jueves, 6 de noviembre de 2014

Meditación Activa del Chakra del Corazón





LOS CHAKRAS



La palabra sánscrita (lengua clásica de India) “chakra“ significa “círculo“, “ disco“ o “rueda”; proviene posiblemente de la raíz sánscrita “char” (movimiento”).

Según el hinduismo, los chakras son centros de energía inmensurable (no medible de ninguna manera) situados en el cuerpo humano.

Según las doctrinas hinduistas los chakras son seis, pero según la teosofía y el gnosticismo son siete. Estos son:

Primer Chakra: Muladhara (“sostén de la raíz”).
Es nuestra raíz física, ancestral y vital. Está ubicado en la base del coxis, entre el ano y los genitales, y su función en el cuerpo se relaciona con la fortaleza de los huesos, los dientes, las uñas, el intestino, las piernas y los pies. Constituye la energía primordial sobre la que desarrollan los otros chakras, pero esto tiene una manifestación psicológica, física y emocional, ya que, de alguna manera, es el centro energético que nos provee la energía vital. Aquí reposa el “Kundalini”, la energía cósmica de la que habla la tradición tántrica; y “Sushumna”, ”Ida” y “Pingala”, los principales canales energéticos comienzan también en este punto, por lo que este primer chakra es el centro de los ciclos de energía sutil que la medicina yóguica identifica.

Este chakra es el más cercano a nuestra naturaleza animal y tribal y el más alejado de nuestro ser trascendente, pero es tan bello como los más espirituales porque es nuestro ser más básico y su conexión con la tierra como proveedora de vida, fuerza y protección. Es además la pulsión que procura nuestra supervivencia, por lo que nos motiva a actuar, pero además nos da el fuego básico para funcionar día tras día, no sólo como un latido primitivo, sino como la confianza y el calor cuerpo-mente de donde sale la capacidad de acción, la creatividad, la autoestima y motivación básicas. Es el aspecto que nos conduce a arraigarnos, a construir y a buscar la estabilidad.

Por ser el impulso que nos da vida, seguridad ontológica y física, confianza y poder, es una parte fundamental de nuestro ser y tenerlo en cuenta es esencial para nuestro bienestar. Corresponde a esta energía nuestro bienestar físico, el estar conectados con la tierra y el entorno natural, así como con nuestro cuerpo como una manifestación de la tierra y escuchar sus necesidades. Su pulsión se conecta con nuestro ser corpóreo, primitivo y terrenal.

El color rojo que lo identifica corresponde al color de la energía más primitiva de la tierra y por tanto también de la vida que emana de ella. También es el color de la sangre. Nuestro plano más instintivo necesita del primer chakra para sentir que tiene techo, comida y vestido, pero además que su bienestar está asegurado. Esto tiene varias dimensiones además del bienestar físico, pues constituye el arraigo grupal que nos da un sentido de pertenencia, un lugar espacial y psicológico, y abarca además un plano de protección mental y emocional. Pero si nos adentramos en el aspecto físico, nos damos cuenta, además, que este bienestar se relaciona también con los ciclos y necesidades naturales del cuerpo para desarrollar su potencial y su vitalidad.

Segundo Chakra: Svadhisthana (“su propio lugar de estar”).
Se sitúa en la región umbilical, junto al ombligo. Tiene las cualidades del agua. De ella brota la vida, la energía creativa, la transformación y la capacidad de revitalizar y sanar. Si el primer chakra es la raíz, representando la seguridad y la estabilidad sobre las que construimos nuestra fuerza fundacional, este chakra complementa la pulsión de vida con la alegría, la pasión y el disfrute por la vida. Contrario al primer chakra que tiene una vibración masculina, este se inclina hacia las facultades femeninas de fecundidad, apertura, percepción, sensualidad y adaptación. No es gratuito que en la tradición hindú, éste sea el centro energético de “Shakti”, que es la forma femenina del dios Shiva.

La vibración del chakra “Svadhisthana” está relacionada con la sexualidad como una fuerza creativa, diferente al instinto de supervivencia encaminado a la necesidad de reproducción. También parte de este centro energético es la sensualidad, entendida como el despertar de los sentidos, a través de los cuales honramos nuestro ser físico y percibimos el mundo, la capacidad de goce en el momento presente que nos permite sentirnos conectados con la vida. Si el primer chakra es la fuerza vital, el segundo chakra es esta energía en movimiento y en creación permanente.

La capacidad de asombro y el vivir el momento presente son parte de este chakra. Ver la vida como un juego creativo que está en una construcción permanente, que debe ser reinventada siempre, es estar conectados con esa parte de nosotros que dejamos cuando asumimos un rol adulto en el mundo. Cuando estamos creciendo experimentamos el mundo como algo nuevo a cada segundo y nos maravillamos con cada pequeño descubrimiento que hacemos a través de nuestros sentidos. El placer sensorial es una manera de dejar de lado los prejuicios y preceptos que nos hacen creer que ya todo es conocido.

Tercer Chakra: Manipura (“joya ciudad”).
Tiene las propiedades de fuego. Es el punto energético donde convergen diversos chakras, lo cual hace más complejas sus funciones, pero todas se relacionan en términos generales con nuestro centro de poder personal. Otra manera de conceptualizar las vibraciones de las que se encarga esta rueda de energía es a través de las propiedades del elemento fuego: calor, poder, fuerza, actividad, luz y purificación.
El tercer chakra es de color amarillo o dorado. Está ubicado en el plexo solar (en la punta del estómago o epigastrio, junto al bazo) y se relaciona eminentemente con nuestro sistema digestivo. También está encargado de regular el funcionamiento del hígado, órgano digestivo encargado de desintoxicar, limpiar la sangre, analizar los nutrientes de los alimentos y descartar lo que no es útil. También se asocia con el páncreas, cuya función es la producción de enzimas digestivas e insulina, que regula la cantidad de azúcar en la sangre.

De la misma manera que en nuestro ser físico, nuestro tercer chakra asimila y purifica nuestras experiencias y nuestras energías. Los diferentes niveles de conciencia, desde aquellos más básicos y materiales hasta los más metafísicos se filtran o concretan en el tercer chakra, desde donde se integran las diferentes energías en un equilibrio. Por tanto, el tercer chakra nos ayuda a darle una estructura a las energías de los chakras inferiores y a utilizar su fuerza y energía creativa; pero de la misma manera, es fundamental en la materialización de nuestras facultades espirituales que se expresan entre el cuarto y el séptimo chakra.

Es el chakra de la actividad, la individualidad y la voluntad, pero también de la plenitud, la generosidad y la sabiduría para soltar, ser espontáneos y flexibles. Este centro energético determina nuestra relación con el mundo material y cómo se manifiestan en éste las vibraciones que operan en nosotros como pulsiones o como facultades que podemos desarrollar y desplegar ampliamente. El tercer chakra nos permite lograr y concretar, tener un sentido de individualidad, alcanzar una abundancia material y espiritual pues nos ayuda a actuar en el mundo.

Un “Manipura“ abierto y equilibrado da una sensación de armonía, donde el individuo tiene fuerza, dirección y compromiso. No intenta imponerse arbitrariamente sobre el entorno pero conserva siempre su poder personal ante éste. Es una relación de equilibrio y respeto energético mutuo: ni yo comprometo mi energía, ni intento robarla del exterior. Nos permite tener una luz interior que nos da claridad, bienestar y vitalidad. Este centro energético nos orienta a través de nuestro camino en la vida y nos indica en qué momentos debemos ser activos y persistentes o podemos aceptar y abrirnos.

Es un chakra de cualidades eminentemente masculinas (actividad, calor, poder) y forma parte de los tres chakras inferiores que son los más básicos e individuales. Por tanto, para que tenga un despliegue balanceado debe también estar conectado con energías de un nivel de conciencia más elevado y con vibraciones más femeninas, como la intuición, el amor y la energía creativa.

Como es el chakra con el que nos relacionamos con el mundo material, desde nuestros diferentes aspectos, es aquí que se asimilan las experiencias y expresiones personales como integrales a un camino único y necesario, una relación con el entorno donde hay un aprendizaje y un movimiento constante. Pero es también en el plexo solar donde sentimos las vibraciones de las otras personas y donde se da más evidentemente un cierre energético cuando hay alguna disonancia.

El tercer chakra tiene un papel adicional desde la anatomía yóguica, pues es el centro energético que recibe la energía del sol y lo transmite al cuerpo etéreo y a nuestro cuerpo físico. También está conectado con nuestro cuerpo astral, aquel donde guardamos nuestros anhelos, aspiraciones y sentimientos que da forma a nuestro ser individual.

Cuarto Chakra: Anahatha (“no herido” o “no golpeado”).
Se sitúa en el centro del pecho, junto al esternón. Es el centro de todo el sistema energético y se encarga de una de las energías más poderosas que operan en ser humano: el amor. Es en el cuarto chakra donde empieza a haber una experiencia colectiva, en contraposición a los tres chakras inferiores que son por definición los centros energéticos del ego; de donde podríamos afirmar que se origina la sensación de separación del mundo y de individualidad. En este punto convergen y se integran los tres chakras inferiores que representan el ser material, vital e individual, con las energías superiores que dan una dimensión espiritual, mental y metafísica a nuestro ser. Es en esta rueda de vida donde se da una manifestación más sutil de nuestro carácter trascendente.

Anahata“, por tanto, es un nivel de conciencia significativamente más elevado que sus pares inferiores. En este mismo sentido, para pasar de la percepción del tercer chakra al cuarto chakra se requiere un cambio de cosmovisión muy profundo: el paso del temor a la fe. “Anahata”, en sánscrito, quiere decir, en términos generales, “imposible de romper”. Por tanto, el amor sería una fuerza tan noble y poderosa que estaría presente de manera constante e incondicional a pesar de las heridas que tengamos en nuestras historias personales. Es esa luz sagrada en cada ser, que es nuestra verdadera esencia y que nos permite abrir nuestros corazones en una unión amorosa, devocional y compasiva.

El cuarto chakra tiene la virtud de traer alegría y sanar. Está ubicado en el centro del pecho, y las “asanas” (en  yoga, cada una de las distintas posturas que tienen como objetivo actuar sobre el cuerpo y la mente) que involucran una apertura de éste en yoga buscan los efectos de vigorización, reparación, flexibilidad y trascendencia que trae esta vibración. A su vez, se relaciona con los colores verde o rosa. Los tonos verdes nos reconectan con la naturaleza, dan tranquilidad y corresponden a las vibraciones de la sanación y la regeneración. El rosado es un color que despierta compasión, alegría de vivir, ternura y expansión. Está asociado con el sentido del tacto: con la facultad de entrar en contacto con la existencia, de tocar y ser tocado por las personas que forman parte de la propia vida, por todos los seres y las cosas y por el Universo como totalidad.
Sus cualidades son aquellas del elemento aire: es liviano, sutil, elevado y llena todos los espacios a donde tiene acceso. De la misma manera, el corazón tiende a irradiar amor y generosidad, tiende a dar luz y felicidad. El aire, la respiración, es para nosotros el vehículo principal por donde obtenemos “prana” (la energía vital universal). De la misma manera que el “prana” permea todo, pues somos energía en transformación que se manifiesta en forma densa o sutil, el amor es también una cualidad inherente a todo lo que existe en el mundo. Esta energía es la parte de eterna, infinita y trascendente presente en cada uno de nosotros. Aunque también por esta cualidad del aire, el amor puede desprendernos de nuestro contacto con la tierra, por lo que debe estar en sintonía con nuestros chakras inferiores. De hecho, para que se dé en su forma más pura, debe desprenderse de las necesidades de los chakras inferiores.

Es de naturaleza femenina: expansivo, sabio, generoso y universal. Su importancia radica en que nos permite vernos en la existencia, dándonos la posibilidad de abrazar la felicidad y la paz que vienen con la reunificación con el Universo, de ser un vehículo del amor universal; y aunque no se diera de una forma tan elevada, las primeras expresiones de este chakra nos dan la alegría de vivir, la devoción y confianza en la existencia, la dicha de compartir y de entrar en contacto con nosotros mismos como creaciones de dios, de sentir compasión por el otro por compartir la experiencia en el mundo, de sanar y ver la divinidad en la naturaleza y en el Universo entero.

Este chakra implica ir un paso más allá de los asuntos del ego para abrirse sin condiciones, entregar, aceptar y dejarse envolver por el carácter sagrado y perfecto de todo lo que existe. Esta experiencia es tan grata y tan sublime que se puede convertir en una forma de vida a la que siempre se quiere regresar.

Quinto Chakra: Vishudha (“muy puro”).
Siendo el primero de nuestros chakras espirituales, está en sintonía con nuestro ser metafísico y universal. De color azul claro o azul turquesa, y ubicado en la garganta, está relacionado con el elemento éter, que compone los elementos anteriores (tierra, agua, fuego y aire). De acuerdo con la ciencia yóguica el éter constituye el medio comunicante de los diferentes niveles de la existencia, es decir el sonido, así como la voz del absoluto.
También se asocia con el sentido del oído. Esto explica la importancia de aprender a escuchar esa voz interior que trasciende nuestro sentido de individualidad, que nos muestra nuestro camino en la vida y nos une a nuestra alma, sabia y expansiva. El quinto chakra es el centro energético de la expresión de nuestro ser puro, de la creatividad y de la comunicación que surgen cuando estamos en contacto con los otros chakras y el Universo.

Es, además de la capacidad de expresión de la palabra hablada y de las otras formas de lenguaje que poseemos (corporal, simbólico, escrito, artístico), la verdad de esa palabra. Este chakra permite, junto con la fluidez y naturalidad de expresión, que encontremos nuestro ser más auténtico: nuestra verdad. Cuando esto sucede, tenemos mayor claridad de cuál es nuestro camino en la vida (“Dharma”) y percibimos con claridad un conocimiento intuitivo que nos guía, nos inspira, nos sosiega y conecta con la totalidad.
En este sentido, y a diferencia del tercer chakra, esta energía activa está más conectada con la trascendencia que con el sentido de individualidad, también necesario para un ego saludable pero que pertenece a un nivel de conciencia inferior. La expresividad se facilita menos como una forma de autoafirmación o influencia en el entorno, que como una manera de soltar el ego y de entrar en conexión con nuestro ser universal.

Por esto mismo, la creatividad pertenece al quinto chakra, pues implica una forma de conciencia elevada, donde hay una trascendencia momentánea del ego y donde la existencia actúa a través nuestro. La inspiración que nos conmueve a través de la belleza, nos llena de vida y nos mueve a la creación, las nuevas ideas y empresas, vislumbrar diferentes posibilidades, la necesidad de expresar nuestro mundo interior, de vivir sólo en el presente, están relacionadas con el despertar de esta energía.

El quinto chakra nos ayuda a que tengamos una conexión entre nuestro ser físico y metafísico. Nos ayuda a ser más conscientes de nosotros mismos, de la naturaleza holística de nuestro ser, observar nuestra mente, emociones, actos, palabras y principios de vida. Este chakra nos ayuda a conocernos de forma tal que podamos contrarrestar nuestras tendencias, mentales, físicas o emocionales desequilibradoras, siempre en favor de la conciencia cósmica. “Vishuddha” quiere decir en sánscrito “purificación” y hace referencia a una mirada más clara (junto con una limpieza de cuerpo y alma) que nos acerque a la verdad de nuestro ser universal, la dicha y la armonía incondicionales.
Esta claridad nos permite también estar en contacto con nuestro propio alma (esa parte de nosotros que es sagrada y que posee un conocimiento cósmico) y de esta manera comprendemos mejor qué queremos. Esta facultad de percibir con lucidez y sin los prejuicios, apegos o rechazos del ego (o de nuestra historia personal), nos permite mirarnos a nosotros mismos, cambiar esquemas de pensamiento que nos alejan de nuestro equilibrio y realización espiritual y algunas veces, incluso, cuestionar completamente las creencias y sistemas de valores que dieron forma a nuestra vida e identidad.

Empezamos así a vivir en un plano más sutil, con mayor honestidad hacia nosotros mismos y lo que mostramos de nosotros, atención permanente que nos ancla al momento presente y nos permite estar arraigados pero abiertos al entorno, la creación, la belleza y la sabiduría. Este nivel de conciencia que el yoga identifica como más elevado, nos lleva a tener una aproximación más filosófica y espiritual de la existencia.

El quinto chakra implica una purificación de nuestra mirada, que muchas veces nos lleva a ser críticos pero sin cerrarnos: la originalidad de nuestra mirada no puede llevar a una rebeldía que se vuelva un dogma. Precisamente, una cualidad de esta energía es la ausencia de prejuicios, por lo cual los dogmas son una forma de estancamiento que impide el desarrollo.

Vishuddha” es una curiosa mezcla entre un crecimiento permanente y una completa confianza en lo que se es y en la inspiración del momento, a sabiendas de que somos parte de un infinito y que somos aún imperfectos. Nos amamos y aceptamos como somos y donde estamos, porque también desde aquí podemos entrar en contacto y expresar nuestra verdadera esencia. Estamos interesados en escuchar, ver y asimilar, porque podemos aprender permanentemente de todas las situaciones, personas, formas de conocimiento, religiones o culturas.

La capacidad de abrirnos a diferentes cosmovisiones, de tener una mirada auténtica y una postura independiente con respecto a las creencias compartidas y convenciones, y la creatividad que implica acción por fuera de los temores, pensamientos o prejuicios del ego son parte de este chakra. También el baile, la música, el canto, la pintura y los ejercicios de escritura para hacer aflorar la creatividad son una hermosa manera de entrar en contacto con lo sagrado.

Sexto Chakra: “Ajna” (“conocer por el entendimiento”).
Conocido también como “tercer ojo”, se ubica un poco más arriba del medio de las cejas (punto Shangen) y la glándula pineal, que, a su vez, se encuentra físicamente justo en el centro de nuestro cerebro.

El significado del tercer ojo no se puede transmitir enteramente, porque está en cada uno como nuestra verdad universal y eterna, más grande que los conceptos, la razón o las palabras. Es el centro desde donde percibimos la naturaleza trascendente del mundo, conectándonos con la totalidad de la existencia. “Ajna”, el sexto de nuestros chakras principales, significa en sánscrito “centro de percepción”. El tercer ojo significa también un despertar a esta realidad mística que nos permite estar en sintonía con una fuerza trascendente y fluir con ella a través del desapego, la confianza, la intuición y el contacto con lo divino. En su forma más elevada esta energía nos lleva a desprendernos de nuestro ego y a ser de nuevo conciencia pura.

Ajna” ha sido traducido del sánscrito también como “centro de control”. El sexto chakra representa el poder de la mente. Es la rueda energética relacionada con la razón, con las capacidades mentales y cognitivas, con la concentración, la memoria y el intelecto. Es desde allí, también, donde dirigimos nuestra mente hacia la espiritualidad y universalidad. Necesitamos de un entrenamiento espiritual, que comienza con el control de la mente para aprender a dirigirla adecuadamente hacia la libertad, la intuición y la expansión.

Si el quinto chakra es masculino porque si bien es un nivel de conciencia metafísico que nos conecta con nuestro ser colectivo, también nos conduce a la acción (como expresión, comunicación, creación), el sexto chakra es diferente. Implica la autoobservación, la atención permanente, la despersonalización y la disciplina holística para honrar todos los aspectos de nuestro ser. Sin embargo, implica también y fundamentalmente una conciencia que además de autoconciencia para el desarrollo espiritual también significa abrirse a una realidad trascendente a la cual pertenecemos. Estas cualidades son femeninas: soltar, aceptar, confiar, recibir, fluir y expandirse.

Esta rueda energética aporta la percepción holística del ser y no dual de la realidad. Percibimos planos de la existencia más sutiles, lo cual nos da una visión espiritual de lo que sucede en el mundo físico. El tercer ojo evoca la noción filosófica hindú según la cual la parte contiene al todo y el todo contiene a la parte: así como una semilla de una planta contiene la información completa para su desarrollo. Es, también, el punto donde converge toda la existencia, el conocimiento universal y las leyes sagradas.

Una vez hemos adquirido cierta conciencia de la responsabilidad que tenemos sobre nuestros pensamientos (que movilizan energía, crean nuestras emociones, y a su vez repercuten en nuestra salud física y en nuestro campo energético), en nuestro nivel de bienestar desde un punto de vista holístico, en nuestro desarrollo integral y libertad espiritual, comprendemos cómo la mente es lo más urgente a entrenar, pues nos aleja o nos acerca de nuestra realización humana y espiritual. Por este motivo, también, prácticas como la meditación es tan central para la tradición yóguica.

Con el sexto chakra nos conectamos con la sabiduría de la totalidad y alcanzamos el estado de yoga, de unión con el Universo, que es nuestra verdad. Es desde este centro energético donde tenemos acceso al punto de nuestro propio ser que forma parte del infinito y que nos lleva a niveles de conciencia superiores. Este ojo espiritual percibe las cosas como son, sin los filtros, interpretaciones ni divagaciones de la mente y es el punto en nuestro ser que tiene la facultad de ver más allá de los sentidos. Se trata de tener la capacidad para trascender la visión individual y de alcanzar el punto de vista universal. Para esto debemos aprender a percibir la existencia de una realidad superior de la que formamos parte y vivir de acuerdo con ella a través del trabajo interior, el desapego, la gratitud, la confianza y el amor.

El sexto chakra representa el desarrollo de una conciencia que nos abre a una realidad trascendente, o a una conciencia universal. Esta energía, que pertenece a nuestros chakras superiores, es decir a aquellos de naturaleza espiritual, colectiva y sutil, implica precisamente en el desarrollo de una percepción que deja de estar anclada en la razón individual. Nuestra mente no sólo es limitada, porque es incapaz de ver una realidad superior, que es la verdadera naturaleza del ser. También es la responsable de que vivamos en la ilusión de ser un cuerpo y una mente y en general un individuo separado de todo lo que existe.

Su funcionamiento se relaciona también con la alineación con la sabiduría universal, la facultad de creación artística, el desarrollo de facultades mentales, visión extraordinaria de cuerpos energéticos, las facultades psíquicas, la comunicación a través de sueños, las visualizaciones o la comprensión de señales espirituales. El refinamiento de estas facultades puede llevar además al acceso a una sabiduría que va más allá de la experiencia personal y que se alimenta de una única fuente de conocimiento universal donde está todo el conocimiento humano y trascendente.

Séptimo Chakra: “Sahasrara” (“loto de los mil pétalos de luz”).
Se encuentra localizado en el bregma (unión de las suturas coronal y sagital, en la parte más alta del cráneo), más conocida como “coronilla”; donde se supone que existen diversas facultades divinas.

El séptimo chakra es nuestra energía más puramente espiritual. Es la fuerza que nos abre a la iluminación, pues completa el proceso de evolución devolviendo al Universo la energía que crea nuestro ser individual. Volvemos a ser uno con el gran todo y estamos alineados con la expresión más sagrada de nosotros mismos. En todos nuestros chakras superiores hay una conexión con el Universo, nos aproximamos a la sabiduría y estamos en contacto con un orden sagrado. Pero el séptimo chakra completa el proceso, pues ya no estamos sólo en sintonía con el infinito: nos lleva nuevamente a ser uno con él. Regresamos a nuestra verdadera esencia. El fin último de la tradición del yoga, y de todas las diferentes tradiciones espirituales, es llegar a este nivel de conciencia. Es ahí donde se da el verdadero estado de yoga.

Su nombre en sánscrito es “Sahasrara”, que quiere decir “miles de facetas”, haciendo referencia a la naturaleza infinita de esta fuerza que nos abre a la divinidad. Su símbolo es un loto de mil pétalos que simboliza la espiritualidad y que viene de la imagen que produce al abrirse. Está ubicado en el centro de la parte superior de la cabeza y se abre hacia arriba. No es casualidad que haya imágenes de Buda, de Critos o de santos con una luz que emana de su cabeza, pues esta luz representa la apertura espiritual. El elemento de “Sahasrara” es el pensamiento y está relacionado con las funciones más elevadas de la mente. Nuestra conciencia se disuelve con la conciencia universal.

Estamos en un estado de armonía permanente, aún en el mundo pero sin estar a merced del mundo, sin importar lo que pueda suceder alrededor. Ya no percibimos nuestro propósito en esta vida, sino que estamos sintonizados con él de forma permanente. La sabiduría guía cada uno de nuestras acciones, pensamientos y palabras. Nos sentimos plenos, abiertos de corazón y protegidos porque somos una parte de algo grande y perfecto. También vivimos con la capacidad de apreciar la belleza de la existencia y con la confianza de que la vida tiene un orden superior. Nos rendimos ante este poder divino y asumimos sus cualidades.

Vibra de color violeta, asociado con la espiritualidad y la devoción, pero tiene algunos tonos dorados. También se asocia con el color blanco, que es la suma de todos los colores que existen. De la misma manera, el séptimo chakra es una síntesis de todos los demás chakras. Para que el séptimo chakra se abra hacia la trascendencia necesitamos de cada uno de los chakras, comenzando por los inferiores (que dan forma a nuestro ser individual), el chakra del corazón (que nos abre a la universalidad e integra nuestro ser material con el espiritual) y nuestros chakras superiores (donde empezamos a tener un contacto más directo con el poder superior). Cuando ha habido un desarrollo armonioso de cada uno de los aspectos de nuestro ser entramos en contacto con nuestro ser trascendente. Sólo así el séptimo chakra puede abrirse y conectarnos con el infinito.

Como cada uno de nuestros chakras, éste constituye una fuerza universal que nos permea y que actúa a través nuestro. Los chakras anteriores han actuado para darnos una visión que en conjunto, forman un ser humano equilibrado. Algunas de las capacidades que nos dan los chakras anteriores al séptimo, por ejemplo, son la estabilidad, la fuerza creativa, la voluntad, la compasión, la conexión con la voz interior y la intuición. Cuando alcanzamos el séptimo chakra de manera integrada y como parte de un trabajo espiritual profundo, éste es el impulso que nos lleva a la unión con el infinito. Implica constancia y compromiso porque nuestra tendencia más primaria es a vivir en los chakras inferiores.

La espiritual es una fuerza que está en todo permanentemente y que constituye la esencia de todo lo que existe. Aunque es nuestra esencia, necesitamos trabajar para alcanzar la perfección, es decir nuestro máximo potencial en todos los niveles para alcanzar un nivel de conciencia trascendente. Para algunas tradiciones este despertar es espontáneo, porque es tan sencillo como superar la mente. Sin embargo, es sencillo pero no es fácil. Aunque se trate simplemente de volver a ser lo que ya somos, las disciplinas como el yoga o las tradiciones espirituales como el budismo indican que implica constancia y compromiso. En otras palabras, son filosofías y sistemas científicos, pero al mismo tiempo disciplinas que nos muestra un camino.



El CHAKRA CORAZÓN


El “Anahatha” o “Chakra del Corazón” es el medio a todos los otros chakras, es la clave del sistema energético para nuestra conexión con los otros niveles espirituales, simplemente porque es el encargado de vibrar y procesar el mismo tipo de energía de la cual todo está hecho: el Amor.
Anahata” no significa  aferrarse o ser posesivo. “Anahata” es confianza. Se refiere al amor incondicional ya que significa sin principio y sin fin. Te amas a ti mismo y a otros sin caprichos. No existen límites en el amor disponible, pero para la mayoría, hay un límite en cuanto a la cantidad de amor que se está dispuesto a dar y a recibir. Es sorprendente ver las actitudes que tenemos cuando se trata de  sentirnos dignos de recibir amor.

El despertar del chakra del corazón puede ser una experiencia profundamente conmovedora y maravillosa. Cuando el chakra del corazón está abierto, todas las energías pueden fluir libremente. No existen bloqueos internos y el hombre se siente profundamente unido consigo mismo y todas las otras creaciones. El hombre se siente protegido e irradia calidez, satisfacción y cordialidad. Así el hombre ama por el bien del amor.

El sentido con el chakra del corazón es estar abierto y permitir que la vida fluya. Se refiere al amor incondicional ya que significa sin principio y sin fin. Te amas a ti mismo y a otros sin caprichos.

Cuando el corazón se encuentra débil, uno puede jugar y manipular con el fin de obtener amor, en lugar de sentirse digno de él y permitirlo, rechazará antes de que haya la oportunidad de ser rechazado y cerrará las puertas a oportunidades en nombre de la seguridad y comodidad. La persona está intentando abrirse desde el corazón, pero los bloqueos existentes se lo impiden.

Es natural tener esta actitud si te han herido en el pasado. Sin embargo, si no te permites atravesar el dolor y aprender del pasado, estas heridas se quedarán sin resolver y se repetirán una y otra vez. Peor aún, puedes conformarte con relaciones cómodas o abusivas porque eso es lo que sientes que te mereces.

El amor es un riesgo. Una persona sin un triángulo inferior fuerte, hará caso omiso de cualquier precaución con tal de cumplir los deseos de su corazón. Puede que el corazón desee algo, pero la mente y las personas que nos rodean dicen que es una locura. Muchas cosas en la vida, vistas en blanco y negro, no tienen sentido. El corazón es el color. El corazón quiere lo que el corazón quiere y no siempre es agradable, si no se vive desde aquí, desde el corazón, entonces ¿desde dónde se vive? ¿de quién es la vida que se está viviendo?

Cuando el corazón se encuentra débil, la persona desarrolla un sentimiento de pena. Se dice que años de ignorar el corazón afectan su funcionamiento así como el de  los pulmones.

Para sanar, una persona primero debe aceptarse y amarse a sí misma antes de poder amar a alguien más. El tema de amarse a uno mismo es realmente la base de la soledad, la depresión, el miedo a la intimidad, la dependencia, los  celos, etc. ¿Por qué sentirnos solos cuando somos personas completas? Si no tratamos de resolver estos problemas internamente, continuaremos atrayendo las mismas situaciones en nuestra vida una y otra vez.


LA MEDITACIÓN DEL CHAKRA CORAZÓN



La meditación del chakra del corazón es un ejercicio basado en una antigua danza de la tradición Sufí que data de hace cientos de años. Es un ejercicio especialmente simple basado en el mantenimiento de la atención mediante la coordinación del movimiento corporal y la respiración, marcado por un ritmo musical.

Esta meditación es buena para la depresión y fortalece el campo electromagnético cuando éste se encuentra débil. El corazón es el mayor contribuyente al campo electromagnético y cuando está débil una persona estará deprimida y propensa a la enfermedad.

La meditación activa del chakra corazón es como un resucitador que trae vida al corazón, nos hace sentir realmente bien y que podamos hablar y actuar desde el corazón. Puede ayudar a aliviar la tensión interna, permitiendo que la energía del corazón fluya libremente de nuevo.


INSTRUCCIONES PARA LA MEDITACIÓN
DEL CHAKRA CORAZÓN



Introducción
Estimulado por el ritmo de música sensible, el cuerpo puede ejecutar un ejercicio de respiración de tres etapas de siete minutos cada una. Los movimientos van en las cuatro direcciones: norte, sur, este y oeste, reconectando la energía individual en un círculo cerrado. Es la unificación de los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire, que crean un armonioso sentimiento de "pertenecer al todo" para el cuerpo y el alma.

Antes de comenzar la meditación, primero debemos silenciosamente prepararnos nosotros y nuestro ambiente. Tenemos que asegurarnos de que todas las necesidades técnicas para escuchar la música están en orden de modo que nuestro ritmo no será interrumpido más tarde.
Consta de cuatro series de 7 minutos cada una, para todas las cuales es necesario:
  • Disponer de un espacio amplio y suficiente que permita el movimiento del cuerpo en todas direcciones, sin objetos que impidan realizar el ejercicio pudiéndose chocar con ellos, por ejemplo.
  • Permanecer de pie, con las piernas juntas, en una posición relajada con los ojos abiertos en un lugar cálido y confortable.
  • Colocar ambas manos en el chakra del corazón, situado en el punto medio del pecho, situando siempre una por encima de la otra.
  • Sentir el ritmo de los latidos cardíacos y respirar de un modo relajado.
  • La energía fresca fluirá hacia dentro. Al exhalar, la energía vieja será expulsada y al inhalar nos llenaremos de nueva energía purificadora.
  • Los movimientos del cuerpo deben ir acompasados con el ritmo de nuestra respiración a la vez que con el ritmo suave de la música, procurando mantener todo el tiempo la coordinación de todos ellos.

Estas series son:
Fase 1: Norte
Antes de que comience la melodía hay que prestar mucha atención a las cuatro respiraciones iniciales previas. Cuando la melodía comienza, y durante todo el ejercicio, se acompasa el ritmo de la respiración con el de la música.
Se exhala con fuerza al tiempo que se estiran simultáneamente el brazo derecho y la pierna derecha hacia delante. Después, al inhalar, el brazo y la pierna derecha regresan hacia atrás, a la posición inicial de base, dejando descansar ambos manos de nuevo sobre el chakra corazón, una vez más colocando una mano sobre la otra. Hay que moverse y respirar al ritmo de la música. Es importante no desplazarse, mantenerse en posición vertical hay que tratar de permanecer siempre en el mismo lugar, manteniendo el equilibrio en todo momento, como si se estuviese clavado en el suelo, mientras se mantiene la calma y la relajación llevados por el ritmo cadencioso de la música, el ritmo cardiaco y respiratorio.
La cara interna de la mano debe mirar hacia el exterior, símbolo de estar apartando la vieja energía fuera del cuerpo.
Con la siguiente exhalación se repite el mismo movimiento que en la ocasión anterior, pero con el brazo izquierdo y la pierna izquierda. La velocidad de la inhalación y exhalación sigue el ritmo de la música.
Al final de cada fase, la música se vuelve progresivamente más rápida. Finalmente cada fase termina con el suave sonido de una campana a la vez que se vuelve a la posición base.

Fase 2: Este – Oeste
Una vez más se escuchan las primeras cuatro cuentas de respiración.
Esta serie del ejercicio es similar a la descrita en la fase 1 (Norte), pero en lugar de estirar hacia adelante brazos y piernas, ahora se extienden hacia los lados, es decir, manteniéndose en la posición base, con las manos unidas sobre el chakra corazón.
Cuando comienza la música, el brazo derecho y la pierna derecha se desplazan hacia la derecha del cuerpo (Este), extendiendo el brazo con la palma de la mano abierta hacia arriba a la vez que se exhala. A continuación se regresa a la posición base mientras se inhala, para repetir el mismo movimiento hacia la izquierda (Oeste) con la siguiente exhalación. En esta fase, hay que permanecer en la posición base, sólo girando la parte superior del cuerpo ligeramente en la dirección correspondiente (derecha: Este / izquierda: Oeste).
Se va repitiendo alternativamente el movimiento descrito hasta que la serie finaliza con un suave toque de campana a la vez que se vuelve a la posición base.

Fase 3: Sur
La fase 3, en principio, es como las series 1 y 2, sólo que en este caso se tiene que girar la parte superior del cuerpo hacia atrás tanto como sea posible.
Al exhalar, la parte superior del cuerpo, la cara, el brazo derecho y la pierna derecha primero tienen que girar a la derecha y estirar la espalda mientras la pierna izquierda permanece de pie mirando al frente. Posteriormente se vuelve a la posición de base al inhalar.
Se repite el procedimiento con el lado izquierdo, mientras que la pierna derecha permanece de pie mirando al frente.
Como en las fases anteriores, se finaliza también con un suave toque de campana a la vez que se vuelve a la posición base.

Fase 4: Círculo
En esta serie se combinan los ejercicios de las tres fases anteriores en una secuencia fluida alternándose secuencialmente los movimientos de las otras tres, llegando a la culminación de la meditación energizante. Esto es:
1.  Fase 1 (Norte): Brazo derecho y pierna derecha al frente. Vuelta a la posición base, uniendo ambas manos sobre el chakra corazón. Brazo izquierdo y pierna izquierda al frente. Vuelta a la posición base, uniendo ambas manos sobre el chakra corazón. Realizar estos movimientos sólo una vez y pasar a la fase 2.
2.  Fase 2 (Este – Oeste): Brazo derecho y pierna derecha hacia la derecha del cuerpo. Vuelta a la posición base uniendo ambas manos sobre el chakra corazón. Brazo izquierdo y pierna izquierda hacia la izquierda del cuerpo. Vuelta a la posición base, uniendo ambas manos sobre el chakra corazón. Realizar estos movimientos sólo una vez y pasar a la fase 3.
3.  Fase 3 (Sur): Girar a la derecha la parte superior del cuerpo, la cara, el brazo derecho y la pierna derecha, y estirar la espalda mientras la pierna izquierda permanece de pie mirando al frente. Vuelta a la posición base, uniendo ambas manos sobre el chakra corazón. Girar a la izquierda la parte superior del cuerpo, la cara, el brazo izquierdo y la pierna izquierda, y estirar la espalda mientras la pierna derecha permanece de pie mirando al frente. Vuelta a la posición base, uniendo ambas manos sobre el chakra corazón. Realizar estos movimientos sólo una vez y volver a comenzar con la fase 1.
4.  Repetir durante los 7 minutos que dura la serie los puntos de la fase 1, 2 y 3 hasta que finalice el ejercicio con un suave toque de campanma a la vez que se vuelve a la posición base.
De manera simplificada, con cada exhalación e inhalación, se cambian las posiciones en movimiento de las extremidades de la siguiente manera:
1.    Hacia adelante a derecha e izquierda (Norte).
2.    Hacia derecha e izquierda (Este - Oeste).
3.    Hacia atrás por derecha e izquierda (Sur).

Así, el círculo de dar y recibir comienza.

Fase Final: Música

Después de completar esta meditación, hay que sentarse o acostarse muy relajado, reduciendo el ritmo corporal con música tranquila y armónica.

Si se desea, se puede continuar la relajación y la meditación en silencio, o bien rendirse a la magia de los sonidos tibetanos y sumergirse en la eternidad del sonido y el silencio.

En el siguiente video se puede apreciar unas breves secuencias de cada una de las fases de la meditación como guía práctica para su realización:





MÚSICA PARA LA MEDITACIÓN DEL CHAKRA CORAZÓN


El sonido siempre ha sido conocido como una poderosa herramienta. Con la música para la meditación del chakra corazón de Karunesh Contiene hermosos sonidos combinados con un ambiente musical relajante, que propicia el despertar de la energía del chakra, accediendo a su frecuencia natural mientras se abre suavemente, se limpia de bloqueos y accede eficazmente al calor de este chakra, obteniendo efectos notables para alcanzar un estado mental y emocional positivo en un corto lapso de tiempo.

La cadencia del sonido facilita la sincronicidad con el movimiento corporal, de forma que, a medida que avanza el audio, va acelerando el ritmo de la música para indicar el cambio de fase de la meditación con un sutil toque de campana cada 7 minutos. Este compás facilita entrar en contacto con lo más profundo de nuestro corazón mientras éste se va abriendo dejándonos llevar libremente por la fusión del ritmo musical y la expresión corporal, aportando así una sensación de bienestar y relajación que permite, a través de una espontánea danza, vincularnos con nosotros mismos a la vez que proyectamos amor y compasión hacia el exterior.

La música para la meditación del chakra corazón de Karunesh se puede descargar visitando el sitio:

Karunesh (nombre que le dio su maestro espiritual, Osho), es el músico alemán más conocido en el ámbito de la Nueva Era. Tras un grave accidente de moto, Karunesh ha empezado un viaje espiritual que le hizo experimentar con la música la forma más directa de acercamiento a la propia interioridad. Su música es una interesante fusión que replantea la música tradicional de la India, en un interesante viaje de autodescubrimiento y relectura constante.

Karunesh tuvo un gran interés por la música desde niño, cuando aún era conocido como Bruno Reuter. Pero fué a los 23 años de edad, poco tiempo despúes de tener un accidente con su motocicleta, cuando decidió dedicarse a la espiritualidad en la forma del movimiento New Age.

Inició un peregrinaje a la India, donde emergió como Karunesh (Que en Sánscrito significa «Compasión»). Publicó su primer disco «Sounds Of The Heart» en 1984 y desde allí jamás retrocedió en su búsqueda y formas musicales. Karunesh se afianzó en forma constante durante los siguientes 20 años, lanzando numerosos discos influenciados por la música electrónica y del mundo, puntualizando con susurrantes flautas, instrospectivas guitarras y toques de voces. Ha trabajado con los Sellos: Nightingale, Oreade, Etherean y Real Music, entre otros. Sus discos más destacados son «Heart Chakra Meditation» (1992), «Secrets Of Life» (1996) y «Zen Breakfast» (2001, en el cual inclinó su estilo músical hacia el masaje y la relajación.


“Quiero ir más allá de los límites y las barreras que separan las diferentes culturas, mezclando diferentes estilos musicales y dejando que fluyan y dancen juntos. La música es el único idioma en el mundo que todo el mundo entiende, a través de todas las culturas, religiones y creencias, música para el cuerpo, corazón y el alma”.
(Karunesh)



El siguiente video se compone de la música de las cuatro fases de la meditación, el cual se puede emplear para realizarla una vez conocidos los movimientos corporales de cada una de ellas:

  • Norte.
  • Este - Oeste.
  • Sur.
  • Círculo.


Utiliza este método de meditación para inducir estados especiales de la mente como una ayuda para la meditación profunda, aprender a explorar las profundidades de la conciencia, modificar y mejorar tu potencial, o simplemente tomar unos momentos de relajación profunda.




Fuentes: