Noche de Reyes en la que los más pequeños se acuestan a la hora de las gallinas y como si de gallos que anuncian el nuevo día se tratasen, en cuanto vuelva a amanecer, en los hogares más afortunados y cada vez menos numerosos, saldrán nerviosos y alborozados de entre las sábanas, corriendo a recoger los regalos que Sus Majestades Los Reyes Magos de Oriente habrán colocado al pie de su árbol de Navidad.
Videoconsolas, coches teledirigidos, microordenadores, cámaras de fotos, MP4 y una sucesión de aparatos electrónicos de escaso o nulo parecido con juguetes esperarán bajo las ramas artificiales a ser abiertos con gran impaciencia y acompañados de manuales de instrucciones comprensibles únicamente para "Masters del Universo".
Lejos empiezan a quedar del portal de Belén "Las muñecas de Famosa" que año tras año se dirigían hacia él.
En el olvido cayeron "mecanos" y juegos de construcciones...
Quedaron sustituidos por costosos juguetes que en pocos tiempo quedarán obsoletos por el último lanzamiento de la nueva "Virtual-Mega-Power-Play-Box-Station" que dejará inservibles los juegos aptos para versiones anteriores.
Aquellos que mañana quedarán encantados con sus nuevos y adictivos videojuegos, en pocos días acabarán sin saber dónde los dejaron la última vez que jugaron con ellos, aburridos de sus repetitivas partidas o con los chips aniquilados, porque Sus Majestades Los Reyes "Majos de Occidente", con el objeto de proveer a sus criaturas de más y más regalos materiales para satisfacerles, aun a costa del debilitamiento de la economía familiar mensual, se olvidaron de incluir en la interminable lista de peticiones, algo tan básico y fundamental como el mantenimiento de ciertos valores humanos y afectivos; lo cual es lógico si se tiene en cuenta que, para poder crear la momentánea ilusión de sus retoños, se pasan el año trabajando de la mañana a la noche para obtener unos ingresos que cubran sus alegrías, no les creen carencias materiales que les supongan problemas de autoestima al sentirse diferentes de sus amiguitos que tienen el último "aullido" en juguetería, divertimentos electrónicos varios y en marcas de moda, todo ello en detrimento del verbo "compartir", porque no hay tiempo para dedicarles cuando llegan cansados, preocupados e indignados con su problemática laboral.
Los reyes occidentales olvidaron incluir en los maleteros de sus "caballos" (de potencia) inculcar el aprecio por cuanto se obtiene, el esfuerzo a realizar para su disfrute, la satisfacción por los logros alcanzados y la fortuna de disponer de tanta "chuchería" cuando millones de niños mueren diariamente de hambre y sed.
Pero a quienes no les falta el abrazo maternal ante tanto sufrimiento.
Y con tanto trajín, día a día fueron postergando para mañana la construcción del mejor regalo para su estabilidad emocional presente y futura; el regalo más económico, pero sí el más saludable: la manifestación de contacto físico afectivo... de los besos y abrazos.
El afecto, el contacto físico y el cariño, es algo demasiado importante. Es una de las necesidades fundamentales del ser humano, al igual que el agua y el alimento. No sólo es agradable, sino necesario para nuestro bienestar físico, psicológico y emocional; acrecienta la alegría y la salud del individuo y de la sociedad.
Y claro que eso es definitivamente real. Todos funcionaríamos mejor durante el día, si abrazáramos o nos dejáramos abrazar. Si bien es cierto que dar o recibir un abrazo es algo simple y cotidiano, casi todos desconocemos la dimensión de plenitud que nos proporciona. Los expertos en la materia, tienen mucha razón al decir que "en su forma más elevada, abrazar es también un arte". Una de las formas más naturales y espontáneas de demostrar afectos es a través del abrazo. Si bien hay muchas formas de tocar, el abrazo es una muy especial y que contribuye de un modo muy importante, a la curación y la salud.
Este gesto se da en todos los niveles de relación interpersonal. Todos tenemos necesidad de tocar y ser tocados, de amar y ser amados. El amor retenido puede convertirse en dolor. Por ello, en el abrazo hay que ser humildes y vulnerables, para entregarnos él y al abrazo. Al abrazar, afirmamos la capacidad de descubrir la ternura y la alegría que hay en nosotros y la riqueza interior que nos nutre.
Puede ser que una barrera emocional impida demostrar afecto o, simplemente, al no haberlo recibido desde pequeños, sea difícil proyectarlo hacia otras personas. De hecho, es factible que el afecto recibido durante la infancia, determine la manera de darlo en el futuro. Tanto en el hombre como en la mujer, la ausencia de afectos en la infancia, puede marcar definitivamente nuestra personalidad como adultos; una persona que carece de afectos, suele ser rígida, celosa, posesiva y a veces insensible y violenta. Normalmente, es gente muy dependiente de los demás en sus relaciones, ya sea matrimoniales o hacia sus padres o hijos. Otro de los rasgos de una persona que recibió poco afecto en su vida, es que suelen ser muy pasivas y se caracterizan porque aceptan todo, por miedo a quedar solas, suelen ser introvertidas, controversiales, apáticas e incluso poco confiable.
El Abrazo es la primera forma de medicina y protección que se inventó en el mundo. Un bebé de cualquier especie se aliviará de todos sus miedos, dudas, frío, nerviosismo. Igualmente, todo adulto se sentirá reconfortado, acompañado, unido, aliviado, con un abrazo sincero. El abrazo es un gesto afectivo de gran valor, una significativa muestra de cariño y un acuerdo de apoyo mutuo que firman en la piel ambas partes. Un abrazo es volver a los brazos maternos, es volver a nuestras raíces naturales de humanidad.
Estudios realizados sobre personas que acostumbran abrazar demuestran que logran canalizar mejor sus afectos, se sobreponen a situaciones adversas con mayor facilidad, expresan una personalidad fuerte, dadivosa, tierna, denotan un carácter apacible y conciliador.
Los abrazos mejoran nuestro sistema inmunológico, reducen el dolor, la ansiedad, el estrés y la depresión, elevan nuestra autoestima y multiplican los lazos de afecto creando unión entre las personas, tiene un efecto positivo en el desarrollo del lenguaje y en el coeficiente intelectual de los niños; provoca alteraciones fisiológicas positivas en quien toca y en el que es tocado; mantiene en buen estado los músculos de brazos y hombros, ya que es un ejercicio de flexión y de estiramiento; afirma que somos seres humanos; es democrático, ya que cualquiera es candidato para dar o recibir un abrazo; crea los lazos más estrechos entre los individuos, ya que rompe las barreras emocionales.
Según la abrazoterapia es inesperable todo lo que se puede resolver con los abrazos, desde un simple perdón hasta un cáncer. Al abrazar sinceramente podemos equilibrar nuestras energías y desplazar la negatividad de quienes participan en el abrazo. Si sumamos 1 + 1 matemáticamente el resultado será 2. Si dos personas se abrazan, el resultado será hasta donde se quiera llegar, ya no son 2, sino una cadena fraternal, una suma de energía universal que potenciará la sinceridad, el amor, la amistad y la sanación. Es una poderosa energía, que si se guía adecuadamente tiene un importante poder curativo. No es malo utilizarla para cualquier circunstancia, lo malo es la intención. Muchos monjes de Oriente, acumulan esta energía y la ofrecen al mundo en sus oraciones por la paz.
En cualquier caso, para que el abrazo sea efectivo debe ser sincero, con entrega, compartiendo energías de armonía, abierto para ofrecerse, pero cerrado en un núcleo de amor incondicional, mucho más allá de palabras, de hipocresías, de miradas, del contacto carnal es la unión de la parte espiritual de cada cual.
Una vez que se da el abrazo, no hay que juzgar, ni prejuiciarse. Debe darse con toda la entrega. Es como lanzarse al vacío, sin miedos, no debe existir la vuelta atrás. No hay limites para el abrazo, el limite somos nosotros mismos, pero puede tener efectos contrarios si se consiente demasiado dando demasiado a alguien que únicamente recibe y no aporta. No se trata de dar, se trata de compartir no desequilibrando la energía de aquel que da sin recoger.
Los abrazos pueden ser inmensos como los del oso, con todo el cuerpo, como entrelazándose, con contacto de mejillas y besos en mejillas, frente, cráneo o boca, no simplemente un beso, sino con abrazo. Sentir inclusive los latidos del corazón de la otra persona y unirlos al nuestro. Lo importante es sentirse bien con nuestra pareja, con nuestros hijos, padres o amigos.
Por tanto, hoy, día de los regalos,
¿qué te parece si juegas el papel de rey de Oriente en lugar de rey de Occidente? ¿Qué te parece si, en lugar de hacer regalos costosos, regalas algo tan sencillo y valioso, a la vez que afectuoso, como un abrazo sincero a los seres que te rodean? Seguro que ellos quedarán sorprendidos, pero también muy reconfortados.
¡Felices Reyes! y ¡Felices Abrazos!
Ó AnA Molina (Administrador del blog)