lunes, 4 de junio de 2012

El Reiki y el Crecimiento Personal



Aunque no es la primera ocasión que hablo del reiki en el blog, me gustaría enfocarlo desde el punto de vista de una técnicas muy válida para formentar nuestro crecimiento personal, porque quien empieza a introducirse en su práctica, comienza a ver que no sólo se limita a una técnica, sino que puede abrirnos caminos para nuestro desarrollo y acabar convirtiéndose en un filosofía de vida que nos ayuda a sentirnos en armonía con todas los componentes de nuestro ser, con el mundo exterior y con los avatares de la vida. Esto se puede apreciar con la observación cotidiana de los cinco principios legados por Mikao Usui:


El Reiki nos ayuda a conectarnos con la esencia de nuestro ser, permitiéndonos estar en sintonía con la parte más genuina de nosotros mismos, para llevarnos nuevamente al camino de nuestro origen, brindándonos un sentimiento de intuición con todo que nos hace encontrar la plenitud y el amor incondicional por todo lo que existe.
De esta manera seremos libres de culpas, miedos, angustias, incertidumbre, desesperación y aún de la enfermedad producida por estas emociones.

Esta visión de orden superior considera la enfermedad como una desarmonía entre nuestra vibración y la fuente de energía universal.

El "Ki" es la energía vital universal que rodea todo lo que existe en el Universo. Hoy sabemos que la energía ("KI") es la unidad básica del Universo y este concepto ya era conocido por la humanidad en sus diferentes civilizaciones, así se la conoce con diferentes nombres, por ejemplo, para los chinos es el "Chi", en la India se la conoce como "Prana", etc.

En todas ellas se hace referencia a una fuerza, a veces de origen desconocido, que, según el grado de creencias, algunos la transformaban en religión y otros en ciencia. Todos coincidían en que esta fuerza tenía un carácter creador, sanador, armonizador y se la utilizaba como un camino de vuelta hacia la recuperación de la salud, de la alegría y el amor, llevándose a cabo esto a través de la imposición de las manos sobre el cuerpo de otra persona, tal como lo haría una madre cobijando al hijo dolorido.

Estamos hablando entonces de un hecho habitual, cotidiano, simple y de extrema practicidad, del cual todos los seres humanos podemos ser transmisores y receptores.

El hecho de transmitir energía a través de las manos nos conecta con nuestra misión primigenia que es la de comunicarnos y desarrollar el amor incondicional. A su vez, esto nos liga con nuestra propia esencia, con el amor universal.

El acto de imposición de manos en el cuerpo para aliviar el dolor es tan antiguo como los instintos. Ante la sensación de dolor, lo primero que hacemos es llevar las manos hacia el lugar dolorido. Cuando un niño cae y se lastima quiere que su madre lo toque y se siente mejor enseguida. Esos actos tan sencillos son la base de todas las técnicas de sanación por el tacto. Los cuerpos vivientes irradian calor y energía. Esta energía es la fuerza vital propiamente "Ki", y ésta es la raíz que aparece en la palabra "Reiki".

El "Chi" es una energía de tipo eléctrico que configura el organismo y determina su estado de salud. Cuando el "Chi" o "Ki" abandona el cuerpo, la vida se separa de éste. Pero "Ki" es también la fuerza vital esencial de la tierra, los planetas, las estrellas y los cielos; todas estas energías influyen sobre el "Ki" de todo cuerpo viviente. Todo tiene "Ki" y lo irradia: es la energía biomagnética del aura.

En el sistema Reiki, la persona que ha recibido los iniciaciones Reiki tiene abiertos los canales de energía (Chakras) y despejadas las obstrucciones por efecto de dicho iniciación.

En estas condiciones, no solo aumenta su captación de energía vital mejorando su propio estado, sino que además participa activamente de la fuente de todo "Ki" universal.

Ciertamente, todos los seres vivos tienen "Ki", pero los iniciaciones Reiki re-conectan al que los recibe de una manera más directa con esa fuente inagotable.

Con su primera iniciación Reiki I el receptor se convierte en un canal de esta energía curativa universal.

El iniciación, al poner en contacto a la persona con esa fuente infinita de "Ki", aumenta la energía de ésta, le aporta la curación y le confiere el poder de sanarse a uno mismo y a otras personas sin agotar sus propias reservas de energía. En los breves minutos que dura le proceso del iniciación, la persona que recibe la energía Reiki se hace beneficiaria de un regalo que va a cambiar su vida para siempre en sentido positivo y desde cualquier punto de vista que se lo contemple.

Las personas que lo reciben experimentan sensaciones determinadas, aunque según la persona, diferentes. Dicho iniciación no aporta nada nuevo; sólo abre y sintoniza lo que ya estaba "dormido" en la persona.

Los tres grados en que se divide tienen la siguiente significación:
Reiki I. Sana en el plano físico los malestares de la persona que lo recibe. La salud física suele acusar una mejoría perceptible durante los meses siguientes al iniciación y las sesiones son primordialmente auto-terapéuticas.

Reiki II. Aumenta considerablemente la capacidad de energía curativa, dirigiéndose ésta de manera más específica a los aspectos emocionales, mentales y "kármicos" de la curación en quién lo recibe. La curación en el nivel Reiki II añade instrumentos (símbolos) para sanar a alguien que no está físicamente presente: es la curación a distancia.

Reiki III. Es el grado de la maestría, el cual se realiza en dos etapas; la primera es la de practicante, en la que se reciben los símbolos de Reiki III específicos para el aspecto espiritual, pero el reikista no realiza iniciaciones a otras personas. Esto está reservado para la segunda etapa, ya que cuando se promueve a Maestro de La Luz, o Sensei, se entiende que se ha llegado a dominar el sistema y se está capacitado para transmitirlo; sin añadir ninguna connotación de vanidad ni sentido de la propiedad alguno.

El terapeuta de Reiki III experimenta una acentuación aún mayor de su capacidad de canalizar energía.

La sanación Reiki se dirige a la persona entera; al sanar un dolor de cabeza no se está trabajando exclusivamente en eso, sino que el dolor puede ser causado por un problema en algún órgano u otra parte del cuerpo, pero la energía irá hacia donde sea necesario restablecer la armonía. Lo mismo sucede con la parte mental, emocional y espiritual. El sanador Reiki atiende por medio de la energía a los cuatro cuerpos del ser y no se limita a uno sólo o a una parte de él, sino que abarca el nivel holístico de la persona.

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