Más importante todavía que la innovación, es tener claras las convicciones que nos mueven y ser fieles a esas convicciones. No estamos hablando de tener claros los objetivos, que también son importantes. Estamos hablando de los valores, la filosofía básica, el espíritu, el impulso que nos hace avanzar. Hablamos, no sólo de la articulación de nuestros valores, sino también de cómo los expresamos y les damos contenido.
Estamos acostumbrados a escuchar que muchas empresas de vanguardia establecen valores sólidos sobre los que basar su funcionamiento. Esto es válido también para las personas. Si no estableces tu sistema de valores es muy difícil que puedas alcanzar tus objetivos, por muy claros que los tengas. Una persona que usa su inteligencia es un líder personal en la promoción y protección de sus propios valores.
¿Cuáles son los valores comunes de las personas que usan su inteligencia?
- El valor de dar siempre un poco más, de esforzarse un poco más, de ser excelente.
- El valor de dar la mayor calidad posible a todas sus acciones, de prestar atención a los pequeños detalles. - Ideas con un alto nivel de abstracción y acciones al máximo nivel de detalle.
- El valor de la innovación y de enfrentarse al fracaso.
- El valor de poner por encima de todo al ser humano, a las personas.
- El valor de establecer los valores con hechos, no con palabras.
- El valor de saber trabajar en equipo y crear valores de equipo.
- El valor de la diversión. Si no te diviertes, olvídate de lo que haces.
- El valor de la sencillez. ¿Para qué complicar algo cuando funciona mucho mejor si se hace fácil?
Además de estos valores comunes, es muy probable que tú tengas los tuyos propios. Clarificar tu sistema de valores, dar coherencia a tu sistema de valores, saber qué es lo importante para ti, poner en marcha acciones que te lleven hacia esos valores, es la mayor aportación que puedes hacer a tu vida.
Por Ricardo Ros (Psicólogo)
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