sábado, 23 de junio de 2012

Centenario del Nacimiento del Padre de la Informática


Alan Turing matemático, filósofo, científico y criptógrafo, podría responder tanto a la denominación de padre de la informática moderna, a la de precursor de la ciencia de la computación o a la de pionero de lo que hoy entendemos como Inteligencia Artificial, como a la de científico que ayudó a ganar una guerra.

Nació el 23 de junio de 1912, un genio que, ya desde niño, mostró al mundo su habilidad con los números y su interés por las matemáticas. Prodigio desde la infancia, aprendió a leer solo, le fascinaban los rompecabezas y con 16 años ya analizaba con rigor los trabajo de Albert Einstein. Fue en esta época cuando conoció al que sería su primer amor, su amigo Christopher Morcom, quien murió repentinamente en 1930, un episodio que marcó de forma traumática al matemático inglés. Desde entonces, Turing dio la espalda a la fe religiosa, se convirtió en un ateo convencido y se obsesionó a raíz del trágico suceso con entender los procesos mentales del ser humano. La idea de la mente como una máquina artificial inteligente comenzó a tomar forma en su cabeza en esta época, poco antes de graduarse con honores en el Kings College de Cambridge. Dos años más tarde, este genio de la informática sentó las bases teóricas de la computación con su estudio de los números computables, el pistoletazo de salida para la carrera mundial hacia la primera computadora.

La primera gran contribución de Turing fue la "Máquina Universal de Turing". Definió los límites de lo que un ordenador puede hacer, el sistema de lectura y escritura que determinó los conceptos computacionales de "input" y "output", así como el concepto de ordenador programable, es decir, que puede desarrollar distintas tareas.

Él fue el primero que definió de forma rigurosa el concepto de "algoritmo", que marca la secuencia de instrucciones codificadas en los programas. Además, contribuyó a la construcción del ordenador ACE, aunque su prematura muerte no le permitió verlo acabado.

Su segunda gran aportación fueron sus trabajos sobre máquinas inteligentes: Fue el precursor de las redes neuronales en inteligencia artificial, una rama que nació oficialmente en 1956, aunque la posibilidad de que las máquinas pensaran es una idea muy antigua, que ya se planteaba en la Edad Media.

Al desatarse la Segunda Guerra Mundial, Turing fue reclutado por el gobierno británico para que, con su talento y sus conocimientos, intentase descifrar los mensajes que los alemanes encriptaban con su famosa máquina "Enigma". Contra todo pronóstico, Alan Turing consiguió crear un aparato capaz de vencer al monstruo alemán, averiguando su sistema de encriptación y descifrando todas las estrategias nazis, lo que otorgó al bando aliado información esencial para ganar la guerra.

El científico británico fue el arquitecto del dispositivo "Bombe", con el que desde la instalación militar de Bletchley Park, a unos 80 kilómetros de Londres, los británicos fueron capaces de descifrar los mensajes encriptados de su máquina rival. Su sistema ayudó a los Aliados a vencer a los germanos y, según calculan muchos analistas, permitió acortar la duración de la guerra en un par años, evitando la muerte de miles de personas.

Turing no se cansó de investigar tras el triunfo sobre los códigos matemáticos de los alemanes. El científico británico también destacó por sus investigaciones en biología del desarrollo. Se preguntó por qué había tanta variedad en la piel de los animales de la naturaleza si las células embrionarias eran homogéneas. Para explicar por qué algunos tenían rayas y otros manchas, formuló una teoría que este mismo año ha sido demostrada por un equipo de investigadores del King´s College. Turing creía que los diferentes patrones de los animales (manchas, rayas, etc.) se debían a un desequilibrio en las concentraciones de dos morfogenes, uno que es inhibidor y otro activador. Si estas concentraciones estuvieran en equilibrio, no habría diferencia en los patrones.

La brillante carrera profesional de Turing acabó siendo eclipsada por su vida personal cuando, en 1952, durante la investigación de un robo del que el matemático fue víctima traicionado por uno de sus amantes, Alan reconoció su homosexualidad y, aunque fue reconocido por su valiosa aportación de la ciencia, fue víctima de la intransigencia de la sociedad inglesa de mediados del siglo XX, ya que, por su condición sexual, fue imputado por "indecencia grave y perversión sexual" y sometido a un tratamiento médico de castración química para evitar ser condenado a prisión. Su muerte también se vio envuelta en circunstancias extrañas.

Dos años después de la castración química, en 1954, el padre de la computación fue encontrado muerto junto a una manzana mordisqueada en la que se había inyectado cianuro. La versión oficial sostiene que fue un suicidio, una conclusión rechazada por su madre, que siempre sostuvo que su hijo ingirió el veneno de forma accidental. Su muerte dio pie, además, al desarrollo de teorías que sugerían que fue asesinado y hay quien considera, después de las circunstancias que rodearon a Turing durante sus últimos años de vida, que el científico optó intencionadamente por el suicidio.


Aunque se especuló con que la manzana mordisqueada del logo de Apple fue un homenaje de Steve Jobs a Turing, el fundador del gigante de la informática siempre lo desmintió.

En un artículo publicado en 1959 proponía una prueba, que se conoce como el "Test de Turing", para medir las habilidades de una máquina. Un humano, que actúa como interrogador, debe conversar con una máquina diseñada para comportarse como una persona y con otro humano (a los que no puede ver) e intentar descubrir cuál es la persona y cuál es la máquina. Esta prueba ya no se considera relevante para medir el progreso de la inteligencia artificial, pero sigue utilizándose en algunos ámbitos. El test se centra en los conocimientos y habilidades que se pueden expresar, y la inteligencia humana es mucho más que poder llevar a cabo un diálogo; hay procesos cognitivos fundamentales que no son expresables y este test no puede valorarlos.

En 2009, el primer ministro británico en aquella época, Gordon Brown, se disculpó públicamente en nombre del gobierno por la forma en que el científico fue tratado. Sin embargo, hace unos meses la Cámara de los Lores rechazó pedir un perdón póstumo y simbólico a Turing por haber sido acusado de "indecencia grave" en 1952. El argumento para rechazar la petición fue que en aquella época se trataba de un delito y la ley se aplicó cómo debía hacerse.

Como recuerda David Leavitt en "El hombre que sabía demasiado" (Editorial Antoni Bosch), sólo tras la desclasificación de los documentos sobre su trabajo en Bletchley Park y la posterior publicación de la magistral biografía de Andrew Hodges en 1983, empezó a hacérsele justicia a este gran pensador, cuyo extraordinario legado e intuición siguen provocando admiración 60 años después de su muerte.













Turing, el Hombre que Venció a los Nazis con la Ciencia


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