, siguen usando en sus recetas
modernas los mismos cristales que se mencionan en sus antiguos textos. Por
ejemplo, se dice que el hematites calma el espíritu y combate el insomnio. Pero
también se usa para los desórdenes sanguíneos y se cree que enfría la sangre,
deteniendo la hemorragia. Es usado por los modernos sanadores con cristales
para aliviar estas mismas dolencias.
Se puede creer o no
que un cristal posee poderes mágicos; eso es algo que depende de la concepción
vital de cada persona, pero, al margen de este tipo de creencias, partimos de
la idea de que los cristales no son entidades mágicas que proporcionan aquello
que no existe, por eso no incrementan la propia energía, sino que simplemente
la irradian, canalizan y distribuyen adecuadamente por el cuerpo purificando o
tonificando la propia energía, de ahí que con su uso se tenga la sensación de
que la energía física y psíquica se ha incrementado.
Para romper algunos
mitos, los cristales no pueden:
- Hacer milagros.
Los enfermos no se curan, ni se estabiliza una persona deprimida por el simple
hecho de tocar un cristal.
- Hacer daño.
Son totalmente inocuos, no pueden ocasionar ningún tipo de perjuicio físico o
psíquico al ser humano.
- Reconstruir lo
destruido. No tienen la capacidad de, por ejemplo hacer regresar a nuestro
lado a la persona amada que nos ha abandonado.
- Encontrar lo
que se ha perdido. No es cierto que las vibraciones de ciertas piedras
ayuden a localizar un objeto perdido o a recordar algo que se ha olvidado.
- Relevar de las
responsabilidades. No son sustitutos de nada, ni tienen la capacidad de
hacer que venga del exterior una ayuda para facilitar nuestras circunstancias.
- Sustituir los
tratamientos de la medicina convencional. Contribuyen a mejorar la calidad
de vida y resolver problemas, aliviar e incluso podrían llegar resolver
dolencias físicas (no siempre, ni en todas las circunstancias), por lo que es
imprescindible recurrir a los médicos especialistas que se encargarán de
proporcionar la cura u orientación física y/ o emocional que requiera el
paciente.
Sin embargo, los
cristales sí pueden:
- Mejorar la
calidad de vida. Colocados en una habitación o en nuestro cuerpo, irradian
energía positiva al entorno facilitando la creación de ambientes serenos y
armónicos, en los que resulta más fácil obtener sensación de bienestar.
- Contribuir a la
autovaloración, a partir de la percepción de que la propia energía vital se
halla intensificada.
- Incrementar
capacidades, no sólo a través de una mejora en las relaciones con uno mismo
y los demás, sino aumentando el nivel de percepción.
-Favorecer la
meditación y la capacidad de concentración.
-Ayudar a conciliar
el sueño y tener un mejor descanso, erradicando pesadillas, eliminando o
reduciendo el insomnio, facilitando la producción de sueños agradables y el
recuerdo de estos sueños al despertar.
- Aumentar la
capacidad de decisión, lo que deriva en una mejor capacitación para
alcanzar los objetivos que se desean en el plano del trabajo, el reconocimiento
personal o los afectos.
- Curar dolores
localizados.
-Impulsar los
cambios. Al manipular positivamente la energía vital, los cristales
esclarecen los objetivos, facilitan la comprensión de los aspectos más
importantes de las experiencias que se viven y producen una sensación íntima de
reafirmación para enfrentar los cambios.
Se
ha demostrado que en el ser humano existen unos centros energéticos situados en
puntos concretos de su cuerpo y que recorren la columna vertebral. Estos centros, conocidos desde la antigüedad
en multitud de culturas y filosofías, principalmente orientales, se denominan "chakras". Las gemas situadas sobre estos puntos sirven
para:
- Reducir el estrés.
- Curar malestares digestivos.
- Aliviar dolores físicos.
- Combatir la depresión.
- Desbloquear todos estos centros para
hacer fluir libremente la mente, el cuerpo y el alma.
- Curar y equilibrar el ánimo, la mente y el cuerpo.
- Anular los conflictos, la confusión y las energías
negativas, animando así el alma.
- Alcanzar la armonía y el bienestar interior.
- Favorecer la creatividad.
- Impulsar el desarrollo de proyectos.
- Hacer que las energías circulen libremente.
- Activar y equilibrar los chakras.
- Ayudar a la concentración y al estudio.
- Ayudar a la meditación.
Cada persona ha de elegir el cristal que le atraiga, sosteniéndolo en sus manos, sintiéndolo y decantándose por aquél que
le transmita una sensación de frescor, viveza y actividad, lo que significará
que, por una razón desconocida, ha conectado con su energía (los más creyentes
suelen decir que no es el comprador quien elige la piedra, sino que es la
energía de la piedra quien elige a su propietario).
Después es necesario limpiarlo y purificarlo de las
energías de otras personas. Para ello se introduce en sal marina o sal de mesa
durante una noche. El siguiente paso es vincularlo con su propietario; es
decir, el cristal ha de resonar con la energía de esta persona. Para ello
tendrás que llevar el cristal encima durante el día, en el bolsillo izquierdo o
en una bolsita colgada del cuello, sostenerlo y percibirlo a menudo y dormir
con el cristal bajo la almohada o en tu mano izquierda. Durante el proceso de
vinculación te sientes cada vez mejor, duermes mejor y estás más relajado.
Nadie excepto tú debe tocar ese cristal durante este proceso (ni un tiempo
después). La vinculación requiere aproximadamente un mes.
Un problema que existe al adquirir un cristal: las
imitaciones. Un lugar bueno para comprarlos son centros donde venden piedras en
bruto para coleccionistas, museos y mercados geomineros. Hay que prestar
especial atención a la hora de adquirir estas dos piedras: el cuarzo
citrino y la piedra luna. La primera porque muchas veces venden un citrino
amarillo que, aun siendo bonito, es una amatista expuesta a muchísimo
calor por lo que su color cambia y su efecto es diferente y menos potente. Esto
se hace porque el citrino es una variedad de cuarzo muy extraña por lo que su precio es muy elevado. El verdadero cuarzo
citrino es como un cuarzo normal pero con un color verdoso en el interior.
En cuanto a la piedra luna, lo normal es que nos vendan una
piedra blanco, con brillos en algunas partes entre azul, morado, plateado,
blanco... Esta piedra blanca, no es más que un cuarzo lechoso que puede
encontrarse en la orilla de cualquier río, que no ha cristalizado del mismo
modo que la piedra luna, además, la piedra luna sólo se sigue extrayendo en
India, con lo cual es prácticamente imposible fuera de ese país.
Se dice que las piedras regaladas tienen una carga más
potente, si tienes una especial estimación hacia la persona que se la regalas,
en cualquier caso hay que proceder a su limpieza igualmente.
Hay unos pocos cristales que no necesitan limpieza, como el citrino, la cianita, la azeztulita y las geodas de amatista, que son autolimpiadores, incluso, se dice que las geodas de amatista tienen la capacidad de limpiar y recargar de energía a otros cristales, como el cuarzo claro y la cornalina, que tamabién tienen la capacidad de limpiar otros cristales y son especialmente útiles para las piedras dels y friables, pero después requerirán su propia limpieza.
Muchos cristales son frágiles y se desmenuzan con facilidad, por ejemplo la turmalina negra. Los cristales estratificados o agrupados pueden separarse. Otros cristales, como la selenita, so solubles en agua. Las superfricies das o los puntos naturales son fáciles de arañar o dañar. Las piedras rodadas (lala erosión del agua) y las pulidas son más duradera. Por eso es conveniente guardarlas juntas en una bolsa separadas del resto de los cristales. Cuando no se estén usando, los cristales se deben envolver en seda o terciopelo para impedir que se rayen o absorban emanaciones externas.
La diferencia de tamaño entre uno y otro, no altera la calidad energética que éste pueda irradiar. Un cristal de cuarzo (de una sola punta, o dos, o varias como en el caso de una drusa), es capaz de aumentar considerablemente el campo magnético de las vibraciones del punto de cual parten (esto es, independientemente de que sean grandes o pequeños) Sí es importante tener en cuenta la calidad del cristal, pues de ella dependerá la fuerza con que emita las vibraciones (la velocidad de onda) Los cristales más claros y brillantes, son los que poseen mayor potencia, mientras que los opacos u oscuros, trabajan a menor velocidad, si bien algunos pueden tener finalidades más específicas.
Hay unos pocos cristales que no necesitan limpieza, como el citrino, la cianita, la azeztulita y las geodas de amatista, que son autolimpiadores, incluso, se dice que las geodas de amatista tienen la capacidad de limpiar y recargar de energía a otros cristales, como el cuarzo claro y la cornalina, que tamabién tienen la capacidad de limpiar otros cristales y son especialmente útiles para las piedras dels y friables, pero después requerirán su propia limpieza.
Muchos cristales son frágiles y se desmenuzan con facilidad, por ejemplo la turmalina negra. Los cristales estratificados o agrupados pueden separarse. Otros cristales, como la selenita, so solubles en agua. Las superfricies das o los puntos naturales son fáciles de arañar o dañar. Las piedras rodadas (lala erosión del agua) y las pulidas son más duradera. Por eso es conveniente guardarlas juntas en una bolsa separadas del resto de los cristales. Cuando no se estén usando, los cristales se deben envolver en seda o terciopelo para impedir que se rayen o absorban emanaciones externas.
La diferencia de tamaño entre uno y otro, no altera la calidad energética que éste pueda irradiar. Un cristal de cuarzo (de una sola punta, o dos, o varias como en el caso de una drusa), es capaz de aumentar considerablemente el campo magnético de las vibraciones del punto de cual parten (esto es, independientemente de que sean grandes o pequeños) Sí es importante tener en cuenta la calidad del cristal, pues de ella dependerá la fuerza con que emita las vibraciones (la velocidad de onda) Los cristales más claros y brillantes, son los que poseen mayor potencia, mientras que los opacos u oscuros, trabajan a menor velocidad, si bien algunos pueden tener finalidades más específicas.
La acción de la gemoterapia no es inmediata, sino que
requiere de tiempo y paciencia, pero es duradera ya que interviene también en
los procesos mentales, ayudando, siempre y cuando cada uno lo permita, a
armonizar la energía del pensamiento. En suma, un cuarzo o cualquier otro tipo
de cristal puro, puede equilibrar las energías personales como así también de
los lugares donde se usan, razón por la cual siempre es útil tener uno cerca,
acompañándonos en cada momento.
Aunque nunca se haya sentido la
vibración de la energía, bastaría como experiencia tomar un cristal de cuarzo claro entre las manos.
Si el cristal es lo suficientemente grande o en el caso de que sea pequeño se
elegirá entre los de mayor vibración, solo será necesario cerrar los ojos
durante unos instantes mientras se respira profundamente y lo que a simple
vista parecía inerte, comenzará a mostrar vida. Esta vibración no tiene un sólo
modo de manifestarse, pero generalmente puede sentirse en forma de cosquilleo,
de latidos, o simplemente como una manifestación de calor entre las manos.
Cualquier sensación diferente que se perciba en las manos es válida: lo que se
percibe es la energía del cristal.
El gemoterapeuta suele
aprovechar la base del color de las gemas, porque son indicadores de
determinados minerales que conforman la misma y estos minerales accionan
favorablemente en las terapias. Cuando se hace referencia a los colores, no se
habla de las gemas teñidas, sino a las gemas que naturalmente poseen un color
determinado. Igualmente, tienen en cuenta su forma y si se encuentran en su
estado natural sin tallar, "en bruto" o por el contrario han sido ya
talladas y pulidas artificialmente.
Dentro de las llamadas piedras preciosas se debe considerar
a la familia de los cuarzos como gemas de una importancia fundamental. El
cristal de roca, las ágatas, amatista, cuarzo ahumado, citrino, prasiolita,
cuarzo rosa, aventurina, cuarzo ojo de gato, ojo de halcón, ojo de tigre,
calcedonia, carneola, sardo, crisoprasa, heliotropo, ágata musgosa, dendrita,
jaspe, xilópalo, y el ópalo representan un extenso grupo distinguiéndose por su
enorme belleza. El cristal de roca, el cuarzo rosa, la amatista, las ágatas y
citrinos poseen un amplio poder vibratorio, que puede emplearse como
equilibrador del sistema nervioso.
Básicamente la terapia consiste en situar los cristales adecuados en puntos localizados, coincidentes habitualmente con los chakras durante unos minutos y permitir que la energía de los cuarzos actúe por sí mismas. Esta terapia no es agresiva ni invasiva, sino que, por el contrario, el cuerpo físico obtiene una sensación placentera y, desde el aspecto psicoespiritual, es muy armonizadora.
También se puede realizar mediante el masaje, co en el caso del conocido masaje con piedras caliente, que resulta altamente armonizador y profundamente relajante, mediante el cual se combaten tensiones, bloqueos, estrés, etc. Incluso se puede combinar con otras técnicas, como es el caso del reiki cuyo objetivo también es la transmisión y canalización de la energía para la sanación en todos los planos del ser.
Es importante conectar con las
piedras para lograr tus propósitos y, como en cualquier otro aspecto de la
vida, es fundamental creer en lo que haces, más allá de convencionalismos y
opiniones ajenas, en caso contrario, es preferible desestimarlo sin juzgar. Y, si quieres, puedes aplicarte
dos leyes básicas: de una manera muy sintética, la denominada en metafísica "Ley del Tres":
"Todo lo que
hagas, para bien o para mal, te será devuelto por triplicado."
Y, por supuesto:
¡Haz lo que
quieras, mientras no dañes a nadie!
Bibliografía:
- "El Poder Mágico de los Cristales" (Alicia
Gallotti). MR Ediciones.
- "La Biblia de los Cristales" (Judy Hall). Gaia
Ediciones.