miércoles, 11 de julio de 2012

El Potencial Terapéutico de los Cuentos



Sólo podemos comprender una cosa
si logramos identificar su metáfora.
(Borges)








Como iréis comprobando los lectores habituales del blog, entre los diferentes artículos que van apareciendo de diferentes temáticas, también figuran cuentos y relatos breves, muchos de ellos orientales, de filosofía zen, budista, hindú...  fábulas y parábolas, motivos de reflexión que guardan una enseñanza en sí mismos.

Si buscamos la definición de "cuento", encontraremos que es una narración breve de hechos, protagonizada por un personaje o un grupo de personajes, con características definidas, que pasan por diferentes circunstancias que al final nos dejan una enseñanza o moraleja.

La literatura en general y los cuentos en particular, pueden ser simples narraciones de sucesos breves e imaginarios, o bien puede ser espejos donde podemos ver reflejados aspectos nuestros que no lograríamos ver frente a un espejo real, ya que tratan problemas básicos de la vida, en particular los inherentes a la lucha por alcanzar la madurez psicológica y emocional. Con su lectura se pueden aprender grandes lecciones de vida a  través de historias y argumentos que nos llevan a un mundo de imaginario desde el cual podemos  desarrollar valores y tratar situaciones de conducta.

Este recurso literario tiene una capacidad terapéutica y un efecto sugestivo sobre la inteligencia inconsciente del oyente. La metáfora aporta grandes ventajas  a la hora de producir cambios en el sujeto y nuevas perspectivas ante sus conflictos vitales.

La utilización de cuentos en procesos de comunicación educativa o terapéutica aumenta la capacidad hipnótica del mensaje del comunicador, ya que, de este modo, el lenguaje se dirige a la estructura profunda del pensamiento conectada con el sistema inmunitario a través del eje hipotálamo-hipofisario.

Afortunadamente hay quienes han expresado sus experiencias, crecimiento y reflexiones en cuentos que expresan información muy significativa en pro de la percepción de nuestro tránsito por esta vida. Son muchos los cuentos que se han escrito, donde cada uno de ellos encierra un maravilloso mensaje, destellos de luz, que nos llevan a descubrir la senda que queremos recorrer siempre que nos detengamos a reflexionar sobre su contenido para alcanzar un crecimiento que garantice madurez, serenidad, equilibrio, armonía... en una palabra: la felicidad.

Existen diferentes caminos y métodos para encauzarnos hacia nuestra evolución espiritual, algunos se convierten en un faro o indicativo para quienes  resuene en su interior. Lo más importante es abrirnos y reconocer que el anhelo que sentimos, y que a veces se manifiesta como insatisfacción o malestar -a pesar de todos los logros obtenidos-, es una voz que emerge desde lo más profundo de nosotros, un recordatorio permanente que impide que nos durmamos por completo y que se apague la llama que reside en nuestro interior. Si se saben interpretar, y evaluar su alcance, a través de un cuento personal, pueden contribuir, por ejemplo, a identificar nuestros miedos, en los que se podría profundizar basándose en un estudio interno para ser conscientes de la dimensión del problema.

El diario vivir manifiesta tantos hechos que algunos son relevantes y nos dejan lecciones que pueda ayudarnos a crecer, así como también hay, dentro de la tradición historia, relatos que contienen mensajes e información que aportan conocimientos, estímulos para superar nuestras limitaciones, como el caso de los cuentos tibetanos, que aportan una luz en nuestro camino por ser cada día mejores y saber aprovechar la oportunidad que se nos ofrece de vivir en este plano físico.

Para nadie es un secreto la importancia que tiene la lectura en todas las áreas del conocimiento, aunque muchas personas prefieran ignorarlo para evitarse la “molestia” de gastar parte de su tiempo en leer, pero les convendría saber que la lectura puede ser una parte fundamental de nuestras vidas, porque nos ayuda a instruirnos y salir de la ignorancia en que nos encontramos. Quien lee trabaja en su proceso de aprendizaje, se instruye, se educa, enriquece su léxico, adquiere conocimientos para poder hablar con fundamento y desarrollar la capacidad de reflexión, lógica y crítica, poniendo trabas a su fácil manipulación. Además, abre las puertas a su imaginación y creatividad, pudiendo trasladarse al pasado o al futuro, a mundos imaginarios y a situaciones soñadas, lo cual, de por sí ya representa una liberación para nuestras constreñidas mentes.

Gracias a su contenido, a los pensamientos, ideas y los conocimientos que encierran, han permanecido en el tiempo y han proporcionado a mucha gente una gran ayuda en su crecimiento y evolución. Se convierten en estímulos que motivan a la persona a identificarse con todas aquellas acciones que colaboren en la transformación de debilidades, transformarlas en fortalezas.

El lenguaje metafórico empleado en relatos y cuentos es, posiblemente, el recurso educativo y terapéutico más antiguo de la humanidad. Sin embargo, el lenguaje de la lógica formal no es el más adecuado para acometer estas sugerencias ya que normalmente es el que nos genera los bucles en la comunicación con nosotros mismos y contribuye a la construcción del conflicto.

La sugerencia debe dirigirse hacia la estructura profunda del lenguaje y del pensamiento de los sujetos. La terapia del consejo y de lo que la persona debería hacer y no hacer, con la mejor de las intenciones, no hará sino agravar el problema ya que el sujeto ha razonado estas cosas muchas veces y su diálogo interno circular no ha hecho más que sumirle en un estado de desesperanza aún mayor.

Un principio Zen dice que cualquier arte o conocimiento que un hombre consigue por medios externos no es realmente suyo, no le pertenece intrínsecamente; es sólo lo que procede de su ser interior lo que puede reclamar verdaderamente como suyo.

La importancia del lenguaje metafórico radica en su capacidad para burlar la inteligencia consciente y altamente estructurada que es la que, al final, mantiene el problema. El psicoterapeuta Jeffrey Zeig apunta que la utilización del lenguaje metafórico tiene las siguientes ventajas:

1. Las historias no implican una amenaza para el sistema de creencias del individuo.
2. Captan el interés del oyente.
3. Fomentan la independencia del individuo, quien al tener que conferir sentido al mensaje, extrae sus propias conclusiones o emprende acciones por propia iniciativa.
4. Pueden ser utilizadas para eludir la natural resistencia al cambio.
5. Pueden emplearse a fin de controlar la relación entablada con el sujeto.
6. Ofrecen un modelo de flexibilidad.
7. Pueden crear confusión y así promover en el sujeto una buena respuesta hipnótica.
8. Imprimen su huella en la memoria, haciendo que la idea expuesta sea más rememorable.
9. Afectan a la dimensión físico-corporal del individuo.

El sistema de creencias y supuestos del sujeto acerca del problema, de su propia salud y de sus capacidades para resolver la situación están directamente involucradas en la curación. Estudios vinculados a la psiconeuroinmunología atribuyen un 40% de la resolución de un problema físico a este aspecto del tratamiento.

Las Tres Capacidades Esenciales
"En el fondo, toda la actividad terapéutica consiste en esta especie de ejercicio imaginativo que recupera la tradición oral de contar historias; la terapia dota de historia a la vida".
(James Hillman)


El poder de la metáfora no lo determina el narrador, sino el oyente y lo que su mente inconsciente hace con el relato. La metáfora pertenece al tipo de lenguaje centrado en el universo del oyente, y no en la sabiduría del relator. Lo que busca el lenguaje metafórico es provocar estímulos al sistema sensorial de quien escucha: Imágenes, sensaciones, sonidos, olores, sabores...


Ontológicamente hablando, puede entenderse que la cualidad fundamental de la intuición es la de llegar directamente al contacto con la realidad: La mente humana está generalmente atiborrada de ideas y conceptos. Cuando un hombre ve una flor y le asocia toda clase de pensamientos analíticos ya no es la flor en sí misma.

El lenguaje figurado ayuda a que el oyente pueda conectar con su propia intuición.

Los últimos avances de investigación en materia de programación neurolingüística y también en campos como la educación de la inteligencia emocional, nos muestra que, en el análisis de las funciones del pensamiento que nos facultan para relacionarnos con la realidad ha predominado excesivamente la función reflexiva y el pensamiento lógico-formal. Sin embargo, hay dos funciones más que afectan el pensamiento: la emocionalidad y la acción o exploración de la realidad. Estas dos funciones representan una ampliación del foco de la realidad necesaria para comprenderla y relacionarnos con ella.

Es interesante recordar que las investigaciones sobre inteligencia emocional de Goleman empezaron a impulsarse para intentar dar respuestas a los altos niveles de violencia desatada en las escuelas e institutos de enseñanza obligatoria en los Estados Unidos entre las décadas de los '80 y los '90.

Por otro lado, los experimentos sobre educación informal, basándose en la práctica, más que en la didáctica teórica y conceptual también arrancaron de experiencias psicopedagógicas dedicadas a jóvenes sometidos a procesos de inadaptación social. Experiencias basadas en talleres, Formación Profesional no reglada, educación no formal ofrecieron la base de lo que actualmente denominamos atención a necesidades educativas especiales.

Estas adaptaciones pedagógicas suelen estar presididas por el criterio de abordar la materia desde la práctica en lugar de la exposición de contenidos teóricos.

Por otro lado, las funciones básicas del pensamiento son tres:
- Reflexión
- Emoción
- Exploración-acción

En el caso de la educación emocional es muy importante el ámbito de la acción y la experimentación.

La magia de los cuentos y su larga pervivencia a través de los siglos radica en la combinación de estos tres factores. En este caso, las tres funciones del pensamiento vienen simbolizadas por el Rey, el Héroe y el Hada.

El Rey representa la reflexión, vigila que todo esté en orden en su reino para que las semillas crezcan y den fruto. Encarna la función de la inteligencia abstracta, de la autoridad y de la decisión. Está encargado de dar la señal de alarma frente al desorden y la carencia. El Rey formula las preguntas y las necesidades del reino. Representa el estado presente que debe ser cambiado.

El Héroe recoge la demanda del rey añade su adhesión total a la solución del problema. Aporta la emoción y presenta su disposición a experimentarlo todo, pero no puede conseguir la meta sólo con su decisión y coraje.

El Hada simboliza la fecundidad, aporta el poder milagroso de conseguir la meta. Es la representación de la acción y de la capacidad infinita de generar alternativas. Normalmente propone soluciones al héroe cuya inteligencia no comprende pero que siguiendo las indicaciones, -a menudo extrañas-, el conflicto se resuelve y las necesidades se satisfacen.

A toda pregunta verdadera y viva (Rey) corresponde una respuesta precisa (Héroe) en el infinito de los posibles (Hada).

La forma más justa de hacer la pregunta será situándola en la realidad total que incluye todas las posibilidades y potencialidades.

En este sentido los cuentos nos ayudan a vivir en volumen y a aprender a...
- preguntarlo todo (rey - reflexión)
- experimentarlo todo (héroe - emoción)
- realizarlo todo (hada - acción)

El desarrollo de las capacidades de aprendizaje suelen hacer referencia a estas tres capacidades o sus equivalentes

Capacidades subjetivas y equivalencias
Reflexionar
Hacer
Sentir
Cognitiva
Psicomotriz
Afectiva
Saber
Saber hacer
Saber ser
Conceptos
Procedimientos
Actitudes
Aplicar
Manipular
Valorar
Cabeza
Mano
Corazón
Rey
Hada
Héroe

Una Doble Inteligencia
Los estudiosos de la pragmática de la comunicación afirman que nuestro sistema neurológico posee dos lenguajes particulares.

Uno de ellos es objetivo, definidor, cerebral, lógico, analítico; es el lenguaje de la razón, de la ciencia, de la interpretación y la explicación, es el lenguaje de la mayoría de las terapias.

El otro lenguaje es mucho más difícil de definir, es el lenguaje de la imagen, de la metáfora y el símbolo, del reconocimiento de una totalidad a partir de un detalle esencial, es el lenguaje de la totalidad. Es capaz de la comprensión global y holística de las configuraciones, que se enfrenta desvalidamente con lo singular y lo particular.

Esto se puede ilustrar a través de los dos textos. El primero dice así:


"La pauta general del trabajo psicoterapéutico consiste en acompañar (pacing: llevar el mismo paso), es decir copiar, aceptar y utilizar las experiencias y la conducta del paciente, y por otro lado en conducir, esto es, ayudar al paciente a lograr acceso a sus recursos personales, para construir otras experiencias o experimentar las cosas de un modo diferente del habitual. El acompañamiento verbal consiste inicialmente en describirle al paciente su conducta observable en curso, teniendo el cuidado de atenerse a descripciones sensoriales. A continuación el terapeuta comienza a describir la experiencia en curso, no observable, del cliente, utilizando las siguientes categorías lingüísticas: procesos de modelado causal lingüístico; fenómenos transderivacionales; ambigüedad; estructuras menores incluidas, y significados derivados".

Y, el segundo:


"Un día yo regresaba de la escuela con un grupo de amigos, cuando un caballo desbocado con el cabezal puesto nos pasó a toda velocidad y se metió en una granja, buscando agua para beber. De un salto monté al caballo… Como tenía las riendas puestas, logré sujetarlas y le dije: "¡Arre, arre!", conduciéndolo a la carretera. Sabía que el caballo trotaba y galopaba. De vez en cuando olvidaba que estaba en la carretera y comenzaba a correr a campo traviesa. Entonces yo le tironeaba un poco las riendas y dirigía su atención hacia el camino. Finalmente, a unos seis kilómetros del lugar donde lo monté, dobló y entró en una granja. El granjero exclamó: "Así que la criatura ha vuelto. ¿Dónde lo encontró?". Le dije: "A seis kilómetros de aquí". "¿Cómo sabía que debía traerlo a este sitio?" Le respondí: "El caballo lo sabía, yo no… Lo único que hice fue mantener su atención fija en la carretera".

Ambos fragmentos explican la misma idea: El modo en que debe dirigirse un trabajo psicoterapéutico, según el psiquiatra Milton Erickson. La diferencia está en que el primer texto está dirigido a la inteligencia analítica y el segundo se dirige a la inteligencia intuitiva.

La psicología del pensamiento distingue, de modo similar al descrito, entre el pensamiento dirigido y el no dirigido. El primero sigue las leyes de la lógica del lenguaje, es decir, de su gramática, su sintaxis y su semántica. El lenguaje no dirigido se funda, por el contrario en los sueños y fantasías, en las vivencias del mundo interior y en cosas similares. Tiene sus propias reglas "alógicas" que se expresan en chistes, juegos de palabras, alusiones veladas…

Por su parte, la lingüística y la investigación semiótica manejan una división casi idéntica: la modalidad digital y la analógica.

Entre una palabra cualquiera y su significado sólo existe la relación establecida por un convenio tácito de que esa secuencia de signos abstractos signifique el objeto que designa (lenguaje digital). Pero existe también la posibilidad de emplear signos que tienen una relación sensible e inmediata con el significado, en cuanto que presentan una analogía o similitud. Ejemplos de ello son los símbolos de los mapas, imágenes y signos de todo tipo (lenguaje analógico). También existen palabras onomatopéyicas que responden a esta definición como chapotear, crujir, bramar…


A propósito de este doble lenguaje la Gramática Transformacional indica que el ser humano realiza dos transformaciones de la información que recibe del mundo para poder entenderlo y comunicarse con él:

- Una primera transformación de tipo sensorial basada en imágenes, sonidos, sensaciones, olores y sabores.
- Una segunda transformación de tipo lingüístico que intenta traducir la primera en un discurso verbal estructurado.

Interpretar el Mundo o Simplemente Percibirlo

"La cultura es el movimiento del aprender, la aventura de lo involuntario que encadena una sensibilidad, una memoria y luego un pensamiento".
(Deleuze)

Las personas en primer lugar perciben el mundo con su sistema sensorial, lo que les hace experimentar emociones y después le atribuyen el significado mediante la construcción lingüística. Podemos afirmar desde esta perspectiva, que el ser humano realiza traducciones lingüísticas acerca de lo que percibe del mundo.

Estas traducciones conforman nuestros particulares mapas del mundo y tienen un carácter provisional. De modo que nunca alcanzan a explicar todo el ámbito sensorial de la persona. Jacques Lacan diría que, aunque se pueden satisfacer deseos concretos, nunca podemos apresar el goce que se desplaza más allá de nuestro alcance lingüístico. Sin embargo, seguimos intentándolo una y otra vez.

La atracción que nos produce el mito del príncipe azul nos habla de esto. Las montañas que están a lo lejos poseen una tonalidad azulada. Color que se transforma en pardo conforme nos vamos acercando a ellas. En ese momento, las montañas que ahora vemos en la lejanía adoptan el color azul. Color que mantendrán hasta que nos acerquemos más. El proceso se repite indefinidamente manteniendo deseable lo que está lejano e inaccesible.

La pequeña o gran insatisfacción que nos provoca la incapacidad de explicarnos total y profundamente genera un vacío en nosotros que nos arrastra a seguir intentándolo, a seguir comunicándonos. Cuando nos hablan del estreno de una película de amor, o de cualquier otro género, no dejamos de ir a verla porque hayamos ya visto alguna de esas. Al contrario, vamos a verla para ver si en esta ocasión podemos acceder a ese núcleo duro de la estructura profunda y llenar ese vacío. En una ocasión le preguntaron a Visconti sobre la película suya que más le había gustado a lo que él contestó: "Una que soñé ayer".

Gran parte de los problemas comunicacionales e incluso muchas construcciones depresivas se gestan en intentos de traducción de lo sensorial a lo lingüístico, ya que las personas vamos atribuyendo significados a lo que sentimos y ello depende de la eficacia de nuestro procedimiento de autoconocimiento y autogobierno.

Lacan abunda en esto cuando establece tres registros de comunicación y elaboración de la realidad: El Imaginario, el Simbólico y el Real. Siendo lo simbólico el instrumento gramatical y conversacional del registro imaginario.

Con estas dos traducciones del mundo se genera en la persona una doble estructura del lenguaje que funcionará como su propio sistema subjetivo de conocimiento y comunicación:

La estructura profunda, perteneciente al ámbito de lo sensorial y la estructura superficial basada en la lógica lingüística y que intenta traducciones permanentes de la primera.

Por la misma razón, pero operando a la inversa, puede decirse que cualquier idea o pensamiento puede traducirse a referencias sensoriales.

Nuestro pensamiento se asienta en la codificación sensorial que hacemos del mundo. Nuestra vitalidad interior o aquello que nos emociona y en lo que ponemos el corazón.

En las situaciones de la vida en las que recibimos un impacto de alta intensidad emocional no solemos elaborar un discurso intelectual basado en la lógica formal, normalmente nos limitamos a suspirar, a gritar, o sencillamente, a enmudecer. El impacto sensorial va primero, el razonamiento es una operación posterior.

La explicación más significativa de nuestros estados emocionales se realiza en un registro lingüístico basado en la descripción sensorial. A veces vemos el futuro sombrío cuando se nos nubla el día. O intuimos que estamos destinados a hacer algo grande. O no vemos clara la información que se nos presenta, o nos suena mal, o nos sienta peor que un dolor de muelas. El color del cristal con el que miramos la vida es la referencia esencial en cuanto a la construcción de nuestros criterios y opiniones. Desde la perspectiva filogenética, el registro sensorial está instalado en nuestro sistema neurológico mucho antes que el lingüístico.

La descripción sensorial que hacemos de la realidad nos aporta una información de una calidad diferente a la naturaleza del razonamiento intelectual y nos conecta con nuestra inteligencia inconsciente, que es la que alberga la creatividad para buscar alternativas a lo que nos ocurre y para insistir en la búsqueda de lo que más nos emociona en la vida. Esa insistencia de nuestro principio del deseo es el estímulo esencial que orienta nuestro radar de atención hacia el mundo.

Conciencia Interior y Conciencia Exterior
En el ritual de la Danza del Sol no sólo encontramos una referencia al solsticio de Verano o sol ascendente (mundo exterior-cultura). Sino también una referencia a la creciente luz de la conciencia emergente (mundo interior-psique).

Existe una relación entre el sistema neurológico del individuo y el sistema ecológico y cultural circundante.

"Un mito está vivo mientras representa el modelo relacional más funcional, la imagen más exacta, el tono más acorde de una época".
(Bond)

Muchas veces el mito personal toma fuerza a partir del crepúsculo del mito colectivo.

Tolkien fue soldado en la Primera Gran Guerra. El horror que pasó le indujo a crear su universo mítico de "El Silmarillion" y su posterior obra de "El Señor de los Anillos". Todo cuanto está en el inconsciente quiere llegar a manifestarse.

Lo importante es nuestra capacidad para dar forma y significado a nuestro mito personal. Mito, cuyo primer impulso se manifiesta como en las situaciones en las que accedemos a la comprensión de algo. Entender una cosa aporta una sensación de vitalidad, la experimentación de que en tu vida todo encaja. La percepción del propio mito tiene relación con lo que Jung denominó "lo numinoso": un fogonazo de intensa emoción que puede arrastrarnos, a no ser que lo mediaticemos con rituales. Ésta es, según Jung, la base de la experiencia espiritual, aunque no tiene por qué ser patrimonio exclusivo de las religiones.

Todo lo que estamos diciendo tiene relación con que el sistema de entrada del pensamiento, lo que codifica su sentido para nosotros mismos, es nuestra sensorialidad externa e interna. Lo que vemos, oímos y sentimos, desde el exterior y desde nuestro interior.

Los grandes mitos de la vida de las personas tienen relación con la sensorialidad. En muchos casos con la percepción de la luz.

Cuentan que Lutero estaba paseando por las colinas de los alrededores de su ciudad y de repente vio la imagen de un abeto con el cielo estrellado de fondo. Esta imagen le impactó poderosamente y a raíz de ello, decidió hacer explícito el Cisma con la Iglesia Católica que ya se venía gestando. El episodio fue tan significativo para Lutero que se convirtió en el rito del Árbol de luces que las familias ponen en Navidad en sus casas.

Otro ejemplo de lo que estamos hablando se refiere a la génesis del símbolo de los soles gemelares que representan la diarquía del bien y del mal. El Sol en verano describe una parábola más alta y en invierno dibuja una parábola más baja. Con esta base la simbología clásica representa la idea de que en la antigüedad se pensara que había dos soles (Símbolo de los Soles Gemelares). Con el sol de invierno vienen los problemas climáticos hasta amenazar la supervivencia, la escasez de víveres, etc. Con el sol de verano vienen las cosechas del campo y la vida apacible. El símbolo de los soles gemelares representa la idea del Bien y del Mal como conceptos morales.

El lenguaje metafórico y sus símbolos basados en la descripción de lo sensorial intenta acceder a la estructura más profunda del individuo, allí donde éste busca con su propio sistema las mejores soluciones a sus problemas. Ningún mito es eterno pero el potencial que lo sustenta permanece.

"El símbolo universal es el único en el que la relación entre el símbolo y lo que representa no es coincidente sino intrínseca. Tiene su raíz en la experiencia de la afinidad que existe entre una emoción o un pensamiento, por una parte, y una experiencia sensorial, por la otra. Puede ser llamado universal porque es compartido por todos los hombres, en oposición no solamente al símbolo accidental, que es por su naturaleza completamente personal, sino también al convencional, limitado al grupo de personas que participan del mismo convenio. El símbolo universal tiene sus raíces en las propiedades de nuestro cuerpo, nuestros sentidos y nuestra mente, que son comunes a todos los hombres, y por consiguiente no se limita a personas o grupos determinados. El lenguaje del símbolo universal es, en verdad, la única lengua común que produjo la especie humana, lenguaje que olvidó antes de que lograra elaborar un lenguaje convencional universal".
(Erich Fromm)

Las Múltiples Realidades
La trama de un relato encierra una multiplicidad de subtramas que afectan al oyente en sus distintos niveles perceptivos y esto recuerda un cuento:


"Dos amigos se van de viaje, salen temprano y empiezan a caminar. Después de bastante tiempo se sienten fatigados, llegan a un río y en la ribera, se sientan a comer y descansar. Uno de ellos se duerme y abre la boca... al cabo del rato, sale de su boca abierta una mariposa.

La mariposa sale volando y va remontando el río. Se encuentra con otra mariposa y llegan a una curva del río en donde hay un animal grande y muerto en estado de descomposición. En el interior de la osamenta hay un mundo de insectos y bichitos.

El hombre despierto en la orilla del río, sin saber por qué, lanza una piedra hacia las mariposas, se estrella en el agua y a la primera mariposa le cae una gota. La mariposa cae al suelo. No puede volar. Vuelve a intentarlo y puede remontar el vuelo y vuelve a la boca del hombre dormido. Antes de llegar, una hoja de árbol cae en la boca del compañero. La mariposa cae al chocar con la hoja, remonta el vuelo y vuelve a entrar en la boca; lo consigue.

El hombre dormido se despierta y le cuenta a su amigo que ha tenido un sueño muy extraño: Quiso salir de su pueblo y comenzó a volar, salió de su tierra y encontró a una pareja. Llegaron a una nueva tierra. Después se puso a llover mucho y en la tormenta se cargó de agua y no podía volar. Después de varios intentos volvió a remontar el vuelo y decidió regresar a casa. Cuando llegó a su casa no podía abrir la puerta, la cerradura estaba tapada y no conseguía introducir la llave. Por fin logró abrir insistiendo mucho y cuando entró en casa se despertó".

Las personas no afrontan directamente el mundo, sino que construyen representaciones de él como sistema de producción de sentido de lo que les rodea. Las posibilidades de construcción de estos mapas personales son infinitas.

En cada relato coexisten múltiples realidades: La de los amigos viajeros, la de la mariposa, la del lanzador de la piedra, la del hombre volador... Y muchas más. Sin embargo, lo más importante para el espectador de estas múltiples realidades es que despierta en él la capacidad de generar diversas ópticas de solución ante cualquier problema.

La gravedad que experimentamos acerca de muchos problemas en la vida suele coincidir con el número de veces que hemos intentado solucionarlo sin éxito. Según la escuela de comunicación y terapia estratégica, la base de gran parte de los conflictos psicológicos y de los desórdenes emocionales se basan en una deficiente estrategia de comunicación del ser humano consigo mismo.

Muchas veces, la persona centra su atención sobre algo que ha observado que le ocurre últimamente, como por ejemplo, una ligera dificultad para conciliar el sueño. Si logra enfocar su inteligencia consciente y voluntaria sobre este episodio, que inicialmente es banal, puede construir un insomnio de considerables proporciones y pensar sobre una cadena interminable de sus eventuales causas.

Normalmente generamos el conocimiento que tenemos del mundo a partir de la generalización de experiencias concretas que tenemos en la vida. De este modo, atribuimos un significado lingüístico a las cosas que nos ocurren. La estructura superficial del lenguaje es el lugar en el que se albergan las creencias y presuposiciones que tenemos sobre las cosas y muchas veces es el lugar en el que se perpetúan los problemas. Esto suele ser así porque cuando algo nos preocupa intentamos darle una explicación y con ello orientamos nuestra atención hacia el problema siguiéndole la pista y normalmente repitiendo nuevos episodios del mismo.

Muchos aprendizajes se consideran completamente consolidados cuando somos capaces de olvidarnos de que lo sabemos, es decir, cuando pasan a ser gobernados por nuestra inteligencia involuntaria y su ejecución no nos exige una alta concentración sobre el asunto. Piénsese en la habilidad para ir en bicicleta o para conducir un coche. La orientación de nuestra atención sobre mecanismos de aprendizaje muy integrados pueden traernos malas  consecuencias y hacernos retroceder en nuestro nivel de competencia sobre el asunto.

La obsesión por controlar nuestra vida y el mundo que nos rodea es precisamente lo que puede conducirnos a un desorden mayor sobre alguna o varias áreas de la existencia.

A continuación se propone un sencillo ejercicio para iniciar cualquier proceso de entrenamiento del enfoque de la atención:


Conecta con tu respiración y orienta tu atención a tu interior...

En este momento la Tierra se mueve... y lo hace en distintos sentidos... Sobre sí misma. Alrededor del Sol y alterando su propio eje.

En el mismo sentido, hay otras cosas que no puedes notar y que sin embargo ocurren: la actividad de los neurotransmisores, la incorporación del oxígeno a los tejidos, la regulación de la presencia del calcio en los huesos, la digestión...

Si te basas sólo en la mirada y en lo que notas, parece que el que se mueve es el sol frente a nosotros.

Los antiguos pensaban que había dos soles gemelos: el de invierno (portador de catástrofes, frío y mala vida) y el de verano (que traía el bien, la cosecha, el buen tiempo...). Creían que había dos soles porque en cada estación el sol describe un recorrido diferente.

Hay algunos aprendizajes que están produciéndose en ti y que no notas... Lo que debes hacer es ayudarlos a instalarse en tu inteligencia, en tu mente, aún sin conocerlos.

Sabes cómo mantener el equilibrio del cuerpo en estos momentos, pero no sabes cómo lo consigues, qué músculos mueves primero y cuáles después...

El cambio que necesitas hacer en este aspecto de tu vida es inevitable, simplemente hay que dejar que ocurra...

No notamos todo lo que ocurre y sin embargo, no por eso deja de suceder. No podemos ejercer el control sobre el funcionamiento de la realidad. En realidad es al contrario, podemos controlar muy pocas cosas.

Origen e Historia de los Cuentos

El cuento es uno de los géneros literarios más antiguos de la humanidad. De la tradición oral pasó a ser escrito por los "cuentistas", pero sigue estando vigente y aún se sigue transmitiendo oralmente. Traspasó las barreras generacionales, culturales, lingüísticas, territoriales y los muchos siglos que los separan entre una y otra época. En su divulgación y propagación formaron parte importante los padres y, primordialmente, los abuelos y las abuelas y, por supuesto, los maestros de escuela. Los cuentos hicieron abrir los ojos de generaciones de niños ávidos de saber y de conocer, estimulando y motivando su fantasía.

Las diversas hipótesis sobre el origen de los cuentos aportan cierta luz sobre su propia esencia y funcionamiento pedagógico y terapéutico.

Marie Louise von Franz realizó un sugestivo análisis sobre el origen de los cuentos de hadas que podemos generalizar a todo tipo de relatos en el ámbito en el que estamos hablando.

La primera hipótesis se refiere a que los cuentos son la expresión de los procesos psicológicos del inconsciente colectivo. Constituyen un sistema relativamente cerrado que expresa un sentido psicológico esencial traducido a una serie de imágenes y símbolos.

Las características básicas del cuento son la narratividad, la ficción, y la extensión. La brevedad del cuento es una necesidad interna y externa, estructural y psicológica que responde a una ley universal que dice que hay una proporción inversa entre intensidad y extensión o, lo que es lo mismo, sólo lo breve puede ser intenso. Intensidad y condensación son pues, características del buen cuento. La brevedad del cuento impone una lectura breve, una gran atención del lector y gran intensidad del efecto. El efecto del cuento consiste en la percepción súbita de símbolos que enjuician la realidad cotidiana y llevan al lector más allá, deben ser llevados a vivir una experiencia límite.

En segundo lugar se apunta a que los cuentos son retazos de creencias sepultadas hace tiempo por las culturas y religiones dominantes. Desde esta óptica, el paganismo y sus creencias sobreviven bajo la influencia de las religiones oficiales carentes de emoción y vitalidad, más preocupadas por el control social de la población que por su educación y desarrollo. Esta hipótesis apunta a la idea de que los cuentos integran un gran sistema clandestino de conocimiento que podría simbolizarse en un gran espejo, en el que cada relato representa una pequeña porción de cristal. Los hermanos Grimm se dedicaron durante muchos años a intentar coleccionar todos los cuentos del mundo para recomponer ese gran espejo.

Existen diversas respuestas sobre el nacimiento de los cuentos, los hermanos Grimm fueron los primeros en plantearse este problema de los orígenes de los cuentos y determinaron una teoría que fue adoptada por el investigador Max Müller y desarrollada por el filósofo austriaco Hahn en su obra “Cuentos Griegos Albaneses”, que sostienen mitos de los pueblos europeos, los cuales pertenecen a la misma familia aria.

Estos pueblos, al desmembrase, habrían llevado al lugar geográfico al que emigraron los gérmenes de su mitología contenida en el fondo de sus idiomas. Estos antiguos mitos que eran patrimonio común, se desarrollaron y transformaron en el transcurso del tiempo.

El último producto de esa transformación son los cuentos populares. Por eso no es extraño que todos los pueblos arios presenten cuentos con rasgos análogos, los hermanos Grimm creían que los cuentos eran fragmentos de la mitología germana que habían sobrevivido a la conversión de los germanos cristianismo.


Con ese criterio "La Bella Durmiente" se podrá interpretar como el mito de Sigfrido, en el cual la conexión con los dioses ha desaparecido y las llamas para salvar a la valquiria Brunilda se ha transformado en una muralla de rosas.


La mayor parte de los cuentos se crearon en un período en que la religión constituía la parte fundamental de la vida. Por esta razón casi todos tratan directa o indirectamente de temas religiosos. Así, los cuentos de "Las Mil y una Noches" están llenos de referencias a la religión islámica y muchos otros hacen alusión a historias extraídas de la "Biblia".

También se hipotetiza la posibilidad de que los cuentos son expresión de profundas verdades filosóficas y místicas sobre el mundo y sobre los dioses. Relatan cómo se iniciaron los pensamientos elementales de la humanidad. Son pensamientos innatos y comunes a todas las culturas: Pensamientos de los pueblos o arquetipos. El nacimiento de la belleza, del amor, de la guerra, de los fenómenos naturales, etc.

La cuarta hipótesis se refiere a que los cuentos se derivan de la experiencia onírica.

En síntesis, el cuento es un sistema relativamente cerrado, que expresa un sentido psicológico esencial y único, traducido en una serie de imágenes y sucesos simbólicos.

Para que este factor desconocido penetre en la conciencia, son necesarios una considerable multitud de intentos, cientos de cuentos y miles de versiones (comparables a las variaciones de un tema musical), sin que por ello el tema llegue a agotarse. Este factor desconocido es lo que Jung llama el Sí-mismo, la totalidad psíquica del individuo que, paradójicamente, es también el centro regulador del inconsciente colectivo. Cada individuo, cada pueblo, tiene su propia forma de experimentar esta realidad psíquica.

Podemos concluir que, a pesar de su carácter totalmente colectivo, los mitos están ligados estrecha y absolutamente al individuo. Toda abstracción que no tenga en cuenta al ser humano, con sus estructuras y necesidades psíquicas, conduce a un caos de significaciones arbitrarias y a un empobrecimiento. Y aquí nos hallamos ante una dificultad, toda nuestra formación académica tiende a despreciar el factor del sentimiento.

Desde la infancia se nos empuja constantemente a reprimir las reacciones emotivas personales y a educar el espíritu para que se convierta en "objetivo". Muchos intelectuales descuidan los factores de emoción y sentimiento que van siempre ligados a una imagen arquetípica. Se pueden agrupar todos los grandes cuentos existentes en el mundo, pero lo que habremos reunido no tendrá absolutamente ningún significado si se ha dejado de lado la experiencia afectiva que ello tiene el individuo.

Intentamos dejar que el cuento se haga explícito, tomando como punto de partida no una teoría previamente establecida, sino la idea de que se trata de un misterio vivido por un ser humano que intenta comunicarlo lo mejor que puede.

Dicha comunicación tan profunda y dificultosa debe traducirse a lo que Erich Fromm llamó el lenguaje olvidado.

Al hablar de cuentos, se hace imprescindible hacer referencia a Walt Disney, quien, hace ya más de medio siglo, comenzó a dar popularidad universal a decenas de cuentos dejando una huella visual, no literaria.









La Influencia de los Cuentos en el Desarrollo de los Niños


Los cuentos pueden resultar de gran ayuda terapéutica para personas con trastornos de conducta y son un instrumento ideal para superar barreras lingüísticas y mentales. Son una herramienta estupenda, para enseñar, compartir, comprender e incluso sanar muchos asuntos internos y relaciones personales. Sirven tanto para niños como para adultos, además ayudan a dormir y al despertar de nuestra consciencia y autoconocimiento.


Aportan importantes mensajes, tanto a nivel consciente como inconsciente. Al hacer referencia a los problemas humanos universales, estas historias hablan por sí solas y estimulan el desarrollo en los niños y la transformación en los adultos, mientras que, al mismo tiempo, liberan de pulsiones inconscientes.

Los cuentos de Andersen nos ayudan a comprenderlos como una terapia del interior. Los pequeños se quedan con la narración pura, mientras los adultos caen en su hechizo al captar los valores más profundos. Saben llegar al alma de niños y adultos, porque tienen poder de comunicación y de poesía. Son de plena de actualidad en estos tiempos de violencia cuando más se necesitan mensajes de bondad y pacificación, de recuperación de los valores humanos. Podemos comprobar como desprenden sentimientos sublimes que no están alejados de la realidad, sino que surgen como una necesidad frente a la precariedad de la complicada vida humana aportando comprensión, tolerancia y la esperanza en un mundo mejor. Otro rasgo de modernidad de Andersen es que sus cuentos están llenos de un humor disparatado con los que continúa  haciendo reír a niños y adultos con situaciones absurdas y de humor lúdico.

Andersen fue capaz de reunir en forma de relatos las tendencias más habituales de la persona, sus interrogantes y frustraciones, en sus cuentos aparece la esencia del hombre y temas tan básicos de la persona como son la envidia, el miedo al cambio, la necesidad de tener el sustento asegurado…

Los cuentos estimulan la imaginación y el afecto de los niños. Cuando los niños escuchan "Érase una vez..." se sienten entrar en un mundo mágico, aún sin disponer de la tecnología con la que tan familiarizados están. Sólo con palabras y cambios de tono (altos y bajos), se crean imágenes en sus mentes con las que parecen viajar sobre una alfombra mágica como Aladino al país de "Nunca Jamás" al lado de Petter Pan y Campanilla, aunque estos personajes puedan tener otras connotaciones de las que hablaremos en otra ocasión.

Contar cuentos estimula la comunicación afectiva. El niño siente que se le dedica un tiempo especial en un intercambio de voz y pensamiento. Se le da rienda suelta a su imaginación y el mundo lleno de reglas se detiene por un momento.

Los cuentos advierten de las consecuencias destructivas que puede tener el fracaso en el desarrollo de niveles superiores de identidad responsable, Ejemplos como las hermanastras de Cenicienta o el lobo feroz de Caperucita Roja, sugieren al niño la manera de esforzarse para llegar a una integración superior y lo que ésta implica.

Asimismo, el niño obtendrá un significado distinto de la misma historia según sus intereses y necesidades del momento. Si se le ofrece la oportunidad, recurrirá a la misma historia cuando esté preparado para ampliar los viejos significados o para sustituirlos por otros nuevos.

Presentan muchos aspectos que vale la pena explorar además del significado y el impacto psicológico. Por ejemplo, nuestra herencia cultural encuentra expresión en tales historias y a través de ellos llega a la mente del niño.

Está comprobado que los cuentos favorecen la adquisición del lenguaje, desarrollan confianza en las cualidades propias, despiertan curiosidad por el aprendizaje de cosas nuevas y liberan la imaginación del niño. El hecho de verse acompañados en sus fantasías por sus maestros y padres les brinda seguridad.

Es cierto que no solemos tomar en serio las historias fantásticas que cuentan los niños y sin embargo sólo serán capaces de elaborar sus temores, si le prestamos atención y nos implicamos en sus fantasías. Tenemos que tener en cuenta que los cuentos demuestran a los niños que también otras personas conocen su mundo de sueños y personajes, que no están solos frente a sus problemas.

Un buen cuento lleva cierta carga de aventura, en el sentido de desafío, con sólo colocar a los personajes frente a situaciones problemáticas.

El relato de cuentos se enriquece si se acompaña de gestos, cambios de voces y de entonación, pausas suspensivas y otros elementos extralingüísticos. Son muy eficaces las preguntas que se le plantean al niño en un momento dado, pues lo involucran más en la historia.

Resultan ideales para mejorar la educación de los niños y favorecer la vida familiar. Ya sea en familia o en el aula; como audio o como lectura; con dibujos o con texto, padres y maestros podrán divertir y educar en valores a niños de cualquier edad. A diferencia de cualquier otra forma de literatura llevan al niño a descubrir su identidad y vocación, sugiriéndole también qué experiencias necesita para desarrollar su carácter.

Bruno Bettelheim, célebre psicólogo infantil, se interesó en la influencia que podían ejercer los cuentos de hadas en los niños y llegó a la conclusión que tienen una extraordinaria importancia para su formación moral e intelectual. Bettelheim sostenía que la tarea más importante en la educación de un niño es la de ayudarle a encontrar sentido a la vida y a comprenderse mejor así mismo y a los demás, a fin de lograr relaciones satisfactorias llenas de significado.

Para que un cuento atraiga la atención de un niño, éste debe ser divertido y, además, le debe causar curiosidad. Para enriquecerlo, la historia debería estimular su imaginación, ayudarle a desarrollar su inteligencia, esclarecer sus emociones y ayudarlo a reconocer sus dificultades, sugiriéndole soluciones a los problemas que le inquietan, fomentando la confianza en sí mismo y en su futuro.

Muchos padres están convencidos de que los niños deberían conocer únicamente el lado bueno de las cosas, para evitarles sufrimientos o preocupaciones tempranas. Sin embargo, los cuentos de hadas les transmiten que la lucha contra las serias dificultades de la vida es inevitable y que si uno no huye y se enfrenta a las privaciones inesperadas, a menudo injustas, puede llegar a dominar todos los obstáculos.

Los cuentos de hadas suelen plantear, de modo breve y conciso, un problema existencial. La maldad está siempre presente, igual que la bondad, pero nunca en una sola persona sino en personajes diferentes.

En los cuentos de hadas el malo siempre pierde, de modo que la convicción que se transmite es que la maldad no resuelve nada y, de esta manera, se le persuade, de un modo muy efectivo, sobre la necesidad de adquirir unos valores éticos y morales. Se pueden utilizar muchas analogías como enseñanza en valores a los niños, sobre todo haciendo referencias a las cosas que ellos conocen y manejan cotidianamente.

El héroe es la figura más atractiva que favorece la identificación e imprimen en el niño las huellas de la moralidad con más fuerza que cualquier enseñanza.


Los personajes de los cuentos de hadas no son ambivalentes, es decir, no son buenos y malos al mismo tiempo. Cenicienta es buena y las hermanastras son malas, ella es hermosa y las otras son feas, ella es trabajadora y las demás perezosas. Esta particularidad ayuda al niño a comprender más fácilmente la diferencia entre ambos caracteres. Las ambigüedades no deberían plantearse hasta que no se haya establecido una personalidad relativamente firme.

De acuerdo a esto, resulta interesante tener en cuenta la importancia que puede tener en los niños la oportunidad de conocer los antiguos cuentos de hadas que no todos tuvimos la oportunidad de conocer en el momento adecuado.

Los cuentos son parte importante de la vida de los niños; influyen significativamente en su desarrollo cognitivo, socio-emocional y moral. En muchas ocasiones se les relaciona más con su valor o contenido lúdico, sin embargo, también podemos hablar de los cuentos desde el punto de vista pedagógico y psicoterapéutico.

Favorecen el Desarrollo Cognitivo
Al presentarle un cuento a un niño estamos despertando su curiosidad y abriéndole la puerta a la imaginación. Pasamos a la primera página y el niño ve, si es pequeño, una ilustración muy grande y dos líneas de texto que describen la escena; pero él está esperando entender qué pasa en esa imagen; entonces, el adulto comienza a leer y se inicia el viaje a su mundo de fantasía.

Si hacemos este viaje todas las noches antes de dormir, entonces estamos creando un hábito; el hábito de la lectura y tal vez después, ya no sea sólo en las noches; sino que el niño busque un momento durante el día para acercarse a la biblioteca familiar y tomar un libro. Crear un espacio para la lectura es desarrollar la capacidad de atención y concentración, entender las relaciones de causas y consecuencias, el aprendizaje de nuevas palabras, mejorar su ortografía y dicción; es exponerlo a conocimientos sobre otras culturas y costumbres.

Brindan Respaldo Emocional
Los personajes principales de las historias tienen, mayormente, características muy definidas, en ocasiones muy opuestas; los niños tienden a identificarse con un determinado rol en particular o señalan también a personas de su entorno como parte de la historia que están leyendo. En el desarrollo del contenido del cuento es capaz de identificar emociones y de conocer la resolución de conflictos que se presentan.

Si bien es cierto, en los cuentos no podemos ver la totalidad de la complejidad de la naturaleza humana, pues nos muestran más bien personajes que son totalmente buenos o terriblemente malos; pero sí permiten que el niño tenga un acercamiento sobre los sentimientos y acciones humanas. Es una representación del mundo, es saludable que uno crezca sabiendo que hay aspectos positivos y negativos en la vida real, que se presentan situaciones en las que se debe tomar una decisión y que uno tiene las herramientas para poder hacerlo.

Fomentan la Autoestima Infantil
Fomentar la autoestima del niño es posiblemente la faceta más importante de la educación infantil. Los niños con la autoestima elevada crecen confiados y felices, saben que los sucesos que tienen lugar en la vida no siempre suceden como desean pero se sienten capaces de enfrentarse a ellos. Sus historias e ilustraciones van a llevarlos hacia un camino donde podrán reconocer sus propios personajes y a veces sentirse identificados con ellos.




Son una Buena Herramienta Profesional
Los profesionales orientados a la población infantil utilizan los cuentos como un medio para lograr objetivos concretos.

En el caso del profesorado de educación infantil, los cuentos son un punto de partida para la dramatización de escenas, incentivar la comprensión lectora o crear un espacio perfecto para la vinculación con sus alumnos.

Se han realizado también proyectos para la enseñanza de valores a través de cuentos, en los que, dependiendo de la edad a la que iban dirigidos, se construyen contenidos en donde se habla sobre la solidaridad, la honestidad, la responsabilidad, la puntualidad, etc.

En el campo de la psicoterapia también se ha utilizado el recurso del cuento para el trabajo con niños; desde la aplicación de pruebas proyectivas, hasta el uso dentro del espacio psicoterapeútico.

Los cuentos son un recurso didáctico, un instrumento de estimulación cognitiva, un medio para aprender valores y también una oportunidad para reparar situaciones pasadas y presentes, pero, sobre todo, crean un espacio perfecto de vinculación, de intimidad familiar y de demostración afectiva entre padres e hijos.

La adolescencia es un momento de especial intensidad en cuanto a lo que estamos hablando. En términos Junguianos, podemos decir que el adolescente se enfrenta al mundo en las mismas condiciones que el ser humano adulto afronta influencia mítica del arquetipo. Imagínenlo ante una potente situación emocional que experimenta por primera vez y para la que aún no existe palabras que puedan expresarla. Imaginen también que la persona intenta expresarla una y otra vez lo mejor que puede. La adolescencia es una época de culminación de la pubertad en la que priva la dictadura hormonal, con notables cambios fisiológicos que le dejan sumido en una fuerte indolencia del crecimiento. El adolescente estrena nuevas formas corporales y está invadido de un fuerte torrente imaginario para el que aún no posee señales de balizamiento que sujeten y expliquen su experiencia en el mundo.

Desde el punto de vista comunicacional el joven se encuentra en una etapa de su vida muda y alucinada. James Hillman (1999) afirma que el ser humano experimenta su proceso vital atraído por los símbolos que dan sentido a lo que experimenta. Podemos compararlo a un eventual buceador que se sumerge de noche en las aguas del río y se siente observado por centenares de peces que le enfocan con sus ojos iluminados. La atracción de esas pequeñas y múltiples lucecitas se asemejan a la atracción de los arquetipos. Lo que siente la persona que escucha un relato activa el aliento vital más profundo de su pensamiento.

Cuentos Infantiles para Adultos



Desde hace más de 20 años, en Rusia se realiza una curiosa terapia, en la que se trata de trabajar con el niño que cada adulto lleva en su interior gracias a los cuentos infantiles para adultos. Utilizan terapias basadas en contar cuentos infantiles para solucionar problemas psicológicos en adultos y, por los resultados obtenido, parece ser una terapia que funciona. En el vídeo podemos ver que cada adulto porta una figurita que encarna a un personaje y que adopta un papel en un escenario real, un pequeño tablero trasladando a una supuesta realidad. Todo tipo de problemas se trasladan a este tipo de terapias que se pueden realizar de forma colectiva o individual.

Seguramente muchos recordaréis vuestra infancia como uno de los periodos más felices de vuestra vida.  Pues bien, los asistentes a estas terapias, poco a poco, terminan sacando al niño que tienen dentro, niño que se asocia a la felicidad. Sea a través de historias y cuentos inventados o mediante cuentos tradicionales y conocidos por los participantes en la terapia, se logran focalizar los problemas diarios. Parece evidente que hay que volver a ser niños para ver la vida desde otro punto de vista más amable y feliz, los cuentos infantiles para adultos han resultado ser una terapia efectiva donde el juego y la diversión, propios de la niñez, son un remedio muy efectivo.

Los cuentos infantiles para adultos se enfocan para que tengan un final feliz y, por medio de ellos, los adultos expresan sus sentimientos y preocupaciones, logran llegar a la raíz de sus problemas psicológicos y a partir de ese momento el tratamiento suele resultar más efectivo. Este es un ejemplo más del valor de los cuentos infantiles, no sólo son beneficiosos para los niños, sino también para los adultos.

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=nHSXQnAmWRo



FUENTES:
Cuentos Infantiles
La Influencia de los Cuentos en el Desarrollo de los Niños
Cuentos Infantiles para Adultos
La Importancia de la Lectura en la Psicología

Una Pequeña Introducción a los Cuentos
Cuentos que curan (Bernardo Ortín Pérez y Trinidad Ballester Monfort)