domingo, 22 de julio de 2012

Autores que Han Contribuido al Paradigma Holístico

Stanislav Grof
El Dr. Stanislav Grof es psiquiatra y tiene más de treinta años de experiencia de investigación en psicoterapia y estados de conciencia no habituales. Tras comprender las limitaciones del psicoanálisis investigó los efectos sobre la conciencia del LSD en tanto apertura de nuevas puertas de percepción. Como parte de su carrera profesional, se desempeñó durante siete años como profesor adjunto en la John Hopkins University, fue jefe de investigación en Psiquiatría en el Maryland Psychiatric Research Center y durante catorce años se desempeñó como Scholar in Residence en el Esalen Institute de Big Sur de California. Es uno de los fundadores de la psicología transpersonal y también uno de los principales teóricos de dicha corriente. Fue fundador y presidente de la International Transpersonal Association.

Unidad del mundo. La parábola del océano
"La conciencia universal es frecuentemente comparada al océano : una masa fluida, indiferenciada, y la primera fase de la creación correspondería a la formación de olas. Una ola puede ser considerada como una entidad individual, sin embargo, es evidente que la ola es el océano y el océano es la ola. No hay separación ni distinción en última instancia.

La fase siguiente de la creación sería una ola rompiéndose sobre las rocas y evaporándose en el aire como gotas de agua, que existirán en tanto que entidades individuales durante un corto periodo, antes de ser nuevamente tragado por el océano. Así, tenemos aquí momentos fugitivos de existencia separada.

Pero imaginemos ahora el agua evaporándose formando una nube. Ahora, la unidad original se oscurece y se esconde detrás de una verdadera transformación, y es necesario tener algún que otro conocimiento de física para darse cuenta que esta nube es el océano, y el océano es la nube. Sin embargo, al final, el agua de la nube se va a reunir con aquella del océano bajo forma de lluvia.

La separación final, donde el vinculo con la fuente originaria aparece completamente olvidada, es muchas veces ilustrada por un copo de nieve que se ha cristalizado a partir del agua de la nube que, en su origen, se había evaporado del océano. Tenemos ahí una entidad muy estructurada, muy individual y separada que no implica, en apariencia, ninguna similitud con la fuente.

Ahora, tenemos realmente necesidad de un saber sofisticado para reconocer que el copo de nieve es el océano, y el océano el copo de nieve. Y para reunirse con el océano, el copo de nieve debe abandonar su estructura y su individualidad; debe someterse a la muerte de su ego, de alguna forma, para volver a su fuente."

(Extraído del libro de Fritjof Capra, "Sabiduría Insólita").



Trascripción de las palabras de la grabación de Stanislav Grof
Durante mis estudios de medicina fui voluntario en una clínica psiquiátrica. Yo decidí estudiar medicina porque leía a Freud y ya trabajaba en psiquiatría antes
de siquiera graduarme. Y mi maestro, quien obtuvo esta muestra de Sandoz, estaba interesado en LSD pero no tenía mucho tiempo, así que nos utilizo para analizar a sujetos de experimentación. Así fue que desde 1954 ya analizaba los efectos en personas. Aunque inicialmente no permitían que los estudiantes se analizaran, teníamos que esperar hasta la graduación. Y lo primero que hice en el '56 fue ser voluntario de una sesión de LSD.

Esta experiencia fue algo que cambió mi vida, profesional y personalmente. Mi preceptor, de menor rango que un profesor, Lud Zantrovichec, él estaba interesado en electroencefalografía. Y en la época en la que los experimentos se estaban llevando a cabo, él estaba especialmente interesado en un método llamado "Manejo de ondas cerebrales" o "Entrenando las ondas cerebrales". Exponía a los sujetos a una fuerte luz estroboscópica de diferentes frecuencias y estudiando los encefalogramas, analizaba las ondas de la correspondiente parte cerebral que sería la suboccipital de la estimulación óptica, y después tomaría la frecuencia que le ha sido alimentada para ver si podías manejarlas y entrenarlas. Así que, una de las condiciones puestas para que yo pudiera tomar LSD era que yo estuviera de acuerdo con realizar el EEG antes, durante y después con todo y luces estraboscópicas. Yo tuve una sesión que fue fascinante al principio, vi una increíble proyección de colores caleidoscópicos con imágenes sugerentes al Islam y a los árabes, vi la ciudad de Granada en algún momento. Después se abrió un poco más y pude explorar mi pasado, mi niñez, etcétera. Fue muy interesante, pero después se utilizó el estroboscopio, que me llevo a otro nivel completamente diferente, Ya habían pasado como 3 o 4 horas y cuando la investigadora vino y ya era hora de hacer el experimento, ella me llevo a una sala con un sofá y me recosté.

Ella pegó los electrodos en mi cabeza y trajo un estroboscopio enorme y me pidió que cerrara los ojos, luego ella lo encendió y yo aunque tenía los ojos bien cerrados, veía luces de una intensidad y brillo que jamás había visto en mi vida, que ni siquiera imaginaba que existiesen. Fue como, sabes, cuando lees literatura mística y hablan de "Millones de soles". Así lo sentí yo: Como con la intensidad de la bomba de Hiroshima. Después mi conciencia salió catapultada fuera de mi cuerpo, y perdí conexión con los investigadores, con la clínica, con Praga, con el planeta entero. Y tuve esta maravillosa experiencia con mi conciencia, abrazando todo, transformándome en El Todo. Luego ya bajando, me volví el universo entero, viaje hasta el Big-Bang y tuve experiencias innombrables hasta que leí acerca de los hoyos negros, los hoyos blancos, púlsares... fue una increíble experiencia cósmica. Ya que estaba de vuelta estaba impresionado. Y esto fue lo que generó mi interés de toda la vida en estados de conciencia alterados. Así que en estos últimos 50 años me he dedicado casi completamente a cosas relacionadas con los estados de conciencia alterados. Se volvió mi vocación, mi profesión y mi pasión.

Edgar Morin
Edgar Morin se inicia en el campo de la matemática social en el terreno de la cinematografía, aproximándose al surrealismo, aunque todavía no abandonando el socialismo, del cual comparte ideas con Franco Fortini y Roberto Guiducci, así como de Herbert Marcuse y otros filósofos. Funda y dirige la revista Argumentos (1956-1962) al tiempo que vive una crisis interior y se manifiesta contra la guerra argelina (1954-1962).

Al iniciar la década de 1960, Morin inicia trabajos y expediciones por Lainoamérica y queda impresionado por su cultura. Posteriormente empieza a elaborar un pensamiento que haga complementar el desarrollo del sujeto. Ya en Poulhan, y en compañía de sus colaboradores, desarrolla una investigación de carácter experimental que culmina con la tesis de la transdisciplinariedad, que le genera mayores contradicciones con otros académicos.

Durante la revuelta estudiantil del mayo francés (1968), escribe artículos para Le Monde, en la cual descifra el significado y sentido de ese suceso.

Con el surgimiento de la revolución biogenética, estudia el pensamiento de las tres teorías que llevan a la organización de sus nuevas ideas (la cibernética, la teoría de sistemas y la teoría de la información). También se complementa en la teoría de la auto-organización de Heinz von Förster. Para 1977, elabora el concepto del conocimiento enciclopédico, del cual liga los conocimientos dispersos, proponiendo la epistemología de la complejidad.

Consciencia sin ciencia y ciencia sin consciencia son mutiladas y mutilantes
“Las ciencias humanas no tienen consciencia de los caracteres físicos y biológicos de los fenómenos humanos. Las ciencias humanas no tienen consciencia de su inscripción en una cultura, una sociedad, una historia. Las ciencias no tienen consciencia de su función en la sociedad. Las ciencias no tienen consciencia de los principios ocultos que gobiernan sus elucidaciones. Las ciencias no tienen consciencia de que les falta consciencia.

Pero de todas partes surge la necesidad de una ciencia con consciencia. Ha llegado el momento de tomar consciencia de la complejidad de toda realidad -física, biológica, humana, social, política- y de la realidad de la complejidad. Ha llegado el momento de tomar consciencia de que una ciencia carente de reflexión y una filosofía puramente especulativas son insuficientes. Consciencia sin ciencia y ciencia sin consciencia son mutiladas y mutilantes”.

(Extraído del libro de Edgar Morin, "Ciencia con Consciencia").

Edgar Morin, el impulsor de toda una corriente de Pensamiento Complejo, nos advierte de este punto ciego que ha tenido (y en parte todavía tiene) la indagación científica: la falta de autoconsciencia, de saberse limitada y condicionada por el tiempo y el marco cultural en el que se gesta, a la vez que la necesidad de saberse profundamente interrelacionada con otros conocimientos aparentemente alejados.

Ciencia y vida se codeterminan. Ninguna puede ser -en el caso de lo humano- ajena a la otra. Este reto de construir una nueva ciencia transmoderna, que parta de los grandes logros de la ciencia en la modernidad, pero que asuma de modo más humilde sus limitaciones, es el gran imperativo en el momento presente para quienes se dedican a incrementar y cuestionar críticamente el conocimiento. La multidisciplinariedad, la complementariedad entre las ciencias físicas, básicas y positivas y las ciencias sociales y humanidades son hoy más necesarias que nunca.

Sistema frente a reduccionismo
Edgar Morin, exitosa voz discordante, es sin duda uno de los pensadores vivos más importantes. Su insistencia en proclamarse ateo refleja un rechazo claro del teísmo, de la creencia en un dios personal, pero no logra disipar en el lector la impresión de que sus propuestas favorecen grandemente el reencantamiento de la naturaleza, la “panteización” del mundo.

La teoría de sistemas (von Bertalanffy, 1901-1972) fue, para Edgar Morin, un punto de partida, y la conocida frase de Aristóteles “El todo es más que la suma de las partes”, una clave esencial. Él constata, en efecto, como von Bertalanffy, que “entidades (de un cierto orden) integran entidades (de órdenes superiores)”. Sólo que para él hay más... La complejidad no es sólo la forma anidada en que se estructura el mundo, forma que la concepción sistémica percibía ya con claridad.

La realidad compleja, que se identifica con la realidad toda, cuenta además con otros rasgos característicos. Entre ellos los siguientes:

1. Toda entidad real –y, por eso mismo, compleja– es abierta, en el sentido de estar relacional y energéticamente integrada en un medio constituido por una intrincada red de otras entidades de su mismo nivel y de otros niveles, con el que establece un intercambio energético-entrópico e informacional permanente.

2. Al mismo tiempo, toda entidad es también cerrada, en el sentido de contar con una frontera o límite que define su campo espacial de existencia. No obstante, ningún límite es absoluto ni definitivo, aunque sí puede ser estable durante largo tiempo.

3. No es la linealidad sino la circularidad (o mejor, la recursividad) lo que suministra la clave de la Naturaleza. Con gran frecuencia las dinámicas circulares no son “viciosas” (vuelven estérilmente al punto de partida) sino que son “virtuosas”, creativas.

4. Toda entidad real y por tanto compleja despliega, en alguna medida, “apariencia de finalidad”, al menos en lo que a su automantenimiento se refiere. La teleonomía no es exclusiva de la vida orgánica, aunque sí se despliega en ella con expresividad máxima. La autoorganización, basada principalmente en dinámicas recursivas, en "feedbacks", es un fenómeno universal que, por lo demás, se asocia necesariamente a la eco-organización (ver punto 1).

5. Algo parecido a una “autoidentidad” rudimentaria parece vislumbrarse en las entidades naturales, a causa de su auto-eco-organización. Aunque parezca un tanto excesivo hablar de conciencia tratándose de entidades no vivas, lo cierto es que un modelo basado en el cierre auto-organizativo más la apertura informacional proporciona una base para que la misma pueda teóricamente esbozarse a un nivel muy elemental, incluso muy atrás (o muy abajo) en la “Gran Cadena de la Realidad Compleja”, inextricablemente solidaria, por otra parte, en tanto que red con nudos entitativos múltiples.

6. Las propiedades emergentes de las entidades que surgen en los niveles de integración superiores, que postula el sistemismo, son admitidas también por el enfoque de la complejidad, pero se tiene en cuenta que el “yo” también forma parte de la red de la realidad compleja, y que en las propiedades y cualidades de todo también él se encuentra, de algún modo, implicado. La “realidad-en-sí” está ciertamente ahí, pero un mundo sensible e inteligible sólo nace de la interacción entre dicha realidad y el sujeto, sólo nace en la "interface" de ambos, por lo que todo descubrimiento (por ejemplo, de propiedades emergentes) tiene algo de creación, y viceversa. No es de extrañar que los dibujos de Escher sean los iconos predilectos de Edgar Morin.

7. La naturaleza intrínsecamente compleja de la realidad no desemboca “hacia abajo” en un nivel básico simple. La complejidad existe en y desde la misma base, afirma con rotundidad Edgar Morin. Pero desde el momento en que la complejidad se define como “la imposibilidad de descomponer algo en partes absolutamente simples aplicando un algoritmo, aunque sea ilimitadamente largo”, cabe concluir que no existe, según Morin, ningún zócalo físico verdaderamente elemental al que todo puede ser reducido. La naturaleza se da en niveles múltiples, todos de la misma categoría ontológica, que son revelados por la conciencia, la cual es, a su vez, producto de esa misma naturaleza que ella contribuye a dar forma.

Mirar la naturaleza desde la complejidad y el holismo
La concepción de Edgar Morin de una naturaleza esencialmente compleja, le conduce al abandono del método de Descartes, que parte de supuestos ontológicos falsos y deforma nuestra relación mental, afectiva y práctica con la naturaleza, con nuestros semejantes y con nosotros mismos. Pero el nuevo Método no ha quedado ya establecido de una vez por todas. El “método de la complejidad” no es susceptible de ser formulado, como el cartesiano, de una manera simple y escueta; se diría que a dicho método sólo cabe aproximarse asintónicamente mediante tanteos. Sólo cabe aproximarse a él recursivamente, de una manera que recuerda el funcionamiento iterativo de muchos programas de ordenador. Hay que subrayar que el enfoque y método de la complejidad hace referencia explícita a su propia provisionalidad. Si toda teorización sobre lo real es un constructo que modeliza y formaliza algunos rasgos fenoménicos de una realidad incognoscible que, como en-sí, se hurta a todas las teorías, esto mismo hay que aplicarlo al enfoque basado en nuestra percepción de la complejidad cósmica. Y de hecho, así lo admite Edgar Morin. Pero ¿cómo superar una concepción tan universal y comprensiva? Es esta una pregunta que da para mucho, pero aun así algo es posible decir en muy pocas palabras… Un universo complejo presupone una realidad múltiple, contradictorio-complementaria, danzante y fluyente, una Naturaleza heraclitiana. Pero ¿quién puede asegurar que sigue siendo así en profundidad? ¿Es múltiple y compleja la raíz más honda de lo real? ¿Es múltiple y complejo lo "real-en-sí"? ¿Se equivocaron Parménides y los Upanishad? Personalmente, pienso que no se equivocaron. Todo apunta a que Edgar Morin está hoy suministrando una descripción magistral de lo que la tradición hindú de la Vedanta Advaita denomina Maya, la Gran Ilusión Cósmica. Pero lo real, lo simple, sigue oculto tras el velo. De esta forma, una de las corrientes sobresalientes del pensamiento contemporáneo ha conducido, en la línea de Bergson, Whitehead y el mismo Teilhard de Chardin, a la superación del racionalismo reduccionista de tradición cartesiana por un nuevo paradigma holístico, al que Edgar Morin ha contribuido desde el enfoque sistémico de la complejidad.




David Joseph Bohm
David Joseph Bohm (1917-1992) fue un físico americano, que hizo importantes contribuciones en los campos de la física teórica, la filosofía y la neuropsicología, y además participó en el Proyecto Manhattan.

El Orden Implicado
"La mecánica cuántica y la relatividad han demostrado el fracaso del orden mecanicista y necesitan otro orden, que yo llamo implicado. Corre paralelo a lo que hemos observado en la mente, por lo que resulta posible establecer una relación entre estos dos ámbitos. El místico puede sentir la inmanencia o la trascendencia de la totalidad, (...) y encuentra muy difícil hablar de ambas, a no ser en términos poéticos  o simbólicos. Uno de estos enfoques es no decir nada, lo que contribuye poco a satisfacer la necesidad que tiene la humanidad de una nueva percepción. Así que si podemos hallar un lenguaje en el que la mente y materia se contemplen como pertenecientes al mismo orden, resultará posible examinar inteligentemente esta experiencia".

(David Bohm).

Bohm fue contemporáneo y admirador de Jiddu Krishnamurti en Inglaterra y fundó la Escuela de Krishnamurti Brockwood Park. Numerosas obras han surgido de esta relación y el diálogo entre el físico y el filósofo.

En este contexto, dentro de la plenitud de su trabajo y el orden implicado (el orden implícito es el lugar) se han tratado de abordar los problemas planteados por la física cuántica, con las definiciones de una nueva visión del mundo cuyas características son:

- Holístico
- Procesual
- No divisibilidad

Bohm se refiere explícitamente en su obra sobre la capacidad de comprender la teoría cuántica como una indicación de un nuevo orden. Este orden implicado de Bohm se compara con un holograma. Bohm lo llama holomovimiento. Tiempo y espacio son sustancias que se despliegan. Se modifica la idea de casualidad: no es una cadena de acontecimientos, sino una figura compleja donde se entretejen el efecto y la causa. Toda la ciencia está implicada en la materia y ésta es el despliegue de la conciencia.

Después de haberse negado a David Bohm, antes de que el Comité de S. U. diera información sobre posibles maniobras subversivas de simpatía con el comunismo, dejó los Estados Unidos en 1955 y se trasladó a Israel, donde pasó dos años en el Technion en Haifa. Allí conoció a su esposa Sarai, a saber, la influencia más importante en el desarrollo de la suya. Bohm 1957 se trasladó al Reino Unido. Desde entonces se ocupó de las implicaciones filosóficas de la mecánica cuántica, especialmente acerca de la paradoja de la no localidad.

Bohm espera la fusión de la ciencia y el arte en la confrontación con la realidad (la separación de arte y La ciencia es sólo una fase preliminar).

Opiniones sobre David Bohm
Einstein expresó acerca de Bohm: "él es el único que puede ir más allá de la mecánica cuántica". A través del tiempo, los libros de Bohn han ido ganando un estatus de culto, debido en parte al enfoque filosófico detrás de los mismos, que rehuye el positivismo típico de la interpretación de Copenhague.

El Futuro de la Humanidad
Krishnamurti y David Bohm investigan acerca de la división que ha creado el ser humano. ¿Hay una Acción que no esté tocada por el pensamiento?

El Futuro de la Humanidad es una de las más claras y asequibles introducciones al pensamiento del gran maestro espiritual J. Krishnamurti (1895-1986). Partiendo de sus incisivos diálogos con el físico David Bohm, este importante libro explora las perspectivas para la supervivencia de nuestro mundo, dadas las inmensas capacidades que tenemos para destruirnos a nosotros mismos.

En estas lúcidas discusiones, Krishnamurti y Bohm examinan antiquísimas e intrincadas cuestiones tales como el significado del tiempo, la trampa del condicionamiento social, la relación del yo con la comunidad y la naturaleza de la conciencia. Comenzando con la pregunta: "¿Cuál es el futuro de la humanidad?", ellos señalan que, mientras se culpa a menudo a la tecnología moderna por haber creado inmensos estragos en la estructura social, el problema fundamental ‑ las destructivas tendencias humanas - ha existido a lo largo de todo el tiempo que la historia ha registrado. Más adelante, ellos aseguran que el individuo posee la clave para prevenir el desastre.

Krishnamurti no propone respuestas. "La verdad es una tierra sin senderos", ha dicho, a la cual no puede llegarse a través de ningún dogma, credo o ritual. Antes bien, él revela en estos diálogos cómo los individuos pueden comenzar a comprender el propio pensar acerca de las cuestiones fundamentales que conciernen a la existencia humana.

Las conversaciones que se presentan aquí ejemplifican la esencia misma de la enseñanza de Krishnamurti ‑ que la verdad sólo puede descubrirse mediante la observación propia y el espejo de la relación. El Futuro de la Humanidad sugiere que podemos ir más allá de nuestro destructivo condicionamiento. Nos exhorta a cambiar desde ahora mismo los patrones de nuestra actividad egocéntrica, de modo tal que la humanidad pueda ser desviada de su presente curso maligno.

J. Krishnamurti fue un maestro espiritual mundialmente renombrado que consagró su vida a guiar a los seres humanos. Por más de cincuenta años, Krishnamurti fue una figura pública que viajó por todo el mundo compartiendo un mensaje con personas de todas las edades. David Bohm es Profesor Emérito de Física en la Universidad de Londres. Sus libros incluyen: La teoría de los cuantos, Causalidad y azar en la Física moderna y La totalidad y el orden implicado. Diálogos previos entre Krishnamurti y Bohm fueron publicados en Más Allá del Tiempo. Y, anteriores a éstos, en La Conciencia Fragmentada, La Verdad y la Realidad y La Totalidad de la Vida.




Ken Wilber
Ken Wilber, nacido el 31 de enero de 1949 en Oklahoma City, es un filósofo estadounidense cuyos intereses versan principalmente sobre psicología, religiones comparadas, historia, ecología y misticismo.

Wilber describe sus logros académicos como "una licenciatura en bioquímica y un doctorado (sin tesis) en bioquímica y biofísica, con una especialización en el mecanismo de los procesos ópticos", pero pronto se decantaría por el abordaje filosófico. Aunque con frecuencia se lo describe como un escritor New Age, su obra es severamente crítica con este movimiento.

Practicante de distintas técnicas budistas de meditación (en especial zazen) e incluso reconociendo su posición filosófica ampliamente influenciada por Nāgārjuna, Wilber no se identifica como budista.

Filosofía perenne
Su trabajo se centra principalmente en distintos estudios sobre la evolución del ser humano y en su interés por promover una integración de la ciencia y la religión, según experiencias de meditadores y místicos, analizando los elementos comunes a las tradiciones místicas de oriente y occidente. En su obra articula distintos aspectos de la psicoterapia y la espiritualidad.

Sus libros tratan sobre filosofía, psicología, antropología, sociología y religión principalmente. Su pensamiento está influido por pensadores como Nāgārjuna, Huston Smith, Ramana Maharshi, Jürgen Habermas, Jean Gebser y Teilhard de Chardin (con quien comparte la intención de crear una teoría que unifique a la ciencia, el arte y la moral), Platón, Hegel y el budismo.

Durante sus primeras épocas como autor (fines de los 70 hasta mediados de los 80) contribuyó al desarrollo de la psicología transpersonal aunque luego se diferenció de esta corriente por considerar que gran parte de sus referentes caían en lo que denominó "falacia pre-trans". Desde hace más de una década, comenzó a desarrollar una teoría integral, donde articula de forma transdiciplinaria gran cantidad de perspectivas para abordar el fenómeno humano utilizando el modelo AQAL. Para promover y avanzar con esta propuesta, en 1998 fundó el Instituto Integral, un centro de estudio para investigar las distintas aplicaciones de lo que denomina enfoque integral.

Wilber establece una jerarquización de los distintos ámbitos de la realidad, incluyendo sociedades, visiones del mundo, niveles de conciencia, modelos políticos, etc., desplegándose en cuatro cuadrantes (el interior-individual, el interior-colectivo, el exterior-individual, y el exterior-colectivo). En los últimos años ha relacionado su teoría integral con el modelo de la dinámica espiral, desarrollada por Don Beck y Christopher Cowan, denominando "vMemes" (memes de valor) a los distintos niveles de desarrollo, asignándoles un color diferente a cada uno.

Debido a los profundos cambios en su pensamiento a través de los años y las múltiples derivas inesperadas que condujo su obra, se suele referir cada momento de la misma a una fase específica. Hasta el momento se consideran al menos cinco fases en su recorrido. En orden cronológico:

- El espectro de la conciencia. w1.
- La conciencia sin fronteras. w1.
- El Proyecto Atman. w2.
- Después del Edén. w2.
- El paradigma holográfico. w2
- Un dios sociable. w2.
- Los tres ojos del conocimiento. w2.
- Cuestiones cuánticas. w2.
- Psicología integral (Transformations of Consciousness). w3.
- Gracia y Coraje (junto a Treya Wilber). w3.
- Sexo, ecología y espiritualidad. w4.
- Breve historia de todas las cosas. w4.
- El ojo del espíritu. w4.
- Ciencia y religión. w4.
- Diario. w4.
- Antología. w4.
- Una visión integral de la psicología. w4.
- Una teoría de todo. w4.
- Boomeritis (novela). w4.
- Espiritualidad integral. w5.
- La visión integral. w5.

Entrevista con Ken Wilber
La Filosofía Perenne es esa visión del mundo que comparten la mayor parte de los principales maestros espirituales, filósofos, pensadores e incluso científicos del mundo entero. Se la denomina “perenne” o “universal” porque aparece implícitamente en todas las culturas del planeta y en todas las épocas. Los mismo lo encontramos en India, México, China, Japón y Mesopotamia, que en Egipto, el Tíbet, Alemania o Grecia. Y dondequiera que la hallamos presenta siempre los mismos rasgos fundamentales: es un acuerdo universal en lo esencial.
Para nosotros, los hombres contemporáneos, que somos prácticamente incapaces de ponernos de acuerdo en nada, esto es algo que se nos hace difícil de creer. Como lo resumió Alan Watts: “Apenas somos conscientes de la extraordinaria singularidad de nuestra propia postura, de modo que nos resulta muy difícil de admitir el hecho evidente de que haya existido un consenso filosófico único, de amplitud universal, que ha sido sostenido por muchos (hombres y mujeres) que han compartido las mismas experiencias y han transmitido esencialmente la mismas enseñanzas, hoy o hace seis mil años, y desde Nuevo México en el Lejano Oeste hasta Japón en el Lejano Oriente".

Esto es realmente muy notable. Creo que estas verdades de naturaleza universal constituyen fundamentalmente el legado de la experiencia universal del conjunto de la humanidad, que en todo tiempo y lugar ha llegado a un acuerdo sobre ciertas profundas verdades referidas a la condición humana y sobre cómo acceder a lo trascendente Esta es una forma de describir lo que es la Philosophia perennis.

TKW: Dices que la filosofía perenne es esencialmente la misma en culturas muy diversas. Pero modernamente se afirma que es el lenguaje y la cultura lo que modela todo nuestro conocimiento. En caso de ser esto cierto, y dado que las diversas culturas y lenguajes son muy diferentes entre si, cabría la posibilidad de que apareciera alguna verdad universal o colectiva sobre la condición humana. Desde este punto de vista no existe una condición humana, como tal, sino tan sólo historia humana; y esa historia es muy diferente en cada caso ¿Qué opinas respecto de toda esta noción de relatividad cultural?

KW: Hay mucha verdad en ello. Existen , sin duda, una diversidad de culturas que poseen un diferente “conocimiento local”, y la investigación de esas diferencias constituye un actividad muy interesante. Pero si bien es cierta la existencia de una relatividad cultural, ello no es toda la verdad.

Además de las diferencias culturales evidentes, como son el tipo de alimentación, las estructuras lingüísticas o las costumbres de apareamiento, por ejemplo, existen también muchos otros fenómenos en la existencia humana que son, en gran medida, universales o colectivos. El cuerpo humano, tiene por ejemplo doscientos ocho huesos, un corazón y dos riñones, tanto si se trata de un habitante de New York como de Mozambique, y tanto hoy día como hace miles de años. Estas características universales constituyen lo que se denomina “estructuras profundas” porque son esencialmente las mismas en todas partes.
Sin embargo, para que las diversas culturas utilicen esas estructuras profundas de maneras muy diversas, como los chinos que vendaban los pies de sus mujeres o los de Ubangi que estiraban sus labios, o bien el uso de tatuajes y de prendas de verter, los juegos, el sexo y el parto, todo lo cual varía considerablemente de una cultura a otra. Todas estas variables reciben el nombre de “estructuras superficiales”, porque son locales en vez de universales.

Esto mismo ocurre también en el ámbito de la mente humana. La mente humana posee estructuras superficiales que varían entre las distintas culturas, y estructuras profundas que permanecen esencialmente idénticas independientemente de la cultura considerada. Aparezca donde aparezca, la mente humana tiene la capacidad de formar imágenes, símbolos, conceptos y reglas. Las imágenes y símbolos particulares pueden variar de una cultura a otra, pero lo cierto es que la capacidad de formar esas estructuras mentales y lingüísticas, y las propias estructuras en sí, es esencialmente las misma en todas partes. Del mismo modo que el cuerpo humano produce pelo, la mente humana produce símbolos. Las estructuras mentales superficiales varían considerablemente entre sí, pero las estructuras mentales profundas son, por su parte, extraordinariamente similares.

Ahora bien, al igual que el cuerpo humano produce universalmente pelo y que la mente produce universalmente ideas, el espíritu humano también produce universalmente intuiciones sobre lo divino. Y esas intuiciones y vislumbres configuran el núcleo de las grandes tradiciones espirituales del mundo entero. Y una vez más, aunque las estructuras superficiales de las grandes tradiciones de sabiduría sean, desde luego, muy diferentes entre si, sus estructuras profundas, por el contrario, son muy similares y algunas veces idénticas.

La filosofía perenne se ocupa fundamentalmente de las estructuras profundas del encuentro humano con lo divino. Porque aquellas verdades sobre las cuales los hindúes, los cristianos, los budistas, los taoístas y los sufíes se hallan en completo acuerdo, suelen referirse a algo profundamente importante, algo que nos habla de verdades universales y de significados últimos, algo que toca la esencia fundamental de la condición humana.

TKW: A primera vista, resulta difícil ver en que podrían estar de acuerdo el budismo y el cristianismo. ¿Cuáles son, pues, los principios fundamentales de la filosofía perenne? ¿Podrías postular sus tópicos fundamentales? ¿Cuántas son esas verdades profundas y esos puntos de acuerdo fundamentales?

KW: Son muchos, pero veamos los siete que considero más importantes:

1º El espíritu existe.
2º El espíritu está dentro de nosotros.
3º A pesar de ello, la mayor parte de nosotros vivimos en un mundo de ignorancia, separación y dualidad, en un estado de caída ilusorio, y no nos percatamos de ese espíritu interno.
4º Hay una salida para ese estado de caída, de error o de ilusión; hay un camino que conduce a la liberación.
5º Si seguimos ese camino hasta el final llegaremos a un renacimiento, a una liberación suprema.
6º Esa experiencia marca el final de la ignorancia básica y el sufrimiento.
7º El final del sufrimiento conduce a una acción social amorosa y compasiva hacia todos los seres sensibles.

TKW: ¡Has dicho muchas cosas! Vayamos paso a paso. Dices que el espíritu existe.

KW: El espíritu existe, Dios existe, existe una realidad suprema, ya sea que se le de el nombre de Brahman, Dharmakaya, Yahwel, Atón, Kether, Tao, Allah, Shiva, “muchos son los nombres que recibe lo Uno”.

TKW: Pero ¿Cómo sabes que el espíritu existe? Los místicos dicen que existe pero ¿en que basan esa afirmación?

KW: En la experiencia directa. Sus afirmaciones no se basan en meras creencias, ideas, teorías o dogmas, sino en la experiencia directa, en la experiencia espiritual real. Esto es lo que diferencia a los verdaderos místicos de los religiosos dogmáticos.

TKW: Pero ¿qué hay del argumento de la experiencia mística no es un conocimiento válido porque es inefable y por consiguiente incomunicable?

KW: Ciertamente la experiencia mística es inefable y no puede traducirse enteramente en palabras, pero lo mismo ocurre con cualquier otra experiencia, ya se trate de una puesta de sol, el sabor de un trozo de tarta o la armonía de una fuga de Bach.

En cualquiera de estos casos debemos haber tenido la experiencia real para saber de que se trata. Pero no por ello se debe concluir que la puesta de sol, la tarta o la música no existen o son experiencias no válidas. Además, aunque la experiencia mística sea, en gran medida, inefable, puede ser comunicada o transmitida. Así, por ejemplo, de la misma manera que la danza se puede enseñar aunque no se pueda transmitir con palabras, también es posible aprender una determinada práctica espiritual bajo la tutela de un determinado maestro espiritual.

TKW: Pero esa experiencia mística que tan verdadera le parece al místico bien podría estar equivocada. Los místicos pueden afirmar que están fundiéndose con Dios pero ésa no es ninguna garantía de que lo que dicen es lo que ocurre en realidad. Ningún conocimiento es absolutamente seguro.

KW: Estoy de acuerdo en que la experiencia mística no es más cierta que cualquier otra experiencia directa. Pero ese argumento, lejos de echar por tierra las afirmaciones de los místicos, los eleva, en realidad, al mismo estatus que yo definitivamente acepto. En otras palabras, el mismo argumento que se puede aducir en contra del conocimiento místico puede aplicarse, en realidad, a cualquier otra forma de conocimiento basado en la experiencia evidente, incluida la experiencia empírica. Creo que estoy mirando la luna, pero bien pudiera estar errado; los físicos creen en la existencia de los electrones, pero podrían estar equivocados; los críticos consideran que Hamlet fue escrito por un personaje histórico llamado Shakespeare, pero podrían estar en un error, etc.

¿Cómo podemos estar seguros de la veracidad de nuestras afirmaciones?

Mediante más experiencias.

Pues bien, eso es precisamente lo que han estado haciendo históricamente los místicos a lo largo de décadas, siglos y milenios: comprobar y refinar sus experiencias, un récord de constancia histórica que hace palidecer incluso a la ciencia moderna. El hecho de que este argumento, lejos de echar por tierra las afirmaciones de los místicos, lo que hace es conferirles de una manera sumamente adecuada –a mi juicio– el estatus de auténticos expertos e informados sobre su especialidad y, por consiguiente, los únicos verdaderamente capacitados para establecer aseveraciones al respecto.

TKW: Muy bien. Pero a menudo he escuchado que la visión mística bien podría tratarse de una patología esquizofrénica ¿Cómo contestarías a esa acusación?

KW: No creo que nadie ponga en duda que ciertos místicos presentan rasgos esquizofrénicos y aun que haya esquizofrénicos que experimentan intuiciones místicas. Pero desconozco a cualquier autoridad en la materia que crea que las experiencias místicas son básicas y primordialmente alucinaciones esquizofrénicas.

Está claro que también conozco a muchas personas no cualificadas que así lo piensan, y que resultaría difícil convencerlas de lo contrario en el breve espacio de este entrevista. Diré, tan solo, que las prácticas espirituales y contemplativas utilizadas por los místicos, como la oración contemplativa o la meditación, pueden ser muy poderosas pero no lo suficiente como para atraer a un montón de hombres y mujeres normales, sanos y adultos y, en el curso de unos pocos años, convertirlos en esquizofrénicos delirantes. El Maestro de Zen Hakuin transmitió su enseñanza a ochenta y tres discípulos que se encargaron de revitalizar y organizar el Zen japonés. Ochenta y tres esquizofrénicos alucinados no podrían ponerse de acuerdo ni siquiera para ir al baño...¿Qué habría pasado con el Zen japonés si éste hubiera sido el caso?

TKW: Una última objeción ¿No es acaso posible que la noción de “ser uno con el espíritu” no sea más que un mecanismo de defensa regresivo para proteger a una persona contra el pánico ante la muerte y lo impermanente?

KW: Si la “unidad con el espíritu” fuese simplemente algo más en lo que uno cree y se tratara, por lo tanto, de una idea o una esperanza, entonces ciertamente suele formar parte de la “proyección de inmortalidad” de una persona, es decir, de un sistema de defensa diseñado, como he intentado explicar en mis libros “Después del Edén” y “Un Dios Sociable”, para protegerse mágica o regresivamente de la muerte bajo la promesa de una prolongación o continuación de la vida.

Pero la experiencia de unidad atemporal con el espíritu no es una idea o un deseo; es una aprehensión directa. Y sólo podemos considerar esa experiencia directa de tres maneras diferentes:

-  Afirmar que se trata de una alucinación, a lo cual acabo de responder.
-  Asegurar que es un error, cosa que también he rebatido.
- Aceptarla como lo que dice ser: una experiencia directa de nuestro ser espiritual.

TKW: Por lo que dices, el misticismo genuino, a diferencia de la religión dogmática, es científico, porque se basa en la evidencia y la comprobación experimental directa ¿Es así?

KW: Efectivamente. Los místicos te piden que no creas absolutamente en nada y te ofrecen un conjunto de experimentos para que los verifiques en tu propia conciencia.

El laboratorio del místico es su propia mente y el experimento es la meditación. Tú mismo puedes verificar y comparar los resultados de tu experiencia con los resultados de otros que también hayan llevado a cabo el mismo experimento.

A partir de ese conjunto de conocimiento experimental, consensualmente validado, llegas a ciertas leyes del espíritu, o a ciertas “verdades profundas” si prefieres llamarlo así.

TKW: Y esto nos lleva de nuevo a la filosofía perenne, a la filosofía mística y a sus siete grandes principios. El segundo principio era: el espíritu está dentro de ti.

KW: El espíritu está dentro de ti, hay todo un universo en tu interior. El asombroso mensaje de los místicos es que en el centro mismo de tu ser, tú vives la divinidad. Estrictamente hablando, Dios no está dentro ni fuera, ya que el espíritu trasciende toda dualidad, pero uno lo descubre buscando fuertemente adentro, hasta que ese “adentro” termina convirtiéndose en “más allá”. El Chandogya Upanishad nos ofrece la formulación más conocida de esta verdad inmortal cuando dice.

En la misma esencia de tu ser no percibes la Verdad, pero en realidad está ahí. En eso, que es la esencia sutil de tu propio ser, todo lo que existe Es. Esa esencia invisible es el Espíritu del universo entero. Eso es lo Verdadero, eso es el Ser. ¿Y tú ? Eso eres tú”.

Tat Tuam así, tú eres "Eso". Es innecesario decir que el “” que es “Eso”, el "" que es Dios, no es tu identidad individual y separada, el ego, ésta o aquella identidad, el señor o la señora de tal. De hecho, el yo individual o ego es precisamente lo que impide que tomemos conciencia de tu Identidad Suprema.

Ese “”, por el contrario, es nuestra esencia más profunda, o si lo preferimos, nuestro aspecto más elevado, la esencia sutil, como lo describe el Upanishad- que trasciende nuestro ego mortal y participa directamente de lo divino. En el judaísmo se le llama el Ruach, el espíritu divino y supraindividualidad que se halla en cada uno de nosotros, y que se diferencia del Nefesh, el ego individual.
En el cristianismo, por su parte, es el Pneuma, el espíritu que mora en nosotros y que es de la misma naturaleza que Dios, y no la psique o alma individual que, en el mejor de los casos, solo puede adorar a Dios. Como dijo Coomaraswamy, la distinción entre el espíritu inmortal y eterno de una persona y su alma individual y mortal (el ego) constituye un principio fundamental de la filosofía perenne.

TKW: San Pablo dijo: “Vivo. Pero no soy yo, sino Cristo, quien vive en mí”. ¿Estás diciendo que San Pablo descubrió su verdadera Identidad, que era uno con Cristo y que éste sustituyó a su antiguo y pequeño ego, su alma o psique individual?

KW: Así es. Tu ruach o fundamento es la realidad suprema, no tu nefesh, tu ego. Si crees que tu ego individual es Dios estás evidentemente en un gran aprieto. De hecho, estarías padeciendo una psicosis, una esquizofrenia paranoide. No es eso, por cierto, lo que conciben los más grandes filósofos y sabios del mundo.

TKW: Pero entonces ¿por qué no hay más gente que sea consciente de eso? Si el espíritu está realmente en nuestro interior ¿por qué no es evidente para todo el mundo?.

KW: Muy bien. Entremos ahora en el tercer punto. Si realmente soy uno con Dios ¿por qué no me doy cuenta? Algo me está separando del espíritu ¿Por qué esta caída? ¿Cuál ha sido el error?

Las diferentes tradiciones dan diferentes respuestas a este asunto, pero todas ellas concluyen fundamentalmente en lo siguiente:

no puedo percibir mi verdadera Identidad, mi unión con el espíritu, porque mi conciencia está obnubilada y obstruida por alguna actividad; aunque recibe muchos nombres diferentes, es simplemente la actividad de contraer y centrar la conciencia en mi yo individual, en mi ego personal. Mi conciencia no se halla abierta, relajada y centrada en Dios, sino cerrada, contraída y centrada en mí mismo. Y es precisamente la identificación con esa contracción en mi mismo y la consiguiente exclusión de todo lo demás lo que me impide encontrar o descubrir mi identidad anterior, mi verdadera identidad con el Todo”. Mi naturaleza individual “el hombre natural” ha caído y vive en el error, separado y alienado del espíritu y del resto del mundo. Estoy separado y aislado del mundo de “ahí afuera”, un mundo que percibo como si fuera completamente externo, ajeno y hostil a mi propio ser. En cuanto a mi propio ser en sí, desde luego que no parece ser uno con el Todo, con todo lo que existe, uno con el espíritu Infinito, sino que, por el contrario, permanece encerrado y aprisionado dentro de las paredes limitadoras de este cuerpo mortal.

TKW: Esta situación suele llamarse “dualismo” ¿no es así?

KW: Así es. Me divido a mí mismo en un “sujeto” separado del mundo de los “objetos” ubicados ahí fuera y, a partir de ese dualismo original, sigo dividiendo el mundo en todo tipo de opuestos en conflicto: placer y dolor, bien y mal, verdad y mentira, etc. Según la filosofía perenne, la conciencia que se halla dominada por el dualismo sujeto-objeto, no puede percibir la realidad tal como es, la realidad en su totalidad, la realidad como Identidad Suprema. En otras palabras: el error es la contracción de uno mismo, la sensación de identidad separada, el ego. El error no descansa en algo que hace el pequeño yo, sino en algo que es.

Y aún más. Ese ser contraído, ese sujeto aislado “aquí dentro”, al no reconocer su verdadera identidad con el Todo experimenta una aguda sensación de carencia, de privación, de fragmentación. En otras palabras: la sensación de estar separado, de ser un individuo separado, da nacimiento al sufrimiento, da nacimiento a la “caída”.

El sufrimiento no es algo que ocurre al estar separado, sino que es algo inherente a esa condición. “Pecado”, “sufrimiento” y “yo” no son sino diferentes nombres para un mismo proceso que consiste en la contracción y fragmentación de la conciencia.

Por eso es imposible rescatar al ego del sufrimiento. Como dijo Gautama el Buda, "para poner fin al sufrimiento debes abandonar al pequeño yo o ego; pues ambas cosas nacen y mueren al mismo tiempo".

TKW: Así que este mundo dualista es el mundo de la caída y el pecado original, es la contracción del ser, la autocontracción en cada uno de nosotros. ¿Y estás diciendo que no son sólo los místicos orientales sino también los occidentales quienes definen el pecado y el Infierno como algo inherente al estado de identidad separada?

KW: Al yo separado y a su codicia, deseo y huída carentes de amor. Si, desde luego. Es cierto que Oriente- y en especial el budismo y el hinduismo- hacen mucho hincapié en equiparar al Infierno, o Samsara, con el ego separado e individualista. Pero en los escritos de los místicos católicos, de los gnósticos, de los cuáqueros, de los cabalistas y de los místicos islámicos también nos encontramos con los mismos tópicos. Al respecto, mi escrito favorito pertenece al extraordinario William Law, un místico cristiano inglés del siglo XVIII. Te lo leeré “He aquí la verdad resumida. Todo pecado, toda muerte, toda condenación y todo infierno no son sino el reino del yo, del ego. Las diversas actividades del narcisismo, del amor propio y del egoísmo que separan el alma de Dios y abocan a la muerte y al infierno eterno”. O las palabras del sufí Abi l-Khayr, “No hay Infierno sino individualidad, no hay paraíso sino altruismo”. También encontramos este mismo tipo de declaraciones entre los místicos cristianos, como nos lo demuestra la afirmación de la Theología germánica de que “lo único que arde en el infierno es el ego”.

TKW: Sí, entiendo. Así que la trascendencia del “pequeño yo” conduce al descubrimiento del “gran yo”.

KW: En efecto. En sánscrito, este “pequeño yo” o alma individual se denomina "ahamkara", que significa “nudo” o “contracción”; y es este "ahamkara", esta contracción dualista o egocéntrica de la conciencia, lo que constituye la raíz misma del estado de caída.

Llegamos así al cuarto gran principio de la filosofía perenne: hay una forma de superar la caída, una forma de cambiar este estado de cosas, una forma de desatar el nudo de la ilusión y el error básico.

TKW: Tirar al tacho al ego individualista.

KW: Así es. Rendirse o morir a esa sensación de ser una identidad separada, al pequeño yo, a la contracción sobre uno mismo. Si queremos descubrir nuestra identidad con el Todo debemos abandonar nuestra identificación errónea con el ego aislado. Pero esta caída se puede revestir instantáneamente comprendiendo que, en realidad, nunca ha tenido lugar, ya que solo existe Dios y, por consiguiente, el yo separado nunca ha sido más que una ilusión. Sin embargo, para la mayor parte de nosotros, esa situación debe ser superada gradualmente paso a paso.

En otras palabras, el cuarto principio de la filosofía perenne afirma que existe un Camino y que, si lo seguimos hasta el final, terminará conduciéndonos desde el estado de caída hasta el estado de iluminación, desde el Samsara hasta el Nirvana, desde el Infierno hasta el Cielo .

TKW: ¿Es la meditación ese camino?

KW: Bien. Podríamos decir que hay diversos “caminos” que constituyen lo que estoy llamando genéricamente el "camino" y nuevamente se trata de diferentes estructuras superficiales que comparten todas ellas la misma estructura profunda. En el hinduismo, por ejemplo, se dice que hay cinco grandes caminos o yogas. “Yoga” significa sencillamente “unión”, la unión del alma con la divinidad. La palabra inglesa "yoke", la castellana "yugo", la hitita "yugan", la latina "jugum", la griega "zugon" y muchas otras proceden de la misma raíz. En este sentido, cuando Cristo dice: “Mi yugo es leve”, está queriendo decir “Mi yoga es fácil”. Pero quizá podamos simplificar todo esto diciendo que todos esos caminos, ya sean hinduistas o provenientes de cualquier otra tradición de sabiduría, se dividen en dos grandes caminos.

A este respecto se me ocurre otra cita para ilustrar este punto. Es de Swami Ramdas: “Hay dos caminos, uno de ellos consiste en expandir tu ego hasta el infinito y el segundo en reducirlo a la nada”; el primero es una vía de conocimiento mientras que el segundo, por el contrario, es una vía devocional. Un Jnani (sabio hindú) dice: "“Yo soy Dios, la verdad universal”. Un devoto, por su parte, dice: “Yo no soy nada ¡Oh Dios! Tú lo eres todo”. En ambos casos desaparece la sensación de identidad separada”.

La clave del asunto es que cualquiera de estos dos casos el individuo que recorre el camino trasciende o muere al pequeño yo y redescubre, o resucita, a su Identidad suprema con el espíritu universal. Y eso nos lleva al quinto gran principio de la filosofía perenne, es decir, el del Renacimiento, la resurrección o la Iluminación. El pequeño yo debe morir para que dentro de nuestro ser pueda resucitar el gran yo.

Las distintas tradiciones describen esa muerte y nuevo renacimiento con nombres muy diversos. Así, por ejemplo, en el cristianismo recibe los nombres de Adán, a quien los místicos llaman el “Hombre Viejo” u “Hombre Externo” y del que se dice que abrió las puertas del Infierno, y de Jesús, el “Hombre Nuevo” u “Hombre Interno” que abre las puertas del Paraíso. En opinión de los místicos, la muerte y resurrección de Jesús constituye el arquetipo de la muerte del yo separado y la resurrección a un destino nuevo y eterno dentro de la corriente de la conciencia, a saber, el ser divino o crístico y su ascensión. Como dijo San Agustín, “Dios se hizo hombre para que el hombre pudiera hacerse Dios”.

En el cristianismo, este proceso de retorno desde la condición “humana” a la condición “divina”, de la persona externa a la persona interna, se denomina “Metanoia”, una palabra que significa tanto “arrepentimiento” como “transformación”. En tal caso, nos arrepentimos del pequeño yo (el ego individualista) y nos transformamos en el Ser (o Cristo), de modo que, como afirmaba San Pablo, “no soy yo sino Cristo quien vive en mí”. De manera similar, el Islam denomina "tawbah" ( que significa “arrepentimiento”) y también "galb" (que significa “transformación”) a esa muerte y resurrección que Al-Bistami resume del siguiente modo:”Olvidarse de si es recordar a Dios”.

Tanto en el hinduismo como en el budismo se describe esta muerte y resurrección siempre como la muerte del alma individual (Jivatman) y el despertar a esa verdadera naturaleza de la persona que los hindúes describen metafóricamente como "totalidad del ser" (Brahman) y los budistas describen como "apertura pura" (Shunyata). El momento en que tiene lugar esa ruptura o renacimiento se denomina "iluminación" o "liberación" (Moksha o Kaivalya). El Lankavatara Sutra describe la experiencia de la iluminación como “una transformación completa en la misma esencia de la conciencia”. Esta “transformación” consiste simplemente en desactivar la tendencia habitual a crear un yo separado y substancial donde, de hecho, sólo existe una conciencia clara, abierta y amplia. El Zen denomina Satori o Kensho a esta transformación o Metanoia. “Ken” significa verdadera naturaleza y “sho” significa “ver directamente”.

Ver directamente nuestra verdadera naturaleza es convertirse en un ser totalmente autorrealizado. Y como dijo el Maestro Ekhart, “En esta transformación he descubierto que Dios y yo somos lo mismo”.

TKW: ¿La iluminación se experimenta realmente como una muerte real o esto no es más que una metáfora?

KW: En realidad esto se refiere a la muerte del ego individualista.

Los relatos de esa experiencia, que pueden ser muy dramáticos pero también muy sencillos y nada espectaculares; afirman claramente que de repente te despiertas y descubres que, entre otras cosas, y por más extraño que pueda parecer, tu verdadero ser es todo lo que has estado mirando hasta ese momento, que literalmente eres uno con todo lo manifestado, uno con el universo y que, en realidad, no te vuelves uno con Dios y el todo, sino que entonces tomas conciencia de que eternamente has sido esa unidad sin haberte percatado antes de ello. Pero junto a ese sentimiento, junto al descubrimiento del ser que todo lo impregna, se experimenta también la sensación muy concreta de que tu pequeño ego ha muerto, que ha muerto de verdad. El Zen llama al Satorila Gran Muerte”. Eckhart era igual de categórico. “El alma -dijo- debe darse a sí misma”. Coomaraswamy dice “sólo cuando nuestro ego muere comprendemos finalmente que no hay nada con lo que podamos identificarnos y entonces podemos transformarnos realmente en lo que ya somos”.

TKW: ¿Al trascenderse el pequeño ego se descubre la eternidad?

KW: Sí, siempre que no consideremos que la eternidad es un tiempo que no acaba nunca sino un momento sin tiempo, el presente eterno, el ahora atemporal.

El ser no mora para siempre en el tiempo sino en el presente atemporal previo al tiempo, previo a la historia, al cambio, a la sucesión.  El espíritu, el ser, está presente en el sentido de ser pura presencia, no en el de estar en un ahora interminable que es una noción más bien espantosa.

En cualquiera de los casos, el sexto gran principio fundamental de la filosofía perenne afirma que la iluminación o liberación pone fin al sufrimiento.

Lo que causa el sufrimiento es el apego y el deseo de nuestra identidad separada; y lo que pone fin al sufrimiento es el camino meditativo que trasciende al pequeño yo y al deseo y el apego. El sufrimiento es inherente a ese nudo o contracción llamado ego y la única forma de acabar con el sufrimiento es trascender el ego.

No se trata que después de la iluminación, o después de la práctica espiritual en general, ya no sientas dolor, angustia, miedo o daño. Todavía sientes eso, si. Lo que simplemente ocurre es que esos sentimientos ya no amenazan tu existencia y, por tanto, dejan de constituir un problema para ti. Ya no te identificas con ellos, ya no los dramatizas, ya no tienen energía, ya no te resultan amenazadores. Por una parte, ya no hay ningún ego fragmentado que pueda sentirse amenazado y, por otra, nada puede amenazar a ese gran Yo del Ser original y auténtico, puesto que, siendo el todo, no hay nada ajeno a él que pueda hacerle daño. Esta situación produce una profunda relajación y distensión del corazón. Por más sufrimiento que experimente ahora el individuo, su verdadero Yo no se siente amenazado. El sufrimiento puede presentarse y puede desaparecer, pero ahora la persona está firmemente asentada y segura en “la paz que sobrepasa el entendimiento”. El sabio experimenta el sufrimiento, pero éste no le hace “daño”. Y como es consciente del sufrimiento, se siente motivado por la compasión y el deseo de ayudar a quienes sufren y creen en la realidad del sufrimiento.

TKW: Lo cual nos lleva al séptimo punto, la motivación del iluminado.

KW: Sí. Se dice que la verdadera iluminación deriva en una acción social inspirada por la misericordia y la compasión, en un intento de ayudar a todos los seres humanos a alcanzar la liberación suprema. La actividad iluminada no es más que un servicio desinteresado. Como todos somos uno en el mismo ser, entonces, al servir a los demás estoy sirviendo a mi propio ser.



Alan Watts
Nació el 6 de enero de 1915 y falleció el 16 de noviembre de 1973. Fue un filósofo británico; también editor, sacerdote anglicano, locutor, decano, escritor, conferenciante y experto en religión. Se le conoce sobre todo por su labor como intérprete y popularizador de las filosofías asiáticas para la audiencia occidental.

Escribió más de veinticinco libros y numerosos artículos sobre temas como la identidad personal, la verdadera naturaleza de la realidad, la elevación de la conciencia y la búsqueda de la felicidad, relacionando su experiencia con el conocimiento científico y con la enseñanza de las religiones y filosofías orientales y occidentales (budismo zen, taoísmo, cristianismo, hinduismo, etc.).

Alan Watts fue un conocido autodidacta. Becado por la Universidad de Harvard y la Fundación Bollingen, obtuvo un máster en Teología por el Seminario Teológico Sudbury-Western y un doctorado honoris causa por la Universidad de Vermont, en reconocimiento a su contribución al campo de las religiones comparadas.

Filosofía, Ciencia y Religiones comparadas
"Aparece cada vez más que no estamos situados en mundo segmentado. Las groseras divisiones entre espíritu y naturaleza, alma y cuerpo, sujeto y objeto, son considerados cada vez más como odiosas convenciones del lenguaje. Son términos vacíos que no se aplican a un universo donde todo es interdependencia, un universo donde todo se halla en interdependencia, un universo que se presenta como un vasto complejo de relaciones sutilmente equilibradas".

"La naturaleza tiene un carácter integralmente relacional y una interferencia en un punto desencadena imprevisibles reacciones en cadena".

"Al centro de esta nueva manera de encarar las cosas, encontramos la idea de un mundo unitario sin la menor atadura, tejido de interacciones mutuas, donde una cosas no se entiende solo en la medida que se entienda otra y recíprocamente. Es imposible, en esta perspectiva de considerar el hombre aisladamente en la naturaleza".

"En esta nueva manera de pensar, espíritu y materia se resuelven en procesos, mientras que las cosas se hallan transformadas en acontecimientos".

"El descubrimiento de nuestra total imbricación con la naturaleza es de una tal magnitud que la comprensión del nudo de las relaciones revela una importancia primordial, que implicaría comprender la naturaleza del interior".

"La conciencia de una solidaridad indisoluble del hombre con la naturaleza puede ser acablante o evidente para algunos. Pero aparece como humillante a una civilización donde el hombre siempre ha sido considerado como el coronamiento de la creación y su amo y poseedor".

"Occidente profesa una filosofía volcada hacia el futuro, pero su actitud efectiva es una contradicción con este ideal. Su mirada no llega más allá de mañana puesto que explota los recursos terrestres (y modifica el medioambiente) con un conocimiento muy fragmentario de la red de relaciones ahora desequilibrada por su obra".

(Alan Watts, "Conversaciones con uno Mismo").


Fritjof Capra
Fritjof Capra, nacido en Viena el 1 de febrero de 1939, es un reconocido físico austriaco. Doctor en Física teórica por la Universidad de Viena en 1966, Fritjof Capra ha trabajado como investigador en física subatómica en la Universidad de París, en la Universidad de California en Santa Cruz, en el Acelerador Lineal de Londres y en el Laboratorio Lawrence Berkeley de la Universidad de California. También ha sido profesor en la Universidad de California en Santa Cruz, en Berkeley y en la Universidad de San Francisco.

El Tao de la Física
"Estaba sentado una noche al borde del océano una noche de verano, mirando desfilar las olas y sintiendo el ritmo de mi respiración, cuando tome de repente conciencia de todo mi medio ambiente como estando implicado en una gigantesca danza cósmica".

"Siendo físico, sabía que la arena, las rocas, el agua, el aire alrededor de mí estaba compuesto de moléculas vibrantes y de átomos, consistiendo en partículas que crean y destruyen otra por interacción. Yo sabía también que la atmósfera de la Tierra estaba continuamente bombardeada por las lluvias de rayos cósmicos, partículas de alta energía sometidas a múltiples colisiones cuando penetran el aire. Todo esto me era familiar por mi investigación en física sobre altas energías, pero hasta ahí, solo lo había experimentado a través de gráficos, de diagramas, y de teorías matemáticas. Mientras quedaba en la playa, mis experimentos teóricos pasados se volvieron vivientes. Vi cascadas de energía bajar del espacio en cuyo seno las partículas estaban creadas y destruidas según las pulsaciones rítmicas. Vi los átomos de los elementos y los de mi cuerpo participar a esta danza cósmica de la energía. Sentía los ritmos y entendía los sonidos, y a ese momento preciso, supe que era la danza de Shiva, el señor de la danza adorada por los hindúes".

(Fritjof Capra , prefacio de "El Tao de la Física").

En paralelo a sus actividades de investigación y enseñanza, desde hace más de 30 años Capra ha estudiado en profundidad las consecuencias filosóficas y sociales de la ciencia moderna. Sobre este tema imparte seminarios y conferencias, con relativa frecuencia, en diversos países.

Su producción literaria se inició con la publicación de un icono moderno: "El Tao de la Física", best-seller que supuso el punto de partida de numerosas publicaciones sobre la interrelación entre el universo descubierto por la física moderna y el misticismo antiguo, principalmente oriental.

Sus trabajos de investigación y divulgación siguientes incluyen estudios en que los postulados aportados por su primer libro se extienden a otras áreas, como la biología y la ecología, enfatizando en todos ellos la necesidad de alcanzar una nueva comprensión del universo que nos rodea como un todo en el que, para comprender sus partes, es necesario estudiar su interrelación con el resto de los fenómenos, pues su visión está basada en que la naturaleza de la realidad es un proceso creativo e interconectado en el que nada puede ser entendido por sí mismo, sino por su pertenencia a la infinita y extensa danza de la creación.

La ciencia física es la base de una vida sostenible
Permite comprender las dimensiones biológica, ecológica, cognitiva y social de la vida

La física tiene mucho que aportar a una vida sostenible, afirma en la siguiente entrevista el físico y teórico de sistemas Fritjof Capra. La ecología, considera, no es propia sólo de la biología, sino también de otras muchas ciencias, incluyendo la termodinámica y otras ramas de la física. Sin embargo, para contribuir significativamente al gran desafío de generar un futuro sostenible, los físicos necesitarán reconocer que su ciencia jamás dará lugar a una “teoría de todas las cosas”, sino que es tan sólo una de las muchas disciplinas científicas necesarias para comprender las dimensiones biológica, ecológica, cognitiva y social de la vida.

Fritjof Capra es un físico y un especialista en teoría de sistemas que consagró 20 años a la física de partículas antes de centrar su interés en otras ramas de investigación, a mediados de los 80. Célebre escritor, es autor de "Las Conexiones Invisibles".


Uno de los muchos ponentes influyentes del Festival de la Ciencia de Génova (uno de los eventos más atendidos por los medios europeos de comunicación científica, cuyo objetivo es crear un punto de encuentro de personas e ideas),  de 2006 fue Fritjof Capra, donde dio una conferencia titulada "Leonardo da Vinci: la Unidad de Ciencia y Arte".

Capra, que se describe a sí mismo como un educador y un ecologista militante, es director fundador del Center for Ecoliteray de Berkeley (California), que promueve la reflexión sobre la ecología y los sistemas en la enseñanza primaria y secundaria. En esta entrevista, Capra expresa sus conceptos sobre física moderna y sobre “la educación para una vida duradera”.

- Usted comenzó su carrera como investigador de la física de partículas y se hizo famoso por su popular libro "El Tao de la Física", publicado en 1975, y en el que se relacionaba la física del siglo XX con las tradiciones místicas. ¿Esperaba usted tener tanto éxito con su obra cuando la escribió?

- A finales de la década de los 60, advertí algunos llamativos paralelismos entre los conceptos de la física moderna y las ideas fundamentales de las tradiciones místicas orientales. En ese momento, intuí con fuerza que estos paralelismos algún día serían de dominio público y que debía escribir un libro sobre ellos. El éxito posterior de la obra superó todas mis expectativas.

Recientemente, me ha resultado muy gratificante enterarme de que mi trabajo como escritor ha sido reconocido por el CERN. El CERN recibió hace unos años el regalo de una estatua de Shiva Nataraja, Señor de la Danza, del gobierno hindú, para celebrar la relación a largo plazo entre la organización y la India. Allí se instaló una placa especial que explica la conexión entre la metáfora de la danza cósmica de Shiva y la “danza” de las partículas subatómicas, tomando varias citas del Tao de la Física.

- La física de partículas puede verse como un método reduccionista, pero usted aboga por la visión de los sistemas como un todo. ¿Cuándo comenzó a profundizar en la teoría de sistemas y qué dirigió sus propias ideas?

- En el epílogo de "El Tao de la Física", argumenté que “la visión del mundo derivada de la física moderna es incoherente con nuestra sociedad actual, que no refleja la interrelación armoniosa que observamos en la naturaleza”. Para conectar los cambios conceptuales en la ciencia con el profundo cambio en la cosmovisión y en los valores de la sociedad, tuve que ir más allá de la física y buscar un marco conceptual más amplio. Entonces, me di cuenta de que las cuestiones sociales principales –salud, educación, derechos humanos, justicia social, poder político, protección del medioambiente, gestión empresarial, economía, etc.- todas tenían que ver con los sistemas vivos: con los seres humanos individuales, con los sistemas sociales y con los ecosistemas. A partir de esta comprensión, mi interés investigador cambió y, a mediados de los '80, abandoné las investigaciones en la física de partículas.

- Ahora esta interpretación se ha hecho popular, porque hay un aumento del interés por las ideas sobre la complejidad. ¿Le gusta ver cómo se está desarrollando la complejidad?

- Sí. Creo que el desarrollo de la dinámica no-lineal, conocida popularmente como teoría de la complejidad, en los años '70 y '80 marcan un cambio en nuestra comprensión de los sistemas vivos. Los conceptos clave de este nuevo lenguaje –caos, atractores, fractales, bifurcaciones, etc- no existían hace 25 años. Ahora sabemos qué tipo de preguntas hacer cuando tratamos con sistemas no lineales. Esto ha producido algunos descubrimientos significativos en nuestra comprensión de la vida. En mi propio trabajo, he desarrollado un marco conceptual que integra tres dimensiones de la vida: la biológica, la cognitiva, y la social. Presenté este marco en mi libro "Las Conexiones Ocultas".

- ¿Cómo se involucró en el Center for Ecoliteracy de Berkeley?

- Durante los pasados 30 años, he trabajado como científico y divulgador, y también como educador y activista medioambiental. En 1995, algunos colegas y yo fundamos este centro para promover la ecología y la filosofía de sistemas en las escuelas públicas. Durante los últimos 10 años, hemos desarrollado una pedagogía especial, la “educación para una vida sostenible”. Crear comunidades humanas sostenibles significa, en primer lugar, comprender la habilidad inherente a la naturaleza de sustentar la vida, para después rediseñar nuestras estructuras físicas, tecnológicas y las instituciones sociales en concordancia con esa comprensión. Eso es lo que queremos decir con “ecológicamente culto”.

- ¿Qué éxito atribuye a sus proyectos y cómo mide ese éxito?

- Me siento feliz de poder decir que nuestro trabajo ha recibido una gran respuesta por parte de los educadores. Hay un intenso debate sobre los estándares y las reformas educativos, pero basado en la creencia de que el objetivo de la educación es preparar a los jóvenes sólo para competir en el entorno de la economía global. El hecho de que esta economía no sirve para preservar la vida sino para destruirla se ignora normalmente, y ahí el verdadero desafío educativo de nuestro tiempo: comprender el contexto ecológico de nuestras vidas, apreciar sus escalas y límites, reconocer los efectos de la acción humana y, sobre todo, “conectar los puntos”.

Nuestra pedagogía, “la educación para una vida sostenible” es experimental, sistémica y multidisciplinar. Convierte los colegios en comunidades de aprendizaje, a los jóvenes en ecológicamente cultos y les aporta una visión ética del mundo y de las posibilidades de vivir como personas completas.

- De lo que usted conoce sobre educación a ambos lados del Atlántico, ¿cree que hay grandes diferencias entre los sistemas educativos de Europa y USA, y cree que pueden aprender unos de otros?

- Los educadores que asisten a nuestros seminarios proceden de muchas partes del mundo. Las conversaciones con ellos nos han permitido darnos cuenta de que, aunque nuestra pedagogía haya inspirado a gente de muchos países (de Europa, Latinoamérica, África y Asia), no puede ser aplicada como modelo en dichas naciones de manera directa.

Los principios de la ecología son los mismos en todas partes, pero los ecosistemas en que se practica el aprendizaje experimental son distintos, así como los contextos culturales y políticos de la educación en los diversos países. Esto supone que la educación para la sostenibilidad necesita una re-invención continua.

- ¿Puede contribuir la física a la visión de la vida sostenible?

- Absolutamente. La ecología es intrínsecamente multidisciplinar porque los ecosistemas conectan el mundo vivo con el inorgánico. La ecología, por tanto, no es propia sólo de la biología, sino también de otras muchas ciencias, incluyendo la termodinámica y otras ramas de la física.

El flujo energético, en particular, es un importante principio de la ecología y el desafío de pasar de utilizar combustibles fósiles a fuentes de energías renovables es un campo en el que los físicos pueden hacer contribuciones muy significativas. No es casual que uno de los mayores expertos mundiales en energía, Amory Lovins, director del Rocky Mountain Institute, sea un físico.

- Actualmente, usted trabaja en un nuevo libro sobre la ciencia de Leonardo da Vinci. En su seminario en el Festival de Ciencia de Génova usted explicó que lo que necesitamos hoy es exactamente el tipo de ciencia que Da Vinci anticipó. ¿Cómo cree que la física debe –o puede– evolucionar en el futuro? ¿Hay, en su opinión, un futuro para la física?

- Bien, usted me pregunta varias cuestiones en una, todas ellas muy sustanciosas. No estoy seguro de si podré hacerles justicia de manera breve. Ciertamente, podemos aprender mucho de la ciencia de Leonardo. Dado que nuestras ciencias y tecnologías se han ido estrechando cada vez más en sus enfoques, no se pueden comprender los problemas de nuestro tiempo desde una perspectiva interdisciplinar, dominados como estamos por compañías con escaso interés por el bienestar de los seres humanos. Urgentemente, por tanto, necesitamos una ciencia que honre y respete la unidad de todas la formas de vida, reconozca la interdependencia fundamental entre todos los fenómenos humanos y nos reconecte con la tierra viva. Ésta es exactamente la ciencia que Leonardo da Vinci anticipó y esbozó hace 500 años.

Los físicos tienen mucho que aportar al desarrollo de este nuevo paradigma científico. En la ciencia moderna, la interdependencia fundamental de todos los fenómenos naturales fue por primera vez reconocida en la teoría cuántica, y diversas ramas de la física resultan esenciales para la comprensión completa de la ecología.

Sin embargo, para contribuir significativamente al gran desafío de generar un futuro sostenible, los físicos necesitarán reconocer que su ciencia jamás dará lugar a una “teoría de todas las cosas”, sino que es tan sólo una de las muchas disciplinas científicas necesarias para comprender las dimensiones biológica, ecológica, cognitiva y social de la vida.


4 comentarios:

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  2. ¡Magnífica Página! que acabo de Compartir con este Comentario:
    Autores que han contribuido al paradigma holístico (en el ámbito académico-cultural) http://abriendonuestrointerior.blogspot.com.es/2012/07/autores-que-han-contribuido-al.html , aunque muy importante es toda la Enseñanza transmitida por los Maestros Ascendidos de la Gran Hermandad Blanca: www.facebook.com/pages/Maestros-Ascendidos-de-la-Gran-Hermandad-Blanca/547357901987556
    Muchas Gracias a tod@s y Bendiciones!... ^_^

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    1. Ángel:

      Muchísimas gracias por la apreciación que haces de la página. Aunque por razones personales tengo muy desatendido desde hace meses el blog, es mi intención retomarle cuanto antes y poder seguir buscando fuentes de información y ampliar cada día más la variedad de contenidos, con la intención de aportar una información elaborada para compartir con todos mis lectores.

      Espero poder seguir manteniendo altas las expectativas de la página.

      Un saludo,

      AnA Molina (administrador del blog)

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  3. ¡Excelente selección Ana! Fritjof Capra, "Sabiduría Insólita", me inspiraron cuentos como el Tao de las Olas (www.eltaodelasolas.com)
    Gracias

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