Muchas son las tareas que desarrolla el pintor en su jornada laboral: breves, como la lectura de una ficha técnica para la preparación de una mezcla; prolongadas, como la adición de los diferentes básicos hasta completar la fórmula de color; sencillas, como la suma de los catalizadores y diluyentes; complejas, como el cálculo de la nueva proporción de básicos en una mezcla por exceso de uno de los componentes; esporádicas, como la búsqueda de una ficha de seguridad; o frecuentes, como la comprobación de la orden de reparación.
Para todos los trabajos, existen multitud de herramientas, libros, fichas y un sinfín de elementos que facilitan esas actividades. No obstante, estos accesorios no resultan todo lo útiles que debieran a la hora de emplearlos en casos particulares.
Puede ocurrir que, además del tiempo necesario para localizar el código de color en el vehículo, no sea fácil encontrar la fórmula. Esto sucede porque, unas veces, el color es tan reciente que aún no se dispone de su formulación. En otros casos, no se han actualizado las microfichas. También puede ocurrir que se precise una variante que no recogen nuestras fuentes de información. Todos estos inconvenientes implican un tiempo adicional que, además de suponer un coste, retrasa la realización de los trabajos planificados.
También pueden surgir dudas al utilizar alguno de los productos, dudas del tipo ¿se puede diluir más este producto?, ¿es posible utilizar catalizadores más rápidos?, ¿cuánto tiempo de evaporación debe dejarse antes de secar?, etc. Tener a mano la ficha técnica del producto resolverá todas estas cuestiones y otras muchas. Sin embargo, si no está accesible o no se ha actualizado causará, una vez más, pérdidas de tiempo o, incluso, defectos por una incorrecta aplicación.
En el ámbito de la organización, una orden de trabajo incorrectamente cumplimentada o su ausencia puede ocasionar muchos inconvenientes en el taller. El pintor, por los motivos antes indicados, puede realizar el proceso de trabajo sobre alguna pieza que no debería haberse pintado. También es posible la situación opuesta; esto es, que no se reparen algunas piezas que sí estaban incluidas en la orden de trabajo. Cualquiera de las dos situaciones crean problemas al taller, bien porque se realicen reparaciones que no se van a facturar, bien porque el cliente presente alguna queja o reclamación ante un trabajo inacabado.
Las herramientas informáticas se ofrecen, si no como el remedio a todos los inconvenientes, sí como unas recomendables y útiles compañeras de trabajo.
Los primeros sistemas que se incorporaron al taller fueron las denominadas balanzas inteligentes. A través de ellas, se agrupan algunas funciones básicas, pero fundamentales, de la preparación del color. A partir del código del color, se consiguen las calidades en que se puede elaborar, las variantes existentes, la proporción de bases que intervienen y hasta la opción de recalcular si, durante el proceso, el pintor se excede añadiendo alguno de los básicos.
Asimismo, aprovechando el desarrollo de los microprocesadores, se pueden conseguir equipos que gestionan la búsqueda del color a partir de diferentes informaciones: marca del automóvil, modelo, año de fabricación, tonalidad, etc. También existe la posibilidad de construir una base de datos propia, a partir de los colores de los vehículos de los clientes.
Posteriormente, se han ido incluyendo otras informaciones adicionales, como fondos recomendados, relaciones de mezclas posibles, endurecedores o diluyentes aconsejados, etc.
Una nueva mejora se ha conseguido con la incorporación en las balanzas de las fichas técnicas de los productos. De esta manera, durante la elaboración de la mezcla de cualquier producto o durante el proceso de trabajo, es posible consultar, de forma sencilla, toda la información de cualquier producto de pintura: relación de mezcla, aditivos recomendados, proceso de trabajo, herramientas apropiadas, tiempos de evaporación y de secado, etc.
También se han podido incluir las hojas de seguridad, que contienen todos los aspectos relativos al almacenamiento, transporte, medidas de protección y demás consideraciones que las normas imponen a los productos de pintura.
Las soluciones anteriores pueden darse tanto dentro del software de la propia balanza inteligente, como en programas autónomos, soportados por cualquier ordenador personal. En ambos casos, las actualizaciones en CD-Rom se realizan de una forma más cómoda y fiable.
Algunos programas entran en aspectos organizativos. Así, hay sistemas que permiten gestionar el stock. En unos casos, controlarán sólo los básicos de color; en otros, dependiendo de la complejidad y potencia del sistema, todos los productos que intervienen en el proceso de pintado, incluyendo auxiliares, como abrasivos, productos de enmascarado o prendas de protección.
En esta línea, también puede verse informatizada la gestión y distribución del trabajo. Es posible generar las órdenes de trabajo incluyendo los aspectos básicos de identificación del vehículo y piezas afectadas hasta detalles más concretos, como el código de color, la cantidad de producto que se debe preparar, los productos que se aplicarán o los tiempos asignados a cada reparación. CESVIMAP ofrece soluciones en este campo: con el programa Tiempos y Materiales de Pintura es posible gestionar las órdenes de trabajo del Área de Pintura, controlando las piezas afectadas, los tiempos asignados, o la cantidad de producto recomendado para esa reparación. A otro nivel, el software Spiga organiza toda la actividad del taller, desde la valoración del vehículo hasta la gestión de recambios, los tiempos de reparación o el análisis de diferentes ratios económicos.
Por último, destacan las posibilidades que aporta Internet: desde la simple consulta de productos, recomendaciones técnicas sobre defectos de pintado o el acceso a cursos, hasta aspectos mucho más técnicos, como la formulación de colores nuevos o de variantes. Por esta vía, se tendrá acceso a la información desde el mismo momento en que se genere.
A la vista de las alternativas que existen en los sistemas informáticos que se pueden utilizar en el área de pintura y, por extensión, en el taller, la decisión de utilizarlos implicará no sólo su implantación, sino también algunos cambios en la propia organización. Sólo de esta forma se sacará el máximo rendimiento a los equipos informáticos.
A la hora de abordar los cambios, como en otros muchos aspectos del negocio, es muy importante contar con el asesoramiento y apoyo de los diferentes proveedores. La gran variedad de herramientas disponibles en pintura aconseja la implantación de aquéllas que más se ajusten a cada caso particular, en función del volumen de trabajo, del número de operarios y de su nivel formativo, así como de la propia organización del taller. No siempre el mejor y más completo equipo será el adecuado. Quizás, lo más conveniente sea ir incorporando progresivamente los diversos sistemas, de forma que, en poco tiempo, se logre un nivel óptimo de herramientas informáticas que ayuden a elevar la rentabilidad del área de pintura y, en consecuencia, del negocio.
FUENTE: Pintura por Ordenador
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar aquí tus comentarios.