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Severn Suzuki
(pronunció en 1992 ante la ONU el que se ha calificado como
"El mejor discurso político oído nunca por la ONU") |
"La tierra no nos fue heredada por nuestros padres,
nos fue prestada por nuestros hijos."
(Góngora)
Es posible que ya conozcas este video pues debe llevar años colgado en Internet y ha debido recibir millones de visitas, lo que demuestra que aún estamos sordos y ciegos.
Su protagonista, Severn Suzuki, una niña de tan sólo 14 años de edad, pronunció en la Cumbre de la Tierra de las Naciones Unidas en 1992, ante los principales dirigentes del planeta, lo que se ha calificado como "el mejor discurso político oído nunca por la ONU". Lo sería si no fuera porque dice grandes verdades, lo que tiene muy poco de política y mucho de sinceridad, sentido común y deseo real de cambios efectivos.
El menor reconocimiento que merecía, era que se hubiesen levantado y aplaudir su ponencia. Su discurso debería haber sido aclamado y escuchado por todo el planeta para alzar nuestra voz junto con la de ella. Sin embargo, no tenemos ni el suficiente valor, ni la suficiente "dignidad humana" para movilizarnos globalmente, ya que tanto se habla de la globalización, y al final todos nos convertimos en cómplices de tanto abuso, tanta corrupción, tan explotación y tanta devastación como se viene practicando desde hace décadas ante la mirada impasible de cuantos dirigentes suben al poder alrededor de la Tierra, actuando impunemente y a su libre albedrío, como si nuestro gran globo terráqueo fuera de propiedad exclusivamente suya y pudieran destruirlo a su antojo con una simple firma que suponga el ataque a una nación extranjera, la destrucción de una selva, la encarcelación de inocentes, mientras los verdaderos culpables se exhiben públicamente en libertad y así sucesivamente.
No podemos seguir siendo cómplices y sentirnos víctimas a la vez. No podemos permitir dejar a nuestros hijos y las demás generaciones futuras un planeta destruido y una humanidad difunta. No podemos seguir traicionando a las futuras generaciones. Debemos reaccionar contra este sistema en el que los ricos y poderosos cada vez lo son más mientras los pobres y necesitados mueren a millares y aumentan a un ritmo alarmante a nivel mundial. No podemos seguir permitiendo que los recursos limitados de nuestro planeta se desperdicien para fines destructivos a favor del lucro de una minoría.
Ya no sirven las palabras... El silencio y la pasividad deben dar paso a la acción.
El video está en inglés, con subtítulos en castellano, pero, para facilitar su comprensión, a continuación se presenta la transcripción de su intervención:
"Hola, soy Severn Suzuki y hablo por ECO (Environmental
Children’s Organisation), Organización Infantil del Medio Ambiente. Somos un
grupo de niños de 13 y 14 años de Canadá intentando lograr un cambio: Vanessa
Suttie, Morgan Geisler, Michelle Quigg y yo. Recaudamos nosotros mismos el
dinero para venir aquí, a cinco mil millas para deciros a vosotros, adultos,
que tenéis que cambiar vuestra forma de actuar. Al venir aquí hoy, no tengo una
agenda secreta. Lucho por mi futuro.
Perder mi futuro no es como perder unas elecciones o unos
puntos en el mercado de valores. Estoy aquí para hablar en nombre de todas las
generaciones por venir. Estoy aquí para hablar en defensa de los niños
hambrientos del mundo cuyos lloros siguen sin oírse. Estoy aquí para hablar por
los incontables animales que mueren en este planeta porque no les queda ningún
lugar adonde ir. No podemos soportar no ser oídos.
Tengo miedo de tomar el sol debido a los agujeros en la capa
de ozono. Tengo miedo de respirar el aire porque no sé qué sustancias químicas
hay en él. Solía ir a pescar a Vancouver, mi hogar, con mi padre hasta que hace
unos años encontramos un pez lleno de cánceres. Y ahora oímos que los animales
y las plantas se extinguen cada día, desvaneciéndose para siempre.
Durante mi vida, he soñado con ver las grandes manadas de animales
salvajes y las junglas y bosques repletas de pájaros y mariposas, pero ahora me
pregunto si existirán siquiera para que mis hijos los vean.
¿Tuvieron que preguntarse ustedes estas cosas cuando tenían
mi edad?
Todo esto ocurre ante nuestros ojos y seguimos actuando como
si tuviéramos todo el tiempo que quisiéramos y todas las soluciones. Soy sólo
una niña y no tengo todas las soluciones, pero quiero que se den cuenta:
ustedes tampoco las tienen.
No saben como arreglar los agujeros en nuestra capa de
ozono. No saben como devolver a los salmones a aguas no contaminadas. No saben
como resucitar un animal extinto. Y no pueden recuperar los bosques que antes
crecían donde ahora hay desiertos.
Si no saben como arreglarlo, por favor, dejen de romperlo.
Aquí, deben ser delegados de gobiernos, gente de negocios,
organizadores, reporteros o políticos, pero en realidad sois madres y padres,
hermanos y hermanas, tías y tíos, y todos vosotros sois el hijo de alguien.
Aún soy sólo una niña, y sé que todos somos parte de una
familia formada por cinco billones de miembros, de hecho por treinta millones
de especies, y todos compartimos el mismo aire, agua y tierra. Las fronteras y
los gobiernos nunca cambiarán eso.
Aún soy sólo una niña, y sé que todos estamos juntos en esto
y debemos actuar como un único mundo tras un único objetivo.
En mi rabia no estoy ciega y en mi miedo no estoy asustada
de decir al mundo como me siento.
En mi país derrochamos tanto… Compramos y despilfarramos y,
aún así, los países del Norte no comparten con los necesitados. Incluso
teniendo más que suficiente, tenemos miedo de perder parte de nuestros bienes,
tenemos miedo de compartir.
En Canadá vivimos una vida privilegiada, plena de comida,
agua y protección. Tenemos relojes, bicicletas, ordenadores y televisión.
Hace dos días, aquí en Brasil, nos sorprendimos cuando
pasamos algún tiempo con unos niños que viven en la calle. Y uno de esos niños
nos dijo: “Desearía ser rico, y si lo fuera, daría a todos los niños de la
calle comida, ropas, medicinas, hogares y amor y afecto”.
Si un niño de la calle que no tiene nada está deseoso de
compartir, ¿por qué somos nosotros, que lo tenemos todo, tan codiciosos?
No puedo dejar de pensar que esos niños tienen mi edad, que
el lugar donde naces marca una diferencia tremenda, que podría ser uno de esos
niños que viven en las favellas de Río; que podría ser un niño muriéndose de
hambre en Somalia; una víctima de la guerra en Oriente Medio o un mendigo en
India.
Aún soy sólo una niña y sé que si todo el dinero gastado en
guerras se utilizara para acabar con la pobreza y buscar soluciones
medioambientales, qué lugar maravilloso sería la Tierra.
En la escuela, incluso en el jardín de infancia, nos enseñan
a comportarnos en el mundo. Ustedes nos enseñan a no pelear con otros, a
arreglar las cosas, a respetarnos, a enmendar nuestras acciones, a no herir a
otras criaturas, a compartir y no ser codiciosos.
Entonces, ¿por qué salen fuera y se dedican a hacer las
cosas que nos dicen que no hagamos?
No olviden por qué asisten a estas conferencias, lo hacen
porque nosotros somos sus hijos. Están decidiendo el tipo de mundo en el que
creceremos. Los padres deberían poder confortar a sus hijos diciendo: “todo
va a salir bien”, “esto no es el fin del mundo” y “lo estamos
haciendo lo mejor que podemos”.
Pero no creo que puedan decirnos eso más. ¿Estamos siquiera
en su lista de prioridades? Mi padre siempre dice: “Eres lo que haces, no lo
que dices”.
Bueno, lo que ustedes hacen, me hace llorar por las noches.
Ustedes, adultos, dicen que nos quieren.
Os desafío: por favor, haced que
vuestras acciones reflejen vuestras palabras. Gracias."
Fuente: Una Niña de Catorce Años Pronuncia el Mejor Discurso de la Historia de la ONU