A
continuación se exponen solamente algunas de las reglas éticas básicas del Reiki Tradicional
Japonés.
Las
mismas tienen una característica en común: no sólo no caen por sí mismas al ser
sometidas al sentido común, sino que se ven fortalecidas.
No
diagnosticar
Éticamente
no es correcto realizar diagnóstico de ninguna clase, ni psíquico ni físico. En
primer lugar, porque este sistema no fue creado con tal fin, ni posee las
herramientas para hacerlo.
En
caso de realizarse se caería en el riesgo de equivocarse y de condicionar en
forma negativa al receptor (además de darle un gran susto, por supuesto).
Por
otra parte, un diagnóstico debe hacerlo solamente un profesional de la salud
(por ejemplo, un médico lo hará desde la medicina y nunca desde Reiki). Y los practicantes
de Reiki no lo son.
Generalmente,
la actitud de dar diagnósticos, obedece a un afán por destacarse o de manipular
a la persona que llegó a hacerse Reiki.
No
es posible prever resultados
Y
por lo tanto, tampoco se puede prometer resultados. Nuevamente vemos
practicantes que pretenden colocarse en esa posición de superioridad frente a
quien recibe la energía y prometen un efecto determinado.
La
experiencia nos dice que, en algunas personas una, sesión de Reiki puede tener
el mismo efecto que diez sesiones en otra.
Hay
quienes sanan y otros no. Y no es el practicante quien determinará en forma
anticipada cuál será el efecto final. Obviamente que eso está en manos del
poder sanador de la energía Reiki del universo.
No
interferir con el tratamiento médico tradicional
Nunca
está de más aclarar este punto, ya que nos hemos enterado de algunos casos
donde se aconseja cambiar o abandonar medicamentos. Esto, en algunos países,
puede ser considerado como práctica médica y el practicante, a menos que sea
médico, puede terminar en prisión.
Para
ser más claros: el practicante de Reiki ni siquiera tiene la necesidad de saber
cuál es la enfermedad de quien lo recibe. Simplemente canaliza la energía y
ésta hace su trabajo.
Somos
canales y no sanadores.
"Yo
lo sané” o "yo lo curé” son frases habituales en los
comentarios de algunos practicantes. ¡Nada más alejado de la realidad!
Reiki,
como camino de crecimiento espiritual, abre los canales de comunicación con
nuestro Ser Superior y de ahí proviene toda mejoría y nunca por obra de la
persona que canaliza.
Ningún
instructor o maestro Reiki tiene la capacidad de medir objetivamente la
capacidad de canalizar de sus alumnos.
Y
por lo tanto, nunca debería decir si una persona está lista o no para tomar
determinado nivel. El avanzar en el camino de Reiki debe ser siempre una
decisión tomada libremente. El instructor no debería alentar ni retrasar el
avance de sus alumnos.
El
practicante debe llevar una vida acorde con su práctica
No
pretendemos que quien practica Reiki se ilumine antes de dedicarse a canalizar
energía para otros. Simplemente se trata de llevar una vida donde se vibre
armoniosamente con lo que se está entregando. Si no es así, ¿realmente
estaremos brindando la Luz de Reiki?
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