Amarse a sí mismo es el comienzo
de una aventura que dura toda la vida.
(Oscar Wilde)
En una charla que el psicólogo Walter Riso dio en el Club Faro, la periodista María García de Televigo, en Vigo, charlo con él sobre cómo amarnos a nosotros mismos sin ser egoístas ni ególatras y en ella expuso puntos tan interesantes como el siguiente:
"Nunca se nos ha dicho ámate, sino ama a tu prójimo como a ti mismo. La sociedad donde vivimos nos ha enseñado a predicar el amor hacia los demás y condena el amor propio, olvidando que el requisito para querer a otra persona es querernos nosotros primero. Y amarse a sí mismo es poner un muro a enfermedades, un dique de contención contra el sufrimiento mental ".
También reivindicó la autoestima, pero no una que implique falta de humildad. "Al contrario –señaló–, a más autoestima, más humildad. Nada tiene que ver, por supuesto, con el narcisismo porque éste es precisamente la presencia de los tres egos que no debemos tener: la egolatría, el egocentrismo y el egoísmo".
Riso, que publicó "Enamórate de ti", tiene una tesis central: quererse a sí mismo es quizás el hecho más importante que garantiza nuestra supervivencia en un mundo complejo y cada vez más difícil de sobrellevar. "Curiosamente, –sostiene– nuestra cultura y educación se orientan a sancionar el quererse demasiado". Y el psicólogo hace una sugerencia central: que todos reforcemos nuestra propia estima porque "el amor a uno mismo es un dique de contención contra el sufrimiento mental".
Matiza que "promulgamos el amor al prójimo, repudiamos la agresión y el maltrato a otros, pero incluso está bien visto que regateemos, economicemos y midamos las autoexpresiones de afecto. ¿Por qué ser miserables con nosotros mismos? Si nos amamos sin trabas, seremos capaces de amar y valorar a las personas y cosas bellas que nos rodean".
La edad de los 60
Según una encuesta citada por Riso y realizada en 36 países, el 30 % de la población afirma no tener una buena autoestima, pero un 50 % cree que podría ser mejor. "La edad en que mayor es la autoestima –afirmó– gira alrededor de los 60 años según este estudio, quizás porque a esa edad ocurre ese estado del "me importa un rábano".
Riso basó en cuatro pilares la configuración de la autoestima y dio una explicación de cada una entre incontables anécdotas con las que nutrió la conferencia: el autoconcepto (qué piensas de ti mismo), la autoimagen (qué opinión tienes de tu aspecto), el autorrefuerzo (en qué medida te premias y te gratificas) y la autoeficacia (cuánta confianza tienes en ti mismo). "La autoeficacia –dijo– es la capacidad de tener confianza en uno mismo, de sentirse capaz de llevar a cabo nuestra meta. En las situaciones límites los que sobreviven son los que persisten y persisten mejor quienes confían en sí mismos".
También afirmó que "bien estructurados, serán los cuatro soportes de un yo sólido y saludable; si fallas en alguno de ellos, tu autoestima se mostrará coja e inestable. Y yo diría que hay un principio fundamental: merezco todo aquello que me haga crecer como persona y ser feliz, sin que haga mal a los demás".
Durante nuestra infancia nos enseñan una serie de conductas de cuidado de nuestro cuerpo, sin embargo, perdemos de vista los aspectos psicológicos. Y lo cierto es que la construcción del autoestima "es un aprendizaje como cualquier otro. Es importante enseñar a un niño a que no se autocastigue". Prestar atención a la educación emocional de un niño, mejorará según este experto las posibilidades de un crecimiento mental sano.
"La gente que tiene una buena autoestima es la mejor superviviente ante una situación de crisis, porque las personas que se quieren a sí mismas desarrollan mejores estrategias para afrontarla", remacha Riso. "Por el contrario, muchas veces nos regodeamos en el dolor. La cultura nos ha enseñado a llevar un garrote invisible, pero doloroso, con el que nos golpeamos cada vez que equivocamos el rumbo o no alcanzamos las metas personales".
"Amarse a uno mismo es la capacidad genuina de reconocer, sin vergüenza ni temor, las fortalezas y virtudes que poseemos, integrarlas al desarrollo de nuestra vida y volcarlas en los demás de manera efectiva y compasiva", explica.
"¿Cuántos Brad Pitt y Jolies veis por las calles?"
¿Cómo enfrentarse a un mundo en el que la imagen tiene una enorme importancia si nuestro físico no encaja en los patrones estereotipados? Según Riso, "hay que inventar códigos estéticos propios". Debemos tratar de ser menos críticos con nuestro físico, valorarnos en conjunto y dejar de ser "hiperobservadores". El autor preguntó, riendo, al público: "¿cuántos Brad Pitt y Angelina Jolie veis por la calle? ¿Cuántos hay aquí entre nosotros?". Y respondió: "la mayoría somos normales". Hay que saber valorar a las personas más allá del físico. "Hay que aprender a llevar el cuerpo –dijo– , somos un poco más que piel y huesos: humor, simpatía, arrojo... Caer en la obsesión por el aspecto pude conllevar graves problemas psicológicos".
Los Autoesquemas
En resumen, lo que dice Riso es que lo que piensas y sientes acerca de ti mismo es aprendido y almacenado en forma de teorías llamadas "autoesquemas". Hay autoesquemas positivos y negativos. Los primeros te llevarán a estimarte, los segundos a odiarte. "Nadie contempla y cuida a una persona que odia. De manera similar, si la visión que tienes de ti es negativa, no te expresarás afecto, pues no creerás merecerlo. Si tu autoesquema es positivo y no lo alimentas, se desvanecerá. Algunas personas, en lugar de felicitarse, disimulan su alegría con un parco y flemático: "No es nada" o "era mi deber"...".
Riso, apoyado en estudios de psicología experimental, afirma que la visión que se tiene de uno mismo es un factor determinante para generar vulnerabilidad o inmunidad a una serie de trastornos psicológicos.
FUENTE:
Walter Riso: "Amarse a sí mismo es poner un dique de contención al sufrimiento"
En ocasiones, nuestra autoestima, nuestro amor propio, pasa por baches que nos hacen sentir un poco inseguros. Igual que hay veces en las que las relaciones interpersonales no marchan a las mil maravillas y la soledad no deseada hace su presencia y nos causa pesadumbre. Para esos momentos, he preparado este video, con la intención de sacarles el mejor provecho, intentar desdramatizarlos y tratar de reírnos sanamente un poquito de nosotros mismos. Porque, con buen sentido del humor, incluso con un cierto toque de ironía, los males son menores y podemos llevarlos con el espíritu más alto. Así entiendo esta canción de Ismael Serrano de su disco "La Memoria de los Peces".
AnA Molina (Administrador del blog)
. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
ResponderEliminarEN LA CONDUCCION DIARIA
Cada señalización luminosa es un acto de conciencia
Ejemplo:
Ceder el paso a un peatón.
Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.
Poner un intermitente
Cada vez que cedes el paso a un peatón
o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.
Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.
Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.
Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años
Hola, Joaquín.
EliminarGracias por tu interesante aportación, la cual comparto plenamente. No considero que sea necesario practicar ninguna técnica de desarrollo personal, de meditación o ser creyente de ninguna filosofía o religión en concreto para desarrollar consciencia. La toma de consciencia es propia de la naturaleza humana en sí misma, intrínseca al hombre librepensador, deseoso de conocerse a sí mismo y de desarrollar su atención respecto a sí y a nuestros semejantes.
En cualquier pequeño acto cotidiano se puede desarrollar la consciencia, tanto individual como colectiva, ya que ésta última parece estar atravesando un período de fragilidad en nuestra sociedad de la velocidad, el consumismo y el individualismo exacerbado. Como bien dices, la conducción es una forma sencilla pero eficiente de llevar la toma de consciencia a la práctica, tanto como el saber convivir con respeto y libertad en cualquier colectivo, en cualquier entorno social: en el trabajo, en nuestro vecindario, en nuestro centro de estudios, con nuestros familiares y amigo… valorar, respetar y agradecer la labor realizada por nuestros colegas profesionales; ofrecer un saludo y una sonrisa cuando coincidimos con nuestros vecinos en el ascensor; colaborar con las labores domésticas, preguntar a nuestra familia qué tal les fue el día al regresar por la noche a casa; ofrecer nuestra ayuda a un amigo en una difícil situación o reír con nuestros hijos, respetar a nuestros mayores… y tantos gestos cotidianos en apariencia insignificantes, que son los que componen realmente nuestra existencia, gracias a los cuales, integrándolos en nuestro día a día, nos harán sentir más felices con nosotros mismos y nos ayudarán a hacer felices a los demás, a estar serenos y sentirnos satisfechos al finalizar el día, a comprender su gran valor, en definitiva, habrán contribuido tanto como la conducción, la lectura de un libro de desarrollo personal o la práctica del yoga o la meditación a crear consciencia, a ser y sentirnos hombres de verdad.
Se podría ampliar muchísimo el tema y tomo nota para poder desarrollarlo en un futuro pues me has ofrecido un nuevo tema más sobre el que explorar e investigar, pues estoy completamente de acuerdo contigo e, insisto, me parece una aportación estupenda la que has hecho con tu comentario. Te invito a que sigas participando con tus palabras y así podamos aprender todos un poquito más cada día cómo tomar consciencia.
Muchas gracias y un saludo.
AnA Molina (administrador del blog)