La
catedral de Chartres, muy cerca de París, se considera, por su belleza y su
importancia arquitectónica, la "acrópolis
francesa". El edificio es sobre todo un lugar con un toque alquimista,
en el que el cielo y la tierra se unen en una vibración extraordinaria. Se
halla sobre una línea geomántica que une la ciudad de Reims con Bretaña.
Debajo
del centro del coro, los zahoríes han detectado hasta 14 corrientes de agua
subterráneas, que hacen de este lugar un cúmulo de ondas electromagnéticas. Ya
desde antaño se reconoce la importancia de esta catedral, cuyas líneas nítidas
destacan claramente en el horizonte como una "antena cósmica".
La
catedral de Chartres, al igual que otras muchas posteriores, se planeó y
construyó con unas dimensiones tan colosales y audaces que hoy en día sigue
siendo toda una experiencia inolvidable entrar en esta iglesia obispal, ante
cuya grandeza el mundo de los humanos parece reducirse casi a la nada.
Chartres,
la primera de estas iglesias, proporcionaba a los fieles una idea de otro
mundo. En el Apocalipsis de San Juan, habían oído hablar de "la Jerusalén del Cielo", con sus
portales de piedras preciosas y perlas, sus casas y callejuelas de oro puro,
transparente como cristal. Pero esta visión sólo se había hecho realidad
aparentemente. Su pobreza les recordaba demasiado a su existencia humana en la
tierra.
Mucho
antes del nacimiento de Jesucristo, según la leyenda, un ángel anunció a un
druida, en los alrededores de Chartres, que una virgen daría a luz a un dios.
Los bardos itinerantes se ocuparon de propagar el mensaje por toda Galia. A
raíz de ello, verdaderas muchedumbres de peregrinos empezaron a acudir al
lugar, que en el siglo X se hizo famoso por las curaciones milagrosas que allí
se producían. Los enfermos se alojaban en la cripta de la catedral, donde
tenían que permanecer durante nueve días en acto de recogimiento, unido a un
estricto ayuno.
También
la catedral de Notre-Dame de París se halla sobre el cruce de dos ejes
magnéticos, cuya interacción energética le confieren una fuerza radiante. Uno
no visita la catedral, sino que la vive desde su profundo interior como un
lugar de meditación.
De
acuerdo con cierta tradición, todas las personas que participaron en la
construcción de este monumento acercaron la materia a la luz. De este modo, a
los posteriores visitantes les resultaría más fácil alcanzar una forma de
conciencia superior. Y efectivamente, cuando se entra en esta catedral se tiene
esta impresión, e incluso los historiadores del arte hablan, a la vista de los
espacios de la catedral gótica, de "luz
edificada".
Por
otra parte, el templo ofrece una singularidad y es el hecho de que está
orientado al Norte, mientras que la mayor parte de las iglesias se orientaban
al Este, es decir, hacia Palestina, la cuna del cristianismo. Esta
característica podría explicarse por la necesidad de los constructores de
adaptarse a los cimientos del templo romano sobre el que fue construido, pero,
se considera, asimismo, que esta orientación –al eje del solsticio de verano–,
es la de la mayor parte de las iglesias en las cuales se halla una Virgen
Negra, como es el caso de la catedral de Chartres.
Pero
además, existen aquí otras particularidades que resultan bien extrañas en el
entorno del cristianismo. Es el caso del gran número de símbolos, como peces y
rostros extraños que aparecen tallados en las piedras, o incluso los signos del
Zodíaco –también en vidrio–, mientras que otros elementos específicos del culto
cristiano, no aparecen.
Menos
dudas existen sobre un elemento que fue muy sugestivo para los fieles, ya desde
finales el siglo IX. Nos referimos a la llamada “Sainte Chemise” (Santa Camisa); prenda considerada como el manto o
parte del manto de la Virgen María que ella llevaría puesta durante el
nacimiento de Cristo, traída de Palestina por Charles Le Chauve, en 876, quien
la donó a la catedral, contribuyendo así al auge de las cuatro fiestas
principales dedicadas a María: Anunciación, Natividad, Purificación y Asunción.
La leyenda también dice sobre la reliquia que el Obispo Gentelme hizo frente a
los ejércitos de Rollon, en 911, con la reliquia extendida y que, a su vista,
las fuerzas normandas huyeron abandonando el asedio.
Con
todo, no es, ni mucho menos, el menor de los atractivos de la Catedral de
Chartres, su ornamentación, y más especialmente, sus luminosas vidrieras –de
las que hay 176, ocupando 2.600 metros cuadrados de superficie– que, desde el
interior, ofrecen una belleza artística acorde con su aspecto exterior,
delicado y poderoso a la vez, con sus nueve portadas magníficamente labradas, así
como sus vidrieras y rosetones.
Aunque
quedan muchos elementos artísticos, en vidrio o piedra; constructivos,
históricos y otras muchas curiosidades que destacar en este gran templo, parece
interesante recordar, por el momento, que –de acuerdo con la teoría de Louis
Charpentier, en “Les Mystères de la Cathédrale
de Chartres”-, en el norte de Francia hay un grupo de catedrales de los
siglos XII y XIII, como la de Chartres, todas ellas dedicadas a Nuestra Señora,
cuya disposición concuerda con la de las estrellas de la Constelación de Virgo,
tal como debía aparecer en la época del nacimiento de Jesús.
Buena
parte de lo que se sabe de la Catedral de Chartres, especialmente, en sus
orígenes, aparece mezclado con la leyenda. Si bien, la primera catedral se data
a finales del siglo IV, la leyenda atribuye ya construcciones a siglos
anteriores. Se decía en el siglo X, que S. Saviniano y S. Potenciano
evangelizaron la zona de Chartres durante el siglo II y que el magistrado
romano Quirino fue quien ordenó las primeras ejecuciones de cristianos, entre
ellos, la de su propia hija, Modeste, cuyos cuerpos serían depositados en el
pozo de la cripta, llamada de los Saints-Forts
(Santos Fuertes).
En
la “Antigua Crónica”, de 1389 dice
que dicha Iglesia se fundó antes del nacimiento de Cristo, en honor de la
Virgen, que debía ser su madre,Virgini Pariturae, aunque estaba administrada
por sacerdotes idólatras. Cuando San Altin y San Edoaldo fueron enviados desde
Sens por San Saviniano y San Potenciano, hacia el año 67, a evangelizar
Chartres, reconocieron que la mujer así honrada era María y levantaron en el
mismo lugar una iglesia cristiana en su honor. Hasta el siglo XVI no se empezó
a hablar de una gruta druídica.
Tras
un incendio accidental en el año 1020, la construcción del siglo IX fue
inmediatamente reconstruida por el Obispo Fulbert, sobre un plano que envolvía
el edificio anterior. Su cripta, la más grande de Francia, estaba casi
terminada en el año 1024 y Fulbert murió en 1028, por lo que la dedicación del
templo fue celebrada por su sucesor, Thierry, el 17 de octubre de 1037.
En
1134, un incendio en la ciudad, permitió reanudar, sobre el espacio que quedó
libre ante la catedral romana, la construcción de dos torres y del Pórtico
Real.. La Torre Sur sería cubierta con una flecha en 1180, pero otro incendio,
producido el 10 de junio de 1194, sólo dejó en pie la fachada, las torres y la
cripta, a partir de las cuales, se puede datar la construcción de la actual catedral
gótica.
Desde
el momento en que se declaró el incendio, los clérigos se refugiaron bajo el
coro, en la cripta de Saint–Lubin, llevando consigo la Sainte Chemise. Tras dos o tres días de desescombro, se hallaron
todos indemnes, junto con la reliquia. El Obispo y los canónigos cedieron parte
de sus bienes a favor de los obreros que tan bien conocían su trabajo y la
reconstrucción fue emprendida con gran entusiasmo, quedando la obra
prácticamente terminada a finales de 1220.
Una
vez colocadas las vidrieras, sólo faltaba tallar las últimas esculturas de los
porches; se celebró la dedicación en octubre de 1260, y empezó a pasar el
tiempo en espera de levantar las nueve torres proyectadas.
Un
nuevo incendio en 1836 destruyó la techumbre, denominada el bosque, que fue
sustituida por carpintería metálica recubierta de cobre.
La
Catedral de Chartres salió prácticamente indemne de las Guerras de Religión y
del período revolucionario. En 1918 los vitrales fueron desmontados y
depositados en lugar seguro, al igual que en 1939, por lo que no sufrieron
daños en ninguna de las dos grandes guerras.
Hoy,
a pesar de los permanentes cuidados de restauración, se puede admirar en su
práctica integridad esta construcción que, por sí misma, constituye una
enciclopedia casi exhaustiva del arte cristiano y su evolución. En 1979 fue
inscrita por la Unesco en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
La
catedral mide 130,20 m. de largo construido y sus bóvedas descienden hasta 37
m. por debajo del suelo. El ancho de la nave principal es de 16,40 m. en su
eje; pero alcanza 32,80 m. con la obra exterior, que a ambos lados del coro
alcanza los 46 m. Contando con los porches y el transepto mide 76,80 m.
Finalmente, los campanarios; nuevo y viejo, miden respectivamente 103 y 112 m.
Enigmas de La
catedral de Chartres
Es
un templo que, junto a su emplazamiento, esconde multitud de enigmas. La misma
ubicación de la catedral no parece casual, ya que antes de erigirse este templo
en el lugar existían unos dólmenes junto a un pozo sagrado de unos 33 metros de
profundidad.
Desde
el año 360 varios templos se fueron construyendo en el lugar, hasta que a
principios del siglo XIII se iniciaron las obras del actual templo gótico,
terminando su construcción en el año 1260 y conservando del templo anterior
románico la cripta en la cual se encuentra enclavado el antiguo pozo sagrado,
además de la fachada oeste con el Pórtico Real.
Fue
este un curioso período en la historia de Francia, ya que a finales del siglo
XII con la construcción de la Basílica de Saint-Denis en París, se inició el
sorprendente arte gótico, que hacía que los templos ganasen en esbeltez además
de llenar de luz el interior de estas catedrales, luz procedente de las
hermosas vidrieras. El simbolismo es una parte importante de las catedrales
góticas y más concretamente de un conjunto de ellas, a la cual pertenece la catedral
de Chartres, ya que en el condado de Champagne se erigieron un conjunto de
catedrales cuya disposición sobre el mapa recrea la forma del rombo central de
la constelación de Virgo. ¿Casualidad?, desde luego que no, ya que la Catedral
de Chartres correspondería a la estrella Spica; la de Reims, a la estrella Zeta
Virginis; la de Amiens, a la estrella Delta Virginis; la de Bayeaux, a la
estrella Gamma Virginis y la de Evreux a la estrella Teta Virginis.
Una
característica única de esta catedral son sus dos torres de la fachada
principal, diferentes en altura y en estilo. Una de ellas mide 106 metros y es
de estilo románico, y la otra mide 115 metros y es de estilo gótico.
La
catedral de Chartres por sus proporciones, orientación, y simbolismos parece
haber sido construida con la secreta intención de iluminar y elevar el alma
humana. La ley del Número de Oro o Número Áureo, de la geometría sagrada, rige
las proporciones y todas las distancias entre los pilares y longitudes de la
nave de la catedral, y los cruceros son múltiplos de este misterioso número
algebraico (1,6180...).
En
la portada central de la fachada sur el escultor creo una escena general que
inspira compasión divina, ya que Cristo es representado en el tímpano con
rasgos amables, siendo conocida esta figura como el “Beau Dieu” (Hermoso Dios).
En
la fachada norte el pórtico central muestra la imagen de la Virgen con figuras
de santos, además de estar rodeados de ángeles y de una arquería que simboliza
el palacio celeste. En la fachada sur, al igual que en las otras fachadas de la
catedral, luce un hermoso rosetón, símbolo característico de la arquitectura
gótica, que representa por un lado al sol y por otro a la rosa.
Los
rosetones de las catedrales góticas son diagramas que representan
simbólicamente el microcosmos y el macrocosmos.
Las
vidrieras de la catedral de Chartres iluminan y llenan de color el interior,
además, el número de figuras o de formas abstractas representadas en ellas es
simbólico, ya que los cuadrados simbolizan al mundo terrenal o a los cuatro
elementos, y los círculos representan la vida eterna.
La
nave central de la Catedral es una de las obras maestras del gótico, ya que se
suprimen por primera vez las tribunas y se articula el muro en tres niveles,
correspondiendo el inferior a las arcadas que separan las naves, el central al
triforio y el superior a la galería de ventanas, donde la vidriera sustituye al
muro para dar mayor luminosidad y ligereza al edificio.
Algo
realmente sorprendente ocurre todos los años en la catedral de Chartres, más
concretamente el 21 de Junio, primer día del solsticio de verano. A las 12.00
en punto de este día, el primer rayo de sol del mediodía atraviesa un pequeño
orificio circular practicado en el vitral de San Apolinar iluminando una
baldosa del enlosado diferente al resto, dando en una pequeña marca que se
encuentra en uno de los laterales de dicha losa, un prodigioso y mágico
espectáculo de luz del que fue testigo el escritor Louis Charpentier y que le
sirvió para escribir su magnífico libro "El Enigma de la Catedral de Chartres".
Otro
elemento simbólico que caracteriza a la catedral de Chartres es su laberinto,
una composición de dieciséis metros de diámetro y 264 metros de recorrido a
través de once círculos concéntricos grabado en el suelo, similar al que había
en otras catedrales de la época como en Amines y Reims, quedando en la
actualidad muy pocos ejemplos, como son los laberintos de las catedral de
Bayeux y Mirepoix. Una de sus múltiples curiosidades es la circunferencia del
laberinto de 131 pies, casi exactamente el mismo tamaño que el de la vidriera
del lado Oeste. La función del laberinto simboliza la búsqueda interior, que
nos llevará al mismo centro, lugar donde se encuentra la esencia divina.
La
catedral de Chartres como muchas otras catedrales góticas nos puede servir como
vehículo al templo interior simbólico de cada uno, ese templo interior donde
como escribía Louis Gillet, "El
hombre se olvida por vez primera, se arranca de sí mismo, lo abandona todo para
seguir sus voces, confundirse con la ola inmensa que la arrastra. Se pierde y
encuentra el Universo".
En
la obra de Louis Carpentier, “El Enigma
de la Catedral de Chartres“, publicado en España en 1969, se comenta la
curiosa disposición arquitectónica de la catedral, coincidente en ciertos
aspectos con el desaparecido templo de Salomón y con las grandes construcciones
egipcias. Todos estos conocimientos se habrían aprendido al encontrar durante
la excavación los libros de Toth, que desvelaban secretos ancestrales de los
egipcios. Por otra parte, en el interior de la gran pirámide concretamente en
la cámara del rey, se puede ver hoy en día un sarcófago de granito del cual los
historiadores dudan mucho que fuese el recipiente de la momia del faraón Keops,
pero que sí, sorprendentemente tiene las medidas interiores exactas a las del
Arca de la Alianza, que Yavhé mandó construir a Moisés, quien sin duda había
sido formado en la corte de los faraones, y participe de las ciencias y
secretos más ocultos de esta antigua y enigmática civilización. Ya que según
las sagradas escrituras fue educado como hijo de faraones. Por otro lado, Louis
Carpentier, continúa diciendo que en Chartres hay una losa rectangular, cuya
blancura resalta sobre el color grisáceo del enlosado, y que está marcada por
una espiga de metal brillante, ligeramente dorado. Pues bien, nos dice que cada
año, el 21 de Junio, un rayo de sol cae exactamente sobre la blanca piedra,
para algunos esta piedra podría esconder el arca.
El Legado de los
Templarios
La
magnífica catedral del siglo XII de la ciudad de Chartres, al norte de Francia,
es un antiguo enigma. Aún en épocas precristianas, los druidas (sacerdotes
celtas de Galia y Britania) fundaron en Chartres una universidad para difundir
sus enseñanzas. Obedeciendo a una visión profética, esculpieron en madera la
estatua de una virgen y un niño, a la que llamaron la “Vírgen bajo la Tierra”. Descubierta por los cristianos en el siglo
III, la veneraron como la “Virgen Negra”,
pues se había oscurecido con el tiempo. Se inició así la tradición de erigir en
ese lugar sagrado iglesias en honor de Nuestra Señora; la obra maestra gótica
que conocemos es la culminación de todas ellas. Abundan las teorías sobre la
inspiración de la catedral. Según la leyenda, los caballeros templarios
originales obtuvieron en Oriente avanzados conocimientos arquitectónicos, con
los que fue posible construir el templo. Persuadidos por Bernardo de Clairvaux,
fundador de la orden monástica cisterciense, nueve caballeros franceses
abandonaron sus posesiones materiales para ir en busca de los “secretos” supuestamente ocultos en el
Sagrado Santuario bajo las ruinas del templo de Salomón, en Jerusalén. Durante
su búsqueda de 10 años se sospechó que los caballeros se habían iniciado en el
ocultismo. A su vuelta a Francia en 1128, se rumoreó que habían encontrado el
arca de la Alianza, cofre que contenía los secretos de la ley divina referentes
a números, pesas y medidas, entre ellos el Número Dorado (1,618). La escala
1:1,618, Sección o Proporción Dorada, era considerada de especial valor
estético y rigió en gran medida el arte y la arquitectura del Renacimiento, así
como las de períodos posteriores. El retorno de los caballeros coincidió con el
florecimiento de la arquitectura gótica en Europa, de modo que la construcción
de la primera catedral de Chartres comenzó seis años más tarde. En tres
décadas, mamposteros, vidrieros, escultores, geómetras, astrónomos y otros
artesanos crearon un templo inmenso, cuyas proporciones, orientación, posición
y simbolismo han estimulado desde entonces la imaginación de sus visitantes, y
confortado su espíritu. El “centro
sagrado” de la catedral descansa entre el segundo y el tercer vano del
coro. Allí se alzaba originalmente el altar. A unos 37 m. debajo se sitúa el
nivel del agua en el pozo de los druidas. El pináculo de la bóveda gótica de la
catedral se levanta exactamente a la misma distancia sobre el centro sagrado. A
partir del año 1130, en Europa irrumpe el estilo gótico. El gótico no es una
evolución del románico, aparece de repente y casi siempre en las abadías
cistercienses. Si el románico llega a su plenitud después de múltiples
mejoramientos a partir del estilo romano y bizantino, el gótico surge de golpe,
completo y total. Aparece después de la primera cruzada y especialmente tras el
retorno de los Caballeros Templarios con su secreto. ¿Un secreto concerniente a
la utilización sagrada, y por así decirlo mágica, de la arquitectura.
Ya
hemos mencionado antes lo que contenían las Piedras de la Ley. La misma clave
numérica que fue utilizada en la construcción de la Gran Pirámide y del Templo
de Salomón. No hace falta recordar que Moisés vino de Egipto. Toda la cultura
egipcia estaba concentrada en los sacerdotes y él era uno de ellos, así que fue
instruido en toda la ciencia de los faraones. En la Europa medieval, y durante
aproximadamente ciento cincuenta años, la aplicación de este conocimiento
arquitectónico va a manifestarse en la construcción de las grandes catedrales.
Y es en una de ellas, Chartres, donde encontramos una nueva referencia al Arca
de la Alianza. Ni que decir tiene que la catedral de Chartres es de estilo
gótico, y de origen evidentemente templario.
En
la catedral de Chartres se encuentra una referencia al Arca de la Alianza, de
estilo gótico, evidentemente de origen templario con curiosas disposiciones
arquitectónicas coincidentes con ciertos aspectos del Templo de Salomón y de la
pirámide de Keops. Su pórtico norte se llama “pórtico de los iniciados”. En él se hallan dos columnas esculpidas.
En una de ellas se observa un arca transportada por una carreta de bueyes con
la leyenda “Archa Cediers” que se
traduce como “obraras por el arca” y
en la otra un hombre cubre el arca con un velo, rodeado por un montón de
cadáveres entre los que se destaca un caballero en cota de malla, con la
leyenda “Hic Amititur Archa Cediers”.
Las dos columnas, justo debajo de las representaciones, conforman una
controvertida leyenda “Hic Amititur Archa
cederos”, porque la expresión tal y como está grabada no existe en latín,
lo cual es realmente extraño, pero sorprendentemente el único texto plausible,
que sería “Hic Amititur Archa foederis”,
se traduce como “En este lugar se oculta
el arca de la alianza”.
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