"La proclamación de la Constitución de 1812" (Viniegra, 1911) |
A
pesar de no encuadrarse en el enfoque del blog, ni de mis convicciones
personales, hoy me he decidido a dejar un toque de historia y actualidad
política española, ya que se celebra el bicentenario de la Constitución
Española de 1812, conocida popularmente como "La Pepa",
sobrenombre de procedencia imprecisa, pero que parece deberse a un recurso
indirecto que se empleó para referirse a ella tras su derogación, ya que fue
promulgada el 19 de marzo, día de San José, por las Corte Generales de España,
reunidas extraordinariamente en Cádiz, y a la que se le ha otorgado una gran
importancia histórica por tratarse de la primera constitución promulgada en
España, además de por ser una de las más liberales de su tiempo.
Oficialmente
estuvo en vigor sólo dos años, hasta su derogación en Valencia, el 4 de mayo de
1814, tras el regreso a España de Fernando VII . Posteriormente se volvió a
aplicar durante el Trienio Liberal (1820-1823), así como durante un breve
período en 1836 a 1837, bajo el gobierno progresista que preparaba la
Constitución de 1837. Sin embargo, de hecho apenas si entró en vigor, puesto
que en su período de gestación buena parte de España se encontraba en manos del
gobierno pro-francés de José I de España, otra en mano de juntas interinas más
preocupadas en organizar su oposición a José I y el resto de los territorios de
la corona española (los virreinatos) se hallaban en un estado de confusión y
vacío de poder causado por la invasión napoleónica.
La
constitución establecía la soberanía en la Nación, la monarquía constitucional,
la separación de poderes, la limitación de los del rey, el sufragio universal
masculino indirecto, la libertad de imprenta, la libertad de industria, el
derecho de propiedad o la fundamental abolición de los señoríos, entre otras
cuestiones, por lo que no incorporó una tabla de derechos y libertades, pero sí
recogió algunos derechos dispersos en su articulado. El texto consagraba a
España como Estado confesional católico, no reconociendo ninguna libertad religiosa
y el rey lo seguía siendo "por la gracia de Dios y la Constitución".
Se
convirtió en el hito democrático en la primera mitad el siglo XIX que
transcendió a varias constituciones europeas e impactó en los orígenes
constitucionales y parlamentarios de la mayor parte de los estados americanos
durante y tras su independencia. Sin embargo, la mayor parte de las
investigaciones dedicadas a su estudio omiten o minusvaloran la influencia que
la revolución liberal y burguesa española tuvo al transformar el imperio
colonial español en provincias de un nuevo estado y convertir en nuevos
ciudadanos a los antiguos súbditos del absolutismo y que incluía en su
definición de ciudadanos españoles no sólo a los europeos, o sus descendientes
americanos, sino también a las castas y a los indígenas de los territorios de
América, lo que se tradujo, en tercer lugar, en su trascendencia para las
nacientes legislaciones americanas.
"Alegoría de la Verdad, el Tiempo y la Historia" (Francisco de Goya, 1797 - 1800) |
Hoy,
dos siglos después, parece que los
españoles retrocediésemos en el tiempo, volviendo a un régimen absolutista, en
el que vemos como nuestros derechos constitucionales, principalmente en el
ámbito económico y laboral, se ven reducidos progresiva y drásticamente tras
decenas de años de lucha ciudadana y obrera para su obtención. Nos encontramos
con una ley ya vigor que recorta nuestra capacidad de información de forma
semejante a la S.O.P.A. estadounidense, con la diferencia que ésta última no
ha llegado a ver la luz y la española,
conocida como Ley Sinde, sí; se nos recortan nuestros derechos en educación y
en sanidad; se nos suben sistemáticamente los impuestos; se nos congelan los
salarios y se permite a las empresas hasta su reducción en un 15 %; se recortan
las pensiones y el subsidio de desempleo; se aprueba una legislación laboral
que nos deja a los trabajadores totalmente indefensos y al libre albedrío de
las empresas cuando nos encontramos con una tasa de desempleo próxima a los
6.000.000 de trabajadores. Mientras sucede esto y más, la banca, la gran
empresa privada y los dirigentes políticos del país siguen enriqueciéndose a
costa del sacrificio de los ciudadanos, cuando el país soporta un déficit
económico altísimo; no se invierte en investigación y desarrollo; no se genera
empleo, sino que sólo destruye y el despido libre se ve favorecido por el
propio Gobierno dirigente; la pequeña y media empresa está asfixiada; no existe
la posibilidad de ahorro de las familias cuando miles de ellas se enfrentan al
desahucio y con todos sus miembros en edad de trabajar sin empleo, al igual que
nuestros jóvenes, que no ven posibilidades de futuro, cuando su formación se
recorta y limita en beneficio de una "educación de excelencia"
que únicamente favorece a los más adinerados, cuando no tienen posibilidad de
independizarse por no tener recursos económicos que les permitan el acceso a
una vivienda y sin perspectivas de un futuro laboral; la población de clase
media de más de cuarenta años también soporta un alto porcentaje de desempleo y
sin alternativas de recolocación. Por primera vez en décadas, la salida de
españoles al extranjero en busca de empleo supera a las entrada de inmigrantes
procedentes de América Latina, el Norte de África y de los países del Este; la
justicia se pierde cuando se condena a aquellos que abogan por la libertad y la
igualdad, por la menospreciada "memoria histórica" de nuestro
país, mientras los estafadores y corruptos son absueltos en juicios injustos.
Así, pareciese que nos encontrásemos más en un régimen feudal que democrático,
más propio de la Edad Media que del Siglo XXI y de un país donde hoy hace 200
años, se proclamó la primera constitución que reconocía por primera vez en la
historia de España unos derechos civiles adelantados a su tiempo. Así, dos
siglos después del famoso ¡Viva La
Pepa!, no es de extrañar el surgimiento de movimientos de "indignación"
popular generalizada como el "15-M" que defienden y
reivindican cuanto vamos perdiendo socialmente, mientras las fuerzas de orden
público arremeten violentamente contra ellos, incluso contra menores de edad a
las puertas de colegios, quedando impunes los responsables de estas agresiones
policiales que van en aumento, como si nos encontrásemos en los momentos de
represión de la Dictadura Franquista que ya forma parte de nuestra historia del
siglo pasado y la política de este país ha adquirido una orientación con un significado muy diferente de decir que...
AnA
Molina (Administrador del blog)
FUENTES:
Constitución Española de 1812
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