"La fuerza del vampiro
reside en que nadie cree en él".
Gracias, doctor Van Helsing,
pensó Neville dejando
a un lado su ejemplar de Drácula.
(Richard Matheson)
Todos sabemos cómo son, cómo se visten, cómo actúan y sus propósitos: succionar la sangre de sus víctimas, pues sólo así sobreviven.
Pero existe un tipo de vampiros con el que convivimos diariamente; pueden ser: nuestro hermano, un amigo, un vecino, incluso nuestra pareja, o sea, puede ser cualquier persona con la que nos codeamos cotidianamente, cualquier persona con la que interactuamos. Ellos roban la energía vital, común en el Universo, pero que ellos no consiguen recibir.
Así se denomina a las personas que cuentan con la capacidad de agotar y drenar la energía de otras personas y que también pueden dañar o alterar su energía vital o campo de frecuencia vibracional. Cuando un vampiro tiene habilidades psíquicas se le denomina Vampiro Psíquico.
Para comprender mejor el significado de los vampiros energéticos en nuestras vidas hay que entender dos términos: SAD y SAS.
SAS. Un vampiro energético o psíquico, se entienden como entidades con una orientación SAS cuando trata de realizar un servicio a sí mismo, personas que necesitan tomar, absorber, “chupar”, succionar o quitar la energía a otros para su propio y egoísta beneficio personal.
SAD. Sería el mismo concepto que en el supuesto anterior, con la diferencia que la absorción de energía ajena, no la realizan en beneficio propio, sino en beneficio de otros.
Los vampiros psíquicos o energéticos son como “demonio disfrazados” y pueden ser cualquier persona que se encuentre en nuestras vidas, ya que son mucho más frecuentes de lo que podemos suponer y en la mayoría de los casos, los vampiros energéticos ni siquiera lo saben, no son conscientes de serlo.
Todos hemos conocido a personas de este tipo. No importa cuánto creamos conocer a estas personas, ni tampoco el tiempo que estemos junto a ellos, siempre nos sentiremos cansados y débiles en su presencia o después de su visita, incluso podemos sentirnos confusos, inseguros y confundidos.
Pero, ¿por qué estás personas sancionan nuestra energía? Pues bien, en primer lugar, la mayoría de los vampiros energéticos actúa inconscientemente, succiona la energía sin saber lo que está haciendo. Eso sucede porque no consiguen absorber las energías de las fuentes naturales y quedan desequilibradas energéticamente.
Cuando esas personas bloquean la recepción de estas fuentes naturales (o vitales), necesitan encontrar otras fuentes cercanas. En verdad, casi todos, en algún momento de nuestra vida, cuando nos encontramos en un estado de desequilibrio, acabamos volviéndonos (temporalmente) vampiros de la energía ajena.
Es importante reconocer a estas personas, los síntomas y los efectos de tener relaciones con vampiros energéticos en nuestra vida cotidiana.
Por último, mencionar someramente que, cuanto más alto sea el nivel de energía de una persona y más positiva sea ésta, más proclive se será a resultar ser víctima de uno de estos vampiros energéticos y emocionales.
Cómo reconocer a un vampiro energético o psíquico
En general, son personas que para nosotros son agradables, a quienes tenemos en estima y por las que sentimos cariño, incluso hasta admiración en algunos casos. Principalmente, ellos están centrados sólo en sí mismos, en sus problemas, en sus circunstancias, no hay nada más importante para ellos que ellos mismos.
Tienen actitudes extremas, con muchos prejuicios y son rápidos para emitir opiniones y descalificar a los demás, a parte, son muy hábiles en la manipulación emocional. La mayoría de las veces actúan de manera solapada y suelen tener intenciones ocultas. La sinceridad en ellos brilla por su ausencia, buscan y manipulan con el propósito de obtener algo de nosotros. Cuando la han obtenido, ellos tienen tendencia a desaparecer.
Podemos encontrar varios tipos de personas o estrategias para acercarse a sus víctimas.
Las personas que constantemente nos están buscando para contarnos sólo sus problemas, para pedirnos ayuda. A veces se comportan como “pobres víctimas” de otros y de sus propias circunstancias, pretendiendo provocar la lástima y la compasión en los demás. Y, generalmente, ellos no hacen nada, no toman acción y tampoco quieren reconocer la responsabilidad de sus actos y de su propia vida.
Las personas que nos hacen perder la confianza en nosotros mismo. Actúan con superioridad, no tienen en consideración nuestras necesidades y requerimientos, es decir, carecen de empatía. Son aquellos que humillan, debilitan juzgando duramente las opiniones y propuestas ajenas, colocándolos en un lugar de inferioridad. Nos hacen sentir inseguros y simplemente buscan confundirnos. No aprecian nuestros avances, triunfos y deseos de mejorar.
Las personas que nos halagan ante por todo. Alimentan nuestro “ego” confirmando y corroborado nuestros puntos de vista. Los podemos encontrar entre nuestros familiares o mejores amigos. Nos alaban y nos dicen que sí a todo, incluso si estamos equivocados. En general, ellos necesitan estar cerca de nosotros, pero no contribuyen a nada. No aportan, no invitan a crecer y a buscar o ampliar nuestro mundo. Se podría interpretar “si ellos están en el barro y la miseria, ellos también quieren que nosotros estemos en el mismo lugar”. A veces cuesta trabajo y es difícil descubrir su oscura estrategia.
Clasificación de los vampiros energéticos
La doctora Judith Orloff, psiquiatra y profesora de Psiquiatría de la Universidad de UCLA, en Estados Unidos, ha elaborado una clasificación de los distintos tipos de vampiros energéticos, que ha interpretado e ilustrado con algunos ejemplos para ayudar a identificarlos y a protegerse de ellos:
- La hermana quejosa.
- La reina del drama.
- El parlanchín o contador de chistes.
- El resuélvemelo todo tú.
- El culpabilidad ordenar o censurador.
- El fanático de tu yugular.
- Vampiro quejumbroso. Se queja siempre, de todo y todos. Cuando nos encontramos con él, ya se está quejando de por qué no le telefoneamos o le visitamos. Si aceptamos su queja, podrá hacernos sentir culpables. Lo mejor es usar nuestras propias armas quejándonos a la vez que él y preguntando por qué él no llama o no aparece. Hay que dejarlo confuso, sin tiempo para responder y retirarnos rápidamente.
- Vampiro crítico. Crítica todo y a todos; lo peor es que solamente critica negativamente. Ve la vida solamente por el lado sombrío. La murmuración tiende a crear en la víctima un estado de alma oscuro y pesado que abrirá su sistema para que la energía sea succionada. A este tipo de vampiro hay que decirle “No” a sus críticas y nunca estar de acuerdo con él. La vida no es tan negra como él la ve. Lo mejor es "salir huyendo" y cortar el contacto.
- Vampiro adulador. Es el famoso “barbero”. Adulación al ego de la víctima, cubriéndose de elegidos falsos, intentando seducirle. Hay que tener mucho cuidado para no prestar oídos al adulador, pues él espera que el orgullo de la víctima abra las puertas de su aura para “chupar” su energía.
- Vampiro reclamador. Reclama de todo y a todos. Se opone a todo, exige, reivindica, protesta sin parar… Lo más gracioso es que no siempre dispone de argumentos sólidos y válidos para justificar sus protestas. La mejor táctica es dejarlo hablando sólo.
- Vampiro inquisidor. Su lengua es una ametralladora. Dispara preguntas sobre todo y no da tiempo para que la víctima responda. Verdaderamente, él no quiere respuestas, sino desestabilizar a su víctima, romper su equilibrio mental, perturbando su flujo de pensamientos. Para salir de sus garras no hay que preocuparse en buscar respuestas, hay que responder haciéndole una pregunta muy personal, contundente y, como siempre, procurar apartarse de él en cuanto sea posible.
- Vampiro lamentoso. Es el que está lamentándose de todas sus desgracias permanentemente. Para succionar la energía, ataca por el lado emocional y afectivo. Llora, se lamenta y hace cualquier cosa para despertar pena, o sea, se dedica permanentemente a hacer “chantaje emocional” a sus víctimas. Él se siente siempre como la "víctima desafortunada". Hay que cortar sus lamentaciones diciendo que no nos agradan las quejas, pues no resuelven ninguna situación.
- Vampiro pegajoso. Embiste contra las puertas de la sensualidad y sexualidad de la víctima. Parece un pulpo queriendo envolver a la persona con sus tentáculos. Succiona la energía seduciendo o provocando náuseas y repulsión. En ambos casos estaremos desestabilizados y seremos vulnerables. Tendremos que inventar una disculpa y huir rápidamente.
- Vampiro grillo parlante. La puerta de entrada que quiere derrumbar es nuestro oído. Puede hablar durante horas y, mientras mantiene la atención de la víctima ocupada, succiona su energía vital. Para librarnos de estos individuos, deberemos inventar una disculpa, levantarnos y marcharnos.
- Vampiro hipocondríaco. Cada día aparece con una enfermedad nueva. De esta forma llama la atención de los demás, despertando preocupación, reclamando cuidados y atención, en definitiva. Mientras describe los pormenores de sus males y cuenta sus interminables sufrimientos, roba la energía de su oyente, quien después es el que se siente pésimamente.
- Vampiro conflictivo. Para él, el mundo es un campo de batalla donde las cosas solamente se resuelven por la fuerza, a golpes. Quiere que la víctima compre su pelea provocando en ella un estado de rabia, irritación y agresividad. Ese es uno de los métodos más eficientes para desestabilizar a la víctima y robarle su energía. No hay que ceder campo a la agresividad, procurando mantener la calma y cortando lazos con este vampiro.
Síntomas y efectos de las relaciones con vampiros energéticos y psíquicos
En la relación con este tipo de personas, en la mayoría de las ocasiones, es posible que sintamos que tenemos menos energía, nos sentimos cansado, confundidos y, en casos más severos, hasta deprimidos.
Cuando se está junto a ellos, cuesta tomar decisiones, se pierde la claridad mental. La mente se siente “nublada” y muchas veces se cambian las decisiones tomadas con anterioridad.
Una de las formas más eficaces para contrarrestar y bloquear los efectos de los vampiros energéticos es aprender a reconocerlos, obtener más conocimiento y ser conscientes de su forma de actuación.
Muchas veces hemos tenido la necesidad de crecer y realizar cambios, pero algunas personas allegadas a nosotros, a veces las más cercanas, nos han condicionado con sus intervenciones, opiniones y puntos de vista.
Se plantea el concepto del vector EL (electromagnético). Este vector es un “enfoque de la dirección”. Cualquier persona puede ser un “Vector de Energía”. Cualquiera puede “vectorizar” o ser un “vector” y cambiar la dirección de la energía con el propósito de manipular a otros.
Muchas veces nos hemos encontrado con personas que, literalmente, cuando estamos con ellas, “se apaga nuestra mente”, estamos con menos energía y menor claridad mental. Si comprendemos cómo la energía fluye entre dos personas o individuos como un continuo bucle o “feedback”, cualquiera que esté en una disposición contraria o con la intención oculta de hacernos cambiar de parecer, podría ejercer cierto tipo de influencia contraria a nuestros propósitos.
Sorprendería saber cuántas personas nos hemos encontrado en nuestra vida, cuántas relaciones hemos tenido con personas que parecieran estar “diseñadas” sólo para confundir, disminuir y distorsionar de una mera u otra nuestro aprendizaje, así como drenar nuestra energía.
Cómo actúan estas personas en nuestras vidas y cómo reconocerlas
La forma de operar más simple que casi siempre pasa desapercibida por la mayoría es saber que estas personas casi siempre nos mantienen estrenados continuamente, como si pareciese que nosotros mismos no podemos enfocarnos en las cosas que para nosotros son importantes y las cuales nos permiten desarrollar nuestro potencial.
Estas personas se aferran a nosotros con un tipo de “gancho psíquico”. Cada vez que interactuamos con algo o alguien, se intercambia energía y se crean lazos de conexión. Mientras más profundas o intensas sean las emociones que intercambiamos con otros, más fuerte es la interacción e influencia que otros podrían ejercer sobre nosotros o viceversa.
Una de las formas más comunes por la que se generan los lazos es a través de lo que confundimos con “Amor” o “Compasión”… Esas relaciones o situaciones en las que tenemos estos sentimientos hacia los otros.
Sabemos que no es fácil comprenderlo, por el condicionamiento de nuestras creencias, pero en realidad, cuando sentimos lástima por otro, no nos provee de ningún tipo de beneficio a nosotros mismos, ni tampoco a quienes generan estos sentimientos.
La mayoría de nosotros actuamos frente al sentimiento de lástima, haciéndonos “cargo” y siendo responsables de los asuntos de los demás. En vez de considerar la posibilidad de “dar cuando nos piden” o “ayudar a enseñar” a los demás. Vamos y nos hacemos cargo de los asuntos ajenos y no permitimos que cada cual sea capaz de aprender a resolver sus propios asuntos.
Es una situación distinta cuando alguien nos pide que le enseñemos porque, sinceramente quiere sinceramente aprender a superar un obstáculo y otra muy distinta es cuando alguien nos manipula para que sintamos lástima y resolvamos lo que por sí es incapaz de hacerlo porque no asume su propia responsabilidad.
Además, caemos con facilidad en este tipo de relaciones y después no sabemos cómo salir de ellas, desgastado las relaciones. Porque realmente éstas “drenan casi toda nuestra energía”.
Muchas personas, debido a la gran cantidad de información distorsionada que tienen, creen que los vampiros energéticos son seres astrales. Pero la verdad es que el fenómeno pertenece nuestro plano físico, es de nuestro mundo real y, como una proyección, en ocasiones se manifiesta en el plano astral.
De aquí la importancia de aprender a ser y estar conscientes para descubrir si estamos relacionándonos con las demás personas a partir de la transparencia y el actuar correcto o estamos con otros porque tenemos agendas ocultas o porque deseamos conseguir algo para nuestro propio beneficio.
Cada vez que sentimos compasión o enviamos amor y luz a aquellos que se encuentran en la oscuridad, a los que se quejan y desean “ser salvados sin esfuerzo de su parte”, sólo estamos contribuyendo a reafirmar “la misma situación”. De alguna manera nos hacemos cómplices de aquellos que abusan de otros. Esta es la forma en la que, por lo general, actúan estas personas..
Toda nuestra vida nos han condicionado para ocuparnos de otros en vez de ocuparnos de nuestra vida. Nos han “programado para responder con compasión”. Confundimos el egoísmo con la responsabilidad. Muchas veces podemos trabajar en equipo y podemos comprobar cómo esto, en realidad, es muy diferente.
Es tan grande el condicionamiento de que “todos somos iguales”, que se tergiversa el hecho de trabajar como un equipo. Vemos meditaciones masivas para cambiar el mundo para que todo sea igual. Como si fuéramos una fórmula única, como un “monocultivo”.
Muchas verdades están veladas. Y, una de ellas, es que “intentando cambiar” a otros por la fuerza, es la misma dinámica que utilizan aquellos grupos que están en contra de nuestro progreso, desarrollo espiritual y personal. Entonces, ¿qué sucede, nos estamos convirtiendo en lo mismo?
Nos encontraremos en situaciones reales con personas y en otras en sueños con seres astrales y lo importante es que aprendamos a reconocerlas e identificarlas. El propósito es aprender a resolver estas situaciones.
Cuando nos enfrentamos a estas situaciones, por lo general, intentamos evitarlas, por miedo o por “compasión” porque no queremos dañar a nadie. Sentimos tanto dolor y evitamos el dolor del otro, independientemente que la situación y la relación sólo esté causándonos daño a nosotros mismos.
Cuántas veces nos encontramos con personas que siguen en sus matrimonios, aunque se traten mal, incluso con violencia física, maltrato psicológico, etc., en los que ambos cónyuges son infelices, pero continúan su mentira, alegando que siguen juntos “por amor a sus hijos”. En vez de darse cuenta que de esta manera sólo generan más daños a sus hijos y a sí mismos.
Entonces, conviene preguntarse si tememos lastimar a otro por tener un punto de vista diferente. Descubriremos que son temores sociales, miedo a la falta de reconocimiento o al rechazo de nuestro entorno social.
El actuar con verdad y transparencia permite sentirse bien con uno mismo y confiere la fuerza y seguridad que necesaria para aprender sin temor a sentir el rechazo. Aprender a discernir, diferenciar y con ello poder elegir mejor a las personas con las que nos queremos rodear y con las que compartir la vida.
De esta manera no tenemos nada que ocultar. Cuando no se albergan sentimientos contradictorios de odio y frustración, cuando se dice a todos que se es feliz y que se está bien cuando no es cierto. Con esta actitud sólo se está dejando la puerta abierta a que entren en nuestras vidas este tipo de personas o seres que se transforman en vectores o conductos de ataque para drenar y disminuir nuestra energía. Recordemos esta frase:
“NO necesitas actuar contra ellos, necesitas siempre actuar en favor de tu destino”.
Es tan simple como aprender los patrones del comportamiento, los signos sutiles y tendremos siempre la capacidad de evitarlo.
Cómo batallar con los vampiros energéticos
Podemos lidiar con los vampiros energéticos si aprendemos a ponerles límites estrictos y trabajamos nuestra autoestima y valoración personal.
Los pasos a seguir serían:
Los pasos a seguir serían:
1.- Identificar al vampiro energético y conocer los diferentes tipos existentes, de lo que se ha tratado previamente.
2.- Evaluar nuestras relaciones. Tenemos que tomarnos un tiempo para evaluar nuestros vínculos con los potenciales vampiros, preguntándonos si sentimos que estas personas nos agotan y si nuestras relaciones con ellas son mutuamente beneficiosas.
3.- Si una relación nos parece agotadora, debemos preguntarnos si es mutuamente beneficiosa. Los vampiros energéticos suelen establecer amistades y romances unilaterales. Hay que pensar en la última vez en la que tuvimos problemas emocionales para respondernos si esa persona estuvo presente y si se esforzó en escucharnos o si convirtió la situación en algo personal. A menudo los vampiros energéticos se aprovechan de quienes tienen una alta capacidad emocional, ya que estos son los soportan mejor y por más tiempo. Hay que plantear un arsenal de cuestiones como:
- ¿Eres una persona con gran empatía?
- ¿Eres una persona demasiado amable?
- ¿Te descubres frecuentemente en relaciones que parecen ser unilaterales?
- Párpados pesados.
- Una mayor necesidad de dormir.
- Desánimo.
- Deseo de comer un exceso de carbohidratos y comida “basura”.
- Ansiedad.
- Depresión y negativismo.
- Sentirse menospreciado por parte de los demás.
Hay que ser muy claros respecto a lo que podemos y no podemos hacer por esta persona. Explicarle en términos concretos qué parte de nuestro tiempo, espacio y energía es razonable dedicarle y cuál es nuestro límite. Se puede intentar decir algo como “me encanta hablar contigo de tus problemas, pero cuando te niegas a escuchar soluciones posibles o a dejar que te ayude a sentirte mejor, siento la necesidad de alejarme”.
Podemos intentar establecer límites personales, en especial si estamos lidiando con un vampiro narcisista. Es una buena práctica tratar de recordarnos que no es aconsejable enamorarnos o crear una amistad cercana con u a persona con esta característica emocional, pues le resultará imposible retribuir el amor y amistad que le hemos brindado.
El lenguaje corporal también ayuda. Si un vampiro energético intenta traspasar nuestros límites, deberemos cruzar los brazos e interrumpir el contacto visual. Esto será como decirle “retrocede, hoy no puedo lidiar con esto”.
6.- Alejarnos si nos sentimos controlados. Los vampiros energéticos se fortalecen controlando a otras personas. Si sentimos que alguien se ha adueñado de nuestro tiempo y espacio, conviene alejarnos de esa relación.
Si un vampiro energético intenta controlarnos u ofrecernos consejos que no pedimos, le interrumpiremos afirmando que no necesitamos sus consejos. Probaremos con alguna frase como por ejemplo "aprecio tus consejos, pero necesito superar esto yo sólo".
A menudo, las personas interiorizan las críticas de los vampiros energéticos. Si lo haces, terminarás con un crítico interno tan duro como el vampiro psíquico. Esfuérzate por acallar la voz interna que te dice que eres incapaz de tomar tus propias decisiones. Si te descubres menospreciándote, haz una pausa y piensa "eso es negativo e innecesario".
7.- Permanecer alejados de los vampiros energéticos. Consideraremos que, llegado cierto punto, tal vez tengamos que terminar con la relación o reducir el contacto. Si el vampiro energético sigue sobrepasando los límites y nos exige tiempo y energía emocional excesivos, lo más aconsejable es que nos esforcemos en mantenernos alejados. No hay que contestar a sus mensajes de móvil, ni a sus llamadas telefónicas, ni devolverle las llamadas perdidas y hay que limitar al máximo el tiempo que pasamos con él si no nos queda otra opción.
8.- Hacer ejercicios de relajación mediante la respiración profunda. Lidiar con un vampiro energético puede ser agotador. La respiración profunda, además de ser una actividad estimulante, ayuda a la relajación y a recuperar el sentimiento de calma.
Durante el día, pondremos las manos sobre el bajo vientre e inhalaremos, de manera tal que la mano que esté sobre el vientre se levante al tiempo que se expande el diafragma. Mantener la respiración mientras se cuenta hasta y después se exhala.
La respiración profunda puede ser una buena práctica de meditación, ya que aplaca los pensamientos y oxigena el cerebro. Esto puede elevar la energía si ésta disminuyó a causa de un vampiro energético.
9.- Trabajar en uno mismo.
- Visitar a un terapeuta. Muchas personas que terminan en relaciones con vampiros energéticos tienen problemas de autoestima. Acudir a un terapeuta podría ayudar si se tienen problemas con las emociones, sentimientos e interacciones con los demás. Se puede pedir al médico que recomiende uno, se pueden buscar opciones en la guía de cobertura del seguro médico privado o acudir a terapias gratuitas que se pueden localizar a través de Internet.
- Conocernos a nosotros mismos. A menudo nos volvemos susceptibles a los vampiros energéticos porque no nos conocemos a nosotros mismos. Dedicar un tiempo a conocer nuestras propias necesidades y deseos nos podría ayudar a mantenernos lejos de los vampiros psíquicos.
- Llevar un diario puede ayudar a conocernos mejor. Escoger un horario, como la mañana o poco antes de acostarnos en la noche, para escribir sobre nuestras emociones.
- Pasar tiempo a solas. Hacer un esfuerzo consciente por pasar tiempo con nosotros mismos. Si pasamos algunas noches en semana a solas, nos veremos forzados a reflexionar sobre nosotros mismos y nuestras emociones.
- Considerar si tendemos a complacer a los demás. Si no estamos dispuestos a decir "No" y tememos defraudar a los demás, somos un punto atractivo para los vampiros energéticos. Luego, trataremos de superar esa tendencia a agradar a los demás para reducir el control que tenemos sobre nosotros mismos.
10.- Practicar actividades que aumenten nuestra energía. Tener un nivel alto de energía y de seguridad en nosotros mismos puede desanimar a los vampiros energéticos, por lo que es conveniente realizar actividades que eleven la energía y la autoestima. Algunos ejemplos de actividades a realizar son:
- Ejercicio regular.
- Deportes en equipo.
- Yoga.
- Pilates.
- Karate u otras prácticas de defensa personal.
- Natación.
- Piragüismo.
- Deportes al aire libre.
- Lectura.
- Pintura.
- Baile.
- … … …
En resumen, para protegerse de este tipo de personas, lo mejor es alejarse de ellas siempre que sea posible, dejándolos fuera de nuestra vida, pero cuando esto no sea posible por la cercanía, por ejemplo si se trata de un familiar allegado, un jefe o un compañero de trabajo, lo mejor es visualizarnos siempre lejos de ellos y evitar ingerir su "veneno". Hay que pensar que son personas que tienen algún problema emocional sin resolver y, por tanto, hay que tratar de no tomar su mezquindad como algo personal, pues, en el fondo, no son conscientes de su comportamiento, ni de la absorción de energía a la que someten a los demás, con el consiguiente debilitamiento de las personas de su entorno.
FUENTES:
www.es.m.wikihow.comTweet
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