miércoles, 7 de marzo de 2012

Gemoterapia. Sanación con Cristales



"La energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma."
(Antoine Lavoisier)










La gemoterapia es una terapia alternativa que consiste en la curación mediante el uso de cristales y gemas, situados en puntos estratégicos del cuerpo, los cuales aportan su propia energía interna para una sanación holística del ser humano.

La energía tiene diversas acepciones y definiciones, relacionadas con la idea de la existencia de una capacidad para obrar, transformar o poner algo en movimiento. En física, se define como la capacidad para realizar un trabajo. En tecnología, se refiere a un recurso natural se refiere a un recurso natural para extraerla, transformarla y darle un uso determinado.

Científicos de todos los tiempos se han dedicado a investigar cómo funcional la energía en el Universo. Diferentes antiguas filosofías y técnicas orientales consideran que el Universo repercute en los distintos niveles de energía que desprendemos todos los seres, tanto vivos como inertes. Según Einstein materia y energía son dos formas de una misma realidad, por lo que a partir de la energía se producen partículas de materia y viceversa, a partir de la materia se obtiene energía. Por ejemplo, la energía térmica producida en la combustión de un trozo de carbón, se produce electricidad y ésta, a su vez, la podemos convertir de nuevo en energía térmica en una estufa que, al calentar el aire, se habrá escapado como radiación electromagnética. De aquí podemos deducir que todo es energía o, por decirlo de otro modo, tiene su componente energético.

La energía es la fuerza o fuente vital de la naturaleza y de la sociedad. Al mirar a nuestro alrededor observamos cómo las plantas crecen, los animales se trasladan, como las máquinas y herramientas realizan las más variadas tareas. Todas estas actividades tienen en común que precisan del concurso de la energía. La energía es una propiedad asociada a los objetos y sustancias y se manifiesta en las transformaciones que ocurren en la naturaleza, en los cambios físicos, por ejemplo, al elevar un objeto, transformarlo, deformarlo o calentarlo. La energía está presente también en los cambios químicos, como al quemar un trozo de madera o en la descomposición del aguan mediante la corriente eléctrica, cuando nos alimentamos estamos aportando a nuestro organismos los nutrientes para la generación de la energía que nos permite llevar a la práctica toda nuestra actividad física y mental.

Todo es energía, sin ella no podríamos respirar, componer nuestros pensamientos y emociones en nuestro cerebro a través de los neurotransmisores; se concentra en cualquier cuerpo físico, ya sea en un vaso, un río, una planta, un animal o un ser humano. Toda la realidad visible e invisible que nos rodea no es más que una red de cúmulos energéticos conectados entre sí. Como decía Lavoisier, la energía es indestructible, sólo adquiere formas diversas.

Aceptando como válidas todas estas premisas, se comprende que los minerales, los cristales naturales y las gemas, también contengan su propio cúmulo energético que también puede ser transformado empleándolo en otro tipo de usos y que pueden beneficiarnos, de aquí se podría decir que surge la "Gemoterapia".

Consiste en la utilización de las extraordinarias propiedades energéticas de cristales y gemas a efectos terapéuticos y curativos, ya que sus campos magnéticos emiten vibraciones que posibilitan el equilibrio del cuerpo y de la mente y puede ser aplicada tanto física como psíquicamente de manera positiva. En términos científicos, las gemas y cristales magnetizan a sus pares dentro del organismo, lo que produce una sensación de relajación y vitalidad. Los cristales poseen una vibración acorde a la de la tierra, por lo cual la sensación de relajación puede ser atribuida a una conexión vibratoria con ella.

La potencia energética de los cristales es conocida desde la Edad de Piedra, cuando los pueblos primitivos aprendieron a aprovechar la energía y magia de las piedras, a base de su elección para dar potencia mística, primero a los templos, y luego a la humanidad. En los templos de la antigüedad, lo material y lo espiritual tenía que estar equilibrado, sobre todo cuando se hablaba de piedras, que tenían una máxima importancia. Se basaban en que la piedra en bruto es andrógina y que al tallarla se le separaban sus propiedades. Llegados a este punto se edificaba buscando una armonía cósmica, que determinaba no sólo la piedra que debía usarse, sino también la cantera y, yendo más allá, el rito específico para extraer dicha piedra, así como el momento específico. Los egipcios, orientaban hacia el norte el polo positivo de las piedras exteriores y de los bloques del granito rojo (color de Thot, al que luego se le llamó Mercurio).

Los astrólogos y magos árabes de la Edad Media, decían que los cristales tienen forma cristalina debido a que el alma del mundo es femenina, e insistían en que no son las montañas las que producen las piedras, sino las piedras las que hacen las montañas. Decían que aunque su formación parecía un proceso caótico, en realidad todo estaba estratégica y geométricamente pensado por la doncella y la madre tierra. Conocían la influencia de carácter mineral que tenía el signo de Virgo sobre ellas, signo zodiacal que corresponde a la naturaleza de nuestro planeta. Esta teoría de la feminidad de las piedras se apoyaba también en el echo que, la corteza lunar, estaba “fabricada” de piedras. Hay que resaltar que la Luna es un elemento femenino con muchísima fuerza, sobre todo concentrada en la maternidad, el amor y la espiritualidad y que influye directamente sobre las aguas, rocas y fuegos terrestres. También han sido utilizados por los antiguos sacerdotes druidas y los monjes tibetanos desde tiempo inmemoriales.

Igualmente, desde la antigüedad se han empleado como ornamento (muchas veces como elemento protector), en altares, ropajes de sacerdotes y coronas reales. En la actualidad se mantiene este uso estético, pero también está resurgiendo la técnica de sanación con cristales y son abundantes los practicantes de terapias alternativas que las emplean,  establecimientos que tienen a la venta una gran variedad de cristales y gemas, así como innumerables personas que recurren a ellas para beneficiar su salud física y emocional, tanto como para realizar rituales y utilizarlos como amuletos protectores y sanadores.

La energía de los cristales es una fuerza natural que aún no ha sido totalmente asimilada por la mente humana actual. La mayoría de la gente, confunde la palabra "cristal" con el vidrio o con una variedad más refinada y costosa o de mayor calidad que el vidrio, asociándolas con piedras preciosas que se engarzan cuidadosamente en piezas de joyería y como un elemento decorativo, caro, bello e inútil. Con el paso del tiempo hemos aprendido a aceptar la energía eléctrica y las numerosas pruebas acumuladas a través de los años han terminado por demostrar la existencia de los campos magnéticos. La energía de las piedras se asociaría a la energía espiritual que no puede ser medida por los medios científicos que tenemos actualmente a nuestro alcance y que por tanto no se ha podido confirmar su fiabilidad, sin embargo, como seguimos siendo escépticos y reacios a aceptar todo aquello que es intangible, que no podemos ver o tocar, no termina de reconocerse su existencia y validez, lo cual no niega su existencia, porque, si no ¿cómo admitimos que el pensamiento desarrolla energía en su funcionamiento si no podemos verla ni medirla directamente?

La desconfianza y el escepticismo que suscita este tema, así como cuantos se relacionan con la energía vital y espiritual, obedece a que su difusión generalmente magnifica y distorsiona la realidad, derivando hacia el campo de lo intangible, la superstición, el misterio, la leyenda y el esoterismo. Los charlatanes, los ocultistas, los adivinadores y videntes, los adeptos a las curas milagrosas hablan de los mismos cristales que se utilizan en los microscopios y en los telescopios, pero, mientras unos poseen propiedades demostrables y concretas, otros se pierden en el nebuloso campo de la magia, donde todo es posible siempre que nuestras capacidades intelectuales y emocionales nos permitan creerlo y aceptarlo.

El hecho de que la energía produzca vibraciones puede ser demostrado y comprobado, y nada tiene que ver con el esoterismo o la magia, aunque haya quienes la utilicen inapropiadamente para tales fines. Por ejemplo, el cuarzo transparente, por su capacidad de vibrar y resonar, se hace imprescindible en instrumentos de comunicación como el sonar, calibradores de presión, guías de sistemas, ordenadores, relojes, etc.

En el caso del reloj de cuarzo, su funcionamiento básico consiste en la vibración del cristal un cierto número de veces por segundo. Un pequeño instrumento colocado en su mecanismo permite contar la cantidad de vibraciones que emite el cristal y, llegado a un cierto número, hace avanzar el indicador de un segundo. Cuando esto sucede sesenta veces, el indicador de minutos avanza; y así sucesivamente.

La ciencia ha progresado lo suficiente como para que la energía equilibrada y armonizada de los minerales pueda ser registrada; se han creado aparatos de medición que comprimen láminas de cristal, cada una de las cuales se halla conectada a un sistema de modificación de la estructura de sus átomos, la cual puede ser registrada y medida.

Los cristales tienen un poder curativo holístico, es decir, operan a todos los niveles del ser: físico, mental, emocional y espiritual. El poder de los cristales constituye una fuerza serena y armónica que puede hacer mucho bien en favor de la vida física y psíquica del ser humano si se hace con convencimiento y constancia, si se tiene la suficiente disposición como para aprovecharlo. Puede ayudar a armonizar la vida afectiva y emocional, a conquistar los sueños y establecer mejores relaciones con uno mismo y con los demás. Y no se trata de dogmas de fe indemostrables, ni de misterios ocultos sin resolver: hay una fuerza real, equilibrada y benéfica, que aguada para ser utilizada y cuyo conocimiento y dominio se halla apenas en sus comienzos. Es previsible que, en la vida futura, la energía del cristal será una parte insustituible de la supervivencia del planeta.

Las moléculas, átomos o iones que constituyen las piedras no pueden moverse libremente de forma caótica, como sucede en los gases y en los líquidos, sino que tienden a establecer un equilibrio vibrando alrededor de posiciones fijas, distribuidas ordenadamente en las tres dimensiones del espacio. El impulso del cristal, por lo tanto puede armonizar aquello hacia lo que irradia sus vibraciones, realineando las energías sutiles y disolviendo la alteración llegando a su causa raíz. De aquí su beneficioso poder.

Los cristales han estado vinculados con ciertos órganos y partes del cuerpo durante miles de años. Muchas de las conexiones proceden de la astrología tradicional, tanto oriental como occidental. La medicina tradicional china y el ayurveda indio, ambos con más de cinco mil años de antigüedad, siguen usando en sus recetas modernas los mismos cristales que se mencionan en sus antiguos textos. Por ejemplo, se dice que el hematites calma el espíritu y combate el insomnio. Pero también se usa para los desórdenes sanguíneos y se cree que enfría la sangre, deteniendo la hemorragia. Es usado por los modernos sanadores con cristales para aliviar estas mismas dolencias.

Se puede creer o no que un cristal posee poderes mágicos; eso es algo que depende de la concepción vital de cada persona, pero, al margen de este tipo de creencias, partimos de la idea de que los cristales no son entidades mágicas que proporcionan aquello que no existe, por eso no incrementan la propia energía, sino que simplemente la irradian, canalizan y distribuyen adecuadamente por el cuerpo purificando o tonificando la propia energía, de ahí que con su uso se tenga la sensación de que la energía física y psíquica se ha incrementado.


Para romper algunos mitos, los cristales no pueden:

- Hacer milagros. Los enfermos no se curan, ni se estabiliza una persona deprimida por el simple hecho de tocar un cristal.
- Hacer daño. Son totalmente inocuos, no pueden ocasionar ningún tipo de perjuicio físico o psíquico al ser humano.
- Reconstruir lo destruido. No tienen la capacidad de, por ejemplo hacer regresar a nuestro lado a la persona amada que nos ha abandonado.
- Encontrar lo que se ha perdido. No es cierto que las vibraciones de ciertas piedras ayuden a localizar un objeto perdido o a recordar algo que se ha olvidado.
- Relevar de las responsabilidades. No son sustitutos de nada, ni tienen la capacidad de hacer que venga del exterior una ayuda para facilitar nuestras circunstancias.
- Sustituir los tratamientos de la medicina convencional. Contribuyen a mejorar la calidad de vida y resolver problemas, aliviar e incluso podrían llegar resolver dolencias físicas (no siempre, ni en todas las circunstancias), por lo que es imprescindible recurrir a los médicos especialistas que se encargarán de proporcionar la cura u orientación física y/ o emocional que requiera el paciente.


Sin embargo, los cristales sí pueden:

- Mejorar la calidad de vida. Colocados en una habitación o en nuestro cuerpo, irradian energía positiva al entorno facilitando la creación de ambientes serenos y armónicos, en los que resulta más fácil obtener sensación de bienestar.
- Contribuir a la autovaloración, a partir de la percepción de que la propia energía vital se halla intensificada.
- Incrementar capacidades, no sólo a través de una mejora en las relaciones con uno mismo y los demás, sino aumentando el nivel de percepción.
-Favorecer la meditación y la capacidad de concentración.
-Ayudar a conciliar el sueño y tener un mejor descanso, erradicando pesadillas, eliminando o reduciendo el insomnio, facilitando la producción de sueños agradables y el recuerdo de estos sueños al despertar.
- Aumentar la capacidad de decisión, lo que deriva en una mejor capacitación para alcanzar los objetivos que se desean en el plano del trabajo, el reconocimiento personal o los afectos.
- Curar dolores localizados.
-Impulsar los cambios. Al manipular positivamente la energía vital, los cristales esclarecen los objetivos, facilitan la comprensión de los aspectos más importantes de las experiencias que se viven y producen una sensación íntima de reafirmación para enfrentar los cambios.


Se ha demostrado que en el ser humano existen unos centros energéticos situados en puntos concretos de su cuerpo y que recorren la columna vertebral. Estos centros, conocidos desde la antigüedad en multitud de culturas y filosofías, principalmente orientales, se denominan "chakras". Las gemas situadas sobre estos puntos sirven para:

- Reducir el estrés.
- Curar malestares digestivos.
- Aliviar dolores físicos.
- Combatir la depresión.
- Desbloquear todos estos centros para hacer fluir libremente la mente, el cuerpo y el alma.
- Curar y equilibrar el ánimo, la mente y el cuerpo.
- Anular los conflictos, la confusión y las energías negativas, animando así el alma.
- Alcanzar la armonía y el bienestar interior.
- Favorecer la creatividad.
- Impulsar el desarrollo de proyectos.
- Hacer que las energías circulen libremente.
- Activar y equilibrar los chakras.
- Ayudar a la concentración y al estudio.
- Ayudar a la meditación.
Cada persona ha de elegir el cristal que le atraiga, sosteniéndolo en sus manos, sintiéndolo y decantándose por aquél que le transmita una sensación de frescor, viveza y actividad, lo que significará que, por una razón desconocida, ha conectado con su energía (los más creyentes suelen decir que no es el comprador quien elige la piedra, sino que es la energía de la piedra quien elige a su propietario).

Después es necesario limpiarlo y purificarlo de las energías de otras personas. Para ello se introduce en sal marina o sal de mesa durante una noche. El siguiente paso es vincularlo con su propietario; es decir, el cristal ha de resonar con la energía de esta persona. Para ello tendrás que llevar el cristal encima durante el día, en el bolsillo izquierdo o en una bolsita colgada del cuello, sostenerlo y percibirlo a menudo y dormir con el cristal bajo la almohada o en tu mano izquierda. Durante el proceso de vinculación te sientes cada vez mejor, duermes mejor y estás más relajado. Nadie excepto tú debe tocar ese cristal durante este proceso (ni un tiempo después). La vinculación requiere aproximadamente un mes.

Un problema que existe al adquirir un cristal: las imitaciones. Un lugar bueno para comprarlos son centros donde venden piedras en bruto para coleccionistas, museos y mercados geomineros. Hay que prestar especial atención a la hora de adquirir estas dos piedras: el cuarzo citrino y la piedra luna. La primera porque muchas veces venden un citrino amarillo que, aun siendo bonito, es una amatista expuesta a muchísimo calor por lo que su color cambia y su efecto es diferente y menos potente. Esto se hace porque el citrino es una variedad de cuarzo muy extraña por lo que su precio es muy elevado. El verdadero cuarzo citrino es como un cuarzo normal pero con un color verdoso en el interior.

En cuanto a la piedra luna, lo normal es que nos vendan una piedra blanco, con brillos en algunas partes entre azul, morado, plateado, blanco... Esta piedra blanca, no es más que un cuarzo lechoso que puede encontrarse en la orilla de cualquier río, que no ha cristalizado del mismo modo que la piedra luna, además, la piedra luna sólo se sigue extrayendo en India, con lo cual es prácticamente imposible fuera de ese país.

Se dice que las piedras regaladas tienen una carga más potente, si tienes una especial estimación hacia la persona que se la regalas, en cualquier caso hay que proceder a su limpieza igualmente.

Hay unos pocos cristales que no necesitan limpieza, como el citrino, la cianita, la azeztulita y las geodas de amatista, que son autolimpiadores, incluso, se dice que las geodas de amatista tienen la capacidad de limpiar y recargar de energía a otros cristales, como el cuarzo claro y la cornalina, que tamabién tienen la capacidad de limpiar otros cristales y son especialmente útiles para las piedras dels y friables, pero después requerirán su propia limpieza.

Muchos cristales son frágiles y se desmenuzan con facilidad, por ejemplo la turmalina negra. Los cristales estratificados o agrupados pueden separarse. Otros cristales, como la selenita, so solubles en agua. Las superfricies das o los puntos naturales son fáciles de arañar o dañar. Las piedras rodadas (lala erosión del agua) y las pulidas son más duradera. Por eso es conveniente guardarlas juntas en una bolsa separadas del resto de los cristales. Cuando no se estén usando, los cristales se deben envolver en seda o terciopelo para impedir que se rayen o absorban emanaciones externas.

La diferencia de tamaño entre uno y otro, no altera la calidad energética que éste pueda irradiar. Un cristal de cuarzo (de una sola punta, o dos, o varias como en el caso de una drusa), es capaz de aumentar considerablemente el campo magnético de las vibraciones del punto de cual parten (esto es, independientemente de que sean grandes o pequeños) Sí es importante tener en cuenta la calidad del cristal, pues de ella dependerá la fuerza con que emita las vibraciones (la velocidad de onda) Los cristales más claros y brillantes, son los que poseen mayor potencia, mientras que los opacos u oscuros, trabajan a menor velocidad, si bien algunos pueden tener finalidades más específicas.

La acción de la gemoterapia no es inmediata, sino que requiere de tiempo y paciencia, pero es duradera ya que interviene también en los procesos mentales, ayudando, siempre y cuando cada uno lo permita, a armonizar la energía del pensamiento. En suma, un cuarzo o cualquier otro tipo de cristal puro, puede equilibrar las energías personales como así también de los lugares donde se usan, razón por la cual siempre es útil tener uno cerca, acompañándonos en cada momento.

Aunque nunca se haya sentido la vibración de la energía, bastaría como experiencia tomar  un cristal de cuarzo claro entre las manos. Si el cristal es lo suficientemente grande o en el caso de que sea pequeño se elegirá entre los de mayor vibración, solo será necesario cerrar los ojos durante unos instantes mientras se respira profundamente y lo que a simple vista parecía inerte, comenzará a mostrar vida. Esta vibración no tiene un sólo modo de manifestarse, pero generalmente puede sentirse en forma de cosquilleo, de latidos, o simplemente como una manifestación de calor entre las manos. Cualquier sensación diferente que se perciba en las manos es válida: lo que se percibe es la energía del cristal.

El gemoterapeuta suele aprovechar la base del color de las gemas, porque son indicadores de determinados minerales que conforman la misma y estos minerales accionan favorablemente en las terapias. Cuando se hace referencia a los colores, no se habla de las gemas teñidas, sino a las gemas que naturalmente poseen un color determinado. Igualmente, tienen en cuenta su forma y si se encuentran en su estado natural sin tallar, "en bruto" o por el contrario han sido ya talladas y pulidas artificialmente.

Dentro de las llamadas piedras preciosas se debe considerar a la familia de los cuarzos como gemas de una importancia fundamental. El cristal de roca, las ágatas, amatista, cuarzo ahumado, citrino, prasiolita, cuarzo rosa, aventurina, cuarzo ojo de gato, ojo de halcón, ojo de tigre, calcedonia, carneola, sardo, crisoprasa, heliotropo, ágata musgosa, dendrita, jaspe, xilópalo, y el ópalo representan un extenso grupo distinguiéndose por su enorme belleza. El cristal de roca, el cuarzo rosa, la amatista, las ágatas y citrinos poseen un amplio poder vibratorio, que puede emplearse como equilibrador del sistema nervioso.

Básicamente la terapia consiste en situar los cristales adecuados en puntos localizados, coincidentes habitualmente con los chakras durante unos minutos y permitir que la energía de los cuarzos actúe por sí mismas. Esta terapia no es agresiva ni invasiva, sino que, por el contrario, el cuerpo físico obtiene una sensación placentera y, desde el aspecto psicoespiritual, es muy armonizadora.

También se puede realizar mediante el masaje, co en el caso del conocido masaje con piedras caliente, que resulta altamente armonizador y profundamente relajante, mediante el cual se combaten tensiones, bloqueos, estrés, etc. Incluso se puede combinar con otras técnicas, como es el caso del reiki cuyo objetivo también es la transmisión y canalización de la energía para la sanación en todos los planos del ser.




Es importante conectar con las piedras para lograr tus propósitos y, como en cualquier otro aspecto de la vida, es fundamental creer en lo que haces, más allá de convencionalismos y opiniones ajenas, en caso contrario, es preferible desestimarlo sin juzgar. Y, si quieres, puedes aplicarte dos leyes básicas: de una manera muy sintética, la denominada en metafísica "Ley del Tres":

"Todo lo que hagas, para bien o para mal, te será devuelto por triplicado."

Y, por supuesto:

¡Haz lo que quieras, mientras no dañes a nadie!
 


Bibliografía:
- "El Poder Mágico de los Cristales" (Alicia Gallotti). MR Ediciones.
- "La Biblia de los Cristales" (Judy Hall). Gaia Ediciones.












2 comentarios:

  1. Un estudio muy completo e interesante, como todos los del blog. La verdad es que los minerales transmiten energías y con ello he tenido experiencias notables e indudables, sin embargo creo que es poco lo que verdaderamente conocemos sobre ello.

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  2. Estoy de acuerdo contigo, José Ramón. Los cristales y los minerales transmiten energías, aunque no podemos demostrar científicamente mucho sobre ello. Sin embargo, han sido utilizados a lo largo de toda la Historia con fines mágicos, energías al fin y al cabo.

    Por mi parte puedo decir que he tenido experiencias muy interesantes con algunos en particular.

    Muchas gracias por tu aportación y espero que sigas enriqueciendo el blog con tus comentarios que siempre serán bienvenidos.

    Un saludo,

    AnA Molina (Administrador del blog)

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