“En el laberinto, uno no se pierde, se
encuentra
En
el laberinto, uno no encuentra al Minotauro,
se encuentra a sí mismo”.
(Hermann Kern)
Los
laberintos se remontan a épocas muy antiguas. Se han encontrado
representaciones de laberintos cuadrados y rectangulares en tumbas del Antiguo
Egipto, mientras que los laberintos de forma circular surgieron a finales del
siglo VII a.C.
En
la época medieval aparecen nuevos laberintos en las catedrales con una
diferencia con respecto a los laberintos clásicos y es que en los góticos hay
un solo camino desde la entrada hasta la salida. Este laberinto se asocia con
el duro camino hasta Dios desde el nacimiento (la salida) hasta llegar a Él (el
centro) y está asociado a la idea de salvación.
La Finalidad de los
Laberintos
La
representación de los laberintos se ha convertido en un juego que aparece en
muchas revistas infantiles. Los niños deben iniciar un trazo en la entrada del
laberinto y continuar hasta encontrar la salida. Pero uno no deja de asombrarse
cuando estudia la construcciones de laberintos (construcción arquitectónica sin
aparente finalidad, de complicada estructura y de la cual, una vez en su
interior, resulta complicado encontrar la salida).
En
muchas catedrales el laberinto se dispone después de la entrada en el templo
(lugar donde está la pila bautismal) y antes del acceso al altar (donde
desciende la influencia espiritual). Todo esto es altamente significativo:
En
general, el laberinto es un solo camino que converge en un centro. Los pueblos
primitivos, cogidos de las manos en sus danzas alrededor del fuego, ya
representaban complicados laberintos. Para los antiguos egipcios, el laberinto
pudo significar el camino que seguían los muertos a través del inframundo, con
Isis como guía y Osiris esperando en el centro para juzgarlos.
A
lo largo de la prehistoria e historia, el ser humano ha construido viviendas
para cobijarse y convivir, ha realizado monumentos y esculturas para
representar sus grandes ideales, ha construido grandes templos y grandes
centros megalíticos para ensalzar las divinidades. En la antigüedad, los
laberintos se construían a modo de trampa
para que no se pudiera entrar o salir de un lugar con facilidad. Los
laberintos medievales, por su parte, simbolizaban el camino del hombre hacia
Dios. En los tiempos modernos, en cambio, los laberintos son creados por
motivos paisajísticos o lúdicos.
Los
laberintos, como parte de una geometría compleja, ejercen una fascinación
universal en el ser humano. Su dibujo aparece en las cavernas del Neolítico.
Fueron utilizados por los celtas en tiempos anteriores al cristianismo y
también en la tradición hindú y tibetana. Para muchos de esos pueblos, el
laberinto simboliza un viaje interior a la mente y al espíritu, hasta alcanzar
la realidad esencial de la propia naturaleza.
Existen
danzas rituales de coreografía laberíntica en Suecia e Inglaterra que se
llevaban a cabo en laberintos hechos en el pasto y relacionados con el
renacimiento.
Es
sabido que algunos peregrinos no podían hacer las grandes peregrinaciones a Tierra
Santa, entonces hacían un recorrido por el laberinto de la catedral de
rodillas.
La
finalidad de los laberintos en las catedrales podría ser, representar de forma
sugestiva un camino de peregrinación a Jerusalén, accesible para aquellos que
no tuvieran la posibilidad de viajar realmente a Tierra Santa. En ocasiones –ya
fuera por penitencia o promesa-, el fiel podía acometer este viaje de rodillas,
empleando alrededor de una hora y media en llevarlo a cabo, sin dejar de orar
en ningún momento hasta alcanzar el centro, es decir, hasta llegar a Jerusalén;
de hecho, algunos de los laberintos de las catedrales de la época, fueron
conocidos, desde finales del siglo XVIII o principios del XIX, como “Chemins de Jhérusalem” (Caminos de
Jerusalén).
Sin
embargo, otros datos demuestran que no todos los laberintos conocidos cumplían
ese supuesto objetivo penitencial, ya que, dadas las reducidas dimensiones de
algunos de ellos, ni aun recorriéndolos de rodillas supondrían un verdadero
esfuerzo, o penitencia, mientras que, por otra parte, también aparecen
laberintos en iglesias anteriores a la tradición de los viajes a Tierra Santa.
El Mito de Teseo y el
Laberinto del Minotauro
Cuenta
la historia que Minos -rey de Creta, pidió a Poseidón -rey del mar, una ofrenda
para apaciguar a los dioses; Poseidón le envió un toro blanco muy hermoso y
Minos le desobedeció dejándolo para sus rebaños; en castigo, Poseidón hizo que Pasifae,
esposa de Minos, se enamorara locamente del toro, quedó embarazada y dio a luz
un monstruo horrible, mitad humano, mitad animal: el Minotauro; resultó ser una
bestia tan indomable, que Minos pidió a Dédalo que construyera un laberinto
para encerrarlo.
Mientras
tanto, los atenienses habían sido obligados por el rey cretense Minos, a enviar
a Creta cada nueve años, siete de sus mejores hombres para ser ofrecidos en
sacrificio; en esta ocasión serían enviados al Minotauro. Teseo, hijo de Egeo
-rey de Atenas, convenció a su padre para permitirle ir a Creta; allí conoció a
la hija del rey Minos, Ariadna, quien se enamoró de él y le entregó un ovillo
de hilo antes de entrar al laberinto para que no perdiera el rastro. Teseo dio
muerte al Minotauro, y con la ayuda del hilo de Ariadna logró salir del
laberinto. Teseo regresó a Atenas y se convirtió en su nuevo rey.
A
partir de esta historia, el laberinto Cretense se convirtió en un símbolo de la
reclusión y la libertad, de la vida y la muerte, de la oscuridad y la luz, de
la pérdida y del encuentro de sí mismo.
La
cultura Griega nos enseña la mitología del Minotauro (símbolo de la naturaleza
animal del hombre que debe ser derrotada) y Teseo, (el héroe solar, como
principio crístico o espiritual) en el laberinto de Creta.
La
salida de Teseo del laberinto después de vencer al Minotauro sirviéndose del
hilo de Ariadna, simboliza su renacimiento, su evasión de la muerte e
inmortalidad. Por este motivo el laberinto tiene una asociación con la muerte y
este es el motivo por el cual ha sido encontrado en tumbas.
Los Mandalas
En
el mundo oriental esto esta asumido en el mandala, que combina los símbolos del
centro, de la cruz y el círculo. En este caso en el centro en vez de haber un
tesoro puede haber un loto, una figura de Budha, una llama o algo dedicado a la
concentración. Ese centro del mandala se asocia con el centro Interior o Budha
Interior.
Los
mandalas están constituidos en muchas ocasiones como complejas formas
geométricas destinadas a la meditación profunda. Así, meditando sobre el
simbolismo del mandala, y acercándose mentalmente a su centro, el aspirante
toma conciencia de profundos niveles de significación. Generalmente, la mayor
parte de los mandalas están compuestos por cuadrados, círculos y triángulos, en
una complicada combinación de formas que tienen extraordinarios efectos
visuales y llevan al observador a profundos campos de energía y estados
modificados de la mente y la consciencia.
El
laberinto cretense parece ser una de las primeras formas conocidas de los
laberintos; es un mandala que aparece grabado en monedas de alrededor del 100
al 500 a. C. halladas en la zona del Mediterráneo; es un laberinto clásico cuya
leyenda proviene de la mitología griega.
Existen
laberintos que congregan a miles de personas cada año en muchas partes del
mundo; a continuación se presentan algunos de ellos:
Plantación de Piña Dole
Se
trata del laberinto más largo del planeta, ubicado en la plantación de piña
Dole, en Hawai. En su extensión se pueden apreciar más de 11.000 plantas
nativas y tropicales, a lo largo de 4,82 Km. La compañía responsable de su
creación, Dole, se dedica principalmente a la plantación de frutas.
Reignac-sur-Indre
Este
laberinto francés, que ostenta el título del más grande del mundo diseñado
enteramente con plantas, se sitúa en un campo de girasoles. Cada año, se
siembran girasoles en el campo sobre el cual se erigen sus enigmáticos muros y
durante la primavera florecen para crear un nuevo laberinto. Decenas de miles
de personas lo visitan desde el año 1996.
Cherry
Crest
En
el Estado norteamericano de Pensilvania se encuentra el centro de ocio llamado
Cherry Crest, la granja de la aventura, donde es posible recorrer un complicado
laberinto de 3,2 Km. de extensión. Su diseño es tan difícil que dos guías lo
recorren constantemente para asistir a los valientes turistas.
Serpientes
y escaleras
Michael
Blee, un emprendedor inglés de 62 años, pasó meses creando un impresionante
laberinto, inspirando en el mítico juego de mesa Serpientes y escaleras, en la
granja Gore, en el condado de Kent. En su caso, no se trata de la primera vez
que se embarca en el diseño de una estructura de estas características, sino la
décima. Su superficie cubre unas 6 hectáreas y sus muros son setos de casi 3
metros de altura.
Ashcombe
En
este laberinto se encuentra uno de los jardines de mayor antigüedad de
Australia, y lleva entreteniendo a sus visitantes desde hace más de tres
décadas, permitiéndose, a su vez, crecer y evolucionar.
Hampton
Court
Ubicado
en Gran Bretaña, el laberinto Hampton Court fue creado en el año 1689 y se
trata de uno de los más antiguos de la isla, aunque no sea tan grande como
otros. Uno de los detalles que lo vuelve especialmente atractivo es que aparece
en un gran número de novelas clásicas.
Etimología de
Laberinto
La
primera etimología de la palabra “Laberinto”
del Egipcio “lapi ro hunt”, que
significa "templo a la entrada del
lago", hace referencia a un imponente laberinto situado al sur del
Cairo, cerca del Lago Moeris que actualmente lleva el nombre de Birqkat Qarun
(el estanque de Coré); este lago está al oeste del río Nilo y a 80 Km. al sur
de la ciudad del Cairo.
Se
dice que este laberinto era la mayor proeza de los egipcios en lugar de las
pirámides. Es obra del faraón Amenenhat III de la XI Dinastía. El historiador
griego Heródoto que lo vio en el siglo V A. de C. dice de él:
“Si se reunieran
bajo un sólo aspecto todas las fortificaciones y construcciones de Grecia, tal
conjunto parecería haber costado menos trabajo y gasto que el laberinto”.
De
esta palabra egipcia deriva la palabra griega “labyrinthos” y más tarde el término latino “labyrinthus”.
La
segunda etimología proviene de la lengua minoica donde Labrys significa “doble hoja”
y está presente en muchos santuarios de Creta y está asociado al par de cuernos
del Toro.
En
el palacio de Cnosos, el Labrys se
asocia al hacha doble que aparecía en muchas partes de ese palacio, cuya planta
y estructura era laberíntica. El hacha doble es el símbolo de la potencia
masculina y femenina, y representa la unión de los contrarios o la síntesis de
los opuestos.
El
tercer origen etimológico alude a Isidoro de Sevilla que, en la Edad Media
donde aparecieron laberintos en las catedrales, lo deriva de “Labor” (trabajo) e “Intus” (interior o lugar cerrado). Entonces, si el laberinto era
una prisión que representaba el “trabajo para salir” y si había que
entrar representaba la “protección para
un tesoro”.
Fulcanelli
nos dice acerca del laberinto:
“La imagen del
laberinto se nos presenta como un símbolo del trabajo en la Gran Obra, con sus
dos mayores dificultades: la del camino que hay que seguir para llegar al
centro donde se libra el duro combate entre las dos naturalezas. La del camino
de salida con el hilo de Ariadna para no extraviarse en los Meandros de la Obra
y verse incapaz de salir”.
Otro
autor, Mircea Elíade, dice del laberinto:
“El laberinto puede ser concebido como el nudo que debe ser desatado,
empresa mítica llevada a cabo por Teseo o Alejandro (cuando desató el nudo
Gordiano). El fin último en el ser humano parece ser el de liberarse de las
ligaduras, por eso hay una asociación entre el hilo de los laberintos y los
lazos o ligaduras”.
El Misterio de los
Laberintos
Todo
laberinto, hasta el que se traza como un pasatiempo infantil, tiene una
cualidad hipnotizador. Algo abismal arrastra la mirada hacia su interior y
basta un descuido para quedar atrapado en sus meandros.
Mirar
la propia vida en retrospectiva puede ser una experiencia semejante. Uno se
percata de las vueltas y revueltas que se han tenido que producir para
finalmente estar en este lugar preciso.
Y
si bien este es uno de los significados del laberinto, el símbolo, complejo
como su estructura, guarda en su interior otros varios sentidos que abarcan
también el del viaje al más allá.
Son
muchas las expresiones del laberinto en las culturas antiguas, donde nos
enseñan el misterio trascendental que siempre ha preocupado al ser humano: cómo
resolver el misterio de la vida y la muerte.
La
filosofía Neoplatónica representa en el laberinto el estado de perdición, la
pérdida del espíritu en la creación o caída y la consiguiente necesidad de
encontrar el “centro” para retornar a
él, al espíritu.
Cada
bifurcación del laberinto representa en ese sentido las opciones en la vida,
una hacia el centro (espiritual) y otra hacia el exterior (hacia la creación,
lo exterior, los sentidos).
También
representa lo condicionado de la conciencia humana, que se halla atrapada en un
espacio pequeño y limitado, y no es capaz de ver lo que está fuera del
laberinto. Es necesario por lo tanto, aprender a ver la vida desde fuera, sin
identificarnos con ella.
Existe
también una asociación muy interesante con otro símbolo, el “centro”.
El
regreso al centro es un símbolo del Paraíso reconquistado, es alcanzar y
restablecer la perfección original de la que se disfrutaba antes de la caída,
donde dioses, hombres y bestias hablaban el mismo idioma. Pero el camino al
centro está lleno de escollos y duras pruebas.
Los
laberintos son herramientas simbólicas de meditación que ayudan a aquietar y
centrar la mente y el espíritu creando experiencias de paz interior y
renovación que facilitan moverse con agilidad en la complejidad de la vida
cotidiana. Representan generalmente el universo en su mundo exterior e
interior, siendo una imagen arquetípica y metafórica de los movimientos del
alma humana y de la unidad representada en el círculo.
En
un laberinto, el camino de ida puede representar la humildad, la sencillez, la
confianza de llegar al centro. El centro es un lugar que invita a la oración,
la meditación e iluminación. El camino de vuelta evoca la integración, la
unión, la creatividad y la fortaleza. El recorrido puede permitir una
experiencia de autenticidad, una vivencia de contacto con el movimiento
paradójico de la vida, un "darse cuenta" de que llegar al centro
tiene sentido en función del retorno. Esto permite utilizar el laberinto como
instrumento de transformación. La mejor manera de comprender un laberinto es
recorrerlo varias veces, abiertos y receptivos a los mensajes de la intuición y
del corazón.
Los
Astros y el Laberinto
Algunos
laberintos prehistóricos han sido interpretados como diagramas del cielo.
Imágenes del movimiento aparente de los astros.
El laberinto de la tierra, se asume,
reproducía al laberinto celeste. La idea no contradice la noción del laberinto
como estructura iniciática. El espíritu caído en la confusión del mundo, debía
encontrar el centro para poder retornar a la armonía.
Los laberintos podían cumplir con un
doble propósito; tanto el de mantener a un enemigo alejado como el de
atraparlo. No solamente funcionaba para seres de carne y hueso, los demonios
eran uno de sus principales objetivos, como es el caso del mito del Minotauro.
El
Laberinto en la Edad Media
Durante el medioevo los arquitectos
utilizaron el emblema del laberinto trazándolo en los suelos de diversas
catedrales. Los fieles lo recorrían simulando la peregrinación hacia Tierra Santa. El acto escondía otro simbolismo tras el aparente: el recorrido
equivalía a la búsqueda de Dios experimentada por el alma.
Los Muertos y su Camino Laberíntico
A decir de Joseph Campbell existe
un mito en la isla melanesia de Malekula, en las Nuevas Hébridas, que describe
la importancia de los laberintos.
Cuando una persona muere, su alma es
transportada más allá de las aguas de la muerte hacia la entrada del mundo
subterráneo. Conforme se acerca el alma del muerto, alcanza a distinguir la
figura de una mujer que agachada sobre la tierra traza un dibujo. Ella es la
guardiana del umbral y lo que dibuja es un laberinto. Pero cuando el alma está
lo suficientemente cerca, borra una mitad de lo trazado. El alma entonces, para
poder ingresar a la Tierra de los Muertos deberá completar el laberinto. Si
falla será devorada por la guardiana. Para poder superar el reto las personas
deben estudiar el secreto del laberinto antes de morir. Comprenderlo es su pase
de entrada a la inmortalidad.
Laberintos
como Tumbas
En la antigua Creta y Babilonia, se
asociaba a los laberintos con la anatomía humana. Los constructores de tumbas
debían elaborar estructuras que se asemejaran lo más posible al cuerpo de la
madre, porque para encontrar el otro mundo el alma debía volver a nacer. El
alma, como el héroe, debía superar las dificultades del camino y demostrar que
era digna de la nueva vida.
Jorge
Luis Borges y la Figura del Laberinto
Una de las constantes obsesiones del
gran escritor argentino Jorge Luis Borges fueron los laberintos. En su literatura, los cuentos y poemas
dedicados a este motivo son quizá la única letra escrita que logra retratar con
fidelidad sus misterios.
LABERINTO
No
habrá nunca una puerta. Estás adentro
y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
que tercamente se bifurca en otro,
tendrá fin. Es de hierro tu destino
como tu juez. No aguardes la embestida
del toro que es un hombre y cuya extraña
forma plural da horror a la maraña
de interminable piedra entretejida.
No existe. Nada esperes. Ni siquiera
en el negro crepúsculo la fiera.
y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
que tercamente se bifurca en otro,
tendrá fin. Es de hierro tu destino
como tu juez. No aguardes la embestida
del toro que es un hombre y cuya extraña
forma plural da horror a la maraña
de interminable piedra entretejida.
No existe. Nada esperes. Ni siquiera
en el negro crepúsculo la fiera.
(Jorge Luis Borges)