No pertenezco a la noche,
ni me esclaviza la mañana.
No broto en tierra sembrada,
ni me alzo en la montaña.
No procedo del Norte,
ni me encamino hacia el Sur.
No soy prosa, no soy épica,
ni poesía lírica de juventud.
No nací en morada de bajo pelaje,
ni sobre cuna de alto linaje.
No tengo límite, ni fronteras,
sólo llevo mi libertad a cuestas.
No me busques en la nieve,
ni allá donde sólo llueve.
No me hallarás en desierto,
ni donde reina el desconcierto.
No me ligan tus cadenas,
ni me esclaviza su piel.
No soy mía, ni tuya.
Tampoco de él.
© Ana Molina
(Administrador del blog).
Dedico estos humildes versos a todas aquellas mujeres que, durante miles de generaciones, vieron y ven limitados sus derechos fundamentales. Gracias a ellas por sobrevivir, por luchar por su libertad y por ayudarme a tomar consciencia de mi identidad.
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