Kathinka
Evers, experta en neuroética, lleva las cejas pintadas a lo Groucho Marx, lo
que da a su mirada una profundidad inusual mientras me habla, muy despacio, de
bioética. Para esta investigadora el cerebro es dinámico y variable y su
arquitectura está sujeta al impacto social. Otros, como Gazzaniga, padre de la
neurociencia cognitiva, afirman que nuestro cerebro se rige por leyes físicas y
que son estas las que dominan nuestra conducta. Evers ha sido investigadora en
Oxford y en el departamento de Filosofía y Derechos Humanos de la Universidad
de Essex. Tiene varios libros publicados. En Neuroética, cuando la materia se
despierta (Kats) habla sobre cerebro y moralidad, y sobre eso ha dado una
conferencia en el CCCB.
¿El
cerebro es moral?
Si
hablamos de un cerebro adulto y sano, sí.
La
moral se aprende
Casi
todo el cerebro es aprendido. Los humanos, a diferencia del resto de los
mamíferos, nacemos con un cerebro no acabado y utilizamos gran parte de nuestra
vida para desarrollarlo.
Unos
más y otros menos
El
hombre de neandertal utilizaba más de la mitad de su vida para desarrollar su
cerebro. La evolución ha favorecido el dominio de un animal cuyo cerebro
responde al aprendizaje. La educación influye en el cerebro, y este
descubrimiento ha sido crucial.
¿Qué
más sabemos?
Que
las distintas capacidades utilizan distintas zonas del cerebro; las capacidades
morales se desarrollan sobre todo en el lóbulo frontal, y este se desarrolla
con la edad.
¿Cuando
nacemos, el lóbulo frontal está en pañales?
Sí,
y eso significa que los niños y adolescentes no tienen capacidad para entender
algún tipo de pensamiento moral y nociones de riesgo. Por tanto, en la
educación debemos tener en cuenta su nivel de desarrollo.
Y
procurar no dañar esa zona
Cierto,
porque la persona que a raíz de un accidente tiene dañado el lóbulo frontal
puede convertirse en moralmente incapaz: no es que no quiera, sino que no
puede: biológicamente, ha perdido la base del comportamiento moral.
¿La
sociedad es el resultado del tipo de cerebro que tenemos o viceversa?
Las
sociedades están creadas por cerebros, pero a la vez el tipo de cerebro que
tenemos es el resultado de nuestra sociedad. Hay una gran cantidad de
influencias que van en contra de la arquitectura cerebral, y ese es un descubrimiento
reciente muy importante y que tendrá un gran impacto en la sociedad y los seres
humanos del futuro.
¿Cómo
influye la ilusión en la construcción del cerebro?
Las
ilusiones existenciales son necesarias. Por ejemplo, no queremos ver el
sufrimiento que nos rodea, ser plenamente consciente de él lastraría en exceso
nuestra vida.
¿Nuestro
cerebro necesita la trascendencia?
Sí,
somos animales dominados por el miedo, queremos trascender y eso es una
ilusión, porque somos seres biológicos pero seguimos disociándonos de la
naturaleza.
¿Es
cultural o cerebral?
Es
el resultado de ambas. La neuroteología dice que hay diferencias en el cerebro
entre las personas religiosas y no religiosas.
Somos
menos lógicos de lo que creemos
Y
perdemos la lógica con la edad. Los niños son más lógicos que los adultos, por
eso debería estudiarse lógica en la infancia. Dígame: si creamos un robot
extremadamente sofisticado, ¿se convertirá en una persona?
Según
Philip K. Dick, autor de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, no
Exacto.
Durante el siglo XX se ha analizado al ser humano como un robot intelectual.
Hoy sabemos que la emocionalidad aumenta nuestra inteligencia y nuestra
capacidad para comportarnos de manera compleja.
No
podía ser sólo cosa de niñas
Los
androides de Dick no podían prever las acciones humanas porque no tenían
emociones para entender cómo nos comportamos. Pero si conseguimos que las
aprendan, tendrán autoconciencia.
¿Los
otros animales también tienen emociones?
No
se dónde está el límite, supongo que es un tema de complejidad del sistema
nervioso. Pero yo no como mamíferos porque tienen inteligencia y emociones.
¿Por
qué el 99% de nuestra comunicación es inconsciente?
Tiene
que ser así porque la conciencia es algo muy lento y no sobreviviríamos. De
hecho, comunicamos menos de lo que creemos. La mayoría de las veces nos
comunicamos únicamente con nosotros mismos.
¿Y
los otros?
Cada
cual interpreta las cosas de manera distinta, por eso es ridículo intentar
identificar comportamientos de grandes grupos; decir por ejemplo "los
hombres son así o las mujeres asá" no es correcto, las diferencias
individuales son mayores que las de sexo.
¿Cómo
se aplica la neuroética a temas concretos como el coma?
Hay
estudios recientes sobre las funciones cerebrales realizados con personas que
están en coma o en estado vegetativo. En algunos casos se ha visto que tienen
capacidad de pensamiento, de comunicación y de autoconciencia, y esto nos pone
frente a cuestiones éticas muy difíciles.
Pin
van Lommel, cardiólogo, nos contó que muchas personas, al despertar de un coma,
recuerdan lo acontecido.
Es
cierto. En Suecia se dio el caso de una persona que dijo al despertar: "Me
poníais una música horrible". En Bélgica, Steven Laureys ha intentado
establecer comunicación con personas en coma utilizando la neurotecnología,
midiendo la actividad cerebral que se genera en cada pensamiento.
¿Pueden
preguntarles cosas?
Sí.
Los resultados son muy interesantes porque se puede establecer comunicación sin
hablar y sin comportamiento externo. Las mismas investigaciones realizadas con
personas sanas demuestran que podemos llegar a leer la mente, aunque los
resultados hasta ahora son limitados.
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