Kurzweil,
a través de su “La Singularidad está
cerca”, nos viene a decir que,
cuando cualquier campo de la ciencia es informatizado y monitorizado por
ordenador, este campo experimenta un crecimiento exponencial. Esto se debe
principalmente a la capacidad de cálculo de los ordenadores más allá de la
capacidad humana y las facilidades inherentes al sistema informático.
Acelerando el crecimiento lineal que venía experimentando la humanidad desde sus
orígenes hasta mediados del siglo XX.
Su
tesis central, la que llama “Ley de los
rendimientos acelerados” establece que la medida fundamental de la
tecnología de la información sigue trayectorias predecibles y exponenciales,
desmintiendo la creencia convencional de que no se puede predecir el futuro.
Sorprendentemente, estas tendencias son sin inmutarse por condiciones tales
como la guerra o la paz y la prosperidad o la recesión.
La
aplicación en las ciencias de la salud es un buen ejemplo. Hasta hace no demasiado
sólo era posible el método de ensayo / error. Ahora podemos monitorizar el
genoma humano y ver, en tiempo real, qué genes son responsables de algo.
Podemos saber si hay algún defecto en genes de organismos menos complejos que
el nuestro y podemos reemplazar genes por otros (terapia génica) para potenciar
según qué aspectos de la funcionalidad del individuo.
O
la misma química computacional, diseñar fármacos mediante cálculos con gran
cantidad de procesadores… en ordenadores remotos, accesibles a través del
cloud. Unas líneas de desarrollo que ya esbozan lo que será la medicina
personalizada del futuro. Por no hablar
de la biología computacional, que permite simular ensayos biológicos, todo ello
ahorrando enorme cantidad de tiempo y recurso, haciendo posible lo que hace
poco más de 10 años hubiera sido imposible sin este crecimiento exponencial que
ofrece la computación.
Estos
son sólo algunos de los ejemplos aplicados al campo de la salud, pero los
avances son ya imparables a todos los niveles. Si Kurzweil tiene razón, el año
2045 la tecnología no estará en nuestra vida diaria, sino que será nuestra
vida. Parece, pero aunque nos estemos acercando al final de la Ley de Moore, y
a pesar de la imposición de las leyes de la física natural, que ponen un límite
al nivel de encogimiento que puede llegar a los circuitos, este obstáculo
podría ser superado gracias a la nanotecnología.
La
pregunta es, ¿Qué pasará cuando se alcancen límites de la miniaturización
superiores y la computación siga evolucionando? ¿Qué vendrá después?
La
“Singularidad Tecnológica” es una
hipótesis que sugiere que la velocidad tan acelerada a la que progresa la
tecnología provocará que la inteligencia artificial tarde o temprano exceda la
capacidad intelectual de los humanos y por lo tanto el control que tenemos
sobre ella. Esto cambiará para siempre la civilización o acabará con ella. Una
idea increíblemente interesante y bastante aterradora. La “singularidad”, nos debe resultar ligeramente familiar porque es el
tema en películas como Terminator o Matrix, que plantean un escenario en el que
la civilización ha llegado a un estado en que las máquinas han sobrepasado la
inteligencia humana. Hablamos de transhumanismo y posthumanismo.
Estas
posibilidades son ahora mismo muy difíciles de comprender y aún más de
predecir. Lo cierto es que hay quien ya se ha atrevido a decir que dentro de 20
ó 30 años llegaremos a un nivel de súper-inteligencia que permitirá que la “singularidad” suceda en algún momento.
Quizá todo ello parezca sacado de un guion de película de ciencia ficción, pero
algunos detalles coincidentes con la vida real, dan mucho para pensar.
Kurzweil
no es un visionario, ni un escritor de novelas de ciencia ficción. Es un
reconocido científico y sus predicciones se basan en datos estadísticos. De
hecho, muchas de sus predicciones se han cumplido. Sólo por eso, hay que tener
en cuenta lo que dice. Además, desde el año 2012 es el director de ingeniería
de Google.
Con
motivo de los 10 años de publicación de “La
Singularidad está cerca“, el autor ha escrito “Celebrating the 10 year
anniversary of book the singularity is near” que toca alguno de sus temas
más controvertidos.
En
cualquier caso, el debate está todavía en el plano de las hipótesis y las
conjeturas. Tanto los que apoyan y consideran viable la singularidad, como
aquellos que lo niegan categóricamente. Aunque es cierto que a Kurzweil hay que
reconocerle que además de brillante es persistente. Así, en 2010 preparó un
informe (“How My Predictions Are Faring“)
donde analizaba extensamente cada una de sus 147 predicciones tecnológicas para
2009 de uno de sus anteriores su libro “La
Era de las Máquinas Espirituales“, escrito en los años ’90.El citado
informe valoraba que:
“Hice 147 predicciones
para 2009 en ‘La Era de las Máquinas Espirituales’, que he escrito en la década
de 1990. De ellos, 115 (78%) son totalmente correctos a partir de finales de
2009, y otros 12 (8%) son “esencialmente correctos”. Por tanto, un total de 127
predicciones (86%) son correctas o esencialmente correctas. Otro 17 (12%) son
parcialmente correctas, y –sólo- 3 (2%) están equivocadas”.
El
futuro sigue siendo una hoja en blanco, aunque hace años que algunos escriben
el guion. Hay más incógnitas que certezas. Como comentan Albert Cortina y
Miquel-Àngel Serra en “¿Humanos o
posthumanos? “¿Estamos dispuestos a aceptar una especie humana mejorada
tecnológicamente a partir de la transformación radical de sus condiciones
naturales? ¿Qué papel desempeñan la conciencia, la ética y la democracia para
controlar los abusos en este proceso?” El debate será largo.
(Albert
García Pujadas)
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