miércoles, 19 de septiembre de 2012

No Están Distraídos, Están Concentrados




Escuchar música "cuando se quiera" mejora la productividad en el trabajo, es lo que afirma Teresa Lesiuk.

Aunque para muchos ver a un compañero de trabajo con unos auriculares puestos, moviendo suavemente la cabeza al ritmo de la música y llevando el compás con el pie, suela interpretase como una señal de falta de interés o distracción, la verdad es que lo que ocurre con el polémico trabajador es que, simplemente, es más feliz y productivo. Esta es la tesis que ha conseguido demostrar un reciente estudio realizado por Teresa Lesiuk de la Universidad  de Windsor en Canadá y que ha publicado en la revista científica “Psychology of Music”, en el que anima a los empleados que lo necesiten a utilizar auriculares durante su jornada laboral.

No se trata, no obstante, de algo que pueda aplicarse en todos los casos: no todas las personas reaccionan de la misma forma, pero según Lesiuk, existe un porcentaje de la población que necesita abstraerse del ambiente en el que se encuentra a través de la música, lo cual no entorpece su labor sino que la facilita. Las preferencias personales son de vital importancia en esa cualidad positiva de la música, ya que sólo funciona con aquella que resulta atractiva al trabajador, por lo que plantear un hilo musical común a todos los trabajadores puede resultar a la larga más estresante que beneficioso. Lesiuk se refiere a la teoría de refuerzos para recordar que asociar el trabajo con algo placentero (la música) provoca que una actividad que puede resultar tediosa o mecánica en algunas ocasiones se transforme en una tarea más amena.

Dopamina para todos
La música, si es del gusto del oyente, favorece la producción de dopamina, de igual manera que ocurriría con una comida deliciosa o la práctica del deporte y el sexo, por lo que favorece un estado positivo en quien la escucha. “Cuando los directores de proyecto proponen escuchar música en el trabajo y los empleados están de acuerdo, todos salen ganando”, señala Lesiuk. “Cuando se quitaba la música a los que estaban acostumbrado, reaccionaban de manera negativa y rendían menos”.


Lesiuk resalta dos matices importantes. Por una parte, que los efectos de la música no son los mismos dependiendo la edad del trabajador. Cuanto mayor es ésta, menos disposición se muestra a escuchar (y disfrutar) la música. Por otra parte, los teóricos beneficiosos efectos de la educación musical en el trabajo no se muestran inmediatamente, sino que resultan perjudiciales, al menos en primera instancia. Es la conclusión que la investigadora obtuvo después de observar cómo en una de las cuatro empresas analizadas, que al mismo tiempo era una de las más estresadas antes de comenzar la terapia, los efectos de la música eran aún más perjudiciales y enervaban a los trabajadores. Sin embargo, todo cambió en la tercera y última semana de estudio, que fue cuando comenzaron a manifestarse los efectos positivos del tratamiento. Por lo tanto, la investigadora asegura defender las políticas de empresa destinadas a favorecer “escuchar la música que se quiera cuando se quiera”, ya que esto resulta “beneficioso para mantener un estado positivo, mejorar la calidad del trabajo y el tiempo que se dedica a cada tarea”.

Buena para los niños
Otro artículo recuerda la importancia que la afición a la música puede tener para los niños. Según el estudio que ha visto la luz en el “Journal of Neuroscience”, aquellos que han gozado de una educación musical y saben tocar algún instrumento disponen de adultos de una capacidad cerebral superior a la de otras personas. En concreto, aquellos niños que habían gozado de una formación musical de uno a cinco años mostraban una capacidad mayor para identificar diferentes timbres y ser capaces de captar las frecuencias más graves en una habitación llena de ruido.

 
El estudio señala de manera afirmativa ante la pregunta que muchos padres se hacen de si es positivo que un niño aprenda a tocar un instrumento si no va a continuar con el mismo en la edad adulta. “Incluso las lecciones musicales durante un breve período de tiempo pueden mejorar la capacidad de escucha y aprendizaje durante toda la vida”, señala la responsable del estudio, la profesora de neurobiología Nina Kraus de la Northwestern University.

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