sábado, 21 de mayo de 2016

Los 10 Objetos Fuera de Tiempo Más Extraños


Los conocidos como “Oopart” (acrónimo en inglés de “out of place artifact”, “artefacto fuera de lugar”) son objetos que han aparecido por todas partes del planeta desafiando la historia tal y como la conocemos hoy en día. Muchos de estos objetos pueden ser explicados, pero otros se mantienen aún entre la duda y el desconcierto para los científicos. Esta lista la componen sólo diez de estos objetos que se cuentan por decenas en todo el mundo. En esta lista se presentan diez estos extraños objetos.


1.- El Minitúnel de Noruega
Los descubridores de este hallazgo fueron Buddy Broyt y Ole Gunnar Krovel mientras realizaban una excavación en Noruega bajo las órdenes de la empresa KA Aurstad Volda para la construcción de un Centro Quiropráctico. La excavación se realizaba cerca de un acantilado de piedra sólida. Cuando estaban a varios metros de profundidad y al retirar sedimento suelo, Krovel se encontró con un desconcertante agujero en forma de estrella de siete puntas y unos 6 cm. de diámetros, además de muy suave y pulido. Extrañado Krovel retiró cuatro metros de roca para saber dónde acababa el agujer, pero sorprendido observó que el extraño agujero se adentraba en las montañas de los fiordos del Noroeste. En la opinión de este experto excavador, en sus más de 30 años de profesión, nunca antes había visto algo parecido.


Los responsables de la obra nunca pudieron dar una explicación a la presencia del agujero y otros geólogos de la región, como Einar Anda, no pueden más que mostrar su perplejidad ante el asunto y qué produjó el enigmático y diminuto túnel.

Hasta el momento se han establecido tres explicaciones posibles y ninguna de ellas definitiva:

Cristales: Aduce que el agujero estaba compuesto probablemente por un cristal que fue disuelto por el agua durante miles de años y el agujero se formó por una espectacular coincidencia del azar. En contra tenernos que el agujero se adentra en la montaña de forma recta y luego se desvía a la derecha de manera intencionada.

Artificial: El agujero se produjo en 1930 cuando se usó la zona como una cantera. Al parecer hay martillos neumáticos que utilizan seis piezas unidas de broca que pudieron ser montadas de forma horizontal formando así el agujero. De esta manera un taladro que gira y martilla  con seis puntas, puede dejar esa forma. Sin embargo, por la longitud del agujero para imposible que lo haya realizado cualquier herramienta de este tipo.

Civilización: Esta teoría postula que una antigua civilización desaparecida, pero avanzada, creó y fue el elaborador del agujero. Esta explicación, además de ser muy imaginativa, deja otra incógnita: ¿con que fin se construyó?

2. Tubos Metálicos de Saint-Jean de Livet
Fue en 1968 cuando Y. Druet y H. Salfati anunciaron el descubrimiento de unos tubos metálicos semi-ovoides de idéntica forma, pero de longitud variante, en un lugar donde no debían estar, de un estrato de tiza cretácea. Ese estrato se localizó en una mina de Saint-Jean de Livet, Francia, y se calculó su antigüedad en la época de cretácico, hace 65 millones de años.

La información disponible sobre los resultados de las investigaciones realizadas por universidades francesas es ambigua o desconocida. Sin embargo, no han aparecido tampoco pruebas en su contra.

3. Los Esqueletos de Guadalupe
Estos esqueletos son restos humanos encontrados en una isla de las Antillas, pero con la peculiaridad de que fueron hallados en un estrato con una datación geológica de al menos 28 millones de años, es decir de la época del Mioceno, mucho antes de que los seres humanos modernos aparecieran en la isla. Para muchos investigadores la datación no es correcta, pero el debate sigue abierto.



Una de las muestras extraídas de las costas caribeñas de las Antillas y más concretamente en la isla de Guadalupe, cerca de la aldea de Moule, fue una losa de piedra de unas dos toneladas de peso que fue enviada al Museo Británico en 1812, donde fue expuesta al público, pero con la llegada de la teoría de Darwin, la losa quedó relegada al sótano. Una de las cosas a favor es que estos restos han sido estudiados de forma científica y pueden seguir observándose hoy en el Museo Británico. El problema es que estos esqueletos no encajan con la teoría de la evolución, pues es imposible encontrar seres humanos hace 28 millones de años. Sólo el estudio geológico o arqueológico podrá demostrar si realmente el estrato donde se encontraron los esqueletos pudiera no ser del Mioceno, cosa que no se ha logrado hasta ahora.

4. Las Huellas Fósiles de Meister
William J. Meister se encontraba de expedición en Antelope Spring en 1968, un sitio ubicado a casi 70 Km. de Delta, en el estado de Utah, Estados Unidos de Norteamérica. Lo acompañaban su esposa y sus dos hijas. Ya habían encontrado varios fósiles pequeños cuando Meister golpeó con su martillo de geólogo una losa de unos cinco cm. de espesor, partiéndola de plano en dos, como se abre un libro. Allí estaba la huella. Como suele suceder en todo fósil que ha quedado atrapado en un sedimento, ambos lados del bloque muestran la marca de una sandalia, una en positivo y la otra en negativo, del tamaño normal de un pie humano. Esta pisada es muy particular, porque ha aplastado bajo su suela ni más ni menos que trilobites.


El 4 de Julio la muestra es enviada al Dr. Clarence Coombs de la Universidad de Columbia y al geólogo Maurice Carlisle, de la Universidad de Colorado. Carlisle se trasladó al lugar del descubrimiento y excavó en la zona, llegando a la conclusión de que la zona de la extracción era adecuada a la muestra y que desconcertantemente se establecía esa capa en el período Cámbrico, entre 550 y 590 millones de años.



Meister dio a conocer el extraño descubrimiento y todos coincidieron en que no podía ser, que era imposible, algunos dijeron que la huella era un ejemplo claro de extraña erosión y otros que era un simple y claro fraude. Continúa sin explicación.

5. La Lupa Egipcia de 4.800 Años
Se trata de un objeto realizado en cristal de roca encontrado en Heluan, Egipto, concretamente en la tumba del faraón Semempses. El objeto se considera actualmente como una lupa y está expuesto en el Museo Británico. Es una lupa de perfección absoluta y se cree que se utilizaba para observar el cielo, pero en lugar de ofrecer respuestas, ofrece muchas preguntas.

Si el faraón Semempses llegó a idear instrumentos para ampliar la imagen, como en telescopios o microscopios, se trataría de una proeza increíble. Y lo sería no sólo por la perfección que se necesita para conseguir una lente operativa, sino también por lo necesario para pulir el cristal, el óxido de cerio, que no se descubrió hasta 1803 por el alemán Jakos Berzelius.

6. La Copa de Hierro de Wilburton
Esta pieza perfecta de metal fue descubierta en 1912 en una mina de Wilburton, Oklahoma, por Frank J. Kennard, dentro de un bloque de carbón. En una declaración jurada de Kennard el 27 de Noviembre de 1948, el trabajador de la Benton Co, declaró al respecto: “Mientras estaba trabajando en la planta eléctrica municipal Thomas, Oklahoma en 1912, salió a la luz un trozo muy grande y furo de carbón que costaba fragmentarse. Al partir el trozo de carbón con mi martillo, de su interior cayó una especie de taza de metal, dejando un molde perfecto en el carbón que lo albergaba”. Jim Stull, empleado de la empresa estaba presente y corroboró el descubrimiento y la declaración de Kennard. El trozo de carbón provenía de las minas de Wilburton en Oklahoma, las cuales se sabe que tienen una antigüedad estimada de 300 millones de años.


En contra de este objeto tenemos varias cosas, una es la única evidencia procedente del testimonio de una persona y eso no tiene carácter científico. El objeto está en la actualidad perdido y sólo Carl Baugh vende copias perfectas del mismo, o al menos eso afirma. Incluso en este sentido, de encontrarse de nuevo el objeto, se podría explicar como un objeto moderno, pues hoy día sabemos que las minas de carbón están llenas de charcos de agua saturada, si alguien tira allí un objeto, con el tiempo esa agua acaba endureciéndose y pasando a formar parte del estrato en su aspecto exterior. En este caso, si se tuviera el objeto, se podría realizar una sección transversal del mismo y, estudiando las capas bajo microscopio, se podría saber si pertenece a la capa original o si existe una segunda capa. De los 10 objetos este es el que más dudas ofrece.

7. El Stegosaurio de Angkor
En el complejo arqueológico de Angkor Wat (capital templo), próximo a la ciudad de Siem Riep, Camboya, se puede observar sobre uno de los muros la figura labrada de un animal familiarmente conocida por los aficionados a los dinosaurios como, el Stegosaurio. El conjunto de construcciones se inició a principios del siglo XII y no fue hasta bien entrado el siglo XVI que Angkor Wat comenzó a caer en el más completo de los olvidos. No se entiende como sus antiguos pobladores plasmaron la imagen de un animal extinguido hace millones de años que sólo la ciencia del siglo XX ha logrado recuperar.


 Los magníficos templos de la selva de Camboya fueron construidos por la civilización Khmer, entre los siglos VIII y XIV de nuestra era. Uno de los más grandes constructores de este imperio fue Jayavarman VII, coronado rey supremo en 1181. Muchas de sus construcciones fueron redescubiertas siglos después y rehabilitadas, otras en cambio, como en el caso del templo de Ta Prohm, uno de los más pintorescos, se dejó intacto. En una de las esquinas a la entrada del templo hay una columna cubierta con círculos decorativos en los que se puede apreciar la forma de Stegosaurio. Cientos de círculos de piedra decorativa rodean el complejo con animales conocidos como monos, venados, búfalos de agua, loros... Lo extraño de todo esto es que los talladores de estos relieves del siglo X reprodujeron Stegosaurios extintos hace más de 65 millones de años con la misma precisión que los monos, búfalos, ciervos y otras especies presentes en la época.

8. Nanotecnología en Los Urales
Entre los años 1.991 y 1.993, mientras se hacían prospecciones para la búsqueda de oro, en un área al este de los Urales, junto a los ríos Narada, Kozhim y Balbanyu, fueron apareciendo, uno tras otro, pequeños objetos de escasos centímetros  (0,003 milímetros los más pequeños) en unos estratos geológicos situados entre los 3 y 12 m. de profundidad, lo que permitió una datación posterior en función del nivel en el que fueron encontrados que oscilaba entre los 20.000 y los 318.000 años.



El análisis efectuado sobre estos objetos por la Academia de Ciencias de Rusia en Syktyvka, capital de la antigua República Soviética de Komí, determinó que la composición de estos objetos era variada. En los objetos más grandes predominaba la presencia de cobre, mientras que en los pequeños se encontraron la presencia de tungsteno y molibdeno. El tungsteno tiene un alto peso atómico al igual que el molibdeno, con un punto de fusión de 3.410 grados centígrados para el primero y de 2.650 para el segundo.
Sorprende enormemente que el tamaño milimétrico de muchos de estos objetos exija una tecnología muy desarrollada para su fabricación, que incluso hoy en día está en pleno proceso de desarrollo  de lo que se ha dado en llamar “nanomáquinas”, pequeños robots destinados a actuar allá donde la mano del hombre es inoperante, como sería el caso de la microcirugía a nivel cerebral o arriesgadas operaciones dentro de los vasos sanguíneos que no son posibles de efectuar con las actuales técnicas quirúrgicas.

9. La Pila de Bagdad

En 1936, durante unas excavaciones en una colina de Kujut Rabua, una aldea al sureste de Bagdad (Iraq), los trabajadores del Departamento Estatal Iraquí del Ferrocarril descubrieron una vieja tumba cubierta con una losa de piedra. Durante dos meses, el Departamento Iraquí de Antigüedades extrajo de allí un total de 613 abalorios, figurillas de arcilla, ladrillos cincelados y otras piezas. Fueron fechados en el período de los partos (casi quinientos años, entre 248 a. C. y 226 d. C.). También hallaron unos recipientes muy singulares de arcilla, con forma de jarrón y de color amarillo claro. En su interior había un cilindro de cobre, fijado con asfalto a la embocadura del cuello. Dentro del cilindro había una vara de hierro.


El recipiente medía 13 cm. de alto por 4 cm. de diámetro, mientras que el cilindro de cobre medía 9 cm. de alto por 2,6 cm. de diámetro. La vara de hierro sobresalía 1 cm. y daba la impresión de haber estado revestida de una fina capa de plomo.


En ese año (1939), el arqueólogo alemán Wilhelm König, a cargo por aquel entonces del Laboratorio del Museo Estatal de Bagdad, lo identificó como una probable pila eléctrica. Describió su hallazgo en el 9 Jahre Irak, publicado en Austria en 1940. El primer análisis de este objeto consistió en introducir en su interior un electrolito y conectarle una lámpara que se encendió muy débilmente. El informe oficial que se redactó después decía que este objeto se comportaba exactamente igual que una pila eléctrica moderna.

El arqueólogo König no mostró con qué material se podrían haber unido las “baterías”, ya que entre los miles de objetos arqueológicos encontrados en Mesopotamia no había ningún objeto metálico transmisor de la corriente eléctrica (como un alambre de hierro) de longitud suficiente para unir varias de estas “pilas”. König sostuvo que el objetivo de estas baterías era proporcionar la electricidad necesaria para realizar galvanización con oro y plata, aunque hasta el momento no se ha encontrado ningún objeto antiguo galvanizado.

Para König y Gray no había nada más fácil que afirmar que estos recipientes eran pilas. Sin embargo, la hipótesis de las pilas es insostenible: no se encontraron restos, ni siquiera trazas, de ningún electrolito dentro de los cilindros de cobre. Si estos recipientes se hubieran utilizado como generadores de tensión deberían haber contenido algún electrolito, el cual, aunque hubiese pasado mucho tiempo, se habrían podido detectar en la actualidad. Además, tampoco se encontró el alambre necesario para hacer uso de las pilas.

El hecho de que al agregar sulfato de cobre como electrolito se haya generado una diferencia de potencial de 1,5 V.. no implica que realmente se hubiesen utilizado como baterías, ya que cualquier otro recipiente que contenga dos metales puede generar una tensión eléctrica mínima si se le agrega algún elemento electrolítico. El experimento del ingeniero Willard Gray (galvanizar en dos horas una estatuilla de plata con electrolito de zumo de uva) resultó ser falso. La Pila de Bagdad podría haber generado como máximo 10 mA. Entonces, para depositar 10 g. de oro, teóricamente, serían necesarios casi 6 días de trabajo continuo y 10 días para depositar 10 g. de plata. En la práctica este tiempo se puede duplicar o triplicar.

Si se agrega vino, vinagre u otro ácido, la varilla de hierro se desintegraría en poco más de 1 año. No obstante, esas varillas han llegado hasta nuestros días, clara muestra que no se utilizó ese par galvánico. Aquellos que consideran que este artefacto era, efectivamente, una pila eléctrica, la califican de oopart. Los escépticos, en cambio, piensan que el jarrón sólo servía para guardar pergaminos y cosméticos.

El 11 de abril de 2003, durante la Invasión de Iraq, el Museo Nacional de Iraq en Bagdad fue asaltado y saqueado. Durante aproximadamente tres días muchas de las piezas de incalculable valor histórico fueron destruidas o robadas. Este es el caso de las “baterías de Bagdad”. Aunque algunas versiones afirman que estas pudieron ser retiradas para su protección por el mismo gobierno Irakí, como medida de protección ante los bombarderos, los más escépticos consideran que éstas pasaron a formar parte del tráfico ilegal de antigüedades mesopotámicas. Actualmente se desconoce su paradero.

10. Mapa de Piri Reis
Es una carta náutica elaborada supuestamente por el almirante otomano Piri Reis en 1513 y publicada en 1523 como parte de su obra El libro de las materias marinas. Aunque Piri Reis vivió en un tiempo anterior, se suele decir que dibujó los mapas posteriormente al “descubrimiento de America”, aunque bien es cierto que la fecha de su creación fue en el mismo siglo de los viajes de Colón, Piri Reis se basó en mapas con antigüedad de 1500 años, de la era de Alejandro.


Colón y su tripulación bien pudieron haber navegado sabiendo perfectamente hacia qué lugar se dirigían utilizando los mapas del otomano, ya que hay ciertos hechos que vinculan a Cristóbal Colón con Piri Reis. Por contener aparentes representaciones de tierras entonces desconocidas y a raíz de los propios escritos de Reis indicando que sus fuentes habían sido “los antiguos reyes del mar”, ha suscitado gran interés como enigma y se le suele considerar un oopart. El original se conserva en el Museo Topkapi Sarayi de Estambul pero no suele estar expuesto al público.

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