miércoles, 7 de marzo de 2012

El Aspecto Mágico de la Gemoterapia


"La magia es un puente que te permite ir
del mundo visible hacia el invisible.
Y aprender las lecciones de ambos mundos."
(Paulo Coelho)


Este artículo se va centrar en una parte de la gemoterapia que puede suscitar aun más el escepticismo y la incredulidad. No obstante, la visión de esta terapia alternativa no quedaría completa si no se tratase desde una perspectiva más mágica, por darle un calificativo, y que también abarca, aunque no por ello se le podría denominar "esoterismo"; ni que pueda representar ningún tipo de riesgo para nuestra salud física o nuestro equilibrio psíquico, ya que resulta totalmente inocuo e inofensivo y, en todo caso, lo único que puede suceder es que no ocurra absolutamente nada y no se perciba ninguna sensación por el simple hecho de tener una piedra entre nuestras manos, en una pulsera o colgante, en un bolsillo o en un lugar de nuestro hogar, de hecho cada día es más habitual encontrar objetos decorativos elaborados con cristales, tales geodas, piedras del desierto, como lámparas de sal, fuentes de agua, jardines zen en miniatura, por influencias como del "Feng Sui" y del "Zen".



Es la idea que sostiene que los cuarzos contienen poderes espirituales para conectar con un poder superior, tener visualizaciones, protección contra entidades inmateriales dañinas y contra ataques psíquicos, favorecer la solución de determinados problemas personales, atraer el amor o alejar energías negativas, por ejemplo. Al igual que sus formas, colores y tipos pueden estar asociados a los signos zodiacales, de modo que cada signo dispone de una piedra que le identifica y le protege.


LAS CUALIDADES DE LOS CRISTALES

En el plano espiritual, a los cristales se les atribuyen las siguientes cualidades:
- Protección ante vibraciones negativas.
- Armonizar los colores del aura.
- Armonizar los colores del aura con los centros energéticos del cuerpo.
- Activar los chakras.
- Atraer la fortuna.
- Atraer la estabilidad.
- Atraer el amor.
- Atraer la comprensión.
- Atraer la sensibilidad.
- Invocar a las deidades.
- Aumentar la magia en los rituales.
- Armonizarnos con la naturaleza y la madre tierra.
- Equilibrar la parte femenina y masculina del alma.
- Fortalecer los lazos que nos hacen crecer.
- Debilitar o cortar los lazos que nos hacen empequeñecer.
- Lograr la armonía interior y exterior.
- Armonizar con las energías de la nueva era.
- Conectar con nuestro guía espiritual.
- Obtener respuestas, a través de la visualización de imágenes, a preguntas que se les formulan sobre asuntos que nos inquietan.



LOS CRISTALES Y LOS SIGNOS DEL ZODIACO

Respecto a la asociación de los cristales con los signos zodiacales, se puede apreciar que en un establecimiento aseguran que una determinada piedra es la correspondiente a un signo, mientras que en otra tienda, aseguran que es gema distinta, en las páginas de internet y libros consultados se podrá apreciar que al final ninguna coincide o si lo hace es por mera casualidad. Todas las piedras sobre la faz de la tierra son para todos sus habitantes, independientemente de su signo, raza, condición social o sexo.

En este sentido, únicamente se puede tener en cuenta la elección de una piedra cuyo color y energía vibre al mismo ritmo que nuestro signo del zodiaco. A continuación se muestra una lista elemental: 

Aries
- Fechas: Del 21 de marzo al 20 de abril.
- Elemento: Fuego.
- Color: Rojo.
- Planeta Regente: Marte.
- Piedras: Rubí, Cornalina y Coral.
- Metal: Hierro.


Tauro
- Fechas: Del 21 de abril al 21 de mayo.
- Elemento: Tierra.
- Color: Verde.
- Planeta Regente: Venus y Ceres.
- Piedras: Esmeralda y Jade.
- Metal: Cobre.

Géminis
- Fechas: Del 225 de mayo al 21 de junio.
- Elemento: Aire.
- Color: Amarillo.
- Planeta Regente: Mercurio.
- Piedras: Ágata y Jaspe.
- Metal: Mercurio.

Cáncer
- Fechas: Del 21 de junio al 23 de julio.
- Elemento: Agua.
- Color: Blanco, nácar y plateado.
- Planeta Regente: Luna.
- Piedras: Perla y Piedra de Luna.
- Metal: Plata.

Leo
- Fechas: Del 24 de julio al 23 de agosto.
- Elemento: Fuego.
- Color: Naranja y dorado.
- Planeta Regente: Sol.
- Piedras: Diamante, Ámbar, Crisolita y Piedra de Sol.
- Metal: Oro.

Virgo
- Fechas: Del 24 de agosto al 23 de septiembre.
- Elemento: Tierra.
- Color: Verde limón y marrón oscuro.
- Planeta Regente: Quirón y Mercurio.
- Piedras: Topacio y Jaspe.
- Metal: Mercurio.

Libra
- Fechas: Del 24 de septiembre al 23 de octubre.
- Elemento: Aire.
- Color: Rosado y colores pastel.
- Planeta Regente: Venus.
- Piedras: Cuarzo Rosa.
- Metal: Cobre.

Escorpio
- Fechas: Del 24 de octubre al 22 de noviembre.
- Elemento: Agua.- Color: Rojo vino.
- Planeta Regente: Plutón.
- Piedras: Granate, Rubí y Piedra de Sangre.
- Metal: Hierro.

Sagitario
- Fechas: Del 23 de noviembre al 21 de diciembre.
- Elemento: Fuego.
- Color: Azul aguamarina y violeta.
- Planeta Regente: Júpiter.
- Piedras: Turquesa y Topacio.
- Metal: Estaño.

Capricornio
- Fechas: Del 22 de diciembre al 20 de enero
- Elemento: Tierra.
- Color: Negro y azul oscuro.
- Planeta Regente: Saturno.
- Piedras: Onix y Obsidiana.
- Metal: Plomo.

Acuario
- Fechas: Del 21 de enero al 19 de febrero.
- Elemento: Aire.
- Color: Violeta y gris.
- Planeta Regente: Urano.
- Piedras: Zafiro y Amatista.
- Metal: Aluminio.

Piscis
- Fechas: Del 20 de febrero al 20 de marzo.
- Elemento: Agua.
- Color: Azul mar.
- Planeta Regente: Neptuno.
- Piedras: Aguamarina y Turquesa.
- Metal: Platino.

En la "Biblia" se puede encontrar referencias a las piedras, en concreto son doce piedras, al igual que los doce signos del zodiaco.

En los tiempos en que los ángeles entregaron sus conocimientos a las mujeres, la humanidad tenía el ansia por tener la piedra justa, aquella que fuera adecuada a su naturaleza o a los propósitos que se quisieran conseguir. Entonces se interrogó a los dioses y espíritus. Por ellos se supo que, para hacer más potentes los ritos, el sumo sacerdote de Israel, debía engastar en su pectoral doce piedras de poder preciso. En el “Libro de Ezequiel” quedó registrado que esas doce piedras las había lucido el habitante del paraíso en su vestido.

En el "Nuevo Testamento" se hace una lista de doce piedras, que aportarían su energía depositadas en los cimientos de las murallas de la Jerusalén celestial: Amatista, berilio, calcedonia, cornalina, crisolita, crisoprasa (berilio), esmeralda, jacinto, jaspe, sardónice, topacio y zafiro.

No obstante en esta época las siguientes doce piedras también tuvieron gran valor, tanto espiritual como de comercio, y su origen se remonta a los extractos meridionales explotados en Palestina en la edad de hierro: Ágata, cristal de roca, diorita, esteatita, hematina, lapislázuli, malaquita, nefrita, obsidiana, ónice, turquesa y serpentina.

LA FORMA DE LOS CRISTALES

La forma de las piedras aumenta sus poderes mágicos. No obstante las piedras cuya forma la ha creado la naturaleza tiene una fuerza mayor que aquellas cuya forma se debe a la mano del hombre.

Muchas tribus de indios usaban piedras en forma de animales en sus rituales y para atraer fortuna, en Perú también se le daba mucha importancia a la forma de la piedra. No obstante, hoy por hoy, esta energía se está perdiendo, pues casi nadie le da importancia a la magia de la forma.

En función de su forma se les atribuyen distintas propiedades:

Formas creadas por la Naturaleza (sin pulir, ni tallar)
Al encontrar por la calle, el campo o la playa una piedra de forma extraña, que no se sabe cuál puede ser, hay que concentrarse en ella y dejar que ella “hable” y desvele su poder. Cuando se trabaja con la forma de las piedras no es tan importante la piedra en sí como su forma, a no se que se decida lo contrario, pues en la forma, reside la magia.

- Redondas: Generalmente se han creados por la erosión del agua, más conocidas como cantos rodados. Representan los poderes receptivos del Universo, del magnetismo y de la Gran Madre. Están vinculadas con el sistema reproductor femenino y se suelen llevar en rituales para representar a la mujer. Son llaves de la espiritualidad y la conciencia psíquica en desarrollo. Ideales para conjuros de amor y curación. 
- Alargadas y delgadas: Son símbolos fálicos. Esto no incluye las puntas de cuarzo u otras piedras cristalinas necesariamente. Son receptivas y representan la electricidad y el Gran Dios. Se ponen en el altar con este propósito. Delante de un espejo o sobre el marco de la puerta dan gran protección.

- Ovaladas: Ideales para estimular la creatividad y las nuevas ideas. Para traer fertilidad al ritual, se colocan sobre el altar. En la antigüedad las mujeres las llevaban encima para quedarse embarazadas. Si son grandes se pueden enterrar en el jardín y aseguran el buen crecimiento de las plantas. 

- Con forma de "L": Son extrañas pero muy potentes, simbolizan la unión de lo material y lo espiritual, el equilibrio. Atraen la suerte.



- Semejantes a partes del cuerpo: Se usan en rituales destinados a la sanación de la parte del cuerpo a la que se asemejan.


- Triangulares: Su energía es protectora y se usan con este propósito. Si se colocan una en una ventana protegen el hogar.

- Cuadradas: Simbolizan la Tierra, no como Diosa, sino como elemento. Atraen prosperidad y abundancia. Estimulan la sensatez y la estabilidad.



- Agujereadas: Son todas aquellas cuyos agujeros han sido creados por animales marinos, erosión del viento, el agua y otros medios siempre naturales. Son excepcionales piedras de protección. Si se ponen encima de la cama evitan las pesadillas. Absorben la enfermedad, por lo que son propicias para la curación de un cuerpo. Aumentan muchísimo el psiquismo. Si de noche nos concentramos en un sitio silvestre y solitario, a la luz de la luna, cerramos un ojo y miramos por uno de sus agujeros con el otro, podemos tener visiones o ver entidades no físicas. En cambio, si miramos a través de ellas en pleno día, mejoraremos la visión.

- Con forma de cruz: No se trata de una forma general en las piedras, sino de una piedra, la piedra de cruz o cruz de hada, que tiene esta forma. Sirve para realizar magia de los elementos o equilibrar los cuatro elementos dentro de si. Además se usa para rituales mágicos de cualquier tipo y, debido a su semejanza con una cruz griega o un trébol de cuatro hojas, atrae la fortuna.




Formas creadas por el Hombre (pulidas o talladas)
Las siguientes formas también las ofrece la naturaleza, pero es muy difícil encontrarlas, por lo si se necesita el poder de esa forma, hay que adquirirlas en comercios especializados a un costoso precio:

- Piramidales: La pirámide es una de las formas más fascinantes y poderosas que tiene el poder de liberar energías desde la base a la punta y enviarlas al universo. Así pues, si se escribe un propósito en un papel y se sitúa debajo de una pirámide, ayudará a conseguir dicho propósito. Además, aquellas que están hechas a escala con las pirámides de Egipto, contienen una carga energética enorme. Si se tiene una caja en forma de pirámide y se deposita en ella unas cuantas piedras, se sacan a una ventana, balcón o jardín una noche de Luna Llena, estas piedras se cargarán con una energía increíble.

- Con forma de obelisco: El obelisco en la antigüedad se usaba con diversos fines. Por ejemplo para conmemorar victorias o, debido a su forma alargada, estar más cerca de la divinidad. Una idea que tiene mucho que ver con las catedrales góticas. Su energía es casi masculina, debido a su forma fálica, más o menos como sucede con las piedras alargadas y delgadas que se encuentran en la naturaleza, pero además ayudan a conectar con la energía del Universo y, por su forma casi piramidal pero alargada, a elevar los propósitos hacia éste.
- Esféricas: Su energía es la misma que las redondeadas por la naturaleza, eso si, con menos poder por estar fabricadas por la mano del hombre.





- Acorazonadas: Se usan para atraer y conservar el amor. Se pueden utilizar para atraer el amor a la vida o al espíritu. Para aumentar el amor interior y para permitirte dar y recibir amor. También para rituales relacionados con el corazón como órgano vital, o con los problemas causados por desamor.

- Pentagonales: Posiblemente sean de las más poderosas. Representan la magia en si, así como el equilibrio entre lo masculino y lo femenino. Además se usan en rituales de protección o se llevan consigo para estar protegido contra ataques psíquicos. Las estrellas que a veces aparecen en rubís y zafiros aumentan el poder de dicha piedra.



- Con forma de animales: Los indios las usaban para atraer suerte y los egipcios para representar las divinidades. Sirven para representar el animal de poder de cada uno. Si se encuentra el animal de poder y se lleva una piedra con la forma de este animal encima, se estará protegido y se sentirá más fortaleza. Además se usan para contactar con el animal que representa la piedra o en rituales en los que es necesaria la energía y fuerza de cierto animal.

- Con forma de cuerno: Puestas en el cuello tipo colgante atraen la prosperidad y abundancia.







- Con forma de punta flecha: Estas piedras son muy diversas, aquellas que guardan mayor potencial son las fabricadas por la mano del hombre hace muchísimo tiempo, por ejemplo las prehistóricas. Dan fuerza y ayudan a solucionar problemas al llevarlas colocadas en el cuerpo como colgante.





Aunque la magia muchas veces reside en la forma de la piedra, si se juntan forma y piedra la energía será mucho mayor, así si coge un cuarzo rosa con forma de corazón, su energía para todos los temas relacionados con el amor será mayor que si la piedra es una piedra se sangre, cuya energía residirá en mayor parte para realizar hechizos de curación del corazón.



LA MAGIA DEL COLOR DE LOS CRISTALES

Ya se ha hablado del poder que reside en la forma de las piedras, pero su color también tiene su poder, generado principalmente por la vibración que ejerce el color en nuestro ser. Todo esto viene marcado por la tradición mágico-ritual de cada cultura, así bien, si el negro para los occidentales representa la muerte, para los egipcios simbolizaba la vida, pues era el color del fango del Nilo, donde la tierra era más fértil.

Para los daltónicos el color no ejerce una energía diferente sobre él, puesto que la vibración de la piedra sigue siendo exactamente igual, por lo que la energía que generará sobre la persona seguirá siendo la misma.

Los colores son una clave vital para sus usos mágicos, precisamente porqué producen energía sobre la mente. Esto enlaza con otra terapia alternativa que es la "Cromoterapia", método consistente en la utilización de la energía de la luz a diferentes frecuencias (colores) como supuesto elemento curativo, antidepresivo, estimulante, regenerativo y mantenedor del equilibrio y de la armonía.

Seguidamente se describen los colores básicos de las piedras y sus propiedades mágicas:

Rojo
Es el color de la sangre, el nacimiento y la muerte. En muchas culturas se le ha dedicado a las deidades. Las piedras de este color son proyectivas y activas. Relacionadas con el planeta Marte y el elemento fuego, por lo que tiene una energía muy agresiva. las piedras de este color son protectoras que fortalecen el cuerpo, estimulan el coraje y dan poder adicional a los rituales. En la antigüedad se usaban como antídotos contra el veneno, desterrar la ira y la agresividad. En la curación se relacionan con la sangre y para cicatrizar heridas. Impiden los abortos. Si se cargan sirven para superar las disfunciones sexuales.



Rosa
Son receptivas y sus vibraciones son apetecibles. Se usan para aliviar la tensión y relajar el cuerpo y la mente. Están gobernadas por Venus (aunque sobre el verde es donde ejerce este planeta mayor influencia), por lo que se usan para atraer el amor o fortalecer el presente. Se llevan para aumentar el amor en uno mismo, pues no se puede  esperar obtener el amor de otros si no nos amamos a nosotros mismos. Promueven la paz, la felicidad, la alegría y la risa. Ideales para rituales de grupo.


Naranja
Tiene el efecto fuego de las rojas, pero más apagado. Son proyectivas y se consideraban protegidas por el Sol. Ideales para rituales de protección y de inspiración. Al usarlas aumentarán el poder personal y la capacidad para dirigir ritos mágicos. Ayudan a la autoestima.  Atraen la suerte y se usan en rituales para el éxito.

Amarillo
Son proyectivas. Gobernadas por Mercurio se usan en rituales que involucran la comunicación. Ayudan a los escritores en su trabajo. Al ser gobernadas por el Sol, son protectoras, pero el elemento aire, que también las gobierna, fortalece la mente consciente. En la magia aumentan la capacidad de visualización. Estimulan la digestión, regulan el sistema nervioso y ayudan en los problemas de piel. Son piedras de intercambio, movimiento, potencia mental y de energía.


Verde
Color de la naturaleza, la fertilidad y la vida. Siempre se ha vinculado con el rojo, posiblemente por el fuerte contraste que generan. Son receptivas y representan el elemento tierra. Al estar gobernadas por Venus son perfectas para todo lo relacionado con el amor. Si se colocan en el jardín asegurarán un crecimiento mejor de las plantas. Se usan para proteger la salud. Ayudan en conjuros de dinero, riqueza y prosperidad y sirven para conectar con la tierra.


Azul
Color del océano y de los sueños. Están gobernadas por Neptuno y el elemento agua. Son receptivas y promueven la paz. Detiene las pesadillas y colocadas al lado de la cama ayudan a dormir. Estimulan la curación en general y combaten la fiebre. Si se ponen piedras azules en el agua de la bañera, purifican interior y exteriormente. Esto se hace muchas veces antes de un ritual mágico.

Violeta
Son receptivas y representan la espiritualidad. Están gobernadas por Júpiter y Neptuno y representan el misticismo y la purificación. Son excelentes para usar durante la meditación, el trabajo psíquico o cualquier ritual en el que haya que conectar con el subconsciente. Es un color de curación y paz. Alivian la depresión y producen sueños tranquilos por la noche. Pero sobre todo se usan para conectar con fuerzas superiores.


Blanco
Son piedras receptivas y gobernadas por la Luna. Íntimamente ligadas con el sueño y psiquismo.  Se consideran como piedras que atraen la buena suerte. Se usan para protegerse en la oscuridad cuando se camina solo por sitios peligrosos. Si se juntan con las rojas la protección será a todas horas. En el bolsillo alivian el dolor de cabeza. Como el blanco contiene todos los colores, éstas piedras se pueden cargar con cualquier propósito.


Negro
Son receptivas. Están gobernadas por Saturno y representan la Tierra. Son piedras de autocontrol, capacidad y poder. Son grandes protectoras. Si se está trastornado o involucrado en lo espiritual, tanto que la vida física se siente afectada, el uso de piedras negras sirve para “poner los pies en la tierra”. Son ideales para hechizos de invisibilidad, lo que se refiere a Viajes Astrales.




PROGRAMACIÓN Y PERSONALIZACIÓN DE CRISTALES

Si se considera que las piedras son fuentes energéticas, se presupone que esta energía las transforma en otra modalidad de “seres vivos”. Por ello, las piedras, serían amigos, nunca posesiones, eso las convertiría en esclavas y nunca podrían usarse para nuestros propósitos.

Lo importante es comunicarte con ella, hablar, solicitar su ayuda, plantearle las intenciones que se tienen. No hay que hacerlo con todas, sólo con aquellas que sirven para un fin muy específico.

La programación de un cristal es muy sencilla. Hay que prepararse para meditar. Se toma la piedra y se sitúa en el tercer ojo (entre ambos ojos). Se siente la piedra, hacemos que nuestra energía fluya hacia ella, y empezamos a “comunicarnos” con ella, hasta conseguir que no sólo nosotros demos energía, sino que la recibamos de ella también. En este momento, se habrá conectado con la piedra y estará dispuesta a prestar su ayuda.

Una vez hecho esto no se debe guardar la piedra en un lugar oscuro y olvidarnos de ella, ya que su energía menguaría muchísimo. Es conveniente llevarla siempre encima, ponerla en un altar o en una estantería para que irradie su energía.

La personalización es un sencillo proceso. Basta con llevarla siempre encima, dormir con ella debajo de la almohada, usarla en rituales y/ o usarla en meditaciones, así absorberá nuestra energía y será, no una piedra que va con nosotros, sino, una piedra que es parte de nosotros mismos con el tiempo; en dos días no se pueden conseguir grandes progresos, pero con trabajo asiduo este proceso se controlará fácilmente.

Cuando la piedra está personalizada, se puede comenzar a hablar con ella, para lo ello, se toma en la mano receptiva (la derecha para los diestros y la izquierda para los zurdos), se comienza a sentir su energía y se le otorga la libertad para que se comunique, que transmita si su energía es cálida o tal vez fría, si es masculina o femenina, si sugiere algo, se deja que las imágenes vayan surgiendo en la mente libremente, que cuente su historia, su procedencia, sus propiedades, su tipo de energía, su elemento (fuego, tierra, agua o aire), si es una piedra de "akhasa" (el quinto elemento, el espíritu). Todo lo que te quiera revelar o se sea capaz de visualizar mentalmente.

Cuanto más practica se tenga con este ejercicio más sencillo será descubrir cosas. No hay que decepcionarse si al principio no se obtienen resultados. Es normal, aunque los rimeros intentos sean inútiles aparentemente, no será así, pues serán la base de algo muy grande más adelante.



COMBINACIÓN DE DIFERENTES CRISTALES

En las experiencias con la energía de los cristales se suelen utilizar varias unidades, ya que con uno sólo no son muchas las posibilidades de obtener resultados. Pero no todos los cristales combinan entre sí. En algunos, la afinidad energética es compatible y, por tanto, recomendable. Sin embargo, en otros casos, los campos vibratorios de las diferentes piezas empleadas pueden neutralizarse entre sí y hacer perder su eficacia y el resultado de la experiencia.

En la siguiente tabla se puede ver la compatibilidad o incompatibilidad de algunos cristales:



Bibliografía:
- "El Poder Mágico de los Cristales" (Alicia Gallotti). MR Ediciones.
- "La Biblia de los Cristales" (Judy Hall). Gaia Ediciones.


domingo, 4 de marzo de 2012

Adaptación al Cambio

"El cambio es la única cosa inmutable."
(Arthur Schopenhauer)










Hablar de manera genérica de "Adaptación al Cambio" puede ser demasiado complicado y ambiguo, porque los cambios y la adaptación a los mismos puede ser muy variada en función del contexto en el que nos encontremos o al que nos estemos refiriendo. Así, se puede hablar de "Adaptación Social", "Cambio Psicológico", "Adaptación Laboral", "Cambio Climático", etc., por ello veo necesario explicar que la "Adaptación al Cambio" a la que me voy a referir es a aquella que experimentamos con frecuencia en nuestra cotidianeidad individual y que puede afectar directamente a aspectos de nuestra personalidad y emociones; aquel factor íntimo que podría relacionarse más con el aspecto psicológico y sociológico.

En Sociología y Psicología, se trata del proceso por el cual, todos podemos modificar nuestros patrones de conducta para ajustarnos a las normas imperantes en el medio social en el cual nos movemos. Al adaptarnos abandonamos unos hábitos y comportamientos para integrar otros nuevos en consonancia a las nuevas circunstancias presentes o futuras. En este sentido, la adaptación es una forma de socialización secundaria que toma  como base las habilidades sociales de las que ya dispone cada persona.

Como ejemplos claros de adaptación al cambio, podríamos mencionar un cambio de residencia de ciudad, una separación de pareja, la llegada de la jubilación, el nacimiento de un hijo, el fallecimiento de un ser querido, contraer una enfermedad crónica limitadora, un cambio de empleo, etc.

Los patrones de nuestra sociedad actual, exigen una rápida adaptación a los diferentes cambios que se presentan en nuestras vidas de manera constante; cambios que nos vemos obligados a aceptar, aún en contra de nuestros deseos e intereses personales e individuales. Estos cambios pueden comprometer nuestra capacidad intelectual, psicológica y emocional para hacer frente a las nuevas demandas del entorno. La capacidad de adaptación viene condicionada por nuestros recursos psicológicos personales y nuestras habilidades sociales, de tal modo que, un individuo con escasos recursos personales y habilidades sociales, no mostrará una gran capacidad de adaptación, el proceso lo llevará a la práctica de forma pasiva, tal y como pueden ser por medio de:


Acatamiento
Cuando el individuo se conforma con las circunstancias, expectativas o imposiciones ajenas, ajustándose a las normas, pero sin que sus opiniones o acciones privadas se vean afectadas.

Identificación
Se da cuando la persona hace suyos los principios y las normas establecidas por otros, asimilándolas y aceptándolas como propias, pero sólo de forma meramente temporal.

Internalización
Cuando se aceptan como propios los principios de juicio y evaluación codificados por otros, interiorizándolos y asimilándolos de forma permanente como propios.

Conformismo
El individuo está dispuesto a apartarse establemente de los hábitos propios previamente adquiridos para garantizar la estabilidad en la nueva circunstancia.

Estos procesos de adaptación social llevan a la persona a la simple supervivencia, incluso, a estados de alienación; mientras que si sus condiciones le permiten ponerse en contacto de una forma real y adecuada al nuevo medio, estará afrontando el cambio de una manera positiva.

Las personas que logran su objetivos suelen ser aquellas que saben que cualquier cambio les ofrece una oportunidad de aprendizaje y crecimiento personal, muestran menos resistencia al cambio, son más flexibles a la hora de actuar con el fin de lograr sus objetivos y obtener mejores resultados en todos los ámbitos de su vida.

Aunque no cumplan plenamente nuestras expectativas, las personas solemos aferrarnos a nuestros criterios, a nuestras costumbres y circunstancias; cuando éstas se ven modificadas por alguna circunstancia, solemos resistirnos a aceptarlas, nos cuesta el cambio.


Las causas de la resistencia pueden agruparse en tres niveles:

Resistencias ligadas a la personalidad: Hábitos, miedo a lo desconocido, preferencia por la estabilidad, percepción selectiva, satisfacción de necesidades identificación con la situación actual y protección de privilegios.

Resistencias ligadas al sistema social: Conformidad con las normas, coherencia de un sistema, intereses y derechos adquiridos en el sistema, carácter sagrado de ciertas cosas, rechazo a lo que resulta extraño o desconocido.

Resistencias ligadas al modo de implementación del cambio: El tiempo y los medios proporcionados para integrar el cambio, así como la credibilidad del agente de cambio.

Si consideramos que las emociones son el motor de la acción y que éstas pueden ser positivas o negativas, el comportamiento de la persona viene determinado por las características de éstas, de tal forma que si son positivas, promueven el crecimiento y favorecen la aceptación, mientras que si éstas son negativas, frenan el crecimiento y dificultan la aceptación.

La intensidad de la emoción sentida también repercute en el cambio, ya que, por ejemplo, si éste se acepta con satisfacción y alegría será positivo y se convertirá en un factor motivacional, pero si se desborda esta emoción, se perderá la objetivad con el consiguiente riesgo de caer en la imprudencia, incluso de la ensoñación de una hipotética y falsa realidad que lleve a la posterior frustración, la cual, a su vez, podrá ponerse de manifiesto por medio de la ira que, si se reprime, también generará conflictos personales negativos. Así como la incertidumbre provoca miedo que, si se maneja positivamente, aportará respuestas cognitivas que faciliten la adaptación y, por el contrario, provocará una parálisis en las acciones del individuo.

Desde la perspectiva emocional, la resistencia al cambio puede pasar por cuatro estadios:

Negación
En el impacto inicial, el individuo percibe el cambio como un peligro potencial que le genera ansiedad, bloqueo para afrontar la nueva situación y dificultad para avanzar optando por la inacción que le facilita quedarse anclado en el pasado.

Defensa
El individuo se aferra a las costumbres y tradiciones evitando la realidad, negándose a aceptar el cambio y reaccionando ante él con rabia o apatía.

Aceptación
Si la persona analiza que, además de inconvenientes, el cambio le ofrece ventajas, comenzará a aceptarlo. En esta etapa las respuestas suelen percibirse como ineficaces y con ello siente impotencia para impedir el cambio, sin embargo comienza a buscar soluciones y a desarrollar nuevas habilidades.

Aceptación
Cuando las consecuencias del cambio se hacen evidentes y provocan satisfacciones, o se admite que el cambio es irreversible, el individuo lo asimila y se adapta a él, dando a su vida un sentido diferente.

Cambiar significa modificar nuestros pensamientos, nuestro sentir, nuestras reacciones, para orientarlos en otra dirección que puede agradarnos o no, pero siempre nos supone el reto de enfrenarnos a lo desconocido, a la incertidumbre. Nuestro cerebro se resiste a aceptar lo desconocido, aunque esta modificación pueda representar una mejora para nuestra calidad de vida, porque lo interpreta como un peligro ancestral para la supervivencia. Esta es la razón por la cual, aun habiendo escogido voluntariamente el cambio, nos resulta difícil aceptarlo e incluso adaptarnos a él, porque el cerebro, neurobiológicamente hablando, muestra una resistencia hacia él, porque en él reside tanto nuestra memoria genérica que posee respuestas de lucha y huída, como nuestra memoria cultural, compuesta por nuestros valores.

El cerebro humano funciona como un ordenador en el que se recoge, almacena y extrae la información que procesa a través de nuestra memoria. Contiene 100.000 millones de neuronas, que se hallan conectadas entre sí por más de 100 billones de conexiones nerviosas que forman las redes neuronales, los centros donde se crean nuestros hábitos y conductas. Nuestra memoria (nuestra capacidad de acumular, retener y recuperar información) se aloja en las estructuras cerebrales denominadas amígdala e hipocampo. La amígdala recoge la información relacionada con procesos de dolor desde que nacemos y es imborrable, aunque sí se puede aprender a frenar los impulsos que de ella derivan: agresividad o reacciones de miedo como depresión, soledad, estrés, o pánico. El hipocampo madura alrededor de los 3 ó 4 años de edad y recoge información que podemos variarla y traerla a nuestra consciencia a voluntad. Las personas con una amígdala con menor sensibilidad, tienen, bancos de memoria con menos dolor y a través del hipocampo podemos aprovechar la información para modelar nuestras redes neuronales, mejorando así nuestra calidad de vida, siendo más resistentes a las respuestas de la amígdala. Esto quiere decir que nuestro cerebro es moldeable y, por tanto, modificable.



El cambio, el enfrentarse a lo desconocido representa un problema para el cerebro y para ello es fundamental emplear herramientas de cognición que nos ayuden a conocer y comprender las instrucciones que hay que enviarle para que se muestre más abierto y receptivo a aquello que desconoce. El cerebro guarda en redes neuronales nuestros recuerdos y proyecta estas imágenes del pasado sobre nuestros pensamientos a cerca del futuro reinterpretándolas convirtiendo nuestras ideas en certezas, a la vez que nuestra respuesta a los estímulos externos está controlada por la percepción de estas imágenes reinterpretadas por el cerebro. Como afirma Steven Rose, "nuestro cerebro nos engaña" ya que, como premisa busca la supervivencia y para conseguirlo suple la información que falta con proyecciones, ideas anticipatorias, al fin y al cabo con fantasías. Esto desencadena una respuesta del sistema nervioso, la cual será más compleja, cuanto más exigente sea el estímulo ambiental.

Por otro lado, está la dicotomía de pensamiento, la tendencia a tomar como válidos únicamente los criterios extremos: "blanco o negro", "bueno o malo", "positivo o negativo". Si a esto unimos la resistencia del cerebro, éste acaba por tomar con más frecuencia el criterio "negro", "malo", "negativo" como mero mecanismo de supervivencia y de huida ante lo desconocido.

Sin embargo, gracias a la neuroplasticidad cerebral de reorganizar funciones para adaptarse a los cambios (tanto internos como externos) podemos crear nuevas redes neuronales que nos permita desarrollar la capacidad de afrontar los nuevos desafíos y adaptarnos a ellos mediante el aprendizaje; de la experiencia obtenida con él ocurren los cambios cerebrales que permiten que la información pueda ser interpretada de otro modo diferente, que las nuevas experiencias de vida y los nuevos conocimientos que vamos adquiriendo, remodelen una y otra vez nuestro cerebro. Por tanto, si bien nuestros genes pueden predeterminar algunas de las características de nuestra personalidad, no son los responsables finales de ella.

La genética nos da el tono general, pero es el estado mental (pensamiento + emoción) quien condiciona nuestra forma de pensar (nuestro "Mundo Interior"), nuestra actitud corporal y la forma en que actuamos. Recíprocamente, al actuar de forma distinta estaremos cambiando la forma de pensar, la posición corporal y nuestros sentimientos y emociones.

La llamada "realidad", no es más que nuestra realidad y no la realidad absoluta. Cambiar interiormente significa expandir esa limitada realidad subjetiva. Podemos lograr lo que nos propongamos, especialmente si entendemos que cambiar interiormente es la clave para seguir evolucionando.

La adaptación, ya sea emocional o física, es algo útil y necesario para que evolucionemos igual que cualquier especie. Por ello, debemos aprender a "mutar" sobre la base de cada experiencia. Nuestro cerebro tiene capacidad para ello a través de nuestras características neurológicas y, por tanto, con aprendizaje y con una gestión eficaz de las capacidades y potencialidades, hace que estemos preparados para adaptarnos al cambio con motivación y serenidad.


Fuentes:
Inteligencia Emocional


Todo Cambia





Cambia lo superficial.
Cambia también lo profundo.
Cambia el modo de pensar.
Cambia todo en este mundo.


Cambia el clima con los años.
Cambia el pastor su rebaño
y así como todo cambia,
que yo cambie no es extraño.


Cambia el más fino brillante
de mano en mano su brillo.
Cambia el nido el pajarillo.
Cambia el sentir un amante.


Cambia el rumbo el caminante,
aunque esto le cause daño
y así como todo cambia,
que yo cambie no extraño.


Cambia todo cambia.


Cambia el sol en su carrera,
cuando la noche subsiste.
Cambia la planta y se viste
de verde en la primavera.


Cambia el pelaje la fiera.
Cambia el cabello el anciano
y así como todo cambia,
que yo cambie no es extraño.


Pero no cambia mi amor
or mas lejos que me encuentre,
ni el recuerdo ni el dolor
de mi pueblo y de mi gente.


Lo que cambié ayer,
tendré que cambiar mañana,
así como cambio yo
en esta tierra lejana.


Cambia todo cambia.

(Mercedes Sosa)



sábado, 3 de marzo de 2012

Calidad de Vida... ¿Sinónimo de Calidad Humana?


"La estabilidad y el progreso de la sociedad
dependen en grado decisivo de la calidad
humana de sus componentes."
(Arturo Illia)



Últimamente me cuestiono bastante si nuestra calidad de vida guarda relación alguna con la calidad humana. Dudo sobre los tópicos “todo el mundo es bueno”, “piensa mal y acertarás”, entre otros muchos que aconsejan y marcan pautas de conducta en las relaciones humanas, grabadas en nuestra educación cual dogmas de fe heredados de nuestras abuelas. Sobre si estos refranes populares son acertados o, por el contrario, nos movemos en un mundo en el que prevalece lo ficticio y aparente, ante lo verdadero y esencialmente importante; en el que la información es poder y hay que preservar el traspaso de poderes, siempre rodeados de prejuicios y falsas moralidades; si la amistad se ha convertido en una moneda de cambio de intereses, favores o conveniencias puntuales.

Me planteo si nuestra evolución social no nos estará conduciendo a toda velocidad hacia los más antiguos códigos de la naturaleza, hacia “la ley del más fuerte”, aquella en la que “el pez grande se come al chico”. Una ley “darwiniana”, al fin y al cabo, pero, no hay que olvidar que, hace tiempo, nosotros mismos fuimos los responsables de la desaparición de las últimas tribus primitivas selváticas que, en su gran mayoría, tampoco eran caníbales. Ahora nos encontramos en sociedades organizadas y supuestamente civilizadas, en las que no deberían servir los parámetros de la supervivencia animal, pero en las que sí hay que hacerlo aun a costa de nuestra integridad humana, ética y afectiva; a costa de enfrentarnos, ningunear o agredir a nuestros semejantes, considerando que las agresiones no necesariamente tienen que ser físicas; hay muchas formas de herir sin dejar marcas en la piel, pero que, igualmente, revelan cicatrices indelebles en los sentimientos y en la memoria consciente e inconsciente, colectiva e individual; lesiones que, en ocasiones, pueden ser más difíciles de sanar que las puramente físicas.
Cada día que pasa, encuentro y observo la presencia de individuos que actúan como si les fuese la vida en adoptar un tipo de comportamiento que podría definirse como cínico, competitivo, agresivo y destructivo... Egoísta y egotista. Personas que sustentas sus opiniones en las ajenas, sin cuestionarse su convencimiento sobre su auténtica validez, sin criterio propio, llevados voluntariamente por manipuladores corrosivos y destructivos. Otras que fundamentan sus relaciones sobre prejuicios ante los demás y rumores de correveidiles que no se sostienen ni por su propio peso, amén de serles totalmente ajenos, pero que pueden ocasionar ciertas dificultades a quienes resultan ser objeto de ellos. Gente que se crece en público mientras disfruta con la indiferencia, la burla, la humillación o la crítica negativa y destructiva hacia sus compañeros de recorrido que no están dispuestos a venderse a sí mismos a cambio de triunfar en su entorno social, o que, por su estilo personal (inocente, bondadoso, respetuoso, débil o...), no saben, no se atreven o, simplemente, no quieren hacer valer sus derechos, defender su espacio vital y progresar en su desarrollo personal y social. Personas que disfrutan desplegando con total arrogancia su gran cola de pavo real, haciendo gala, en el fondo, de sus únicos “méritos”: simplicidad, superficialidad, vanidad, banalidad y ante todo, los telones de la presuntuosidad y la prepotencia tras los que pretenden ocultar sus grandes limitaciones y carencias: su propia inseguridad junto a su cobarde falta de honestidad ante los demás y, lo que es peor, ante sí mismos. Hombres y mujeres que están dispuestos a pagar el alto precio de la pérdida, quizá irrecuperable, de valiosas cualidades personales e importantes contactos humanos, a cambio de obtener el falso y efímero favor del triunfo social, de una hipócrita auto-suficiencia bajo la apariencia de fortaleza y poder.

Disfrutamos más la risa que el llanto, sin embargo, mientras nuestras lágrimas se fortalecen, las risas se debilitan. Imagino que podrá estar relacionado con la idolatría por la eterna juventud existente en la actualidad, cuando apreciamos más la novata belleza pasajera que la de una madurez experta y sostenida. Y digo esto irónicamente, dado que la risa crea arrugas en el rostro, al tiempo que las lágrimas lo hidratan ayudando a mantener el cutis más terso y juvenil...

No hay ocasión en que no nos surjan pensamientos automáticos sobre los problemas que frecuentemente ni existen, salvo en nuestros cerebros “descerebrados” a los que autorizamos a mantenernos bajo su control sin librarnos de las presiones que nos provocan. Si bien, cabe que, de forma repetitiva y sistemática, pasemos día y noche sin compartir caricias que nos relajen de tanta tensión emocional acumulada, de tanta soledad interior no compartida y sí demasiado reprimida.

Cada vez nos zambullimos más en océanos de abusos, ira, agresividad, violencia, guerra... con una pasividad portentosa, como meros observadores impasibles de una película de ficción que gozan de la tranquilidad de saber que, si las escenas o argumento nos desagradan o hieren nuestra sensibilidad, cambiaremos de canal con el mando a distancia de la televisión sentados cómodamente en nuestro confortable sillón; salvo que seamos los protagonistas reales de algo que, indiscutiblemente, no es fantasía, sino la novena temporada de una serie de terror de gran audiencia en horario “prime-time” que parece no tener fin, donde no somos más que víctimas de tanta intolerancia e indefensión.

Formamos parte de una colectividad consumista irrefrenable que antepone lo material a lo espiritual, a los valores humanos, al afecto y al amor desinteresado; insolidaria con los que carecen de lo más básico. Imperan los I+D tecnológicos que reportarán cuantiosos beneficios económicos a unos pocos, mientras, demasiados mueren de hambre sin que se les aporte la ayuda a la formación para su auto-desarrollo y superviviencia.

Vale más lucir un diseño exclusivo de un modisto afamado, que la amistad de las personas que lo contemplan sobre un escultural cuerpo desnudo de abrazos y besos sinceros. Recorrer carreteras al volante de un flamante todo-terreno que no conoce el monte, que pasear por un prado disfrutando de la naturaleza al aire libre. Es más importante acudir a la firma de contratos con clientes potenciales, que a la cabecera de las camas de nuestros hijos para darles un beso de buenas noches. Se prefiere presumir de conquistas amorosas en las que el amor está siempre ausente, que escuchar el corazón de quién dice con sinceridad y dulzura “Te quiero”.

... Así, hasta el “cuasi-infinito”...

Qué cuesta más ¿aquello que se puede cuantificar, pesar en kilos o lo intangible que guardamos en nuestro ser interior? Cuantos más kilos de pertenencias tenemos, más ricos somos, pero más pobres nos volvemos en vitalidad, en sentimientos y emociones. ¿No es preferible sentirse más ligero de peso para alcanzar más altura en lo humano y personal? Es costoso invertir en grandes sistemas antirrobo para asegurar nuestros bienes y mantenernos tranquilos de seguir conservándolos en nuestra ausencia, mientras es más alentador saber que no tienes que invertir para salvaguardar tus cualidades humanas, porque sólo tú eres su guardián custodio y siempre viajan contigo mientras las fomentes. Tu vivienda tiene un precio, lo conoces, pero ¿cuál es el precio de tu vida? ¿lo conoces?

Este asunto podrá parecer recurrente y manido, incluso se me podrá tachar de inocente, pero me resisto a pensar que la humanidad no es buena, que es preferible prejuzgar negativamente anticipándonos para no errar, alcanzar la cima del mundo por medio de mentiras y engaños, afirmando que "el fin justifica los medios", seguir recogiendo el dinero sembrado y dejando en barbecho la cosecha del cariño, volver la espalda a las lágrimas de aquel que está a nuestro lado, renunciar al presente por esperar el mañana... Prefiero esta dulce ingenuidad a creer que, simplemente, hemos perdido nuestra esencia, pues rechazo la idea de ser un extraño ente deshumanizado.

Quiero seguir creyendo, como lo hacen los niños en el ratoncito Pérez o en Los Reyes Magos, en las grandes virtudes del ser humano: Bondad, Sinceridad, Honestidad, Comprensión, Generosidad, Amistad, Entrega, Solidaridad... HUMANIDAD en una palabra... con el objeto de recuperar la frescura que aporta la inocencia y la autenticidad, cuidar mis afectos y estar en paz conmigo y con todos, reír en lugar de llorar, dormir a pierna suelta en lugar de padecer agotadoras noches de insomnio por angustia, no reprimirme aunque sí controlarme, vivir gustosa y equitativamente en colectividad manteniendo mi individualidad con dignidad, trabajar por la consecución de mis deseos hoy sin esperar a que mañana me sean concedidos por obra y gracia de "El Espíritu Santo", desarrollar mis inquietudes para que no queden empolvadas en el desván de la memoria...

Quiero no sentir continuamente el peso y la necesidad de explorar los oscuros y siniestros recovecos de la mente ajena, porque prefiero sentirme serena y tranquila en beneficio de mi estabilidad física y mental, tanto como fomentar la misma inquietud en mis seres queridos. Prefiero quedarme en el círculo de la empatía, la solidaridad y la asociación con mis semejantes...


Me gusta soñar despierta que amanezco en un mundo donde la calidad de vida coincide con la calidad humana y que ésta es la principal virtud de sus habitantes. ¿Pura utopía?





© AnA Molina (Administrador del blog)