martes, 15 de febrero de 2011

Obsolescencia Programada

¿Eres de los que les gusta destacar por estar siempre "a la última" en lanzamientos tecnológicos?

¿Cambias con relativa frecuencia de ordenador, DVD, cámara fotográfica o cualquier otro equipo electrónico cuando el que ya posees aún se encuentra en pleno rendimiento?

¿Renuevas, por ejemplo, tu teléfono móvil con cada lanzamiento de una nueva generación de aparatos que deja desfasado el que tienes en uso actualmente?

¿Cuántas veces te has encontrado en la situación de ver que, nada más terminar el período de garantía de objetos que has adquirido, comienzan a fallar obligándote a reparaciones o incluso a sustituirlos adquiriendo otros nuevos con el consiguiente desembolso económico a tu cargo?

Baterías que caducan a los pocos meses de ser adquiridas, impresoras que vencen tras imprimir un número determinado de páginas, bombillas que se fundirán tras mil horas de uso, tejidos predestinados a resistir un número concreto de lavados, componentes de automoción que expiran junto con la garantía del vehículo...

Esto se debe a lo que se ha denominado Obsolescencia Programada, a la determinación de la vida útil de un producto o servicio por parte del fabricante o empresa de servicios durante su fase de diseño o desarrollo, de modo que éste queda obsoleto, inútil o inservible tras un período de tiempo calculado de antemano y con anterioridad a su salida al mercado.

La Obsolescencia Programada, al crear en el usuario una necesidad, estimula la demanda y, por tanto, fomenta el consumismo que beneficia económicamente a fabricantes y distribuidores que no consideran la repercusión medioambiental que conlleva, porque, cada objeto que sale de una cadena de montaje con fecha de caducidad planificada genera inmediatamente residuos no desechables que contaminan el planeta hasta el punto de estar levando a países subdesarrollados como Ghana a convertirse en el vertedero del mundo "¿civilizado?" y "¿desarrollado?" y pone en entredicho la honestidad y credibilidad de grandes multinacionales que están en la mente de todos.

En este documental dirigido por Cosima Dannoritzer y co-producido por RTVE se muestra cómo la Obsolescencia Programada se ha convertido en el motor de la economía moderna, a la vez que en un virus mortal para nuestro ecosistema.




Y, ahora que sabemos lo que es la Obsolescencia Programada ¿no convendría que "reprogramásemos" nuestras vanas necesidades materiales en pro de nuestro planeta y de las generaciones venideras?

En nuestras manos está dar el primer paso no fomentándola, por ejemplo, no reemplazando nuestro teléfono móvil cada vez que las teleoperadoras nos ofrecen cambiar nuestro aparato por otro de rabiosa actualidad, pues, de seguir así, el "último grito" no lo tendremos en tecnología, sino que lo daremos cuando nuestro planeta reviente de tanto residuo como estamos vertiendo en sus preciosos y ricos paisajes naturales.


ã AnA Molina (Administrador del blog)