"La Filosofía está escrita
en ese gran libro del Universo,
que está continuamente abierto
ante nosotros para que lo observemos".
(Galileo Galilei)
Los mensajes del Universo se pueden manifestar de diferentes maneras todas estas dependen de tu manera de percibir y filtrar la realidad que se desenvuelve en tu mundo personal.
Sabiendo que siempre hay mensajes que ver, escuchar o sentir es importante detectarlos y tomar una decisión al respecto.
Mientras no tomemos ninguna acción con respecto a los mensajes que recibimos estos seguirán manifestándose de diferentes maneras pero con el mismo “fuerte y claro” significado del mismo.
Como hemos dicho anteriormente cada uno de nosotros ve el mundo a través de una “lente” diferente filtrando todo aquello lo cual no queremos atraer a nuestra realidad.
¿Acaso importa que es lo que queremos atraer a nuestra realidad? En absoluto. Para nuestras percepciones todo lo que es “importante” es aquello que pensamos constantemente y está guardado en nuestro subconsciente.
Si hoy decidieras pensar cosas diferentes empezarías a ver cosas diferentes, empezaría el cambio.
Muchas veces las personas no reconocen el canal por el que les llegan los mensajes. En otras ocasiones rechazan la experiencia, dando por sentado que sólo se trata de una extraña sensación, del estado de ánimo en el que se encuentran o de una idea que no consiguen apartar de su mente, o simplemente creen que están soñando despiertas.
Aunque existen numerosos libros que hablan de personas que “escuchan” mensajes, la realidad es que muchas de ellas no reciben dichos mensajes en palabras audibles. Sólo en escasas ocasiones, la persona puede oír físicamente voces, dentro o fuera de su cabeza. Muchas personas reciben los mensajes a través de sus propios pensamientos, mientras que otras los reciben en forma de imágenes que ven con el ojo de su mente, o por medio de sensaciones físicas. Existe aún un último grupo que habla de un conocimiento que extraen de lo más profundo de su ser, y que no pueden explicar con palabras.
Al igual que utilizamos diferentes medios de comunicación (teléfono, correo electrónico, etc.), el Universo intenta comunicarse con nosotros usando métodos diversos. Lo habitual es que esto mensajes lleguen a través de estos canales:
- Clariaudiencia: Palabras y sonidos.
- Clarividencia: Imágenes.
- Clarisensibilidad: Emociones y sensaciones.
- Clariconocimiento: Conocimiento instantáneo (intuición).
Aunque todo el mundo puede aprender a usar cualquiera de estos cuatro canales, la ciencia ha demostrado que, por lo menos, al principio, los distintos tipos de personas pueden usar con mayor facilidad uno de ellos.
En diversos estudios se han asociado estos cuatro canales de recepción de mensajes a cuatro formas básicas de “inteligencias” o “regiones” del cerebro, cada una de las cuales corresponde a un estilo determinado de aprendizaje, percepción y pensamiento. En algunas personas predomina la percepción visual, de ahí que piensen y aprendan con mayor facilidad por medio de imágenes en lugar del uso de palabras.
En el caso de predominar la percepción visual, por ejemplo, resulta más fácil recibir y comprender los mensajes universales bajo la forma de imágenes. Si, por el contrario, estamos más centrados en nuestros sentimientos por las personas y las cosas, los mensajes nos llegarán en forma de emociones que impliquen una intuición o un aviso.
Nos sentiremos más seguros de no dejar pasar mensajes si permanecemos conscientemente receptivos en el canal que consideremos predominante en nosotros. Cuanto más desarrollemos nuestra capacidad de sintonizar las señales, mayor será nuestra confianza a la hora de recibirlas y determinar si se trata de un mensaje genuino. De esta forma, poco a poco iremos aumentando nuestra habilidad para conectarnos.
Mantente alerta a las situaciones en que puedan surgir, aunque no estés seguro de si fue real o imaginario. No importa que sólo haya sido producto de tu imaginación, pues el mero hecho de imaginar algo relacionado con alguna de las sensaciones mencionadas, revela que en ti existe esa orientación.
Al leer las descripciones de los cuatro canales de comunicación que se muestran a continuación, podrás deducir cuál de ellos se adapta a ti de forma más natural.
CLARIAUDIENCIA: En muchos casos, los mensajes son transmitidos por una suave voz interior que describe con todo detalle la solución del problema, como si hubiéramos sintonizado una emisora de radio. Es posible que la señal llegue mediante una melodía pegadiza que parece salida de la nada, especialmente en el momento de levantarnos en la mañana. En ocasiones escuchamos la voz de un ser querido ya fallecido, nuestro nombre o un tintineo de campanas.
CLARIVIDENCIA: También los mensajes pueden llegarnos en forma de imágenes que aparecen de pronto en nuestra mente, En este caso, es posible que recibamos una serie de ellas, como si se tratara de una película que vemos con nuestra mente. Podríamos tener también un sueño en el que un ser querido nos visita y nos transmite un mensaje. Con mucha frecuencia, estas imágenes no necesitan explicación, pero si no se entienden se puede pedir que nos aclaren la su significado.
CLARISENSIBILIDAD: En este caso, los mensajes son transmitidos a través de las emociones y las sensaciones físicas. Cuando esto ocurre, las sensaciones que experimentamos son similares al roce del ala de un ángel y tienen por objeto impulsarnos hacia ciertas líneas de acción o formas de pensamiento, o bien a alejarnos de ellas. La tensión y los sentimientos de temor pueden ser una señal que indica con qué personas o en qué situaciones debemos ser cautelosos. Tener una sensación agradable y relajada en el área del estómago o el pecho es muchas veces una señal de que estamos en el camino correcto, o de que podemos continuar nuestra relación con una persona a la que hace poco que conocemos. Otros ejemplos incluyen tener un presentimiento que demuestra ser acertado, oler el perfume usado por una persona fallecida, sentir que alguien nos toca o se sienta en nuestra cama cuando no hay nadie más presente.
CLARICONOCIMIENTO: En este caso, después de plantearnos una cuestión, la solución aparece al poco tiempo en nuestra mente con total claridad, sin que conscientemente la hayamos traducido en palabras. Por medio de este conocimiento silencioso, que no necesita de palabras, es posible asimilar y comprender a un nivel muy profundo distintos tipos de conceptos, aunque sean abstractos y complejos.
El punto importante es aprender a ver estos mensajes e interpretarlos, pues recordemos que el Universo siempre desea lo mejor para nosotros, desea darnos lo que deseamos lo más rápido posible, pero sólo tú debes aprender a recibir lo que estás pidiendo y recibir implica descubrir, interpretar y actuar ante las señales del Universo.
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